domingo, 21 de septiembre de 2014

La vida da para más

¿Qué tiene que ver este vídeo con María Zambrano?


Claves en el pensamiento de María Zambrano:

1.-Intento de superación del concepto de Razón de la Modernidad.

2.Acceder a las "entrañas" del ser humano en su dimensión inconsciente, más allá de la psicología.

3.-Un nuevo lenguaje: el simbólico.

Afirma Ana Bundgard: 

"Lo central en el hombre y lo divino es presentar en una perspectiva histórica la genealogía de la razón filosófica, con el fin de demostrar cómo el logos racional ha marginado y silenciado la dimensión vital más profunda del ser humano no aprehensible mediante una razón fisico-matemática. En ese sentido es una obra de crítica filosófica a la cultura moderna, pero esta crítica lleva implícita una dimensión emancipadora y utópica del logos racional, lo cual se traduce en la propuesta de una apertura a lo heterogéneo, múltiple y ambiguo del ser del hombre. Lo divino es presentado como la manifestación de un sentir originario que podría ser interpretado como temor que embarga al hombre a la vez que lo sostiene en la existencia,"
(Más allá de la filosofía, sobre el pensamiento filosófico-místico de María Zambrano, Ana Bundgard, ed, trotta, 2000, p. 54)

La respuesta a la pregunta, otro día...Consecuencias del pensamiento de Mª Zambrano.

sábado, 13 de septiembre de 2014

novena virgen de las Nieves Dílar


NOVENA VIRGEN DE LAS NIEVES
PATRONA DE DÍLAR Y SIERRA NEVADA


Lunes 15 de septiembre hora: 19:00
Preside don Cristóbal.


Martes16 de septiembre: hora 19:00
Preside don Enrique león.








miércoles, 10 de septiembre de 2014

Huétor Tájar Juan de Dios Romero Escobar


ROMERO ESCOBAR
EL PASTOR DE HUÉTOR TÁJAR

Corre el año 1935; a unos ingleses, al pasar por la carretera de Granada-Málaga, se les estropea el coche a la altura de Húetor Tájar. Durante varias horas paran los ingleses a todo el que pasa pidiéndoles ayuda, entre ellos un periodista madrileño, César de la Rosa; nadie sabe ayudarlos. Un cabrero, que guarda su ganado en Venta Nueva, los observa.

El pastor, Juan de Dios Romero Escobar, se acerca a los ingleses y le dice al periodista: 'estos necesitan una bujía', a lo que el periodista responde 'que cómo lo sabe'; y el pastor argumenta que él sabe inglés. Y efectivamente gracias al hueteño se arregló la avería, el pastor los despide en ingles: Good bye. A pleasant journey, gentlement!


Esta historia la publicará el periodista en La Estampa, Madrid, año 8, nº 386 - 8 junio 1935.


El pastor le cuenta su vida al periodista y éste escribe:

"Nací en Huétor el año 1862. Y apenas pude tenerme en pie me dedicaron a guardar cerdos en la casa de los Muñoces. El oficio no me gustaba, y un día, después de las innumerables palizas con que me obsequiaba mi padre, me escapé a Málaga, con lo puesto y sin un solo céntimo. Todavía me acuerdo de la carrera que me dio el amo de la Venta del Rayo, en Loja, porque sin darme cuenta me llevé unos chorizos que no había pagado... En Málaga busqué qué comer, que no era poco...Yo me había escapado de mi casa para vivir sin trabajar".

- ¿Y lo logró?

En la plaza de la Merced, de Málaga, donde está el monumento a Torrijos, me abordó un reenganchador:  qué haces, buscar un sitio donde comer sin romperme los huesos, ¡hombre! Tengo una cosa para ti.¿Quieres sentar plaza? Soy muy joven. Tengo 12 recién cumplidos. Pero eres muy alto y puedes decir que tienes 18.

Y senté plaza como voluntario con destino a La Habana, con 10 reales de paga y 50 duros de prima de engancha, de los que, por cierto, no he tenido noticia todavía. Nos pasaron revista y sin duda le debí ser simpático al sargento que me preguntó qué edad tenía. 18, le respondí. Una bofetada. Qué edad tienes. 18. Otra bofetada. Pues la tercera no me la da, pensé. Y cuando me iba a preguntar de nuevo contesté: No tengo más que 12. Haberlo dicho antes y te hubieras ahorrado las bofetadas. Fuera de filas.

