miércoles, 23 de octubre de 2013

situación actual del mundo.

PETER SLOTERDIJK  Y  RÉMI BRAGUE
 
¿QUÉ MUNDO VIVIRÁN NUESTROS HIJOS?
 
 
 
          Muchos de nuestros intelectuales españoles son malas copias, sucedáneos de los grandes intelectuales a nivel mundial; España vive un desierto intelectual, quizás sea esa la razón por la que confundimos, lo intelectual con las voces de los políticos y sus amigos.
 
¿De dónde partimos?
¿Dónde estamos?
¿Hacia dónde vamos?
 
 
El video que aparece en esta entrada, responde, en parte, a estas cuestiones, y la respuesta viene de dos de los grandes intelectuales de Europa.

martes, 22 de octubre de 2013

Peter Kingsley: PARMÉNIDES

PARMÉNIDES

"En los oscuros lugares del saber"
 
 
         Hace años, cuando daba clases de Antropología Filosófica en la escuela San Gregorio de Elvira, uno de los alumnos, un profesor de filosofía en la secundaria española, levantó la mano y me dijo que lo que yo estaba explicando en ese momento no era filosofía sino mística. Y llevaba razón: rozaba lo místico. No me explico qué hacía este profesor matriculado en antropología filosófica; seguramente buscaba algo más; ese algo más comienza con la mística. La misma filosofía comienza con la mística.
 
 
 
El profesor inglés Peter Kingsley, en el desarrollo de su labor intelectual en las universidades norteamericanas, indaga en la relación entre mística y filosofía.
 
 
 
 
"En los oscuros lugares del saber" es el último libro publicado en español por Peter Kingsley; ya va por su tercera edición en la editorial ATALANTA.
 
 
Mística y filosofía no es la primera vez que se encuentran:
          Heidegger trató el tema en diversas ocasiones; así, en español, podemos disfrutar tanto del contenido del curso celebrado por éste en la Universidad de Friburgo en el semestre de verano de 1921  como de un estudio sobre los fundamentos filosóficos de la mística medieval en la edición  de  Fondo de Cultura Económica con el Título "Estudios sobre mística medieval, Martin Heidegger". 
 
          Heidegger, por no citar el diario de Wittgenstein, donde este último afirma: "mi único interlocutor es Dios", en el frente de la Primera Guerra Mundial. También podríamos hacer el recorrido espiritual del filósofo austriaco de la mano de la profesora italiana Patrizia Manganaro (Wittgenstein e il Dio inesprimibile).
 
          Heidegger, por no citar a Simone Weil,  cuando ella afirma: "No tengo necesidad de ninguna esperanza, de ninguna promesa, para creer que Dios es rico en misericordia. Conozco esa riqueza con la certeza de la experiencia, yo misma la he tocado..."
 
          Heidegger, por no citar a María Zambrano, a Raimon Panikkar, a Edith Stein a..... ¡por cierto, otro libro interesante sobre el tema!; volviendo a Heidegger: "Heidegger e Dionigi Aeropagita assenza e ignoranza di Dio" del griego Christos Yannaràs. Desconozco si está en español; si no lo está, sería bueno que alguna editorial española lo publicara. Mientras tanto os recomiendo el libro del inglés Peter Kingsley.
 
 

lunes, 21 de octubre de 2013

Ha muerto el VICARIO GENERAL


diócesis Granada

MANUEL MONTOYA PELÁEZ


           Ayer 20 de octubre murió don Manuel, el Vicario General, un buen vicario con un buen Arzobispo, don José Méndez. Mi reconocimiento, mi respeto y mi oración por un Vicario que vale por tres más uno.
 


 
Me lo encontré en la Catedral de Granada, esperaba.
Estaba rezando el rosario mientras volvía la Custodia, era el día del Corpus de este año 13.
Interrumpió su rezo, me contó la evolución de su enfermedad.
Encontré en él a un hombre en paz, hablamos de la diócesis.

            Hace años escribió don Manuel una carta de reconocimiento a un sacerdote en el periódico Ideal; sirvan estas mismas palabras de homenaje para Él:

Adiós a un amigo de verdad Recuerdo de don José López Vallecillos.

MANUEL MONTOYA PELÁEZ/PÁRROCO DE SAN JUAN DE DIOS EN EL CERRILLO DE MARACENA

"CUANDO el domingo vi salir el féretro por la puerta de la Hermanitas de los Pobres en medio de un silencio profundo e irremediable, pasaron por mi memoria todos los momentos que habíamos vivido juntos. Y me puse a hablarle, como si él estuviera a mi lado contemplando el cortejo fúnebre: ¿Te acuerdas? Hace unos diez años, Javier Huete y yo, fuimos a Almería; porque nos dijiste que querías venirte a Granada después de un corto tiempo viviendo con tu hermana. Era un piso pequeño, sobrehabitado. Te preguntamos cómo querías que trasladáramos los muebles y señalaste a una bolsa que había en el suelo. «Yo no tengo más que eso», nos dijiste. Dentro había un breviario, la Biblia, una muda interior y unas alpargatas.
 


Aquella bolsa era un testimonio elocuente de lo que había sido toda tu vida; tal vez el mejor resumen que he conocido de toda la teología de la liberación. Tú, José, sí eras un hombre libre, que nos has ayudado con tu ejemplo a romper ataduras, a ser libres. El equipaje que llevabas a todas partes era la fe. Vivías el Evangelio en tu carne de una manera casi salvaje.

En otra ocasión te sorprendí, a la hora de cenar con un pedazo de queso muy duro haciendo esfuerzos para cortarlo en trozos pequeños que después no podrías ni masticar. Fuimos a la Casa Sacerdotal y aquella noche cenaste una sopa, ¿qué
rica! Te supo a gloria.
 
 


 
 Tus homilías eran escuetas, casi siempre las escribías y las leías. Solías decir que para predicar hay que ser muy respetuosos con la doctrina y dar únicamente lo que se debe. Y hay que hablar siempre con el ejemplo. Un día te oí decir sin empacho, después de la homilía de un compañero: «Yo soy el primero que tengo que corregirme».
Y a lo mejor no te diste cuenta, pero tu salida de este mundo fue como hubieras querido siempre: en la Casa de las Hermanitas de los Pobres, por la puerta grande, que es por donde salen los pobres de verdad. No has dejado libros escritos, pero el ejemplo de tu vida auténtica y sencilla, la claridad y transparencia de tus acciones, son la mejor enseñanza, la que hace pensar a los listos. Hiciste sacrificios bastante grandes para ser fiel al evangelio. Algunos no supieron o no quisieron entenderlo. Hoy estarás alabando a Dios en el cielo. ¿Te acuerdas cuando le decías a D. José Méndez, el Arzobispo, «mi amigo»? Allí te lo habrás encontrado, y os habréis abrazado con fuerza, para siempre.
 
 

 No has dejado oro ni plata; pero tu ejemplo de sacerdote lleno de Dios y de fe vale más que todas las fortunas. Gracias por tu amistad y por tu vida. Ahora, José, a disfrutar de la felicidad completa en la gloria."

 

Don José Méndez, el mejor arzobispo de Granada