LUZ DEL DOMINGO
Domingo, 24 de mayo de 2015
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Primera lectura: Hechos 2, 1-11
Salmo responsorial: Salmo 103
Segunda lectura: 1 Corintios 12, 3-7. 12-13
Salmo responsorial: Salmo 103
Segunda lectura: 1 Corintios 12, 3-7. 12-13
EVANGELIO: Juan 20, 19-23
”Ya anochecido, aquel
día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del sitio donde
estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús,
haciéndose presente en el centro, y les dijo: -Paz con vosotros. Y dicho esto.
Les mostró las manos y el costado. Los discípulos sintieron la alegría de ver
al Señor. Les dijo de nuevo: Paz con vosotros. Igual que el Padre me ha enviado
a mí, os envío yo también a vosotros. Y dicho esto sopló y les dijo: -Recibid
Espíritu Santo. A quienes dejéis libres de los pecados, quedarán libres
de ellos; a quienes se los imputéis, les quedarán imputados.”
COMENTARIOS
I
UNA FRATERNIDAD UNIVERSAL
UNA FRATERNIDAD UNIVERSAL
A pesar de
que las ideologías o los intereses de las clases dominantes enfrenten a unos
hombres con otros, a pesar de que esos enfrentamientos se hayan justificado
siempre que se ha podido en nombre de Dios (¡en su nombre se ha llegado a
justificar hasta las guerras!), ni al hombre le conviene, ni Dios quiere otra
cosa sino que los hombres lleguen definitivamente a entenderse.
LA TORRE DE
BABEL
Los
escritores bíblicos más antiguos estaban convencidos de que la humanidad tenía
un origen único, de que todos los hombres procedían de un tronco común. Pero
esta convicción chocaba con la experiencia de ver a los hombres enfrentados,
divididos e incapaces de entenderse ni siquiera mediante una de las facultades
que más les diferenciaba de los animales: el lenguaje.
Casi mil
años antes de nuestra era, uno de aquellos antiguos escritores, reflexionando
a la luz de su fe, impresionado seguramente por los templos que se edificaban
en Mesopotamia desde el tiempo de los antiguos sumerios (una de las primeras
civilizaciones de la historia de la humanidad), construyó el relato de la
torre de Babel (Gn 11,1-8), con el que pretendía explicar cómo a los
hombres, a pesar de proceder de un tronco común, les resultaba imposible
entenderse, pues hablaban diversas lenguas. El significado de ese relato es
claro: los hombres intentaron edificarse un templo a sí mismos, volvieron a
caer en la trampa de Adán y Eva: «seréis como dioses» (Gn 2,4). Y al
igual que en el Paraíso se rompió la armonía entre la pareja, también ahora,
como consecuencia de ese tremendo y repetido error, se quebró aún más la unidad
del género humano.
OTRAS
BABELES
Porque el
hombre, cuando cree que puede ser dios y se empeña en
conseguirlo a su manera, lo único que consigue, ya lo decíamos el domingo
pasado, es convertirse en un peligro para sus semejantes; y sus semejantes, si
tienen la misma pretensión, se convierten automáticamente en un peligro para
él. Porque, a pesar de que de esta clase de dioses puede haber
muchos, cada uno de ellos quiere ser más dios que los demás.
Esta
tentación, a pesar de ser tan antigua como el hombre mismo, jamás ha dejado de
estar de actualidad. Todavía hoy sigue habiendo muchos que, aunque digan que
creen en un Dios supremo, o aunque digan que no creen en ningún Dios, se
endiosan a si mismos y se comportan como amos, como señores de sus semejantes,
violando sus derechos, limitando su libertad, esclavizando sus conciencias,
pisoteando su dignidad y exigiendo de hecho para sus decisiones un sometimiento
semejante al que, según el concepto que ellos tienen de Dios, debería estar
reservado sólo al Ser Supremo: ahí están para probar lo que decimos todos los
totalitarismos, los ateos y los que se dicen creyentes, los meramente políticos
y los parcial o totalmente religiosos... Y ahí están esas verdaderas Babeles, obstáculos
casi insalvables para el entendimiento de los hombres, que se han ido
edificando a lo largo de la historia: la esclavitud, la santa Inquisición,
los campos de exterminio del nazismo, las purgas estalinistas, la represión
franquista, los desaparecidos argentinos, la agresión imperial contra
Nicaragua...; los bloques militares, cualquier tipo de militarismo, la carrera
de armamentos, el tráfico de armas...; la tortura, el hambre, el
colonialismo...