LLoré; compadecido de mí me hizo corneta del brigadier y los dos fuimos destinados  al regimiento de caballerías Castillejos, de guarnición en Zaragoza.

A los 6 días de estar en Zaragoza, salimos a pelear contra las fuerzas carlistas. Muy de mañana entramos en combate; llevábamos dos días sin comer más que pan. No hacía falta. Nos alimentábamos con el aires y los tiros. Volví a llorar por segunda vez desde que era soldado. ¡Yo me quiero ir a mi casa con mi madre! ¡Quiero volver a mi casa aunque me obliguen a trabajar!...,pensaba yo en esto cuando pasó el sargento:
¿Qué haces, corneta? ¿No ves que nos van a achicharrar?
Yo me quiero ir con mi madre.
!Cobarde¡ rugió al mismo tiempo que me daba un puñetazo que me puso la espalda negra.
Carga la tercerola y dispara contra los carlistas...¡Por España y por la Libertad!

Estoy seguro de que mis tiros no pasaron de las orejas del caballo, pero vencimos nosotros.
Los Carlista tuvieron que retirarse deshechos.

Nos pusimos en marcha. Los soldados no hacen más que obedecer. No sabían nada de lo que tramaban los jefes. Únicamente yo, entonces cornetín de órdenes de don José Serrano, oí decir en banderas que la política andaba revuelta y que los militares descontentos con la República iban a dar un golpe para proclamar rey a Alfonso XII... Llegamos a Sagunto, en diciembre de 1874, y nos alojamos en el mesón La Estrella, al aire libre, para que usted lo entienda mejor.

Cuando las hogueras comenzaban a dar calor, tuve que tocar llamada. El general Martínez Campos iba a pasar revista a la tropa. Parece que lo estoy viendo todavía. Un campo lleno de soldados soñolientos, ateridos de frío, en correcta formación y un continuo ¿qué pasa, qué pasa?, corriendo de boca a oído por la filas... Sonó la corneta. Presenten armas. Y sobre un tablado, espada en alto, apareció Martínez Campos: Soldados españoles, se ha acabado la guerra. Ya tenemos rey. ¡Viva el rey don Alfonso de Borbón y Borbón!, contestamos nosotros. Y entonces apareció el retrato de un niño vestido de sargento segundo de infantería...¡Ya tenemos rey los españoles! 

Por sorteo le tocó a mi escuadrón ir a Cuba. Allí estuve tres años. Qué emoción sentí al volver a España. Había luchado contra insurrectos..., o contra el hambre, perdí la esperanza de pisar otra vez el suelo de Huétor, tan querido para mí, más querido cuanto más lejos estaba... Me destinaron a Málaga. Allí, por casualidad, me enteré de la muerte de mi padre, ¡pobrecillo! Le recé un padrenuestro... Después me fui a la cantina del cuartel, me emborraché aquella noche. No podía hacer otra cosa para olvidar mi pena. Dando tumbos cruzaba el patio del cuartel cuando me salió al paso otro sargento que presumía mucho porque era hijo de un capitán...., discutimos y le arreé un puñetazo en la cara y se lo tuvieron que llevar al botiquín echando sangre por la boca y nariz. Llegó el padre que estaba de semana y quiso pegarme abusando de las estrellas. No se lo consentí. Del rey para abajo no puedo tolerar que me pegue nadie...Me obliga a ello los galones que llevo en la manga, ganados en los campos de Cuba.

Sucedió lo de siempre. El pez grande se come al chico y me condenaron a un batallón de castigo en Ceuta. En Ceuta tropecé con una buena persona, el capitán Baeza, que me sacó de ordenanza. Este hombre tenía una sobrina que despertó en mí las primeras sensaciones amorosas. En aquel infierno solitario que era Ceuta la presencia de Juanita ponía un poco de alegría... Yo le buscaba flores, nidos, huevos de pájaro...Le hacía las labores más penosas de la casa. Yo, un pobre soldado, estaba enamorado de la sobrina del capitán de la Compañía. De haberse enterado, los cien palos no me los quita ni mi padre que bajara del cielo.

¡Quién hubiera podido decir, que pasando el tiempo, Juanita iba a ser mi mujer, la compañera que hoy comparte mi vida... y mi hambre, porque no hay forma de vender la poca leche que dan las cabras!

