domingo, 8 de junio de 2014

Albert Camus, La Peste

LA PESTE (1947)

Albert Camus
(Argelia Francesa, 7 de noviembre de 1913 – Villeblevin, Francia, 4 de enero de 1960)

Novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés.
Premio Nobel de Literatura en 1957.


Toda la obra de Camus no tiene más remedio que reflejar la época que le tocó vivir.  Desde que nace en 1913 hasta que muere en 1960, Europa y la Argelia Francesa, su País Natal, vive en guerra.

TODA SU EXISTENCIA ESTÁ EN GUERRA; SUS 46 AÑOS, SUS ÚNICOS AÑOS, SÓLO CONOCERÁN LA GUERRA.

Su nacimiento coincide con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que estalla cuando Camus tenía sólo ocho meses y su muerte en 1960 con la Guerra de Independencia de Argelia, que tiene lugar entre 1954 y 1962. Entre este horroroso y trágico paréntesis se encuadra la Revolución Rusa (1917), la Guerra Civil Española (1936-1939) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Este panorama internacional y  las durísimas circunstancias personales de su vida: una infancia sin padre -víctima de la batalla del Marne-, una madre que no tiene más remedio que trabajar para sobrevivir y que se ve obligada a trasladarse a Argel con sus hijos a la casa de la abuela materna y por último, la salud precaria de Camus, que contrajo tuberculosis en dos ocasiones, enfermedad que le obliga a abandonar sus estudios de Filosofía en la Universidad de Argel dan como resultado el sentimiento del absurdo.   

El “sentimiento del absurdo” aflora, sin paliativos, en su obra. Si buscamos lo que esto significa,  encontramos la siguiente respuesta: Ser consciente de forma dramática de lo irracional del mundo y del destino humano.  El término absurdo es lo contrario a coherencia. Es, en otras palabras, lo que no tiene sentido.

Y yo me pregunto: la muerte de Camus, ¿fue absurda?...  El Diario “El País”, el 5 de noviembre de 2011 y coincidiendo con el 98 aniversario de su nacimiento, publicó un artículo de Antonio José Ponte, del que cito textualmente:

“¿Fue Albert Camus asesinado por el KGB? Los diarios del checo Jan Zabrana recogen que el accidente automovilístico en el que murió en 1960 el premio Nobel francés fue orquestado desde Moscú por su condena a la invasión de Hungría” (Ver artículo completo en www.elpais.com)

Varios estudios sobre “La Peste” plantean el sentido de “LA SOLIDARIDADen la obra como un tema novedoso, donde destaca ésta, el sentido de la honorabilidad, la falta de libertad, tanto física como de pensamiento, el paternalismo, etc.  Por ello me gustaría añadir una nueva perspectiva.

Para empezar, lo que verdaderamente me ha llamado la atención es que Camus, quizás sin saberlo, como una persona que intuye un movimiento cultural, psicológico o filosófico futurista, dio “en el clavo”, por lo menos en esta novela, de lo que hoy se denomina RESILIENCIA.

RESILIENCIA no es nada más y nada menos que la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse a las catástrofes, a pérdidas emocionales y a situaciones traumáticas, que además le hacen crecer como persona. El hombre se hace más fuerte;  una especie de “Ave Fénix” que muere para renacer de sus cenizas. 

Según la Dra. Elba Garber1, los siete factores que caracterizan la Resiliencia son "Insigth" o Introspección, Independencia, Interacción, Iniciativa, Creatividad, Sentido del Humor, y Conciencia Moral. Mi aportación es ahora buscar ejemplos de la obra que avalen cada uno de estos siete factores.

1.      "Insigth" o introspección: capacidad para examinarse internamente, plantearse preguntas difíciles y darse respuestas honestas.

“¿Cree Ud. en Dios?  Yo vivo en la noche y hago por ver claro. (Pág. 98)
Su moral era la comprensión” (Pág. 102)
“Pero,  ¿qué quiere decir la Peste? Es la vida y nada más” (Pág. 233)  

2.      Independencia: capacidad para mantener distancia física y emocional con respecto a los problemas sin caer en el aislamiento.  Esta capacidad se observa a lo largo de toda la novela. El médico tiene que mantener esa distancia para poder comprender a todas las víctimas de la epidemia, pero siempre está con ellos.

“Sentía un cansancio inmenso y al mismo tiempo luchaba contra el deseo súbito de entregarse un poco a ese hombre singular en el que había algo fraternal… (Pág. 99)

3.      Interacción: capacidad para establecer lazos íntimos y satisfactorios con otras personas.

Al despedirse de su mujer podemos leer: “Cuando vuelvas todo saldrá mejor. Tenemos que recomenzar” (Pág. 12)
Y más adelante, “La apretó contra su pecho y ya en el andén, del otro lado del cristal, no vio más que su sonrisa” (Pág. 13)

4.      Iniciativa: capacidad para hacerse cargo de los problemas y ejercer control sobre ellos.

Dice Tarrou: “Yo tengo un plan de organización para lograr unas agrupaciones de voluntarios […] yo me encargo de hacer aceptar la idea a la prefectura” (Pág. 97)
Añade Rieux: “Sabe usted – le dijo al prefecto – que el departamento no tiene  sueros” (Pág. 40)

