Ensayo de ética filosófica general
André Léonard
Me
dispongo a publicar una pequeña síntesis de este libro de André Léonard,
filósofo y profesor en la Universidad de Lovaina. El objetivo de este trabajo
es ofrecer una lectura rápida, de algunas obras que, como la presente, se nos
presentan como luminosas para la vida y el comportamiento humano. Lo ideal y
más conveniente es leer el libro entero, pero para aquellos que no puedan
hacerlo, aquí les presento un pequeño resumen. En la publicación de hoy me
limito a la presentación general de la obra, siguiendo la introducción del
propio autor.
Esta introducción la subdivide en cuatro apartados:
1.-Una
ciencia puramente descriptiva?
2.-Una
ciencia normativa del obrar humano.
3.-Una
ciencia normativa categórica del obrar humano.
4.-Una
ciencia racional que compromete el sentido del hombre.
1.-Una ciencia puramente descriptiva?
Etimológicamente:
- Moral viene del latín mos, moris, que significa: modo de obrar, comportamiento, hábito,
costumbres.
-Ética viene del griego êthos, que significa: carácter, costumbres, usos.
Ambos
términos son sinónimos; sin embargo, se reserva frecuentemente el término
<<ética>> para la parte general de la moral. Apunta Léonard que
para conformarse con este uso la presente obra debería titularse: El fundamento de la ética.
André, distingue en el desarrollo histórico del pensamiento ético dos grandes posiciones a la hora de abordar el discurso ético:
-discurso
descriptivo.
Cuando se habla de moral descriptiva, el término <<descripción>> se opone a <<prescripción>>. Una moral puramente descriptiva es, pues, una moral no normativa, es decir, una moral que, al no indicar norma alguna, no dice cómo hay que obrar, sino que se contenta con describir el obrar humano efectivo. Así, la moral sería una ciencia que estudia los hechos morales de la misma manera que la sociología considera los hechos sociales.
Entendida así, la ciencia moral tendría las mismas etapas metodológicas de las demás ciencias positivas, a saber:
1.-Inventario
de los hechos.
2.-Observación
de las correlaciones entre los hechos.
3.-Construcción
de hipótesis destinadas a explicar los hechos y las correlaciones observadas,
hipótesis que, si se verifican por la experiencia, permiten enunciar una ley.
Esta
concepción de la moral es la que reina en todas las corrientes de pensamiento
de inspiración positivista.
Positivismo:
sería el sistema filosófico según el cual el saber elaborado por las ciencias
positivas constituye el modelo y la norma de todo saber auténtico. (El positivismo lo explicaremos en
publicaciones posteriores).
Continúa
el filósofo belga: si el patrón de la verdadera ciencia es el método de las
ciencias positivas, es claro que la única ciencia moral aceptable será la
ciencia descriptiva de las costumbres con exclusión de toda normatividad.
Lévy-Bruhl, publica su obra La Moral y la ciencia de las costumbres, en 1903, obra típica donde
se desarrolla este discurso descriptivo positivista de la moral (propia del s.
XIX). Léonard, después de analizar esta obra, concluye que incluso el
positivismo termina proponiendo reglas o pistas para <<bien>>
vivir.
2.-Una ciencia normativa del obrar humano.
Más
allá de la simple etimología nos preguntamos por la naturaleza profunda de la
moral; encontraremos que ésta se define, no como una ciencia puramente
descriptiva, sino como una ciencia normativa del obrar humano.
Por encima de las tomas de posición filosóficas, cada uno entiende intuitivamente y admite en la práctica los imperativos de la vida y la urgencia de la acción. Así, en las decisiones importantes de la vida, nadie -ni siquiera el mayor positivista del mundo- se remite simplemente a las estadísticas sobre el comportamiento humano. Esta información sociológica podrá ser aclaradora, pero, en lo esencial, el que ha de tomar una decisión de peso buscará un principio, es decir una norma capaz de guiar la decisión.
3.-Una ciencia normativa categórica del obrar humano.
