LUZ DEL DOMINGO
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
CICLO A
CICLO A
Primera
lectura: Éxodo 17,3-7
Interleccional: Salmo 94
Segunda lectura: Romanos 5,1-2. 5-8
Interleccional: Salmo 94
Segunda lectura: Romanos 5,1-2. 5-8
EVANGELIO: Juan 4, 5-42
“ Llegó así a un pueblo de Samaría que se llamaba Sicar, cerca del
terreno que dio Jacob a su hijo José; estaba allí el manantial de Jacob. Jesús,
fatigado del camino, se quedó, sin más, sentado en el manantial. Era alrededor
de la hora sexta. Llegó una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: -Dame
de beber. (Sus discípulos se habían marchado al pueblo a comprar provisiones. Le
dice entonces la mujer samaritana: -¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a
mí, que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús
le contestó:
-Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le
pedirías tú a él y te daría agua viva. Le dice la mujer: -Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo,
¿de dónde vas a sacar el agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre
Jacob, que nos dio el pozo, del que bebió él, sus hijos y sus ganados? Le
contestó Jesús: -Todo el que bebe agua de ésta volverá a tener sed; 14en
cambio, el que haya bebido el agua que yo voy a darle, nunca más tendrá sed;
no, el agua que yo voy a darle se le convertirá dentro en un manantial de agua
que salta dando vida definitiva. Le dice la mujer: -Señor, dame agua de ésa;
así no tendré más sed ni vendré aquí a sacarla. Él le dijo: -Ve a llamar
a tu marido y vuelve aquí. La mujer le contestó: -No tengo marido. Le dijo
Jesús: -Has dicho muy bien que no tienes marido; porque maridos has
tenido cinco, y el que tienes ahora no es tu marido. En eso has dicho la
verdad. La mujer le dijo: -Señor, veo que tú eres profeta. Nuestros padres celebraron
el culto en este monte; en cambio, vosotros decís que el lugar donde hay que
celebrarlo está en Jerusalén. Jesús le dijo: -Créeme, mujer: Se acerca la hora
en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén. Vosotros
adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos; la prueba es
que la salvación proviene de los judíos; pero se acerca la hora, o, mejor
dicho, ha llegado, en que los que dan culto verdadero adorarán al Padre con
espíritu y lealtad, pues el Padre busca hombres que lo adoren así. Dios es
Espíritu, y los que lo adoran han de dar culto con espíritu y lealtad. Le dice
la mujer: -Sé que va a venir un Mesías (es decir, Ungido); cuando venga él, nos
lo explicará todo. Le dice Jesús: -Soy yo, el que hablo contigo.7En
esto llegaron sus discípulos y se quedaron extrañados de que hablase con una
mujer, aunque ninguno le preguntó de qué discutía o de qué hablaba con ella. La
mujer dejó su cántaro, se marchó al pueblo y le dijo a la gente: -Venid a ver a
un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste tal vez el Mesías? Salieron
del pueblo y se dirigieron adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le
insistían: -Maestro, come. Él les dijo: -Yo tengo para comer un alimento que
vosotros nos conocéis. Los discípulos comentaban: -¿Le habrá traído alguien de
comer? Jesús les dijo: -Para mí es alimento realizar el designio del que me
manda, dando remate a su obra. 5Vosotros decís que aún faltan cuatro
meses para la siega, ¿verdad? Pues mirad lo que os digo: Levantad la vista y
contemplad los campos: ya están dorados para la siega6El segador
cobra salario reuniendo fruto para una vida definitiva; así se alegran los dos,
sembrador y segador.37Con todo, en esto tiene razón el refrán, que
uno siembra y otro siega: yo os he enviado a segar lo que no os ha costado
fatiga; otros se han estado fatigando y vosotros os habéis encontrado con el
fruto de su fatiga. Del pueblo aquel muchos de los samaritanos le dieron su
adhesión por lo que les decía la mujer, que declaraba: "Me ha dicho todo
lo que he hecho". Así, cuando llegaron los samaritanos adonde estaba
él, le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. 41Muchos
más creyeron por lo que dijo él, y decían a la mujer: -Ya no creemos por
lo que tú cuentas; nosotros mismos lo hemos estado oyendo y sabemos que éste es
realmente el salvador del mundo."
