LUZ DEL DOMINGO
Domingo, 25 de diciembre de 2016
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
CICLO A
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
CICLO A
Primera lectura: Isaías 52, 7-10
Salmo responsorial: Salmo 97
Segunda lectura: Hebreos 1, 1-6
Salmo responsorial: Salmo 97
Segunda lectura: Hebreos 1, 1-6
EVANGELIO:J uan 1, 1-18
COMENTARIOS
I
A DIOS NADIE LO HA VISTO JAMÁS
A DIOS NADIE LO HA VISTO JAMÁS
¿Quién es
Dios? De las muchas imágenes de Dios que a lo largo de la historia del hombre
se han propuesto como auténticas, ¿cuál es la que corresponde al ser de Dios?
¿Cómo es Dios realmente? ¿Amable, severo, comprensivo, implacable, amo,
justiciero, cercano, lejano, misericordioso, cruel, amo, liberador...? A lo
largo de la historia muchos han sido los que han hablado de Dios; muchos los
dioses de los que han hablado. Pero la pregunta continúa exigiendo una
respuesta clara, convincente, definitiva. ¿Dónde se podrá encontrar esa respuesta?
NADIE LO HA
VISTO...
No. «A Dios
nadie lo ha visto jamás». Ni Moisés, ni los profetas, ni los sabios de Israel.
Tampoco los filósofos, ni los sacerdotes de ninguna de las religiones de la
tierra. Por eso las imágenes de Dios que esos hombres presentan son incompletas
y, por tanto, parcialmente falsas. Entonces... ¿cómo encontrar a Dios? ¿Cómo
reconocer al Dios verdadero?Por supuesto, Dios no juega con nosotros al
escondite ni a las adivinanzas. Dios se manifiesta siempre tal cual es; pero el
hombre es tan pequeño que nunca podrá comprenderlo del todo. Y cuando habla de
Dios, siempre habla del pedazo de Dios que él ha podido conocer. O y
esto ya es peor del dios que a él le interesa. Y eso que quien debía
haber hecho presente a Dios en el mundo era el hombre mismo, creado a imagen y
semejanza de Dios (Gn 1,26-28; véase también Sal 8). Pero el ser humano escogió
otro papel (Gn 3,5-6).
LA LUZ Y LA
TINIEBLA
El hombre
quiso ser como Dios, y entonces se construyó la imagen de Dios que a él más le
convenía. Y así, desde el principio han sido impuestas a la humanidad imágenes
de Dios que favorecían los intereses de quienes se habían endiosado. ¿Que
interesaba justificar el poder? Pues un Dios a imagen y semejanza de los
poderosos y, además, justificador de su poder. ¿Que había que justificar la
pena de muerte? Pues un Dios que aniquila a sus adversarios. ¿Qué hacía falta
justificar la propiedad privada? Pues un Dios que hace ricos a unos y pobres a
otros, según le parece oportuno. ¿Que era necesario mantener tranquilo al
pueblo? Pues un Dios caprichoso que manda más males que bienes, y ante el que
hay que estar agradecido a veces, resignado casi siempre, esperando que no se
acuerde demasiado de nosotros. Esta es la tiniebla que quiso, y no pudo, apagar
la luz. Pero la luz brilló en medio de la tiniebla para que los hombres
pudieran, finalmente, ver claro: «... esa luz brilla en la tiniebla y la
tiniebla no la ha apagado».
LA
EXPLICACIÓN
«Al
principio ya existía la Palabra, y la Palabra se dirigía a Dios, y la Palabra
era Dios. Ella, al principio, se dirigía a Dios... Así que la Palabra se hizo
hombre, acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria la
gloria que un hijo único recibe de su padre, plenitud de amor y lealtad».
La Palabra,
el proyecto que Dios tenía para la humanidad desde el principio; la Palabra,
que siempre existió en constante diálogo con Dios, se hizo carne, se hizo
presente entre los hombres en un hombre: Jesús de Nazaret. El, que hablaba de
un Dios que no convenía a los poderosos de su tiempo (ni a los de ningún
tiempo), sufrió por eso el rechazo del sistema («... el mundo no la reconoció»)
y el de los suyos («Vino a su casa, pero los suyos no la acogieron»), fue
considerado hereje y peligroso para la seguridad nacional> marginado y
perseguido; pero en su amor, fiel hasta la muerte, brilló la gloria de Dios.