La
normatividad de la moral puede entenderse en dos sentidos diferentes:
3.1.-Se trataría de una norma de conducta condicional, es decir, sometida a
una condición: <<Si quieres…>>.
André pondrá como ejemplo el pensamiento moral de Epicuro, fundado sobre
el principio del placer: es moralmente bueno lo que asegura el placer más
intenso y el más duradero posible. Ahora bien, si se quiere alcanzar este
placer máximo, la experiencia demuestra que hay que saber dar pruebas de mesura
y mostrarse moderado. La moral de Epicuro es, pues, paradójicamente, muy poco
<<epicúrea>>.
3.2.-En esta segunda concepción de la normatividad, la ciencia moral define y
prescribe el obrar que conviene al hombre absolutamente o incondicionalmente.
No dice: <<Si quieres obtener al fin, entonces recurre a tal
medio>>, sino que ordena: <<Debes absolutamente obrar o no obrar de
tal o cual manera, porque en ello está tu deber incondicional>>. La norma
se presenta como una obligación absoluta. Uno o el mayor defensor de este modo
de entender la ética lo encontramos en el pensamiento de Kant.
André Léonard tiene como objetivo en El fundamento de la moral mostrar que hay algo absoluto implicado en la existencia moral del hombre. Y ello, porque las facultades superiores del hombre (inteligencia y voluntad) están constitutivamente abiertas a lo absoluto, e incluso al Absoluto.
Inteligencia: el hombre a diferencia
del animal está abierto al conjunto de los objetos; se halla infinitamente
abierto a toda la realidad, e incluso a todo sentido; así mismo, el espíritu
humano no llegará nunca a saciarse mediante una suma de conocimientos, por grande
que sea. Aspira siempre a más. Sólo la verdad plena del ser mismo, sólo la
plenitud del ser subsistente podría llenarle totalmente.
Voluntad: el deseo humano, a diferencia
del apetito animal, no está limitado en su dinamismo a determinados fines. Se
orienta, de forma absoluta, hacia lo único que es capaz de saciarlo, a saber,
la bondad, no de tal o cual bien o conjunto de bienes, sino del ser mismo en su
totalidad y, en último término, de Aquel que es el Bien subsistente. En cada
uno de sus movimientos particulares, la voluntad se dispara hacia el infinito a
la búsqueda de un bien mayor. Por consiguiente, hay algo absoluto comprometido
en el más pequeño de nuestros actos voluntarios.
En
moral no se trata tan sólo de buscar un arte para vivir feliz. Se trata de
encontrar lo que el hombre debe hacer para ser digno de su humanidad. Entendida así, la ética, es la ciencia de
los valores que el hombre ha de asumir para comportarse como debe. Es la
ciencia de lo que debe ser, absolutamente, en función de lo que el hombre es,
aquello sin lo cual no respondería a la llamada inscrita en su naturaleza más
profunda. Concluye este punto el pensador belga diciendo que la moral es la
ciencia normativa categórica del obrar humano.
4.-Una ciencia racional que compromete el sentido del hombre.
De
dónde viene y a dónde va el hombre? De este interrogante la moral no se puede
desentenderse, si la moral es la ciencia normativa categórica del obrar humano,
la ciencia de lo que el hombre debe ser. El moralista, a diferencia del
matemático u otros científicos, no puede desentenderse del horizonte
antropológico y metafísico.
Contenido del libro:
Léonar
presenta un tratado de estricta filosofía moral que expone la regla del
comportamiento humano a la única luz natural de la razón; a partir de la palabra
que el hombre pude articular, según sus propios recursos, sobre el sentido de
su libertad y de su obrar.
El libro está compuesto por seis
capítulos:
1.-La estructura del obrar humano.
2.-El punto de inserción del valor
moral en el obrar humano.
3.-La esencia del valor moral y la
norma de la conciencia moral.
4.-La ley natural y la conciencia
personal.
6.-La moralidad y la felicidad.
7.-Moral cristiana y moral
filosófica.
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