PENTECOSTES
El domingo
pasado decíamos que Jesús había mostrado a la humanidad el único camino posible
para llegar a ser semejantes a Dios (la entrega por amor en favor de los
hombres) y que, tras realizar él este camino, está permanentemente al lado del
Padre.
Diez días después de la Ascensión, según las cuentas
que hace San Lucas en los Hechos de los Apóstoles, Dios volvió a bajar a la
tierra para meterse dentro de un puñado de hombres que estaban asustados pero
que se hallaban dispuestos a tomar el relevo y a andar también ellos el camino
que anduvo Jesús. Al sentir la fuerza del Espíritu de Dios, perdieron el miedo
y empezaron a dar los primeros pasos. Y lo que antes había servido para separar
a los hombres se convirtió en vehículo de entendimiento, lo que era causa para
que los hombres no pudieran comunicarse se convirtió en instrumento de unidad:
empezaron a hablar en lenguas diversas a personas que
entendían idiomas distintos; y todos se comprendían a las mil
maravillas: .... y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en
su propio idioma». El Espíritu no los había uniformado, pero había hecho
posible la unidad: las lenguas seguían siendo distintas, pero el entendimiento
era posible. Y esto porque el Espíritu les facilitaba un lenguaje universal,
el único que, respetando los diversos modos de expresarse que cada cual tenga,
conduce al entendimiento pleno: el lenguaje del amor, el lenguaje de la
entrega en favor de la construcción de un mundo nuevo en el que nadie pretenda
ser dios de nadie, el lenguaje de la revolución más profunda que el hombre
pueda realizar y en la que hasta el mismo Dios está comprometido: la revolución
que pretende construir una verdadera fraternidad universal. Sin padres, sin
amos, sin diosecillos...,con un solo Padre y un único Espíritu que
nos hace a todos hijos y hermanos.
II
v. 19: Ya
anochecido, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del
sitio donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos...
La escena
tiene lugar el mismo día en que comienza la nueva creación (v. 19: aquel
día primero de la semana); esta realidad va a ser considerada ahora
desde el punto de vista de la nueva Pascua, con alusión al éxodo del Mesías. Los
discípulos son todos los que dan su adhesión a Jesús, no
hay nombres propios ni limitación alguna. Con la frase estando
atrancadas las puertas muestra el desamparo de los seguidores de
Jesús en medio de un ambiente hostil. El miedo denota la inseguridad; los
discípulos aún no tienen experiencia de Jesús vivo (16,16) Como José de
Arimatea, son discípulos clandestinos (19,38) Su situación es como la del
antiguo Israel en Egipto (Ex 14,10); pero, como en el Éxodo, están en la noche (ya
anochecido) en que el Señor va a sacarlos de la opresión (Ex 12 42 Dt
16, 1).
vv.
19-20: llegó Jesús, haciéndose presente en el centro y les dijo: -Paz
con vosotros, y dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos
sintieron la alegría de ver al Señor.
Jesús se
hace presente, como había prometido (14,18s, 16, l8ss) y se sitúa en el
centro: fuente de vida, punto de referencia, factor de unidad. Paz
con vosotros es el saludo que les confirma que ha
vencido al mundo y a la muerte y, a continuación, Jesús les muestra los signos
de su amor y de su victoria (v. 20). El que está vivo delante de ellos es el
mismo que murió en la cruz; se les muestra como el Cordero de Dios, el de la
Pascua nueva y definitiva, cuya sangre los libera de la muerte (Éx 12,12s); el
Cordero preparado para ser comido esta noche (Ex 12,8), es decir, para que puedan
asimilarse a él. La permanencia de las señales en las manos y el costado
indica la permanencia de su amor; Jesús será siempre el Mesías-rey crucificado,
del que brotan la sangre y el agua. Alegría.
v. 21: Les
dijo de nuevo: Paz con vosotros. Igual que el Padre me ha enviado a mí, os
envío yo también a vosotros y, dicho esto, sopló y les
dijo: -Recibid Espíritu Santo.