César de la Rosa concluye en el número próximo."

lunes, 1 de septiembre de 2014

Baricco, tres veces al amanecer, grupo literatura, tre volte all'alba frasi

Estudio sobre la obra Tres veces al amanecer1
                                                               Miguel Ángel Moreno Cazalilla 

Liminar

        Dos personas. Tres encuentros. El recibidor de un hotel. Un amanecer. Estos son los elementos con los que Alessandro Baricco ha construido un experimento literario en el que no coinciden el tiempo cronológico ni el lineal. Como dice en el prefacio, hay un “tiempo anómalo”, pues dos personajes se encuentran tres veces y no se reconocen; sus vidas no son paralelas en el tiempo; cada encuentro será único y el último, y tendrá continuidad, a su vez, en el tiempo y espacio habitados por el otro. La vida de un personaje roza una mínima parte de la vida del otro, pero tendrá un calado fundamental para el desarrollo y construcción de un nuevo amanecer en sus vidas respectivas.
        El vestíbulo del hotel que en cada encuentro de estos personajes se describe aporta una sensación de mudez, angustia e inmovilidad. Sólo cuando los personajes penetran en las estancias o habitaciones del mismo se nos descubrirá la vida vivida, perdida o anhelada, cálida en la relación con el otro, soñada y deseada. 
Espacio 
        El lugar o armazón donde se va a situar cada historia es la información útil con la que cuenta el lector para ubicar a los personajes. La acción continuará introduciendo nuevas descripciones, al tiempo que aquella continúe desplazándose. El autor marca un espacio cerrado, el vestíbulo de un hotel, un simple punto de referencia donde tienen lugar los tres encuentros de los dos protagonistas con tres caracterizaciones negativas en gradación ascendente: 
        “...hotel, de elegancia algo deslucida.” 2
        “...hotel sórdido.”3
        “...hotel deprimente...”4
         La narración se inmoviliza en el vestíbulo: 
        “El vestíbulo del hotel permanecía en su inmovilidad”5       
        Ahí, en el hotel, y así,  con la elegancia deslucida, sórdida o deprimente, los personajes se dan a conocer, se proyectan el uno en el otro, o evolucionan. Cada personaje va a interiorizar su ser en el mundo y la búsqueda de un espacio vital que dé sentido a su existencia, que culminará en cada historia con el amanecer. Será el espacio desde el que el hombre expresa y reclama su existencia:
        “- ¿Usted no tiene habitación? […] ¿La ha incendiado?”  (p.20) 
        El espacio real provoca la huida a un espacio imaginario, surgiendo así un movimiento interior de búsqueda. La vida inmóvil de los personajes conlleva, contradictoriamente, un movimiento deseado hacia el amanecer, -lugar del alma- donde se logra el conocimiento y el giro en la vida de la persona. 
        El narrador nos cuenta una serie de hechos que suceden en el interior de los personajes y, con mínimas descripciones, sitúa los mismos objetos (toalla, casa, pistola, palomitas...) en el mundo sensorial de los protagonistas de las tres historias. Es precisamente esta relación de objetos y hechos la que da cohesión a la intrincada historia. 
“Narrar y describir son dos operaciones semejantes, pues las dos se concretan en una secuencia de palabras, pero de  objeto distinto: la narración restituye la sucesión temporal de los hechos y la descripción representa objetos simultáneos y  yuxtapuestos en el espacio.” (p. 124)6 
        El ritmo de la historia sugiere ruido, silencio, rapidez, lentitud  y movimiento. Y al mismo tiempo, los diálogos en estilo directo o indirecto dan vivacidad a la narración. 
        La descripción prefigura un movimiento de la obra, al mismo tiempo que un clima físico y psicológico. Malraux ya señaló que “cuanto más largas son las descripciones, menos ve el  lector”. Así, con breves frases, describe a los personajes, la luz, el hotel y el amanecer.
Con la luz, toda una simbología en esta obra, los personajes se encuentran a sí mismos y salen de la oscuridad de sus vidas. 
        Robbe-Grillet decía que “describir las cosas es situarse deliberadamente en el exterior, frente a ellas[...] considerado como lo que no es el hombre”. 
        Guy de Maupassant, en un prefacio a Pierre et Jean, novela corta publicada en 1888, escribe sobre la novela en general: 
“Le romancier qui transforme la vérité constante, brutale et déplaisante, pour en tirer une aventure exceptionnnelle et séduisante, doit, sans souci exagéré de la vraisemblance, manipuler les événements à son gré, les préparer et les arranger pour plaire au lecteur, l'émouvoir our l'attendrir. 
