Albert Camus
(Argelia Francesa, 7 de noviembre de 1913 –
Villeblevin, Francia, 4 de enero de 1960)
Novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y
periodista francés.
Premio Nobel de Literatura en 1957.
Toda
la obra de Camus no tiene más remedio que reflejar la época que le tocó
vivir. Desde que nace en 1913 hasta que
muere en 1960, Europa y la Argelia Francesa, su País Natal, vive en guerra.
TODA SU EXISTENCIA
ESTÁ EN GUERRA; SUS 46 AÑOS, SUS ÚNICOS AÑOS, SÓLO CONOCERÁN LA GUERRA.
Su
nacimiento coincide con la Primera
Guerra Mundial (1914-1918), que estalla cuando Camus tenía sólo ocho meses
y su muerte en 1960 con la Guerra de
Independencia de Argelia, que tiene lugar entre 1954 y 1962. Entre este
horroroso y trágico paréntesis se encuadra la Revolución Rusa (1917), la Guerra
Civil Española (1936-1939) y la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945).
Este
panorama internacional y las durísimas circunstancias personales de
su vida: una infancia sin padre -víctima de la batalla del Marne-, una madre
que no tiene más remedio que trabajar para sobrevivir y que se ve obligada a trasladarse
a Argel con sus hijos a la casa de la abuela materna y por último, la salud
precaria de Camus, que contrajo tuberculosis en dos ocasiones, enfermedad que
le obliga a abandonar sus estudios de Filosofía en la Universidad de Argel dan
como resultado el sentimiento del absurdo.
El “sentimiento del absurdo” aflora, sin
paliativos, en su obra. Si buscamos lo
que esto significa, encontramos la siguiente
respuesta: Ser consciente de forma
dramática de lo irracional del mundo y del destino humano. El término absurdo es lo contrario a coherencia.
Es, en otras palabras, lo que no tiene sentido.
Y
yo me pregunto: la muerte de Camus, ¿fue absurda?... El Diario “El País”, el 5 de noviembre de 2011
y coincidiendo con el 98 aniversario de su nacimiento, publicó un artículo de
Antonio José Ponte, del que cito textualmente:
“¿Fue Albert Camus asesinado por el KGB? Los diarios
del checo Jan Zabrana recogen que el accidente automovilístico en el que murió
en 1960 el premio Nobel francés fue orquestado desde Moscú por su condena a la
invasión de Hungría” (Ver artículo completo en www.elpais.com)
Varios
estudios sobre “La Peste” plantean el sentido de “LA SOLIDARIDAD” en la obra como un tema novedoso, donde
destaca ésta, el sentido de la honorabilidad, la falta de libertad, tanto
física como de pensamiento, el paternalismo, etc. Por ello me gustaría añadir una nueva perspectiva.
Para
empezar, lo que verdaderamente me ha llamado la atención es que Camus, quizás sin
saberlo, como una persona que intuye un movimiento cultural, psicológico o
filosófico futurista, dio “en el clavo”, por lo menos en esta novela, de lo que
hoy se denomina RESILIENCIA.
RESILIENCIA no es nada más y nada menos que la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse a las
catástrofes, a pérdidas emocionales y a situaciones traumáticas, que además le
hacen crecer como persona. El hombre se hace más fuerte; una especie de “Ave Fénix” que muere para
renacer de sus cenizas.
Según
la Dra. Elba Garber1,
los siete factores que caracterizan la Resiliencia son "Insigth" o Introspección,
Independencia, Interacción, Iniciativa, Creatividad, Sentido del Humor, y
Conciencia Moral. Mi aportación es ahora buscar ejemplos de la obra
que avalen cada uno de estos siete factores.
1.
"Insigth" o introspección: capacidad para
examinarse internamente, plantearse preguntas difíciles y darse respuestas
honestas.
“¿Cree Ud. en Dios?
Yo vivo en la noche y hago por ver claro. (Pág. 98)
Su moral era la comprensión” (Pág. 102)
“Pero, ¿qué quiere decir la Peste? Es la vida y nada
más” (Pág. 233)
2. Independencia: capacidad para mantener distancia física y emocional con respecto a los
problemas sin caer en el aislamiento. Esta capacidad
se observa a lo largo de toda la novela. El médico tiene que mantener esa
distancia para poder comprender a todas las víctimas de la epidemia, pero
siempre está con ellos.
“Sentía un cansancio inmenso y al
mismo tiempo luchaba contra el deseo súbito de entregarse un poco a ese hombre
singular en el que había algo fraternal… (Pág. 99)
3. Interacción: capacidad para establecer lazos íntimos y satisfactorios con otras
personas.
Al despedirse de su mujer podemos
leer: “Cuando vuelvas todo saldrá mejor. Tenemos que recomenzar” (Pág. 12)
Y más adelante, “La apretó contra su
pecho y ya en el andén, del otro lado del cristal, no vio más que su sonrisa”
(Pág. 13)
4.
Iniciativa: capacidad para hacerse cargo de los
problemas y ejercer control sobre ellos.
Dice Tarrou: “Yo tengo un plan de organización para
lograr unas agrupaciones de voluntarios […] yo me encargo de hacer aceptar la
idea a la prefectura” (Pág. 97)
Añade Rieux: “Sabe usted – le dijo al prefecto – que
el departamento no tiene sueros” (Pág.