La
repetición del saludo (v. 21) introduce la misión, a la que tendía la elección
de los discípulos (15,16; 17,18). Ésta ha de ser cumplida como él la cumplió,
demostrando el amor hasta el fin (manos y costado). El Espíritu (v. 22) los
capacitará para la misión. Sopló «exhaló su aliento», éste es el
verbo usado en Gn 2,7 para indicar la infusión en el hombre del aliento de
vida. Jesús les infunde ahora su propio aliento, el Espíritu (19, 30), creando
de este modo la nueva condición humana, la de espíritu (3
6 7 39) por el «amor y lealtad» que reciben (1, 17). Culmina así la obra
creadora, esto significa «nacer de Dios» (1,13), estar capacitado para «hacerse
hijo de Dios» (1,12). Quedan liberados «del pecado del mundo» (1,19) y salen de
la esfera de la opresión. La experiencia de vida que da el Espíritu es «la
verdad que hace libres» (8,31s); quedan «consagrados con la verdad» (17,17s).
El éxodo del Mesías no se hace saliendo físicamente del «mundo» injusto
(17,15), sino dando la adhesión a Jesús y, de este modo, dejando de pertenecer al
sistema mundano (17,6.14).
v. 23: A
quienes dejéis libres de los pecados, quedarán libres de ellos; a quienes se
los imputéis, les quedarán imputados.
Este es el
resultado positivo y negativo de la misión, en paralelo con la de Jesús. El
pecado, la represión o supresión de la vida que impide la realización
de proyecto creador, se comete al aceptar los valores de un orden
injusto. Los pecados son las injusticias concretas que se
derivan de esa aceptación.
El
testimonio de los discípulos (15,26s), la manifestación del amor del Padre
(9,4), obtendrá las mismas respuestas que el de Jesús: habrá quienes lo acepten
y quienes se endurezcan en su actitud (15,18-21; 16,1-4).
Al que lo
acepta y es admitido en el grupo cristiano, rompiendo de hecho con el sistema injusto,
la comunidad le declara que su pasado ya no pesa sobre él; Dios refrenda esta
declaración infundiéndole el Espíritu que lo purifica (19,34) y lo consagra
(17,16s). A los que rechazan el testimonio, persistiendo en la injusticia, su
conducta perversa, en contraste con la actividad en favor de los hombres que
ejerce el grupo cristiano, les imputa sus pecados. La confirmación divina
significa que estos hombres se mantienen voluntariamente en la zona de la
reprobación (3,36).
III
Cualquier
gran ciudad de nuestro mundo rememora ya el ambiente de la torre de Babel:
pluralidad de lenguas, pluralidad de culturas, pluralidad de ideas, pluralidad
de estilos de vida y problemas inmensos de intolerancia e incomprensión entre
los que la habitan. ¿Cómo convivir y entenderse quienes tienen tantas
diferencias? La situación está volviéndose especialmente problemática en los
países desarrollados, pero también en las grandes ciudades de todo el mundo.
Inmigrantes del campo, del interior, de otras provincias o países que lo dejan
todo para buscar un trabajo, un hogar, un lugar donde recibir sustento y
calidad de vida. A la desesperada son cada día más los que abandonan su país
para tocar a la puerta de los países desarrollados, aunque para ello haya que
surcar mares tenebrosos en barcas desamparadas. Llegar a la otra orilla es la
ilusión... Y cuando llegan, si es que los dejan entrar, comienza un verdadero
calvario hasta poder situarse al nivel de los que allí viven. Nuestro mundo se
ha convertido ya en paradigma de la torre de Babel, palabra que significaba
«puerta de los dioses». Así se denominaba la ciudad, símbolo de la humanidad,
precursora de la cultura urbana. Una ciudad en torno a una torre, una lengua y
un proyecto: escalar el cielo, invadir el área de lo divino. El ser humano
quiso ser como Dios (ya antes lo había intentado en el paraíso a nivel de
pareja, ahora a nivel político) y se unió (-se uniformó-) para lograrlo.