Así fue la explicación: «A la divinidad nadie la ha visto nunca; un Hijo único,
Dios, el que está de cara al Padre, él ha sido la explicación». El, con su vida
y con su muerte, nos ha mostrado el verdadero ser de Dios: amor leal. Pero esta
explicación tiene una dificultad: no se entiende mientras no se practica «un
amor que responda a su amor». ¡ Qué sorpresa! La explicación de Dios es la realización
de un proyecto de hombre: amor leal.
CAPACES DE
HACERSE HIJOS DE DIOS
Sí.
Realmente es una sorpresa: conocer a Dios haciéndose hombres. Alcanzar la
máxima dignidad de personas humanas llegando a ser hijos de Dios. Y ambas cosas
mediante una sola actividad: la práctica del amor fraterno. Este es el único
camino cristiano para conocer de verdad a Dios: conocer a Jesús de Nazaret,
reconocerlo como la luz que ilumina este mundo; realizar, como hizo él, el
proyecto de hombre que en él Dios nos propone: un hombre que se sabe hermano de
los hombres y que por ellos está dispuesto a dar la vida... con la fuerza del
amor de Dios. He aquí la respuesta cristiana a la pregunta sobre Dios: desde
el punto de vista cristiano, sólo Jesús nos lleva a Dios; con él, el hombre nos
lleva a Dios. A través de los hermanos se llega al Padre.
UNA NUEVA
HUMANIDAD
De este modo, la comunidad cristiana
se constituye en el lugar en el que Dios se hace presente en el mundo. Pero
esta presencia no es algo jurídico (¿se atrevería alguien a atar a Dios
mediante un vínculo jurídico humano?); es consecuencia, primero, del amor de
Dios, y después, de la respuesta que a ese amor den los hombres, constituidos
en la familia de los hijos de Dios: «... a cuantos la han aceptado, los ha hecho
capaces de hacerse hijos de Dios». ¿Quién lo iba a decir? Sí. Se conoce a Dios
construyendo una nueva humanidad, se le siente cerca viviendo según el estilo
de esa humanidad nueva, se hace presente al Padre mostrando a los hombres que
pueden ser hermanos... «con un amor que responda a su amor».
II
MUNDO NUEVO
El Nuevo
Mundo, descubierto por Colón, se ha vuelto viejo. Tanto o más viejo que el
Viejo Mundo; se puede decir que ha envejecido prematuramente. Con los medios de
comunicación y el constante intercambio a todos los niveles, ese Nuevo Mundo
corrió de prisa los siglos que lo separaban del Viejo Continente; incluso le ha
sacado la delantera, si pensamos en los Estados Unidos de América, uno de los
dos platillos de la balanza que hacen imposible la verdadera convivencia humana
internacional. En el otro platillo está la URSS.
Dos
mundos -ya viejos- que debieran ofrecer luz a la humanidad y no tinieblas. Del
uno -América- nos llegan las luces de neón del desarrollo y de la falsa
libertad de la sociedad de consumo; del otro -Rusia-, la amenaza del
totalitarismo, según dicen, en bien de la colectividad. En ambos la verdadera
libertad, plataforma que hace posible el desarrollo plenamente humano, ha sido
amordazada. Como resultado, el hombre se ve hoy frustrado, fracasado,
desencantado.
Vamos
a soñar un poco, que la humanidad está falta de sueños y éstos -desde la más
remota antigüedad hasta Freud- tienen mucha importancia. Pienso que algo está
cambiando radicalmente en nuestra sociedad: Está naciendo otro mundo. Cada día
hay más hombres -muy pocos todavía, sin embargo- que no quieren vivir envueltos
en esta tiniebla de sociedad; estos no tienen conciencia de ser ciudadanos de
un país, sino del Universo; son como profetas de un mundo nuevo; pequeños movimientos,
insignificantes, débiles, como niño que nace, que anuncian la venida utópica,
pero posible, de otra sociedad: movimientos pacifistas, ecologistas,
antimilitaristas, organizaciones internacionales en pro de la paz y de los
derechos humanos que se debaten por sobrevivir, medio aplastadas por los
poderosos de la tierra.