 […] Les incidents sont disposés et gradués vers le point culminant et l'effet de la fin, qui est un événement capital et décisif, satisfaisant toutes les curiosités éveillées au début, mettant une barrière à l'intérêt, et terminant si complètement l'histoire racontée qu'on en désire plus savoir ce que deviendront, le lendemain, les personnages les plus attachants. 
[...]Faire vrai consiste donc à donner l'illusion complète du vrai, suivant la logique ordinaire des faits, et non à les transcrire servilement dans le pêle-mêle de leur succession.[...] Chacun de nous se fait donc simplement une illusion du monde, illusion poétique, sentimentale, yoyeuse, mélancolique, sale ou lugubre suivant sa nature. Et l'écrivain n'a d'autre mission que de reproduire fidèlement cette illusion avec tous les procédés d'arts qu'il a appris et dont il peut disposer.”7 
La relación con el mundo 
        La descripción nos obliga a contemplar la realidad o nos sugiere algo más de lo que parece que muestra. Las imágenes que se suceden en la descripción nos revelan lo misterioso, lo oculto y lo no visible; es lo cotidiano trascendido y lo invisible revelado. El hombre huye del mundo. Es esta evolución la que hace que los personajes se conozcan a sí mismos. 
A través del espacio, el relato da cuenta de una involución en la humanidad, reflejada en los personajes de Tres veces al amanecer. 
Lo cerrado llegara a ser  abierto.
La oscuridad se tornará luz.
El vestíbulo se ampliará a casa.
Lo impersonal se mudará a personal.
La luz artificial romperá en un amanecer.
Brillará la luz natural. 
De la penumbra surgirá la luz y el  conocimiento.
La maldad en el joven será luz fría y perderá el color para siempre. 
Reconstruir la casa será “poner de nuevo las cosas en su sitio”, restañar las heridas y reorientar  la propia vida. 
El Amanecer será la “luz apropiada para regresar a casa”, pues “no hay mejor luz para sentirse uno limpio” 8 
Tiempo 
        Implica sucesión y movimiento. Para que se entienda toda la historia en su integridad, hemos de atender al tiempo desarrollado en los tres relatos, pues la totalidad ha de ser aprehendida en la individualidad de cada relato, cuyos personajes conforman un tiempo intrincado y evolucionan desde el otro.
        Es este “tiempo anómalo” el recurso estilístico más original de Tres veces al amanecer. El tiempo es un recurso necesario, una condición, un tema en sí mismo. Se entrelazan el tiempo narrativo y el tiempo existencial. Un tiempo mensurable y un tiempo que no se puede asir con los dedos de la mano. Cada duración temporal se superpone a la siguiente y se antepone a la anterior.
        El tiempo de un personaje se integra en el del otro. Contarlo todo sería imposible y con ligeros rasgos y referencias temporales, implícitas o explícitas, aprehendemos el tiempo profundo de la existencia humana y llenamos los instantes cotidianos e insignificantes que dan plenitud a nuestra existencia. 
        El tiempo anómalo llega así a ser el tiempo integrado del que sabemos por saltos bruscos, aceleramientos, ralentizaciones, confesiones del pasado, comienzos “in medias res”. 
        Los actos de los personajes y el desarrollo de la acción son símbolos o la preconsciencia de lo que son; la llegada del amanecer será la plena luz de la conciencia en la que todo hombre (cualquiera de los personajes) alcanza el conocimiento del mundo y de lo que es él mismo: será el descubrimiento reflexivo de su propia existencia ante sí mismo, ante el otro, en el mundo. 
        La historia de ambos personajes o de cualquier ser humano, no la conocemos en orden cronológico, sino por fragmentos mostrados en cada relato. No hay sino un mosaico temporal que aprendemos a construir con la lectura de Tres veces al amanecer. Se van entretejiendo algunos sucesos que muestran lo vivido de los personajes a través de la prolepsis y de la analepsis. 
        Hay prolepsis en toda evocación por anticipación de un hecho o acción ulterior al momento de la historia en que se halla, como por ejemplo en la conversación que mantienen los protagonistas en el vestíbulo del hotel:
        “¿Usted no tiene habitación?...¿La ha incendiado?”.
Conoceremos que al hombre  se le incendió la casa más adelante. 
        Hay analepsis en toda evocación posterior de una acción anterior a ese momento.
        “Ella, tiempo atrás, tenía un niño y se acordaba con claridad de         cómo le invadía la angustia...Analizaba dónde poder dejar al niño.”
Sabremos que tiempo atrás, cuando tenía 16 años quedó embarazada y tuvo un hijo.       