COMENTARIOS
I
SAN ROMERO DE AMÉRICA
Este
comentario se publicó al cumplirse siete años del martirio del anterior
arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, San Romero de
América, en expresión de un hermano suyo en el episcopado. Estaba
presidiendo la celebración de la eucaristía y una bala asesina acabó con
aquella celebración en la que culminaba el culto que él daba permanentemente al
Padre: el ofrecimiento de su vida en favor de la vida del pueblo; la entrega
de su vida como expresión de su amor leal al Padre y a sus hijos.
LA
SAMARITANA
Los judíos
no se llevaban bien con los samaritanos. Los consideraban herejes y
evitaban cualquier contacto con ellos, y el peor insulto que podía hacerse a un
judío era decirle «samaritano ».
Los
galileos, que se mantenían unidos a los judíos, cuando tenían que ir a
Jerusalén procuraban dar un rodeo por las tierras del otro lado del Jordán para
no pasar por la región de los herejes. Pero Jesús, dice el
evangelio, «tenía que pasar por Samaría». Tenía que ofrecer también a. ellos su
mensaje, su Espíritu, el agua viva que sacia definitivamente
la sed de Dios que la persona humana siente. En un pueblo de Samaría, Jesús se
encuentra con una mujer. Se trata de una mujer de vida alegre que
ha sido esposa de cinco maridos y que ahora vive con alguien que no es su
esposo.
Según el
modo de contar las cosas que el evangelio tiene, esta mujer representa a
Samaría, a todos los samaritanos. Ellos habían abandonado a Dios dando culto a
cinco dioses falsos (cinco maridos), aunque desde hacía algún tiempo intentaban
dar culto al Dios de los judíos. Jesús, enviado por Dios, que ha sido fiel a su
pueblo a pesar de la infidelidad de éste, se acerca a Samaría para ofrecerle la
definitiva reconciliación con Dios.
Una de las
causas de la división entre Judea y Samaría era la pretensión de los
samaritanos de dar culto a Dios en su tierra, sin tener que ir al templo de
Jerusalén. De hecho, en el año 128 antes de Cristo los judíos habían destruido
un templo que los samaritanos tenían en el monte Garizín. Por eso es lógico
que, cuando la samaritana toma conciencia de que el que le habla lo hace en
nombre de Dios, le pregunte acerca de aquel problema que tantos enfrentamientos
había provocado: ¿dónde debemos dar culto a Dios? ¿Aquí, en nuestra tierra, o
en Jerusalén?
La respuesta
de Jesús no da la razón a nadie. Es verdad, dice, que la salvación de Dios
«proviene de los judíos» (la salvación es Jesús, judío de raza); pero eso va a
dejar -ha dejado ya- de tener importancia, pues por medio de Jesús Dios ofrece
su amistad -y algo más que su amistad- a todos los hombres, sin discriminación.
Hasta ahora, el culto a Dios dividía a los hombres y a los pueblos porque
estaba limitado por las paredes de un edificio situado en un lugar concreto
adonde había que acudir, por unos mediadores con los que había que contar, por
unas ceremonias que había que realizar. Pero llegan tiempos nuevos en los que
todo eso no será necesario: «se acerca la hora, o, mejor dicho, ha llegado, en
que los que dan culto verdadero adorarán al Padre con espíritu y lealtad, pues
el Padre busca hombres que lo adoren así». Y dejará de ser necesario porque
Jesús va a revelar el verdadero ser de Dios: «Dios es Espíritu, y los que lo
adoran han de dar culto con espíritu y lealtad».