40)
5. Creatividad: capacidad para crear orden, belleza y objetivos a partir del caos y del
desorden.
“Se ha fundado un periódico nuevo:
-El Correo de la Epidemia- que se impone como misión “informar a nuestros
conciudadanos, guiado por una escrupulosa objetividad, de los progresos o
retrocesos de la epidemia; aportar los
testimonios más autorizados sobre el porvenir de la enfermedad; prestar el
apoyo de sus columnas a todos los que, conocidos o desconocidos, estén
dispuestos a luchar contra la plaga; sostener la moral de la población; transmitir los acuerdos de las autoridades y,
en una palabra, agrupar a todos los que con buena voluntad quieren luchar
contra el mal que nos hiere” (Pág. 93)
6. Sentido del humor: predisposición del espíritu a la alegría, permite alejarse del foco de
tensión, relativizar y ver las cosas de manera positiva.
Es difícil encontrar buen humor
en esta obra, aunque no deja de ser al menos curiosa la forma de describir a la
familia del Juez al entrar al comedor:
“Tiene la
cabeza calva en el centro y dos tufos de pelo gris a derecha e izquierda.
Ojitos redondos y duros, una nariz afilada y una boca horizontal le dan aspecto
de una lechuza bien educada” (Pág. 26)
“Llega
siempre primero a la puerta del comedor, se aparta, deja pasar a una mujer
menuda como un ratoncito negro, y entonces entra, llevando detrás a un niño y a
una niña vestidos como dos perros sabios” (Pág. 26)
7.
Conciencia moral: abarca toda la gama de valores
internalizados por cada persona a través de su desarrollo vital.
“Pero debemos ayudarnos los unos a
los otros” (Pág. 20)
Tarrou responde al guardián
nocturno; “Lo único que me interesa –le dije- es encontrar la paz interior”. (Pág.
25)
“Ciertamente no era la ambición lo
que le impulsaba a obrar a Joseph Grand […] Si había aceptado la oferta que se
le había hecho, había sido por razones honorables y, permítase decirlo, por
fidelidad a un ideal” (Pág. 38)
“En cierto sentido, se puede decir
que su vida era ejemplar. Era (Joseph Grand) uno de esos hombres, tan escasos en
nuestra ciudad como en cualquier otra, a los que no le falta nunca el valor
para tener buenos sentimientos. Lo poco que manifestaba de sí mismo
atestiguaba, en efecto, una capacidad de bondad y de adhesión que poca gente
confiesa hoy en día” (Págs. 39-40)
Estos
factores que he comentado no son excluyentes, al contrario. Una persona puede tener
todas estas virtudes.
Además
de los siete factores que menciona la Dra. Elba Garber, se ha establecido una clasificación de cualidades de personas
resilientes. Estas cualidades las encontramos
en casi todos los personajes de La Peste:
o
Sentido de la
autoestima fuerte y flexible
o
Independencia de
pensamiento y de acción
o
Habilidad para
dar y recibir en las relaciones con los demás
o
Alto grado de
disciplina y de sentido de la responsabilidad
o
Reconocimiento y
desarrollo de sus propias capacidades
o
Una mente abierta
y receptiva a nuevas ideas
o
Una disposición
para soñar
o
Gran variedad de
intereses
o
Un refinado
sentido del humor
o
La percepción de
sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás
o
Capacidad para
comunicar estos sentimientos y de manera adecuada
o
La creencia de
que uno puede aprender con sus experiencias, sean éstas positivas o negativas
o
Una gran
tolerancia al sufrimiento
o
Capacidad de
concentración
o
Las experiencias
personales son interpretadas con un sentido de esperanza
o
Capacidad de
afrontamiento
o
Apoyo social
o
La existencia de
un propósito significativo en la vida
o
La creencia de
que uno puede influir en lo que sucede a su alrededor
Para
terminar, quiero hacer una reflexión: NINGUNA
VIDA ES ABSURDA. Camus miró dentro de sí, y a pesar de haber vivido rodeado
de miseria y de esa peste maldita que devora, de sufrir esos desgarramientos
personales, encontró el amor, la sonrisa, la solidaridad, y la
amistad que le llevó a decir esta bella frase: “que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de
desprecio”, siempre llenándose del perfume y del color mediterráneo del
cielo de Orán.
Referencias:
Camus,
Abert 1947 «La Peste». Traducción de Rosa Chacel. Ed. Seix Barral (1983).
1 Dra. Elba Garber. http://www.mantra.com.ar/contconducta/resiliencia.html
Fernández-Abascal, Enrique
G. (Coord.) (2009): «Emociones positivas». Pirámide, Madrid.
Wikipedia.
María Teresa Golzarri
Canales
Aula de Literatura. Parroquia
de Gójar.
Párroco: D. José Antonio
Espejo Zamora
Prof. D. Miguel Ángel Moreno
Cazalilla
Gójar, (Granada), 7 de junio
de 2014
Enhorabuena por la entrada. Fue un libro muy interesante y reflejas bien los valores del mismo. Hasta el próximo, Juancarlos.
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