sábado, 5 de septiembre de 2020

Granada Alcalá Zamora República

 GRANADA Y NICETO ALCALÁ ZAMORA


José Antonio Espejo Zamora
Granada 1909

Niceto Alcalá Zamora y Torres, Jefe de Estado como Presidente de la II República, tuvo una estrecha relación con Granada.


Puede considerarse que el momento cumbre de don Niceto fue el momento en el que detentó la jefatura del Estado; sin embargo, esto no fue mas que un eslabón en la vida de un hombre honrado.


La vida de don Niceto estuvo estrechamente ligada a Granada, no sólo porque se licenció en Derecho en la Universidad de Granada, sino porque su suegro, también licenciado en derecho por Granada, Enrique Castillo Aguilar, tenía parte importante de su familia tanto en Algarinejo como en la ciudad de Granada.


Por parte de los Alcalá Zamora encontramos a Gregorio Alcalá Zamora, tío de don Niceto, como Gobernador Civil en los años 1869-1870. Tío de éste ,Pedro Alcalá Zamora, morirá en Granada, donde había instalado su domicilio, a los 26 años en 1855.


Familia de don Niceto Alcalá Zamora en Granada


Actividades de don Niceto en Granada:

-Como estudiante de derecho.

-Como abogado, representará a muchos granadinos ante los tribunales.

-Como político, visitará la ciudad en distintas ocasiones.

-Como Presidente de la II República, inaugurará:

-El edificio de la Normal.

-La carretera a Sierra Nevada.

-El curso universitario de la UGR.



Familiares de la mujer de don Niceto relacionados con Granada:

-Nicolasa Gordillo Aguilar, directora de las escuelas de niñas del Albaicín.

-Enriqueta Gordillo Aguilar, maestra y mujer de Miguel Amigo, tío de Joaquín Amigo Aguado, cofundador de la revista El Gallo.

-José Aguilar Aguilera, industrial.

-Francisco Écija Aguilar, abogado y periodista.

-Francisco Gordillo Aguilar, médico militar.

-etc…


Granada José Ramón La Chica con don Niceto Alcalá Zamora


Dos entrevistas publicadas por el diario El Defensor de Granada:





Entrevista realizada por Francisco Oriol Catena para el diario El Defensor de Granada el 11 de febrero de 1930:


“Nos puede usted dar alguna noticia acerca de la coalición constitucional de que habla <<Informaciones>>?


-No sé nada en concreto de este asunto.


-¿Y de su posición personal?


-De esto sí puedo hablarle. Mi situación es muy clara y, por serlo, no puede ser muy explícita. Considero esencialísimo, después de la caída de la Dictadura, formar un bloque de los que no acepten como solución suficiente la desaparición de aquélla y la mera modificación de sus mayores desaciertos. A esa concentración deben ir todos los que no pueden transigir con el poder personal, enemigo de la libertad, aún más permanente y formidable que las Dictaduras, que suelen ser su aliado circunstancial y su obra pasajera. Todos los que estimamos estrecha, caduca ya y rota la Constitución de 1876, siendo partidarios de otra más avanzada que haga imposible el retorno a los eclipses de la Libertad y de Derecho, y de Cortes que exijan responsabilidades a los culpables de los desafueros, con mayor ejemplariedad mientras más altos.


-Creo convenientísimo que al frente de esa coalición, o al menos de su ala gubernamental, y como presidente, el más indicado para el Gobierno provisional que convocara Cortes constituyentes y plenamente soberanas, figure el señor Sánchez Guerra. Tanta importancia le atribuyo, que, a conseguirlo, sacrificaría yo toda la parte transigible de mi convicción personal, salvando siempre lo irrenunciable de ella.



Si la gran coalición constituyente no fuera viable, y no dejará de serlo por mi culpa, procuraré trabajar con aquellos elementos demócratas más afines, como Villanueva, a cuya actuación admirable y abnegada no se ha hecho justicia bastante por la opinión, que desconoce la actividad prodigiosa de esa noble vejez, hasta conseguir, con la cooperación de otros muchos elementos, que fuer forzosa y rápida la terminación de la Dictadura.