Dios es
Espíritu, es decir: Dios es amor. Dios es dinamismo, fuerza
de amor que tiende a comunicarse en forma de vida y de amor. Por eso Dios se
llamará en adelante Padre, el que, por amor, da la vida. No es
un Dios distante al que hay que buscar en los lugares sagrados; ni un Dios
terrible al que haya que estar adulando constantemente para conseguir aplacar
su ira; ni un Dios lejano que necesite intermediarios para que los hombres se
entiendan con él. Es el Padre (el único al que se debe llamar
así: Mt 23,9) y se le encuentra cuando se acepta ser su hijo y comportarse como
un hijo suyo. Y si, como dice el evangelio de Juan en otro lugar, el Padre
«demostró su amor al mundo llegando a dar a su Hijo... para que el mundo por él
se salve» (3,16-17), los que acepten ser hijos de Dios deberán corresponder a
su amor contribuyendo a la felicidad de todos los hombres, que es lo que el
Padre quiere. Ese es el culto que Dios quiere: la práctica del amor leal; amar
con el mismo amor de Dios, con la fuerza de su Espíritu, a nuestros hermanos
los hombres.
La república
centroamericana de El Salvador vivía -vive aún- días terribles de represión.
Junto a otros miembros del pueblo salvadoreño, muchos cristianos dieron su vida
por amor a su pueblo. Entre ellos, Rutilio Grande, un cura muy cercano a Oscar
Romero que, asesinado, murió amando, según dijo el mismo Oscar
Romero en la homilía de su funeral. Toda esa sangre derramada hizo comprender
al arzobispo lo que él sabía sólo en teoría: que el amor era la salvación para
su pueblo. Y se dedicó a amar -defendiéndolo- a su pueblo. Y convirtió su
actividad de obispo, y en especial su predicación de los domingos, en servicio
de amor para con su pueblo. El 23 de marzo de 1980, quinto domingo de Cuaresma,
en la predicación de la misa, exigió a los soldados del ejército de El Salvador (el
presidente era entonces un demócrata-cristiano (!)) que
dejaran de disparar contra los miembros de su pueblo. Al día siguiente,
mientras celebraba la eucaristía, una bala de aquel ejército le partió el
corazón. Así culminó su amor leal para con su pueblo. Y en su muerte se llenó
de sentido la eucaristía que estaba celebrando: a la vez, Jesús y él daban de
nuevo la vida, por amor, para la salvación del pueblo.
II
vv. 5-42. Contraste con el rechazo en Judea: la región infiel y
despreciada por los judíos reconoce su situación y acepta al salvador. Tema
central: en la nueva relación con Dios desaparece el culto localizado y ritual
(templos); el culto verdadero es la práctica del amor, expresión del Espíritu.
Tierra que
conserva los recuerdos de los orígenes de Israel Jacob, José; cf.
Gn 33,19; 48,22; Jos 24,32), Sicar, la antigua Siquén (Gn 33,18-20; Jos 24,32;
Os 6,9) (5).
El manantial
de Jacob (6), más adelante llamado el pozo (11.12),
que en la tradición judía se convierte en un elemento mítico, que sintetiza los
pozos de los patriarcas y el manantial que Moisés abrió en la roca del
desierto; cf. Gn 29,2-10; Nm 21,16-18. Es figura de la Ley, de la que brota el
agua viva de la sabiduría.
La mujer
(7-8) no tiene nombre propio; representa a Samaría, que pretende apagar su sed
en su antigua tradición. Encuentro del Mesías con Samaría a solas (cf. Os
2,15s). Dame de beber: Jesús pide una muestra de solidaridad
en el nivel humano elemental, que une a los hombres por encima de las culturas
y de las barreras políticas y religiosas (9).
Jesús quiere
superar la enemistad ofreciendo un don mayor que el que pide. El don de
Dios es Jesús mismo (3,16). El agua viva (10) simboliza
el Espíritu. Extrañeza de la mujer, como la de Nicodemo (3,5); no conoce más
agua que la de la Ley (el pozo) y piensa que ha de extraerse
con esfuerzo humano. No se imagina un don de Dios gratuito (11). Conoce el don
de Jacob (nos dio), pero no el de Dios (12). Insuficiencia
del don hecho por Jacob (13); la Ley no satisface al hombre (cf. Eclo
24,21-23); Jesús ofrece a todos su agua/Espíritu (Is 55), que puede satisfacer
las aspiraciones más profundas del hombre (14); el Espíritu es un manantial
interno, no externo como la Ley/pozo; el hombre recibe vida en su raíz
misma (dentro); manantial perenne que da vida y fecundidad,
desarrollando a cada uno en su dimensión personal. La Ley, externa y genérica,
despersonaliza; el Espíritu personaliza y comunica una vida que supera la
muerte (definitiva). La mujer, dispuesta a abandonar el pozo
de la Ley/tradición, que no calma su sed.
