domingo, 1 de septiembre de 2013

Pregón y bajada Divina Pastora Gójar Granada

EXALTACIÓN DE LA BAJADA
DE LA
DIVINA PASTORA
DE GÓJAR 
Francisco Javier Segura Márquez
Iglesia Parroquial de
Ntra. Sra. de la Paz
 
24 de agosto de 2013
Fiesta del
Señor San Bartolomé, Apóstol
EN LA ALTURA 
Pastora, que allí en el cielo
vivís en Dios y con él,
Pastora, que en un vergel
sois de las flores anhelo,
Pastora, venid, que el suelo
de Gójar, toda su gente,
Virgen piadosa y clemente,
está, por gozar contigo,
como los campos sin trigo
aguardando la simiente. 
Gójar está sin estar,
porque si tú no estás falta,
la luz que dora y esmalta
la sierra y el olivar.
Si tú no estás, va a pasar
Septiembre sin darnos cuenta.
 
Va a quedar la vestimenta
de estreno sin estrenarse,
la fiesta sin disfrutarse…
 
Pasará la tarde…lenta…
pesada, sin fin ni hora…
Pasarán sin ti, Pastora,
atardeceres cobaltos…
y hasta en los montes más altos,
do la fuerza creadora
chifla en el viento canciones,
latirán los corazones
con distinta voz sonora.
Los niños, que no han nacido
todavía, en las entrañas
sentirán también que empañas
este gozo apetecido.
Sentirán que no han vivido
si hoy de tu camarín
no quieres bajar. Te pido…
 
Te pido no, te suplico,
te lo ruego y te lo canto,
en el idioma esperanto
del amor que es el más rico.
Si es preciso sacrifico
el verso y hasta el pregón.
Por mi total donación,
atiende, Pastora amada,
como hilada y enhebrada,
mi cantarina oración.
 
Te pido yo pedigüeño,
mendigo de tu hermosura,
que olvides por nuestra altura
el cielo donde te sueño.
Tu pueblo es como un barreño
de loza de Monachil.
Tu pueblo es como un abril
sin lluvia y sin torrentera,
si falta en su primavera
tu carita de marfil.
 
Su otoño pinta de pardo
las flores si tú no quieres,
que brote de las mujeres
la ofrenda blanca del nardo.
Si tú no quieres, me guardo
el resto para otro día.
Pero bien sabes, María,
mi agenda y sus tachaduras.
Pastora, ¿tú te figuras
lo que ocurrirnos podría?
Si no bajas, gloria mía,
será el mundo un precipicio,
que olvidando el beneficio
de tu feliz cercanía,
malgastará cada día
en desorden sin principio.
 
Baja, Pastora, por mí,
que he venido a descenderte,
baja que quiero ponerte
más cerca, para que así
la gloria que yo sentí
al conocerte comparta.
Un verso y otro se ensarta
y me ayuda a recordar
que yo te puse un altar
cuando leí aquella carta. 
Cuando leí lo que Ángeles
nos contó, que no sabíamos,
cuando descubrí en la historia,
otra razón y motivo,
para saberme, Pastora,
con más razones tu hijo.
Yo soy de la Primitiva
Hermandad que con el título
de Pastora te dio culto
y bajo tu patrocinio,
creció y creció y hoy su historia
dejó atrás ya los tres siglos.
Yo me siento hoy, Pastora,
igual, lo mismo, lo mismo
que el mayordomo valiente
que echó un verano enterito
recorriendo Andalucía
montado sobre un pollino,
de Gójar hasta Sevilla
solo por un papelillo.
Un papel que le firmaron
los hermanos primitivos,
compartiendo privilegios,
de indulgencias y otros signos,
con que honraron a mi Virgen
pontífices y arzobispos.
 
Hoy al revés, la Hermandad
Primitiva se ha rendido,
y si fue aquél, mayordomo,
hoy el secretario quiso,
compartir el privilegio
con vosotros del cariño
que entregáis a la Pastora
cuando agosto no es el mismo,
porque Septiembre, ese mes
sagrado siempre y bendito,
está llamando a la puerta
llama y llama y no le abrimos.
 