Y si no hubiera forma de solidarizar los esfuerzos liberales y democráticos, yo no transigiría en mi actitud, irreductible, incluso si me quedara solo. El papel de solitario ni me agrada, porque no soy díscolo, ni me asusta, porque no soy ambicioso.


-¿Cuál es esta actitud irreductible?


-Hace más de dos años, el 8 de enero de 1928, en comunicación oficial dirigida al general Primo de Rivera, hube de manifestarle que, en fuerza de mi misma apreciación del principio monárquico, era imperativo de mi conciencia no volver a prestar juramento de fidelidad. Y en aquella actitud, que mantengo, está lo esencial de la mía.


-¿Cree usted que en esta coalición deberán entrar los republicanos y socialistas?


-Indudablemente. Y sin derecho a pedir más de la actitud que yo trazo para los elementos de procedencia monárquica. Después de ganar las elecciones con el frente único, y establecida la nueva Constitución, como legalidad a aceptar, cada cual lucharía y gobernaría con su significación recobrada.


-¿Qué me dice usted del partido Nacional de derechas que se intenta formar?


-El papel mío no es trazar programa a las derechas. Pero ya que me las nombra, es oportuno llamar la atención sobre las tendencias acentuadas y exclusivas de los componentes del actual Gobierno, para comprender que, aun con rectitud de propósito y acierto de obras en éste, sólo puede presta el inapreciable servicio de hacer más suave la transición, pero sin que pueda cerrar tal situación, con su criterio y su significado, el ineludible periodo constituyente. Eso es obra de otros elementos.


-¿Qué importancia le concede usted a la juventud como nuevo factor de la vida pública española?


-La juventud para mí es cosa lograda; hará variar el panorama electoral en un sentido de avance extraordinario.


-¿Cree usted que se llegará pronto a unas elecciones?


-Creo firmemente que este gobierno no está capacitado para convocar las eleciones. Éstas exigen la garantía de otro Ministerio, en el que figuren incluso los elementos más avanzados que jamás aceptaron la Constitución del 76….”


Entrevista realizada por Nicolás G. Domingo para el diario El Defensor de Granada el 23 de mayo de 1930:


-¿Piensa usted ponerse al frente de las fuerzas republicanas de derechas?


-Dicha pregunta la contesté recientemente en una charla que sostuve con un redactor de <<El Liberal>> de Madrid. Desde luego, si no surge una personalidad relevante con más autoridad que yo, me pondré a la cabeza de los republicanos derechistas, acometiendo la organización sobre la marcha.


-¿Cree usted que se podrá formar en España un gran núcleo de republicanos de la derecha?


-Sí, señor; lo creo. Este partido que pretendo organizar no es una invención, sino  una necesidad.


-Por ahora, además de usted, ¿quienes son las principales figuras de ese grupo en germen?


-No puedo decirle, porque aún no está organizado el partido y aún no se han definido las posiciones de los principales hombre públicos nuevos. Por ahora hay, desde luego, algunos elementos culturales quizás sigan mi ruta política.


-¿Cree usted posible el establecimiento del régimen republicano sin dictadura militar y sin sovietismo, a pesar de la respetable opinión que sostiene el general Berenguer?


-Naturalmente. Tan sólo yerros de gobierno pueden conducir a la anarquía jurídca que supone toda dictadura o la la anarquía más terrible del sovietismo.


-¿Nota usted mucho entusiasmo republicano en España?


-Como jamás lo ha habido. Todo por obra de la dictadura y del absolutismo.


-¿Piensa dar muchas conferencias de propaganda cuando se levante la suspensión de los actos públicos?


-Todas las que pueda; pero probablemente en dos etapas. La de difusión y defensa de la forma del régimen republicano gubernamental, terminando lo más brevemente, cuando haya recorrido las zonas extremas de España, a las que aún no he podido ir. Y luego, la más intensa y detenida para organizar; pero cónstele que tengo muy poca esperanza que el Gobierno autorice la propaganda.


-¿Su nuevo posición ha sido acogida con más simpatía por las izquierdas?


-No puedo contestarle, porque eso no depende de mí, sino de las izquierdas; pero sí puedo asegurarle que ciertos elementos de la extrema derecha han acogido con furibunda repulsa mi nueva actitud.


