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1º
de Mayo 2014
No
os dejéis robar la esperanza ¡luchad por el trabajo!
El 1º de Mayo es un
símbolo de la lucha del movimiento obrero por afirmar la dignidad de la persona en el trabajo.
Este año, las reivindicaciones del 1º de mayo se plantean en España, en
un escenario con datos tan sangrantes como los 4,8 millones de personas
registradas en las oficinas de empleo, una tasa de paro entre los jóvenes que se
sitúa en torno al 55%. Los contratos que se realizan son precarios, a tiempo
parcial, con bajos salarios y de muy corta duración (el 43% de ellos son de
menos de 6 días). Más de 1,8 millones de hogares tienen a
todos sus miembros en paro y el 40% de los desempleados no cobra ninguna
prestación. Nuestros jóvenes emigran para encontrar empleo, mientras nuestras
fronteras se cierran a miles de personas trabajadoras que vienen huyendo del
hambre y la guerra. El derecho a la negociación colectiva se ha deteriorado por
las últimas modificaciones legislativas y la economía sumergida se calcula en el
25,93% del PIB. La edad de jubilación se ha prolongado más allá de los 65 años,
se producen una media de 184 desahucios diarios,…
Estas duras realidades están ocasionando terribles costes humanos: Millones
de personas que viven con ansiedad e incertidumbre, afectadas en sus relaciones
por situaciones de tensión, angustia, estrés, depresión.
La juventud se siente sin futuro, en el paro indefinido, frustrada por
la incapacidad de lograr independencia económica. Familias a las que les son
arrebatadas sus viviendas porque ya no pueden pagar. Inmigrantes que deben
volver a sus países de origen, por falta de salidas laborales, sin perspectiva
de futuro aquí.
La sola recuperación de la
economía no será suficiente para hacer efectivo el derecho al trabajo; más
bien, lo que se está produciendo es una recuperación económica contra el
trabajo, al tiempo que se empobrece la sociedad, con el desarrollo de procesos
de bajo costo en las relaciones de producción. El trabajo como derecho, en los
términos y formas en que lo hemos conocido, no volverá, aun en el caso de que
se produzca una recuperación económica.
Se ha construido la economía de espaldas al trabajo y a las necesidades
de las personas. Con los actuales niveles de desempleo, las personas nos vemos
presionadas a trabajar bajo condiciones precarias, inseguras y con salarios
indecentes. Y de la precariedad a la exclusión hay un margen muy pequeño.
Juan Pablo II nos advertía en “Laborem Exercens” de la necesidad de defender la dignidad del
trabajo y su centralidad. Hoy este mensaje tiene una vigencia plena: “El
trabajo humano es una clave, quizás la clave esencial, de toda la cuestión
social”. “Los pobres (…) aparecen
en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo
humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo –es decir por
la plaga del desempleo–, bien porque se desprecia el trabajo y los derechos que
fluyen del mismo.”
Desde el Secretariado de Pastoral Obrera consideramos que, a pesar de
la situación caótica en la que nos encontramos, también en esta realidad se
desarrolla el Plan de Dios. El Reino de Dios ya está en nosotros y entre nosotros:
tenemos que vivir el Reino. O dicho de otro modo: para salir de la crisis en que nos encontramos, el camino consiste en
vivir ayudando a vivir al otro, como ciudadanos del Reino de Dios, aquí y ahora.
Esto conlleva establecer relaciones de Comunión guiadas por la vivencia
del Mandamiento Nuevo: un amor al prójimo que se fundamenta en el Amor de Dios
(podemos amar porque Él nos amó primero). Vivir la comunión es la expresión del
Reino de Dios en nuestras actividades cotidianas: empresas, familias, bancos,
políticos y políticas, sindicatos, iniciativas de todo tipo…, que busquen
comunión y que la construyan.
La comunión nos exige transformar radicalmente nuestros modos de sentir,
pensar y actuar. Es lo que necesitamos
hacer personalmente, como movimientos, como Iglesia y ofrecerlo a nuestra
sociedad. La crisis nos llama, no a salir de ella para volver a lo que
teníamos, sino a construir un futuro nuevo, un mundo más justo y fraterno, que nos permita vivir como
ciudadanos y ciudadanas del Reino de Dios.
El Papa Francisco, dirigiéndose a trabajadores italianos, les decía: “No os
dejéis robar la esperanza ¡luchad por el trabajo!”. Y, es que, para construir una sociedad humana es ineludible
luchar por el derecho al trabajo y un
trabajo decente, tal y como lo ha definido Benedicto XVI en “Caritas in
veritate” (n. 63).
Secretariado Diocesano de
Pastoral Obrera. Granada 2014
Oración del Papa Francisco
Señor Dios, míranos.
Mira esta ciudad.
Mira nuestras familias.
Señor, a ti no te faltó el trabajo de
carpintero.
Fuiste feliz.
Señor, nos falta trabajo.
Los ídolos quieren robarnos la dignidad.
El sistema injusto quiere robarnos la
esperanza.
Señor, no nos dejes solos.
Ayúdanos a ayudarnos entre nosotros.
Que dejemos el egoísmo
y sintamos en el corazón
el nosotros del pueblo que quiere ir
adelante.
Señor Jesús que no nos falte el trabajo,
danos trabajo y enséñanos a luchar por
el trabajo.
(Oración
que el Papa Francisco rezó con los trabajadores en Cerdeña el pasado 22 de
septiembre de 2013)
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