Obstáculo
para recibir el agua/Espíritu. Cinco maridos (16-18), trasfondo
del libro de Oseas, donde la prostituta (Os 1,2) y la adúltera (3,1) son
símbolos del reino de Israel, que tenía a Samaría por capital. Prostitución y
adulterio: la idolatría, haber abandonado al verdadero Dios (Os 2,4.7-9.15).
Alusión a 2 Re 17,24-41, donde se narra el origen de la idolatría de los
samaritanos y se mencionan cinco ermitas de dioses, además del culto a Yahvé (2
Re 17,29-32). A estas cifras aluden las palabras de Jesús.
Piensa que
la relación con Dios es cultual (19-20). No se trata de elegir entre templos,
ha terminado esa época; no hay lugar privilegiado (2,19-12). Mujer (21)
significa esposa (cf. 2,4). En contraste con la madre de
Jesús, que representaba al Israel fiel, la samaritana representa al Israel
infiel. Nuevo nombre de Dios: el Padre (21), el dador de vida. Nueva relación,
establecida por la comunidad de Espíritu entre Dios y el hombre; excluye todo
particularismo (12: nuestro padre Jacob; 20: nuestros
padres). Vínculo familiar y personal; el culto será también personal,
en el marco de la relación hijo-Padre.
Lo que no
conocéis (22), alusión a la infidelidad/idolatría de los samaritanos
(cf. Dt 13,7). La salvación que proviene de los judíos es Jesús mismo como
Mesías (26), salvador de la humanidad entera (cf. 11,52).
El verdadero
culto a Dios (23) suprimirá el culto samaritano y el judío. No se dará a un
Dios lejano, sino al Padre, unido al hombre por una relación personal. Se da
culto, se honra al Padre siendo como él, colaborando en su obra creadora,
actuando en favor del hombre. Los antiguos cultos y templos, sustituidos por el
amor leal al hombre (cf. 1,14.17) (el culto con Espíritu y
lealtad), que prolonga el del Padre. Urgencia del amor del
Padre (el Padre busca). Dios es Espíritu (24), dinamismo de
vida/amor; el hombre/hijo ha de comportarse como su Padre: sintonía que lleva
a la semejanza. El culto antiguo subrayaba la distancia, humillando al hombre
ante Dios; el nuevo (la práctica del amor fiel) tiende a suprimirla, haciendo
al hombre cada vez más semejante al Padre. Revelación del Mesías (25-26).
Los
discípulos: inferioridad de la mujer (27). La respuesta de la samaritana
(28-30) y la de los habitantes abre el horizonte de la cosecha inmediata.
Para mí es
alimento (cf. Sal 119,103; Prov 9,5, de la Ley) (34): el
designio de Padre es comunicar a los hombres el Espíritu; en otras palabras,
terminar la creación del hombre comunicándole la capacidad de amar.
Realizar el
designio del Padre se expresa ahora en términos de siembra y siega (36), que
están en función del fruto. El salario, el fruto mismo.
Al ocupar la
tierra prometida, Israel gozó de bienes que no había trabajado (Dt 6,10s; Jos
24,13). Así ocurrirá ahora a los discípulos, quienes gozarán de la vida en la
comunidad mesiánica, nueva tierra prometida, sin esfuerzo propio (37-38),
mientras Israel, que rechaza a Jesús, se verá privada de ella (Dt 28,30; Miq
6,15).
La noticia
dada por la mujer (39-40) hace comprender a los samaritanos que ha llegado
para ellos la hora de la misericordia de Dios (Os 7,1). Dos días, cf.
Os 6,2: En dos días nos hará revivir. La fe, fruto del
contacto personal con Jesús (41-44). Salvador del mundo, cf.
1,29: el que quita el pecado del mundo; 3,16. El tema del
profeta rechazado por los suyos se había hecho proverbio (Mt 13,57; Mc 6,4; Lc
4,24; Jr 12,6-9; cf. Jn 1,11).
