miércoles, 31 de agosto de 2016

En busca de la nada Víctor Ayllón Huétor Tájar literatura filosofía

En busca de la nada



       Víctor Ayllón ha levantado la voz, no para hablar de fincas, casas, bancos..., sino de vidas humanas. Desde el primer relato, me ha recordado las narraciones cortas del premio Cervantes José Jiménez Lozano. Si en la obra de don José nos pasea por los pueblos de Castilla y William Faulkner por el ficticio condado de Yonapatawpha, Víctor lo hace por Huétor Tájar; sin embargo, la clave está, no en el lugar sino en tocar lo universal partiendo de lo local, de lo particular: “Allí estaba el hombre, al fin vencido. Como todos los que habían tratado de cambiar las cosas,... -Un poeta, un vencido no -respondió el hombre, don Antonio”.1

          Cualquier libro puede ser analizado desde distintos puntos de vista: literario, histórico, filosófico, etc...; permítame el autor de En busca de la nada una lectura filosófica de su obra pues aunque hice teología me especialicé en los modos griegos.

         La filosofía no sólo queda expuesta en pesados ensayos, sino que encuentra en la obra literaria un espacio abierto para el pensamiento creativo; baste recordar a Machado, Dostoievski o a los antes citados José Jiménez Lozano y William Faulkner.


          El pensamiento está presente constantemente en los actos humanos de forma consciente o inconsciente; si analizamos las acciones y circunstancias de cualquier persona, podríamos hacer su escala de valores, hasta su teoría ética, aquello que afirmó Jesucristo: “por sus frutos los conoceréis”; así mismo, para cualquier estudiante de filosofía con tan solo leer el título En busca de la nada, sabe que sin leer ni una sola página del citado libro podría pasarse toda su vida analizando una palabra del título: “nada”.

          Con estas reflexiones, pretendo simplemente rastrear algunos rasgos filosóficos presentes en el libro así como recomendar su lectura, aunque sólo sea como entretenimiento, aunque estos relatos te llevan más allá; te hacen sentir y pensar.

       
       Todo el libro parece un testimonio del hundimiento de la Modernidad. Casi todos los relatos terminan con el fracaso de los protagonistas. El título de la obra refleja su contenido; es un esfuerzo, el de los personajes, por vivir, por triunfar, por tener una vida con sentido; sin embargo, terminan en el fracaso: “...qué he podido hacer mal en la vida, en qué he fallado para que se haya ido al traste”.2 La nada está presente en cada personaje; a veces, como amenaza; otras, de forma latente, como acechando, como esperando su momento, como un viento huracanado y desértico capaz de arrasar todo lo vivido: “Unos ojos perdidos que miraban a la lejanía, a esa frontera entre el cielo y la tierra por donde vuelan los grajos negros y se dibujan atardeceres muertos en los que los hombres de campo se empeñan en buscar respuestas imposibles.”3

        La Modernidad como corriente de pensamiento tiene unos elementos que son sus claves:
1.-Progreso ilimitado (económico, político, social, científico, técnico).
2.-La razón ilustrada como fundamento del conocimiento y del progreso.

       Para muchos pensadores, la Modernidad ha fracasado; así, la escuela de Frankfurt pone el acento en que la idea de Razón, fundamento de la modernidad, se convirtió ella misma en un mito en su intento de desmitificar la realidad, las creencias. Se ha resaltado con mucha fuerza cómo la idea de Razón estaba ligada a la idea de dominio, conozco sólo lo que domino. No es de extrañar por tanto que los totalitarismos se hayan dado en la Europa de la modernidad. Así afirma el premio Príncipe de Asturias, Bauman:

                  “Las víctimas de Hitler y Stalin no fueron asesinadas para conquistar y colonizar el territorio que ocupaban. A menudo fueron asesinadas de una manera monótona y mecánica, sin emociones humanas, sin odio. Fueron asesinadas porque no se ajustaban, por una u otra razón, al esquema de la sociedad perfecta. (…) Fueron eliminadas para poder establecer un mundo objetivamente mejor, más eficiente, moral y hermoso: un mundo comunista o un mundo ario, racialmente puro. (…) Los dos casos más conocidos y extremos de genocidio no traicionaron el espíritu de la modernidad.”4

        Para otros pensadores, la modernidad sigue vigente, y por ello no deberíamos hablar de postmodernidad, sino de un momento débil de la propia modernidad, generado y previsto por ella misma, inscrito en su propio dinamismo.