Sólo
tienen por fuerza la potencia de su voz, la veracidad de sus denuncias, la
firmeza de sus buenos propósitos, la utopía de sus proyectos, la buena voluntad
y la capacidad de soñar de sus componentes. Son como un rayo de luz que
rasga la tiniebla de un mundo cuya enfermedad diagnosticó Juan Evangelista en
los albores de nuestra era con estas palabras: "Al principio existía la
Palabra... Ella contenía vida y esta vida era la luz del hombre; la luz brilla
en las tinieblas, pero las tinieblas no la recibieron. En el mundo estuvo y,
aunque el mundo se hizo mediante ella, el mundo no la conoció".
Esta
ha sido la situación desde el principio hasta Jesús, la palabra de Dios
"que se hizo hombre y plantó su tienda entre nosotros". Desde siempre
-dice Juan- hubo en el seno de este mundo una lucha entre la luz y las
tinieblas, entre lo nuevo y lo viejo, entre la vida y la muerte.
Tinieblas
y mundo, como sistema de opresiones, se corresponden. Quien brinda por la luz
rompe la copa de las tinieblas, este orden inhumano e injusto, por insolidario,
donde imperan otros señores distintos del amor, el único seguro servidor de los
humanos.
Jesús de Nazaret -luz del
mundo- con su estilo de vida y su palabra, apuntó a ese mundo nuevo que muchos,
hoy día, sin conocer al Maestro nazareno, están alumbrando con su lucha tenaz.
III
vv. 1-18. Introducción (1-2). El
término griego logos sintetiza dos conceptos del AT: el de palabra/potencia
creadora (Gn 1) y el de sabiduría creadora (Prov 8,22-24.27; Eclo 1,1.4-6.9;
Sab 8,4; 9;1.9; Sal 104,24). El logos o Palabra formula el proyecto de Dios
(sabiduría), que existe antes de la creación y la guía, y, en cuanto potencia,
lo realiza. En v. 1, la Palabra representa el proyecto formulado, cuyo
contenido está expresado en lc: la Palabra era Dios o, ateniéndonos al
significado de la Palabra en este pasaje: un Dios era el proyecto. Éste
consistía, por tanto, en que el hombre tuviese la condición divina, que fuese
igual a Dios. El proyecto es la palabra divina absoluta y relativiza todas las
demás palabras, en particular, las de la antigua Ley: a las diez palabras
(decálogo) se opone la única palabra que las sustituye. Paralelamente, todos
los ideales humanos propuestos en la antigua alianza quedan superados al
conocerse en Jesús el verdadero proyecto de Dios sobre el hombre. Este
proyecto, concebido en la mente divina, es personificado por Jn, quien lo
presenta como el interlocutor de Dios. Expresa con esta especie de soliloquio
divino (el proyecto se dirigía/interpelaba a Dios) una urgencia: la del amor de
Dios por realizarlo.
La antigua
humanidad. El rechazo del proyecto de Dios (3-10). Existe la actividad creadora
del proyecto/palabra; que se traduce en comunicar la vida que contiene. Vida
(= plenitud de vida), se opone a la existencia que no merece ese nombre; la
plenitud de vida es la luz, la verdad del hombre (4). Consecuencia: no existe
una verdad anterior a la vida ni independiente de ella: no hay más verdad que
el esplendor de la vida misma; la aspiración a la vida plena guía al hombre, y
la experiencia de ella le va descubriendo la verdad. Es decir, la verdad es la
vida misma en cuanto se puede conocer, experimentar y formular. Donde hay vida,
hay verdad; donde no hay vida, no hay verdad.
La luz/vida
tiene un enemigo, la tiniebla, que pretende extinguir la luz (5). Es una
entidad activa y maléfica: a la luz/ vida se opone la tiniebla/muerte. La
tiniebla aparece después de la luz (no como en Gn 1); es decir, la aspiración a
la vida es componente del ser -del hombre, por ser la vida el contenido del
proyecto creador, del que el hombre es resultado. La tiniebla no se opone a la
vida en sí misma, sino a la luz/verdad, a la vida en cuanto puede ser conocida.
Es una antiverdad, una falsa ideología (8,44: la mentira) que, al ser aceptada,
ciega al hombre, impidiéndole conocer el proyecto creador, expresión del amor
de Dios por él, y sofocando su aspiración a la plenitud.