III
Recordemos
el carácter más o menos aleatorio que tiene la distribución de los textos
bíblicos en la liturgia católica. No existe ninguna explicación de cómo se ha
hecho tal distribución, ni de por qué tal texto en tal fecha. Una comisión lo
decidió así, y no se conocen los criterios que siguió. Quien quiera puede
conjeturar sobre ellos. Se observa una “asociación de ideas” o de imágenes
entre la primera y la tercera lecturas, mientras la segunda con frecuencia va
por sus caminos propios, sin ninguna relación a las otras. La sucesión de los
domingos tampoco muestra un criterio claro (como podría ser el de dar pie a un
proceso sistematizado de formación teológica o bíblica), ni se da oficialmente
la libertad para que al menos algunas comunidades especiales (jóvenes, grupos
de formación, ambientes especiales...) pudieran hacer su propio «calendario
litúrgico»... Son temas que quedan pendientes para una próxima reforma
litúrgica...
Por lo
demás, es claro que los textos propuestos en la liturgia están siempre a
disposición de una interpretación libre. Son como una poesía o una imagen
simbólica: cada comunidad es libre de abordarlos desde el punto de vista que
prefiera, y es casi imposible que dos cristianos, dos biblistas o agentes de
pastoral encuentren la misma resonancia ante un mismo texto: a cada uno le
evocará recuerdos y sugerencias de acción distintos. «Lo que se recibe, se
recibe según el modo del que recibe», dice el adagio clásico. Aquí también.
Nuestro
Servicio Bíblico Latinoamericano ofrece estos comentarios teológico-pastorales
a los textos bíblicos de la liturgia (católica) también desde una sensibilidad
propia, con un transfondo de opciones, de visión del mundo y de vivencia de la
fe, propios. Y los ofrece con humildad, sabiendo que no son los únicos, ni los
mejores; son simplemente los nuestros, los que podemos compartir con quienes
sintonizan con esta espiritualidad que con frecuencia llamamos
«latinoamericana», no necesariamente de un modo geográfico-material, sino en
referencia a una «geografía espiritual».
Después de
esta introducción que no es “propia de este domingo”, entremos de lleno al comentario
de los textos.
El
texto estrella es el de la samaritana. Prácticamente, el capítulo cuarto entero
del evangelio de Juan. El famoso episodio del encuentro de Jesús con la
samaritana.
Algo que nos
parece importante siempre que se comenta un texto del evangelio de Juan, es la
apelación a su carácter simbólico peculiar. Juan no es un evangelio sinóptico,
no es un texto narrativo, ni lo que nos cuenta es probablemente histórico. Juan
es un evangelio enteramente simbólico, en el que los símbolos han sido extrapolados
hasta desplazar a la realidad. En Juan no hay símiles, sino identificaciones:
Yo soy la vid, le hará decir Juan a Jesús; no “yo soy como la vid”, no, sino
que “soy la vid verdadera”, las demás vides -las de la realidad- no son
verdaderas. “Yo soy el Pan verdadero”: el resto de los panes son... sucedáneos.
Yo tengo el agua verdadera, la que “salta hasta la vida eterna”, la otra no
quita la sed...
Al comenzar
a comentar cualquier texto del evangelio de Juan es bueno recordar este estilo
literario y simbólico enteramente peculiar de Jesús. Por respeto al público
oyente sencillo, es conveniente recordar muy claramente que no estamos
escuchando sencillamente la narración de una conversación tal como fue, sino
que se trata de una sofisticada composición teológica, con intenciones muy
profundas y a veces nada fáciles de detectar. Y que, claro está, se inscribe en
el mundo mental e ideológico peculiar de Juan, enormemente alejado del nuestro,
y que esta barrera cultural que nos separa del autor exige prudencia para no
dar por válida cualquier conclusión.
De entre las
muchas interpretaciones de que este texto puede ser objeto, nos vamos a fijar
en dos dimensiones menos acostumbradas, y muy elocuentes para hoy: la
superación de la religión y, consecuentemente, la apertura al diálogo
interreligioso.
Está de moda
el diálogo interreligioso en la teología y en el cristianismo en general. La
situación del mundo actual no sólo lo posibilita sino que lo hace inevitable.