        Los personajes se realizan en el tiempo, que les conducirá desde la oscuridad, asumiendo la sombra, hacia la luz del amanecer, hacia el yo profundo que ha sido capaz de construir su propia casa, destruida, arruinada o incendiada en el pasado. 
        Él, prisionero de su propia vida (su casa incendiada cuando tenía trece años), inmovilizado ante el espectáculo del fuego (tercer relato), seguirá inmóvil ante el discurrir de la vida (pierde el autobús en el segundo relato) y paralizado en un sillón en el vestíbulo del hotel (primer relato). 
        Ella, prisionera de su vida (novia de un joven mayor en el segundo relato), encarcelada en su propio pasado (primer relato), madre de un hijo del que no sabe dónde se encuentra, o del pasado evocado  con un hombre con el que pudo ser feliz (tercer relato), prisionera del presente que le hace desnudarse física y psicológicamente ante un hombre que va a suicidarse (primer relato). 
        Es el tiempo el que ilumina la ficción, y la escritura detendrá el tiempo en provecho del tiempo existencial de los personajes; y los personajes medirán el tiempo de acuerdo con sus vivencia, experiencias...
Él tiene 42 años, ha pasado 13 años en la cárcel y lleva viviendo en el hotel 16 años, sin familia, sin casa. 
        El tiempo de la escritura es difícil de precisar, pero con los datos objetivos y detallados en el texto, situamos la acción en la época actual en un periodo que abarca casi 60 años, aproximadamente. Es la vida del ser humano en evolución desde la adolescencia hasta la época de madurez, periodo de  tiempo en que comenzará una nueva etapa con capacidad para afrontar el futuro, ya inmerso en un amanecer espiritual, desde donde arranca el hombre nuevo, el ser interior. 
        Si ella comienza la evolución desde los 16 años, con un hijo en el vientre, él arrancará desde otro momento crucial: la muerte de sus padres y la destrucción de su casa, con 13 años. 
        Si ella completa su ciclo con 56 años, llevando a un muchacho a una casa digna, a un nuevo camino, él completará el suyo ayudando a una joven de 16 años a comenzar de nuevo.
        Él y ella, en la mitad de sus vidas (42 años), habrán subido a la habitación del hotel, se habrán despojado del vestido o de la chaqueta, se habrán desnudado existencialmente, el uno al otro, y desnudos, seguirán caminos distintos para cruzarse de nuevo con la esperanza de un amanecer.
Basta un instante para que la luz de la conciencia ilumine interiormente al hombre y a la mujer. 
        Ahora, el lector opera con el pasado, el presente y el futuro y recrea su propia existencia vital.       
        Un recurso muy importante que utiliza Alessandro Baricco es la repetición de algún elemento de una historia en otra, lo que confiere a la novela total una estructura de rompecabezas  en el que se van ensamblando momentos, historias, objetos, vidas... La novela, como la vida, es compleja: 
“La repetición de un motivo, personaje, objeto, frase, constituye un procedimiento de composición rico en posibilidades”9
Así, los elementos que se repetirán en las distintas historias son los siguientes: 
                  Toallas:
                “Dijo que no había toallas en la habitación”.10
                “¿Utiliza usted las toallas?”11 
                  Ojos, refiriéndose siempre al personaje femenino en las tres historias:
“Sólo en ese momento se fijó en sus ojos, que eran claros pero grises, como de lobo: y comprendió dónde empezaba su belleza[...] El hombre se quedó mirándola -aquellos ojos- pero al final volvió a mirar por la ventana...”12       
        “Ella era una chiquilla, y vestirse de mujer hacía que pareciera aún         más joven. [...]el carmín de los labios y las marcadas sombras         alrededor de los ojos -ojos claros pero grises: como de loba.”13
        “Entonces el hombre se la leería en los ojos y de nuevo pensaría     otra         vez hasta qué punto era ella única, y hermosa, e irrepetible.”14     
         La obra tiene una red de correspondencias o llamadas de atención,  entre los tres relatos que, seleccionados y ordenados, nos dan idea de la unidad orgánica.
  Oscuridad: “En el exterior reinaba la oscuridad que precede al amanecer”.15 O este otro texto que apunta directamente a Jung, “Vivir sin él iba a ser para siempre, su ocupación fundamental, y que, a partir de ese momento, para ella las cosas tendrían en cada ocasión una sombra, una sombra más, hasta en la oscuridad, o tal vez sobre todo en la oscuridad.”16 
                  Amanecer: “Hay que ir con cuidado, porque la luz en la que se habita de joven será la luz en la que se va a vivir para siempre.”17 “Sabemos hacia dónde nos dirigimos. Siempre recto hacia el mar.”18 Será este amanecer como un lugar hermoso, el más hermoso del mundo:“La luz, allí al fondo. Se llama amanecer, es luz, amanecer.”19 