         Víctor refleja muy bien en su obra el espíritu de la modernidad cuando hace decir a uno de sus personajes: “...La ciudad necesita seguir adelante, progresar, avanzar hacia nuevos tiempos. No podemos quedarnos atrás, estamos construyendo el futuro. Hay que olvidarse del pasado. Tenemos que estar por encima de cualquier particularismo”.5 En este párrafo aparecen casi todas las características de la modernidad: idea de progreso ilimitado, olvido del pasado, y la superación de lo particular en favor de lo común y general. Esta idea de superación de lo particular suena con toda su fuerza a Hegel; para el autor alemán lo individual no cuenta más que como un elemento alienado del Espíritu Absoluto, de la totalidad; para Hegel, en la historia, esa totalidad quedaría encarnada en el Estado y por ello no es de extrañar que tanto Hitler como Stalin irrumpiesen en la Europa Moderna. El individuo debe, según Hegel, someterse al Estado, o al Partido, o a cualquier institución capaz de encarnar a la Totalidad en la historia. Podríamos afirmar que el personaje de En busca de la nada, sería un personaje propio de siglos pasados.

        Cuando hablamos del fracaso de los personajes de En busca de la nada, quizás estamos refiriéndonos al fracaso de la modernidad en ellos, puesto que la vida es mucho más que el proyecto moderno. La vida abraza, también, el fracaso. Es más, la mayoría de la humanidad nunca fue moderna y tuvo vida. Wittgenstein, después de haber participado en la I Guerra Mundial, haber sido encarcelado, haber fracasado en las relaciones personales... y estando en su lecho de muerte, se giró a los que lo rodeaban para decirles: “yo he vivido”.

        La nada, el nihilismo, será visto por Nietzsche, como consecuencia de la acentuación de lo puramente intelectual, racional y el olvido de la voluntad; la pensadora María Zambrano, con claridad suprema, habla en estos términos de la angustia:
                  “Y con la virginidad del mundo, de las cosas, la razón al desconfiar y alejarse, se afirmaba a sí misma con una rigidez, con un 'absolutismo' nuevo, en verdad. La razón se afirmaba cerrándose y después, naturalmente ya no podía encontrar otra cosa que a sí misma.
                 De ahí la angustia.”6

         No quisiera extenderme más, aunque En busca de la nada da para mucho, pues aborda o deja caer el tema de las minorías, de la ecología; tendríamos que ocuparnos de las diversas concepciones de la historia, la de nuestro paisano Américo Castro y la de Sánchez Albornoz, con la que yo estoy más en sintonía. Y hablando de historia y recordando a Walter Benjamin, quisiera traer a este pequeño artículo el relato que me contó Manuel Gil, un feligrés de Dílar, alumno que fue de Ruiz Aznar, el discípulo de Falla, que a sus 85 años me contó cómo en 1943, estando él internado en el Asilo de San Rafael de Granada, pues es ciego, coincidió en el mismo espacio con dos niños de Huétor Tájar, Diego y Antonio; ambos habían entrado en el Asilo porque su padre estaba en la cárcel, por Republicano; me decía el organista de Dílar que los dos niños estaban continuamente cantando una canción del carnaval de Huétor:
“Por lo hondo Güetor
no se puede pasar
porque han puesto a Eusebio
de guardia municipal
y un poco más abajo
vive Ana B....
que tiene la cabeza
como un zaco de pimientos;
poquito más abajo
vive Caridad,
que todo lo que tiene
la pobre lo da.”

En busca de la nada, un buen libro.



1Jiménez Lozano, José, Antología de Cuentos, Ed. Cátedra, 2005, pp.: 152. 157.
2Ayllón, Víctor, En busca de la nada, Ed.Artifícios, 2016, p. 58.
3Íbidem, p.73.
4.Bauman Zygmunt, Modernidad y Holocausto, ed. sequitur, tercera edición, Madrid, 2006, p. 118.
5Ayllón, Víctor, En busca de la nada, Ed.Artifícios, 2016, p. 132.

6Zambrano, María, Filosofía y poesía, Ed. Fondo de Cultura Económica, 2013, p. 87.

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