Septiembre, espera, paciencia…
verás...se me ha ocurrido
un plan que puede gustarte…
¿Te lo cuento, te lo digo? 
Baja con ella, septiembre,
haz con tu bochorno nubes
para que en ellas se siente. 
Septiembre, espera que baje,
y llega también con ella
mientras se acortan tus tardes. 
Septiembre, corre ve y dile,
saltarín del almanaque,
que unirnos siempre consigue.
 
Baja con ella, septiembre.
Bájalo, Pastora, tú,
si él a bajar no se atreve.
 
Aquí os espera, Pastora,
la candelaria encendida
de los amores de Gójar.
 
Aquí te espera, Septiembre,
la devoción de este pueblo,
que con nombrarte se enciende. 
No te olvides los milagros,
que Dios en tu nombre hace,
las curaciones de enfermos,
y alivios inexplicables.
 
Baja contigo, Pastora,
como una corte de ángeles,
que extiendan por nuestras casas
lo que más falta nos hace.
 
Bájanos, Pastora, un poco
de alegría y de coraje,
para que no sean las fiestas,
igual que estrellas, fugaces,
que nos pinten la sonrisa
que luego pueda borrarse.
Deja Septiembre instalado
en tus hermanos. Tú sabes.
Bájate del camarín
a los gojeños de antes,
a los paveros de siempre
para que vuelvan y pasen
las fiestas junto a nosotros,
para que cuando se marchen,
no se marchen sino vuelvan
al camarín admirable,
que está cubierto al completo
como a dos coros de salves.
Baja, Pastora de Gójar,
del camarín a las calles,
y convierte nuestra iglesia
en risco donde abrazarte.
 
Hoy Septiembre y la Pastora
bajan juntos.¡Prepararse!
¡Gójar recibe esta noche
la visita de su Madre!
DESCENDIENDO 
Ya imagino que la abrazan
los que siempre la abrazaron.
Ya veo lo que me contaron.
Ya mis versos desretazan
aquello que imaginaron. 
Hay un silencio allí arriba
sin campanilla y pandero.
Hay un silencio pavero,
que quien pueda que lo escriba.
Yo me rindo por entero.
 
Tiene que ser un silencio,
como el silencio serrano,
que retumba en los oídos
de aquel que ha venido a hablaros,
acostumbrado a los ruidos
de los conflictos del tráfico.
 
Arriba en el camarín,
no hay que ceder el paso,
no hay señales restrictivas
ni hay balizas ni hay semáforos,
porque está todo dispuesto
así como lo esperábamos. 
Que no hay en el camarín
disputas ni conciliábulos,
ni “aquél vino y éste fue”,
no hay cotilleos baratos.
 
Lo que hay arriba es tan sólo
un lugar siempre sagrado,
sagrado porque está Ella
sentada sobre el peñasco,
apacentando las almas,
con el tirón del cayado.
 
Silencio que ha de romperse,
silencio que transformamos
en jaleo y en desorden
mientras nos organizamos.
“Tú a esa esquina, tú a esa otra,
tú por detrás, tú guiando”,
y la Pastora desciende
al pueblo de su arrebato.
 
Si con campanas, repique,
si con cohetes, escándalo,
si con pétalos, mil flores,
si con vivas, dicho en alto,
si con palmas, ovaciones,
si con carteles, pegados,
si con colectas, repletas,
si con flores, todo el paso,
si portándola, el esfuerzo,
si mirándola, rezando,
si en el balcón, colgaduras,
si en la ventana, las manos,
si en el dormitorio, lágrimas,
si muy lejos, anhelándolo…
 
La alzan del camarín,
y ya la llevan en brazos.
Hay un clamor delirante
que aguanta bien ese rato.
 
El cristal del camarín
se convierte en relicario,
hacia fuera y hacia dentro,
como queramos mirarlo.
Hacia fuera, se concentran
en la iglesia tantos, tantos,
que rebosa la parroquia
de la Paz de parroquianos.
Hacia dentro, la Pastora,
y sus más fieles al lado,
acariciando su cuerpo,
por la escalera bajándolo.
 Escalón por escalón,
como si fuera el Rosario,
se llenan de Avemarías
calladamente los labios.
La oración es banderola
que llevan todos colgados,
mástiles que pone el pueblo
sin que haya que pagarlos. 
Yo imagino su bajada
aunque yo nunca la vi…
La veo como que camina,
y va en la tarde enrizada
una media granaína.
 