                  Sabemos que él se llama Malcolm Webster y ella, Pearson; estos nombres aparecerán una sola vez, pero será suficiente para reconocerlos en las tres historias.       
        Podemos, pues, afirmar con  Bourneuf y Ouellet que “la estructura descansa en la explotación sistemática de las correspondencias internas entre los diferentes elementos que la integran”20
Reconstruir la casa
        Por otro lado, apreciamos en cada relato que las relaciones interpersonales surgen desde el vestíbulo, rota la vida de cada personaje y destruida su casa. Pero también en cada relato se busca una luz, un amanecer, un cambio, que vendrá cuando se reestructure la casa, la vida personal; sucede así en el último relato, cuando en esa búsqueda del mar y de la luz, los personajes desayunarán en el interior de una casa, en la que se describen, mínimamente, la cocina, el salón, la alcoba, la mesa, el sofá,... y se descubra “la misteriosa permanencia de las cosas en la corriente nunca quieta de la vida”.21
Será desde Jung desde donde se comprenderá todo esto:
“El ser humano, como parte, no comprende el todo. Se encuentra sometido a él... El amor es su luz y su tiniebla, cuyo final no alcanza a ver” 
        En nuestra sociedad, la educación que se da a los jóvenes es una educación basada en contenidos  en aras de un éxito social o profesional. Posee un carácter propedéutico  y es válida para la primera mitad de la vida, que culmina hacia los 40 años en una persona.
        La segunda mitad comienza, aproximadamente, alrededor de los 40 años, y termina con la muerte, y la estructura vital o existencial es marcadamente distinta. En esta etapa, el pasado se acumula sobre las espaldas del ser humano, con toda una cantidad de pensamientos y acciones reprimidos, asumidos o no asumidos, aceptados o rechazados, ocultados. Es la sombra, definida por Jung como personalidad encubierta: 
        “La sombra es esa personalidad encubierta, reprimida, en su mayor parte v inferior y culpable, que por sus últimos ramales penetra  hasta el reino de los antepasados  animales y abarca así todo el aspecto histórico del inconsciente[...]Si hasta aquí se consideraba la sombra humana como la fuente de todos los males, en adelante una investigación más exacta permite descubrir que el hombre inconsciente, incluida la sombra, no consiste sólo en tendencias moralmente censurables, sino también muestra una serie de buenas cualidades: instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores, y otras”. 22 
        Será necesario un autoconocimiento profundo para continuar viviendo, y para que cada día, en esta nueva etapa, sea un nuevo día, un nuevo amanecer.
        Es en esa edad, la de 42 años, en la que se encuentran los dos protagonistas en el primer relato. Han superado la medianía de edad y suben a la habitación del hotel. Ambos se desnudan de un ropaje que los ahoga, que viene a significar la carga pesada que han acumulado en la primera mitad de sus vidas, o las fases críticas por las que han atravesado desde la infancia: arde la casa cuando tenía trece años y ve morir a sus padres, embarazo a los 16 años y cambio de vida...
        Cuando el cuerpo de ella muestra su desnudez y se mete en la cama, no hay erotismo; cuando él se desprende de la chaqueta y se la da a ella para que se tape, no hay deseo de conquista o seducción. En un caso y otro es el alma desnuda, la que se manifiesta y muestra todo lo reprimido y todas las angustias existenciales que ha sufrido hasta ahora. Un cuerpo y otro, desnudos, hacen un ejercicio íntimo y consciente de reconstrucción de la casa destruida, esto es, de la propia vida. Hombre y mujer, cuerpo a cuerpo, dos almas que buscan al ser interior con el que afrontar un nuevo amanecer, un cambio de rumbo, con elevación hacia lo eterno. 
        Ella “miraba aquella casa y pensaba en la misteriosa permanencia de las cosas en la corriente nunca quieta de la vida” y “pensaba en la misteriosa permanencia del amor”,  expresado todo en aquellos “ojos claros”, ojos claros que buscan la belleza de las cosas y la salvación del alma. 
        “Gli occhi mie' vaghi delle cose belle,     
        e l'alma insieme della sua salute,  
        non hanno altra virtute    
        c'ascenda al ciel, che mirar tutte quelle.  
        Dalle più alte stelle   
        discende uno splendore,      
        che'l desir tira a quelle;
        e qui si chiama amore.   
        Né altro ha il gentil core,    
        che l'innamori e arda, e che 'l consigli,     
        c'un  volto che negli occhi lor somigli.”23 