Pero el
proyecto se frustró: aquél Dios, celoso desde los comienzos del progreso
humano, confundió (en hebreo, "balal") las lenguas y acabó para
siempre con la Puerta de los dioses ("Babel"). Tal vez nunca existió
aquel mundo uniformado; quizá fue sólo una tentadora aspiración de poder
humano. Después del castigo divino, las diferentes lenguas fueron el mayor
obstáculo para la convivencia, principio de dispersión y de ruptura humana. El
autor de la narración babélica no pensó en la riqueza de la pluralidad e
interpretó el gesto divino como castigo. Pero hizo constar, ya desde el
principio, que Dios estaba por el pluralismo, diferenciando a los habitantes
del globo por la lengua y dispersándolos.
Diez siglos
después de escribirse esta narración del libro del Génesis, leemos otra en el
de los Hechos de los Apóstoles. Tuvo lugar el día de Pentecostés, fiesta de la
siega en la que los judíos recordaban el pacto de Dios con el pueblo en el
monte Sinaí, «cincuenta días» (=«Pentecostés») después de la salida de Egipto.
Estaban
reunidos los discípulos, también cincuenta días después de la Resurrección (el
éxodo de Jesús al Padre) e iban a recoger el fruto de la siembra del Maestro:
la venida del Espíritu que se describe acompañada de sucesos, expresados como
si se tratara de fenómenos sensibles: ruido como de viento huracanado, lenguas
como de fuego que consume o acrisola, Espíritu (=«ruah»: aire, aliento vital,
respiración) Santo (=«hagios»: no terreno, separado, divino). Es el modo que
elige Lucas para expresar lo inenarrable, la irrupción de un Espíritu que les
libraría del miedo y del temor y que les haría hablar con libertad para
promulgar la buena noticia de la muerte y resurrección de Jesús.
Por esto,
recibido el Espíritu, comienzan todos a hablar lenguas diferentes. Algunos han
querido indicar con esta expresión que se trata de "ruidos extraños";
tal vez fuera así originariamente, al estilo de las reuniones de carismáticos.
Pero Lucas dice "lenguas diferentes". Así como suena. Poco importa
por lo demás averiguar en qué consistió aquel fenómeno para cuya explicación no
contamos con más datos. Lo que sí importa es saber que el movimiento de Jesús
nace abierto a todo el mundo y a todos, que Dios ya no quiere la uniformidad,
sino la pluralidad; que no quiere la confrontación sino el diálogo; que ha
comenzado una nueva era en la que hay que proclamar que todos pueden ser
hermanos, no sólo a pesar de, sino gracias a las diferencias; que ya es posible
entenderse superando todo tipo de barreras que impiden la comunicación.
Porque este
Espíritu de Dios no es Espíritu de monotonía o de uniformidad: es políglota,
polifónico. Espíritu de concertación (del latín "concertare":
debatir, discutir, componer, pactar, acordar). Espíritu que pone de acuerdo a
gente que tiene puntos de vista distintos o modos de ser diferentes. El día de
Pentecostés, a más lenguas, no vino, como en Babel, más confusión. "Cada
uno los oía hablar en su propio idioma de las maravillas de Dios". Dios
hacía posible el milagro de entenderse. Se estrenó así la nueva Babel, la
pretendida de Dios, lejos de uniformidades malsanas, un mundo plural, pero
acorde. Ojalá que la reinventemos y no sigamos levantando muros ni barreras
entre ricos y pobres, entre países desarrollados y en vías de desarrollo o ni
siquiera eso.
Y la venida
del Espíritu significó para aquel puñado de discípulos el fin del miedo y del
temor. Las puertas de la comunidad se abrieron. Nació una comunidad humana,
libre como viento, como fuego ardiente. No sin razón dice Pablo: "Donde
hay Espíritu de Dios hay libertad", y donde hay libertad, autonomía (el
ser humano -y su bien- se hacen ley), y donde hay autonomía, se fomenta la
pluralidad y la individualidad, como camino de unidad, y resplandece la verdad,
porque el Espíritu es veraz y nos guiará por el camino de la verdad, de la
autenticidad, de la vida, como dice Juan en su evangelio. Que venga un nuevo
Pentecostés sobre nuestro mundo –es nuestra oración- para acabar con esta ola
de intolerancia e intransigencia que nos invade por doquier.