Media, porque no sea entera,
entera no pué cabé.
La iglesia, como expectante,
mientras que baja, la espera
para tenerla delante.
 
Va a bajar y va a ponerse
en medio de nuestro amor.
Baja para darnos vida,
baja para que vivamos
olvidando su partida. 
Ya va a bajar. Ya por dentro
me retumba y me derrama
un deshielo de temores
en ríos de confianza.
 
Ya su bendición me llena
las acequias olvidadas,
riega la tierra en sequía,
y las raíces sin savia,
ya su protección me inunda
y es un venero de gracia,
que en su abrazo me circunda.
Ya está aquí nuestra Pastora,
ya está juntando alabanzas,
San Roque con el perrillo
mientras le cura sus llagas.
 
El Quinario se convierte
en novena que no acaba,
y en el nombre de María
encuentra nuevas andanzas.
Ya baja, ya. Ya está a punto,
ya está hirviendo sobre el alma,
todo lo que hay que decirle,
pero la boca se calla.
 
Ya está el arrepentimiento
y la pelea zanjada,
y la riña rota y muerta,
y la deuda…ya se paga.
Ya no hay discusión posible,
ella aúna y ella engarza,
como se engarzan las perlas,
el zafiro y la esmeralda,
soñando que a la Pastora
la coronan y la ensalzan,
mientras ella prefiriendo
sigue el sombrero de paja.
Ya está aquí, ya va a bajar,
ya se ve inquieta y lozana,
torciéndonos la carita
como que a todos nos habla.
Ya va a bajar la Pastora,
lo que pasa es que si baja,
se queda sin su refugio,
se queda sin su morada.
Pastora, Madre de Gójar,
en nombre de los que no hablan,
porque la emoción les puede,
y no saben expresarla,
yo te digo antes que bajes:
 
Baja tranquila, tan guapa,
con esa cara de rosas,
con esas pieles de nácar,
baja tus manos que agarran
fuerte el cayado y la vara,
baja tu abrazo al cordero
que se te sube a las faldas,
baja que vamos a darte,
calle y pueblo y barrio y plaza,
y vamos a darte más
y más y lo que haga falta.
Que ya va a bajar la Virgen,
van a por ella, y la sacan,
y la traen entre alegría,
como el salmo, y algazara,
y hay campanilleros locos
buscando coplas galanas.
Pueblo de Gójar, amigo
que la quieres y la amas,
que lo das todo por ella,
dale más, que más regala,
dale más de lo que tienes,
que Ella pondrá en esas ansias
cerradura de primores
por si acaso se te escapan.
Ya baja, ya va a venir,
¡qué adviento en fiesta mariana!
¡Que ya va a venir la Reina
a reinar como esperabas!
Necesita nuevos templos,
nuevas capillas que salgan,
visitantes por el pueblo
llevando fe y esperanza.
La Pastora viene al pueblo,
y te sonríe y te abraza.
Como a casa de su Isabel,
de su familia cercana.
La Pastora está bajando
para quedarse en tu casa.
LA PASTORA, EN GÓJAR 
Cambia el sobrenombre ahora,
ya no es de Gójar Pastora,
sino en Gójar luz de aurora
que despunta en el jardín.
Ya es visita a mediodía,
Ángelus de campanil,
ya es tertulia en el pretil
quizás hasta la amanecía.
 
Ya es la fiesta que se posa
cual paloma y gorrión,
cuando brinca revoltón
en la charca rumorosa. 
Mira qué guapa,
mira qué linda,
ay, Madre hermosa,
ay, Madre mía.
Mira, Mercedes,
qué guapa es,
mira, Rosario,
mira Manuel.
Mira, Maruja,
¿ya estás mejor?
¿qué te dijeron
de ese dolor?
 
Mira mi niña,
tiene tres años,
es una oveja
de su rebaño.
 
Mira mi niño,
qué zagalón,
le falta el gorro
y un buen zurrón. 
¿Mira, chiquilla,
tú eres de aquí?
¿Tú eres de Loja?
Ah, de Motril,
Otra Pastora
tienen allí.
 
