Sábato era -es- uno de esos extraños casos que congrega con su literatura. A los 16 lo descubrí con "El Túnel" y "Abbadón el Exterminador", empezando la universidad. Un tipo curioso, "raro" pero que, a través de transmitir una literatura erudita y, sin embargo, comprensible, o al menos eso creía yo a tan tierna edad, caía bien y provocaba leerlo. Estaba como en "segundo plano". Se le intuía importante; quizá por lo mismo no podía ser un escritor de "primera línea", como Borges. Tuve la suerte de conocerlo en un acto público en el año 2000. Yo fungía como "agregado cultural", al menos eso decían las invitaciones que entonces recibía en una pequeña pero efervescente en lo cultural Asunción del Paraguay, cuando recaló brevemente don Ernesto para un encuentro sobre "la resistencia" ante unos dos mil estudiantes jóvenes, tanto de secundaria como universitarios. Un tipo grande entonces (en la Argentina se usa ese eufemismo en lugar de "viejo") dejó entrever una cordialidad y simpatía que a mi me sorprendieron en un hombre de casi noventa años entonces. Se "ligó" en vivo y en directo, con su caballerosidad y palabra, a una joven estudiante universitaria, una linda paraguayita que no atinó más que a decir, micrófono en mano, "...me conquistó...". Y casi había olvidado aquel encuentro. Fue bueno conocerlo, aunque fuera tan brevemente. Será motivo para recuperar alguna más de sus lecturas, tan cargadas de filosofía.
Gracias padre, interesante información. LESP
ResponderEliminarSábato era -es- uno de esos extraños casos que congrega con su literatura. A los 16 lo descubrí con "El Túnel" y "Abbadón el Exterminador", empezando la universidad. Un tipo curioso, "raro" pero que, a través de transmitir una literatura erudita y, sin embargo, comprensible, o al menos eso creía yo a tan tierna edad, caía bien y provocaba leerlo. Estaba como en "segundo plano". Se le intuía importante; quizá por lo mismo no podía ser un escritor de "primera línea", como Borges. Tuve la suerte de conocerlo en un acto público en el año 2000. Yo fungía como "agregado cultural", al menos eso decían las invitaciones que entonces recibía en una pequeña pero efervescente en lo cultural Asunción del Paraguay, cuando recaló brevemente don Ernesto para un encuentro sobre "la resistencia" ante unos dos mil estudiantes jóvenes, tanto de secundaria como universitarios. Un tipo grande entonces (en la Argentina se usa ese eufemismo en lugar de "viejo") dejó entrever una cordialidad y simpatía que a mi me sorprendieron en un hombre de casi noventa años entonces. Se "ligó" en vivo y en directo, con su caballerosidad y palabra, a una joven estudiante universitaria, una linda paraguayita que no atinó más que a decir, micrófono en mano, "...me conquistó...". Y casi había olvidado aquel encuentro. Fue bueno conocerlo, aunque fuera tan brevemente. Será motivo para recuperar alguna más de sus lecturas, tan cargadas de filosofía.
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