Para la
revisión de vida
-Hacer
un tiempo de oración más profunda, tratando de escuchar las mociones que el
Espíritu puede suscitar en mí y que quizá no tengo condiciones de escuchar en
la prisa diaria.
-Educar
la mirada: lograr "ver" al Espíritu actuando en tantas cosas como Él
mueve y dirige...
-No
dejarnos deslumbrar por todos los que se remiten fácilmente al
"espíritu" y en su nombre se apartan del compromiso del amor, de la
atención a los pobres...: hacer "discernimiento de espíritus".
-Ejercicio:
leer un libro de espiritualidad comprometida.
Para la
reunión de grupo
¿Qué reacción
nos produce la palabra "espíritu"? Démosle sinónimos explicativos.
Hoy hablan
muchos del "espíritu" y lo encuentran en regiones o en actividades
muy lejanos de la realidad, del compromiso social, en lo "puramente
religioso"... ¿Es así lo que la Biblia nos dice del Espíritu? Pongamos
ejemplos.
«Hay que ser
espirituales, no espiritualistas»: comentar la frase, con razones y con
experiencias.
En el trasfondo
de lo que escribe, Lucas, en los Hechos de los Apóstoles (1ª lectura) tiene en
el pensamiento el símbolo de lo que ocurrió en Babel: ¿en qué sentido?
Explicitar las referencias simbólicas.
Para la
oración de los fieles
Para que el
Espíritu de Pentecostés se siga derramando hoy en la Iglesia en todos sus
miembros, para animarla a ser fermento y catalizador de todas las
transformaciones que el mismo Espíritu produce en todos los hombres y mujeres
de todas las razas y credos, roguemos al Señor...
Por este
mundo que en la actualidad tiene en curso varias guerras que apelan a razones
religiosas, para que el Espíritu de Dios, que actúa en todos los pueblos, los
lleve poco a poco a superar la Babel de la confusión y nos encamine a la
reconciliación y la Paz...
Por esta
Humanidad, hija de Dios, que se refiere a Él y lo ama desde las más diversas
religiones y tradiciones espirituales; para que, sin perder la identidad
espiritual que Dios ha dado a cada pueblo -destello singular de su gloria-
todas las religiones dialoguen activa y fructuosamente, como mediaciones que
son del único Dios...
Para que el
Espíritu Dios, "padre de los pobres" [Pater páuperum], que siempre
les ha dado a lo largo de la historia, sobre todo en los momentos más difíciles
y de máxima postración, claridad en la visión y coraje para el compromiso
liberador, les dé hoy también en todo el mundo, fe convencida y esperanza
activa...
Para que,
como en Pentecostés, todos los pueblos entiendan el lenguaje del amor y de la
unidad, sin que ningún pueblo quiera dominar a los demás…
Para que el
Espíritu del Dios creador, "que repuebla la faz de la Tierra" y
deposita -también en todas las criaturas- una participación de sí mismo, nos
haga a los humanos conscientes de que no poseemos el mundo en propiedad para
utilizarlo y consumirlo, sino para co-existir con todas las cosas y con-vivir
con todas las criaturas animadas reverenciando así tanto a la Creación como al
Creador...
Oración
comunitaria
Dios, Padre
de nuestro Señor Jesucristo, Padre de la Gloria: ilumina nuestra mirada
interior para que, viendo lo que esperamos a raíz de tu llamado, y entendiendo
la herencia grande y gloriosa que reservas a tus santos, comprendamos con qué
extraordinaria fuerza actúa en favor de los que creemos. Por N.S.J. [cfr Ef 1,
17ss]
Dios
nuestro, Espíritu inasible, Luz de toda luz, Amor que está en todo amor, Fuerza
y Vida que alienta en toda la Creación: derrámate hoy de nuevo sobre toda la
creación y sobre todos los pueblos, para que buscándote más allá de los
diferentes nombres con que te invocamos, podamos encontrarte, y podamos
encontrarnos, en Ti, unidos en amor a todo lo que existe. Tú que vives y haces
vivir, por los siglos de los siglos.
Estos comentarios están
tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a
saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
- Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org
- El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico
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