¿Va bien tu madre?
Gracias a Dios.
Como tu padre,
ya no habrá dos.
Que me despisto
con mis historias,
Ay, Madre mía,
ay mi Pastora…
La voz del pueblo pide y se le entrega.
La voz del pueblo pide santa gloria.
Y Gójar pide y clama de rodillas
que bajen ya corriendo a su Pastora.
Pastora del almuerzo campechano,
a las dos de la tarde, fresca sombra,
Pastora de la siesta y el descanso,
que no es tema de antojo, más bien norma.
Pastora del café que se comparte,
Pastora de las tardes que se acortan,
Pastora que te espera en el quinario
y corre que te corre a la parroquia.
Pastora de la Misa y las lecturas,
Pastora de Evangelios que nos tocan,
la fibra más sensible y más humana,
y luego nos obligan a su copia.
Pastora del silencio meditante,
Pastora del sermón que nos convoca,
Pastora de ofertorio, pan y vino,
que en la sangre y el cuerpo se transforma.
Pastora comulgante de pan blanco,
Pastora panadera de tahona,
tornando en corderito en pan caliente
que a todos alimenta de la gloria.
Pastora del “adiós, hasta mañana”,
“mañana lees tú, ponte así mona”
Pastora del “tomarse una copita
también a mi salud, fresquita y honda”.
Pastora del que entra y del que sale,
Pastora del que en misa no reacciona,
Pastora de los ciegos y los sordos
que encima ven y oyen sin discordia.
Pastora porque estás, cuando te vayas,
Pastora que acaricia bondadosa.
 
Pastora de mi vida,
ya estás en Gójar,
ya suenan cascabeles
que te pregonan.
Y es la Pastora
regalo de los cielos
que nos la donan.
 
Pastora de mi vida,
ya estás en Gójar,
ya hay luces y hay colores
y mariposas.
Ya hay flores blancas,
ya hay nardos esperando
besar tus plantas.
 
Pastora de mi vida,
ya estás en Gójar,
ya el pueblo está viviendo
por su Patrona.
Patrona eres,
y es el pueblo de Gójar
quien más te quiere.
 
Pastora de mi vida,
ya estás en Gójar,
ya están en los rosales
brotando rosas.
Hora tras hora,
el pueblo está cantando:
Salve, Pastora.
 
¡Salve, Pastora bendita!
¡Salve que bajas y moras
en este suelo que es
tuyo porque tú lo tomas!
¡Salve, Pastora en septiembre,
cuando el verano se dobla
y se pone de rodillas
ante tu imagen graciosa!
¡Salve, Pastora, me callo,
ya no te canta mi boca,
que hay esperando en tu pueblo
violeteros de amapolas.
¡Salve Pastora querido!
dijo Fray Isidoro, y todas
las palabras que yo diga,
son escasas, son borrosas!
 
Cuando estés, comprenderé
los vivas que nos afloran,
comprenderé que este pueblo
antes que muchos de moda,
supo quererte a conciencia,
amando a su modo y forma.
¡Salve Pastora querida,
que el verso se me equivoca!
Claro está: bajas al pueblo,
pero parece otra cosa.
O Gójar al cielo sube
o el cielo suelo se torna.
O la Pastora en el pueblo,
o el pueblo en la misma gloria.
Suban o bajen, da igual,
lo que importa es lo importa.
Que va a comenzar el gozo,
que nos reúne y convoca.
Yo le pido a la Hermandad
que baje ya a la Señora,
y la ponga entre nosotros
y corte mi requiloria.
¡Que va a bajar nuestra Madre!
¡Que va a bajar la Pastora!
¡Viva la Madre amorosa!
¡Viva la reina del pueblo
que es la Pastora de Gójar! 
VIVA LA DIVINA PASTORA
VIVA LA MEJOR PASTORA ASUNTA
VIVA LA MADRE DE GÓJAR
VIVA LA HERMANDAD DE GÓJAR
VIVA LA HERMANDAD PRIMITIVA
VIVA LA REINA DEL CIELO
VIVA LA ALEGRÍA DE NUESTRAS VIDAS
VIVA LA PASTORA DE GÓJAR
VIVA LA MADRE DE DIOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
 
 

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