El mundo actual está “barajado’ religiosamente. A diferencia del pasado, en el
mundo actual las sociedades son plurales, cultural y religiosamente. Las
migraciones, los intercambios y la misma «mundialización», hacen que todas las
religiones se encuentran hoy diariamente con las demás,constante e inevitablemente,
mientras que durante milenios han vivido prácticamente aisladas, tan distantes,
que cómodamente podían pensarse a sí mismas como únicas.
Jesús no
vivió en este contexto pluralmente religioso como el nuestro, pero sí tenía que
pasar por Samaria en sus viajes de Galilea a Jerusalén y viceversa. Este
episodio simbólico del evangelio de Juan nos permite representarnos el
comportamiento de Jesús respecto a este pueblo que, si bien no era propiamente
de “otra religión”, era considerado incluso como más distante, por ser tenido
como hereje o cismático.
Jesús
dialoga con la samaritana, incluso por propia iniciativa. Juan no nos lo
presenta como a la defensiva o sólo respondiendo. La iniciativa original, el
acercamiento, es de Jesús.
Puede ser
importante destacar que Jesús dialoga interreligiosamente porque tiene un
transfondo de «teología pluralista de las religiones», diríamos en lenguaje
actual, con evidente anacronismo. No es primero el diálogo, y después la
teología de las religiones, sino al revés: porque se tiene una visión abierta
de la relación entre las religiones, por eso es por lo que se puede dialogar
interreligiosamente.
¿«Dónde hay
que adorar, en Jerusalén o en Garitzín»?, le pregunta la samaritana. Es decir,
¿cuál es la religión verdadera? Y Jesús tiene una respuesta verdaderamente
revolucionaria, que todavía no han asimilado los teólogos del pluralismo
religioso. Jesús no dice que Jerusalén o Gartizín resulten opciones inválidas
(religiones falsas), pero sí dice que quien quiera ir más al fondo («los
verdaderos adoradores») no va a tener que ir ni a un lugar ni a otro, ni en una
ni en otra religión, sino «en espíritu y en verdad», es decir, adentrándose
verdaderamente en la «religación» profunda.
Es una
respuesta revolucionaria: las religiones son relativas, hay algo más allá de
ellas, a cuyo servicio están todas. No hay una religión absoluta, a la que
todas las demás deban ceder el paso. La única religiosidad absoluta (la “única
religación verdadera”) es la «adoración en espíritu y en verdad», más allá de
una u otra religión.
Un autor
como Thomas Sheehan (The First Coming: How the Kingdom of God Became
Christianity, Random House 1986), sostiene que la novedad de Jesús consiste en
la abolición de todas las religiones, de forma que podamos redescubrir nuestra
relación con Dios (religación) en el mismo proceso de la creación y de la vida,
en la historia. Puede asustar semejante afirmación, pero sólo de entrada.
Recordando bien, sabemos que Jesús no «fundó» la Iglesia (es ésta la que se
fundó después, y se fundó en Jesús). Jesús siempre se mantuvo judío, y nunca
pensó en fundar otra religión, sino en todo caso en superarla. ¿Habrá sido el
cristianismo una demediada inteligencia de lo que Jesús quería, aquello que
luego cristalizó en el siglo IV en medio de los enormes condicionamientos
históricos de aquella época marcada por un imperio en decadencia? ¿Será que
hoy, en medio de una grave crisis de las religiones y particularmente de las
instituciones religiosas, se nos presenta una nueva y mejor oportunidad de
entender y poner en práctica el mensaje de Jesús? No sabemos, pero la vuelta a
Jesús nos invita a reflexionar y discernir con humildad, y a buscar con
paciencia.
Se extiende
y se cita cada día más la distinción entre «religión y religación»... siendo lo
importante lo segundo, la «religación» -sin atarse demasiado a su etimología-,
mientras que la religión, las religiones, no serían más que formas concretas
diferentes que esa dimensión profunda del ser humano ha adoptado a lo largo de
la historia. Lo importante -es obvio- no son las formas, sino el contenido que
vehiculan, la dimensión profunda a la que responden. ¿Y quién nos dice que esa
dimensión profunda no puede asumir otras formas diferentes, o que no las está
asumiendo ya, y que eso que llamamos crisis de la religión no es más que una
transformación de las formas que la religación va a adoptar en el (próximo)
futuro? Probablemente la crisis de la religión va a ser -o está siendo ya- la
oportunidad de la religación.