1Baricco,A., Tres veces al amanecer, Anagrama, Barcelona, 2013 (2ªedición). Traducción: Xavier González Rovira.
2Íbidem, pág.. 15.
3Íbidem, pág.. 46.
4Íbidem, pág.. 73.
5íbidem, pág.. 16.
6    BOUNEUF, R. y OUELLET, R, La novela. Ariel, Barcelona (4ª edición) 1985.
7   MAUPASSANT, G.: Pierre et Jean. Petits Clasiques Larousse, 2008. (pp. 25-28).

                El novelista que transforma la verdad constante, fea y desagradable para desarrollar en ella una aventura excepcional y atractiva, debe, sin preocupación exagerada de certeza, manipular los acontecimientos a su agrado, prepararlos y disponerlos para que gusten al lector, emocionarlo o conmoverlo. [....]
                Los incidentes son dispuestos y graduados hacia el punto culminante y efecto final que es un acontecimiento capital y decisivo, que satisface todas las curiosidades suscitadas al principio, poniendo una barrera al interés, y terminando tan completamente la historia contada que se desea saber más sobre lo que sucederá al día siguiente a los personajes que más han emocionado. [...]
                “Narrar la verdad consiste en dar la ilusión completa de lo verdadero, según la lógica ordinaria de los hechos y no en transcribirlos servilmente en le mescolanza de su sucesión.[...] Cada uno de nosotros se hace una ilusión del mundo, una ilusión poética, sentimental, gozosa, melancólica, sucia o lúgubre, de acuerdo con su natural. Y el escritor tiene como misión reproducir fielmente esta ilusión”.

8Baricco,A., Tres veces al amanecer, Anagrama, Barcelona, 2013 (2ªedición). Traducción: Xavier González Rovira. Pág. 59.
9   BOUNEUF, R. y OUELLET, R, La novela. Ariel, Barcelona (4ª edición) 1985. Pág. 75.
10Baricco,A., Tres veces al amanecer, Anagrama, Barcelona, 2013 (2ªedición). Traducción: Xavier González Rovira. Pág. 46.
11Íbidem, pág.. 24.
12Íbidem, pág.. 39.
13Íbidem, pág.. 45.
14Íbidem, pág.. 96.
15Íbidem, pág.. 16.
16Íbidem, pág.. 38.
17Íbidem, pág.. 55.
18Íbidem, pág.. 90.
19Íbidem, pág.. 95.
20  BOUNEUF, R. y OUELLET, R, La novela. Ariel, Barcelona (4ª edición) 1985. Pág. 79
21Baricco,A., Tres veces al amanecer, Anagrama, Barcelona, 2013 (2ªedición). Traducción: Xavier González Rovira. Pág. 100
22 JUNG, C. G., Aion. Contribución a los símbolos del sí-mismo. Paidós, Barcelona, 2007. (p. 279-280)
23 Buonarroti, M. Á, Le rime (XCIV)
“Se perecen mis ojos por las cosas bellas,   
y mi alma, por su salvación ansiosa
no se eleva al cielo sino   
al contemplar aquellas cosas.    
De las más altas estrellas
baja a la tierra un resplandor,  
que inspira el anhelo de llegar a ellas;   
y que se llama amor.    
Ninguna otra cosa hay para el corazón noble,  
que lo enamore y lo haga arder y le aconseje, 
como un rostro cuyos ojos sean cual aquellas estrellas.”