5.      Creatividad: capacidad para crear orden, belleza y objetivos a partir del caos y del desorden.  

“Se ha fundado un periódico nuevo: -El Correo de la Epidemia- que se impone como misión “informar a nuestros conciudadanos, guiado por una escrupulosa objetividad, de los progresos o retrocesos de la epidemia;  aportar los testimonios más autorizados sobre el porvenir de la enfermedad; prestar el apoyo de sus columnas a todos los que, conocidos o desconocidos, estén dispuestos a luchar contra la plaga; sostener la moral de la población;  transmitir los acuerdos de las autoridades y, en una palabra, agrupar a todos los que con buena voluntad quieren luchar contra el mal que nos hiere” (Pág. 93)

6.      Sentido del humor: predisposición del espíritu a la alegría, permite alejarse del foco de tensión, relativizar y ver las cosas de manera positiva.  Es difícil encontrar buen humor en esta obra, aunque no deja de ser al menos curiosa la forma de describir a la familia del Juez al entrar al comedor:

“Tiene la cabeza calva en el centro y dos tufos de pelo gris a derecha e izquierda. Ojitos redondos y duros, una nariz afilada y una boca horizontal le dan aspecto de una lechuza bien educada” (Pág. 26)
“Llega siempre primero a la puerta del comedor, se aparta, deja pasar a una mujer menuda como un ratoncito negro, y entonces entra, llevando detrás a un niño y a una niña vestidos como dos perros sabios” (Pág. 26)

7.      Conciencia moral: abarca toda la gama de valores internalizados por cada persona a través de su desarrollo vital.

“Pero debemos ayudarnos los unos a los otros” (Pág. 20)
Tarrou responde al guardián nocturno; “Lo único que me interesa –le dije- es encontrar la paz interior”. (Pág. 25)
“Ciertamente no era la ambición lo que le impulsaba a obrar a Joseph Grand […] Si había aceptado la oferta que se le había hecho, había sido por razones honorables y, permítase decirlo, por fidelidad a un ideal” (Pág. 38)
“En cierto sentido, se puede decir que su vida era ejemplar.  Era (Joseph Grand) uno de esos hombres, tan escasos en nuestra ciudad como en cualquier otra, a los que no le falta nunca el valor para tener buenos sentimientos. Lo poco que manifestaba de sí mismo atestiguaba, en efecto, una capacidad de bondad y de adhesión que poca gente confiesa hoy en día” (Págs. 39-40)

Estos factores que he comentado no son excluyentes, al contrario. Una persona puede tener todas estas virtudes.

Además de los siete factores que menciona la Dra. Elba Garber, se ha establecido  una clasificación de cualidades de personas resilientes.  Estas cualidades las encontramos en casi todos los personajes de La Peste:   

o   Sentido de la autoestima fuerte y flexible
o   Independencia de pensamiento y de acción
o   Habilidad para dar y recibir en las relaciones con los demás
o   Alto grado de disciplina y de sentido de la responsabilidad
o   Reconocimiento y desarrollo de sus propias capacidades
o   Una mente abierta y receptiva a nuevas ideas
o   Una disposición para soñar
o   Gran variedad de intereses
o   Un refinado sentido del humor
o   La percepción de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás
o   Capacidad para comunicar estos sentimientos y de manera adecuada
o   La creencia de que uno puede aprender con sus experiencias, sean éstas positivas o negativas
o   Una gran tolerancia al sufrimiento
o   Capacidad de concentración
o   Las experiencias personales son interpretadas con un sentido de esperanza
o   Capacidad de afrontamiento
o   Apoyo social
o   La existencia de un propósito significativo en la vida
o   La creencia de que uno puede influir en lo que sucede a su alrededor


Para terminar, quiero hacer una reflexión: NINGUNA VIDA ES ABSURDA. Camus miró dentro de sí, y a pesar de haber vivido rodeado de miseria y de esa peste maldita que devora, de sufrir esos desgarramientos personales, encontró el amor, la sonrisa, la solidaridad,  y  la amistad que le llevó a decir esta bella frase: “que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio”, siempre llenándose del perfume y del color mediterráneo del cielo de Orán.


Referencias: 
                Camus, Abert 1947 «La Peste». Traducción de Rosa Chacel. Ed. Seix Barral (1983).
        1 Dra. Elba Garber. http://www.mantra.com.ar/contconducta/resiliencia.html
Fernández-Abascal, Enrique G. (Coord.) (2009): «Emociones positivas». Pirámide, Madrid.
Wikipedia.
  
María Teresa Golzarri Canales
Aula de Literatura. Parroquia de Gójar.
Párroco: D. José Antonio Espejo Zamora
Prof. D. Miguel Ángel Moreno Cazalilla

Gójar, (Granada), 7 de junio de 2014

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por la entrada. Fue un libro muy interesante y reflejas bien los valores del mismo. Hasta el próximo, Juancarlos.

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  2. Adriana De Zárraga10 de junio de 2014, 22:25

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