Para la
revisión de vida
Jesús dice a
la samaritana que «los verdaderos adoradores, adorarán al Padre en espíritu y
en verdad», es decir, con el corazón, desde lo profundo, y con las obras de la
justicia y del amor, no tanto con ritos o prácticas de «la religión verdadera»
(Jerusalén o Garitzín). Mi religión... ¿está todavía muy pendiente de lo
superficialmente «religioso», o apunta hacia la profundidad de la «religación»,
de una «religión más allá de la religión formal»? ¿Qué tipo de culto le doy yo
a Dios? ¿«En espíritu y en verdad»? ¿Veo el templo como un valor absoluto, o
reconozco que Dios habita, sobre todo, en los pobres, en la justicia y el amor?
Para la
reunión de grupo
Las
respuestas de Jesús a las dudas e inquietudes de la mujer samaritana se elevan
a principios fundamentales que hoy han cobrado palpitante actualidad en el tema
del “pluralismo religioso”. ¿Dónde hay que adorar, en Jerusalén o en Garitzín?
¿Cuál es «la religión verdadera»? ¿Qué sentido tiene esta pluralidad tan
numerosa de religiones? ¿Hay una religión que es la verdadera frente a las
demás? ¿El Tíber de Roma es mejor que el Jordán de Palestina, o el Ganges de la
India, o el Támesis de Londres o cualquiera de los “ríos sagrados” que dan
cauce a las expresiones religiosas de la humanidad? Analizar en grupo la
respuesta de Jesús a la samaritana. Ver su aplicación hoy día no ya a la
alternativa Jerusalén/Garitzín, sino a la problemática tan llamativa del pluralismo
religioso.
Tomar algún
otro de los temas teóricos sugeridos en el comentario a las lecturas, con su
bibliografía sugerida, y organizar una reunión de estudio.
Para la
oración de los fieles
Para que
como Jesús tengamos una actitud de apertura y diálogo hacia todos los hermanos,
sean de la religión que sean. Roguemos al Señor
Para que
acojamos con respeto y con cariño la pluralidad religiosa creciente de nuestras
sociedades, cultivando actitudes de apertura, de convivencia fraterna y de
colaboración. Roguemos al Señor.
Para que
pongamos el acento en ser religiosos «en espíritu y en verdad», como pedía
Jesús, seguros de que ahí nos encontraremos con todos los hermanos y hermanas
de todos los credos. Roguemos...
Para que
aquellos que, en nuestra sociedad moderna, mueren de sed de amor, de cariño, de
compañía, encuentren personas cercanas y solidarias. Rogamos...
Para que
todos los que viven sirviendo a sus hermanos nunca desfallezcan por cansancio
ni desánimo. Roguemos...
Para que
asumamos con esperanza los desafíos y las oportunidades que nos presenta la
crisis actual de las religiones. Rogamos...
Oración
comunitaria
Dios, Padre
Madre universal, que en Jesús nos indicas cuál es la verdadera religión, más
allá de toda religión formal. Haz que comprendamos que ha llegado la hora en
que como verdaderos adoradores te adoremos en espíritu y en verdad, en justicia
y amor, en apertura y solidaridad con todos nuestros hermanos y hermanas. Como
nos enseñó Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.
Misterio
infinito cuya sed han sentido todos los humanos desde el comienzo de su
existencia... que has hecho emerger en la conciencia colectiva de los pueblos
innumerables formas de reverencia, de adoración, de mística, de
transcendencia... de religación o espiritualidad, expresada después, en los
últimos milenios, en las religiones, grandes y pequeñas, de todos los
pueblos... Continúa animando, inspirando, moviendo en lo profundo, vitalizando
la inmensa religación que nos une y nos transforma, a la búsqueda de formas más
adecuadas para comulgar en Espíritu y en Verdad.
Estos comentarios están
tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a
saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
- Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org
- El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
- Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org
- El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico
No hay comentarios:
Publicar un comentario