-¿Qué le pareció el escrito de la marquesa de Casa Henestrosa, publicado en <<La Voz de Cantabria>> y copiado por <<El Sol>>?


-Una insignificancia petulante, con todos mis respetos para la persona.


-Hablando de política granadina, ¿está organizándose aquí o va a organizarse pronto el grupo republicano de la derecha?


-Todavía no ha empezado su organización en ningún sitio, pero muy pronto empezaré la centralización en Madrid.


-¿Qué piensa sobre Fernando de los Ríos?


-Lo considero como una figura de un talento muy admirativo y una simpatía harto atrayente. El socialismo tiene en él una personalidad meritísima.


-¿Algo sobre el señor Alba?


(Nueva sonrisa del exministro de la Guerra).


-No quiero anticipar comentarios. Don Santiago es un misterio. Ya veremos.


-Cuando me decido a terminar la entrevista, el ilustre exministro me detiene amablemente, diciéndome:


-Espere usted un momento. Ya le he dicho lo que usted quería saber; ahora permítame que le diga lo que yo quiero decir.


-Muy bien.


-Tengo que formular una protesta y aclaración contra las cantinelas tan frecuentes de los buenos propósitos que tiene el actual Gobierno así en presente. Creo que los  tuvo y muy pasajeros en pretérito, pero que renunció a ellos muy pronto por transigencia del apego al Poder y que representa la continuidad de la dictadura; el obstáculo a la exigencia de responsabilidades y la negación de la libertad, aunque tenga el aplomo de utilizar la ventaja de la censura para afirmar que autoriza la propaganda. Ala hora en que la restringe y la hace imposible.


-Es curioso-prosigue don Niceto- el contraste en 24 horas que se observa entre Málaga, donde se me permitió hablar, y en Granada donde no se me ha dejado, sin que ello pueda explicarse por distintos criterios personales de los Gobiernos civiles, puesto que en uno y otro caso tenían que inspirarse en las instrucciones recibidas de Gobernación. Lo que sucede es que en la arbitrariedad y descomposición del criterio autoritario este califato es ya una serie de taifas y el copartícipe principal del poder de Málaga tenía criterio más amplio que usufructuario de la influencia en Granada.


Un grupo de amigos del señor Alcalá Zamora le obsequió ayer con una comida íntima en el hotel Washington. Fue un acto cordial, cuyo carácter íntimo impidió que se le diese mayor amplitud.


Con el señor Alcalá-Zamora se sentaron a la mesa los señores don José Pareja Garrido (médico ex-rector de la Universidad de Granada), don José Palanco Romero (Historiador, catedrático de la UGR, Alcalde de Granada y diputado durante la II República, fue fusilado por los nacionales durante la Guerra Civil), don José Martín Barrales (Catedrático de ginecología y obstetricia, primer Alcalde de Granada durante la II República, padre de la poetisa Elena Martín Vivaldi), don Felipe Alva Romero, don José Pareja Yévenes (Catedrático de la facultad de Medicina y Rector de la Universidad de Granada), don Francisco A. Rubio (Callejón, abogado), don José Puga (médico), don Jesús Yoldi (Catedrático de química, Alcalde de Granada durante la II República, fue fusilado por los nacionales), don Antonio Jiménez Santaella, don Ramón Rodríguez de la Fuente, don Francisco Roca Yévenes, don Juan Sanz Blanco, don Juan José Santa Cruz, don Ángel Saldaña, don Braulio Tamayo, don Francisco López Bedoya, don Enrique Hernández López, don Constantino Ruiz Carnero, don Francisco González Cruz, señor marqués de la Fuente del Moral, don Felipe Martínez (padre e hijo), don Enrique Gómez Entralla, don Francisco Adame Hernández, don Ramón Infante, don José Onieva Ramírez, don Tomás y don Manuel Onieva, don Carlos Torres Onieva, don José María Roldán Gª y otros.

El acto resultó muy agradable, y durante la sobremesa, que se prolongó largo rato, se hablo de muchas cosas, singularmente de temas políticos de actualidad.

No hubo brindis, naturalmente.

El señor Alcalá Zamora salió anoche en el expreso para Madrid.

En la estación le despidieron numerosos amigos.”





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