A pesar del
esfuerzo por extinguirla, la vida/luz sirve de orientación y de meta a la
humanidad. El hombre puede comprender qué significa una vida plenamente humana
y a ella ha aspirado siempre, aun cuando por culpa de otros hombres tuviera que
vivir sometido a una condición inhumana. Los dominados por la tiniebla son
muertos en vida.
En medio de
la antigua humanidad y de la dialéctica luz/tiniebla se presenta Juan (6-8),
mensajero enviado por Dios para dar testimonio a los hombres acerca de la
luz/vida, avivando la percepción de su existencia y el deseo de alcanzarla; de
rechazo, denuncia la tiniebla y su actividad. Su bautismo simbolizará la
ruptura con la tiniebla.
La luz
verdadera (9) se opone a las luces falsas o parciales, cuyo prototipo había
sido la Ley (Sal 119,105; Sab 18,4; Eclo 45,17 LXX). La luz no sólo brilla
(1,5), sino que ilumina, llega y pretende comunicarle a todo hombre: a pesar
de las tinieblas y de las falsas luces, -el hombre podía experimentar el anhelo
de vida; la plenitud contenida en el proyecto creador se le presentaba siempre
como ideal y meta. Su anhelo de vida y de plenitud era criterio para
distinguir entre luces verdaderas y falsas. Pero la humanidad no reconoce el
proyecto ni hace caso de la interpelación (10); aunque le era connatural, lo
rechazó y con ello rechazó la vida. Dominada por las ideologías contrarias a la
vida (la tiniebla/muerte), se negó a responder al ideal al que estaba
destinada por la creación misma. Tal era su situación hasta la llegada
histórica de la Palabra: la ideología/tiniebla represora de la vida le quitaba
hasta el deseo de la propia plenitud.
Centro del
prologo El proyecto creador realizado en la historia (11-13). En paralelo con
la llegada de Juan Bautista está la de Jesús El es el Hombre Dios (3) el
proyecto realizado la palabra creadora la vida y la luz (8 12 9 5) Su presencia
histórica se verifico en su propio pueblo (su casa), pero aquel pueblo no lo
acepto (11) Fracaso de la antigua alianza, que debía haber preparado a Israel
para este momento. Se ha interpuesto la tiniebla, es decir, la ideología
mantenida por la institución judía la absolutización de la Ley y los principios
nacionalistas (12,34 40) En su nombre se condenara a Jesús (19 7)
Hay quienes
lo aceptan (12), sobre todo fuera de su pueblo, liberándose del dominio de la
tiniebla. Ser hijo se demuestra con el modo de obrar. La capacidad de ser hijos
de Dios se confiere con el nacer de Dios hacerse hijo indica el crecimiento
fruto de una actividad semejante a- la de Dios mismo Dios no anula al hombre
sino que- colabora con él. La actividad del cristiano no es la de Dios en el
hombre, sino la de Dios con el hombre Aceptar a Jesús consiste en darle la
adhesión personal en su calidad de proyecto realizado y en aceptar la vida que
comunica en cuanto palabra creadora No pide Jn la adhesión a una ideología ni a
una verdad revelada sino a la persona de Jesús, modelo y dador- de vida que
Dios ofrece a la humanidad.
La capacidad
de hacerse hijos de Dios supone un nuevo nacimiento Este, que- se identifica
con la recepción del Espíritu (3 5) procede de la muerte de Jesús (sangre
derramada) del propósito de su actividad histórica («carne»), de su propósito
personal («varón») pero no en cuanto meros hechos humanos sino en cuanto en
ellos se expresa y se hace eficaz la Palabra/Proyecto que es Dios (1,1)
(13) Esta calidad/nombre de Jesús (12) es la que percibe el que le
mantiene su adhesión.
La nueva
humanidad (14-17). La comunidad (nosotros) que ha aceptado a Jesús habla de la
llegada de éste en términos de experiencia, la propia de los que lo han
aceptado y, con ello, han nacido de Dios.
El proyecto
divino, la plenitud de vida, se ha realizado en un hombre sujeto a la muerte
(hombre/carne) (14). Por vez primera aparece la meta de la creación: el
Hombre-Dios. Su presencia se interpreta en clave de éxodo, es decir, de
liberación de toda esclavitud: acampar hace alusión a la antigua Tienda del
Encuentro, morada de Dios entre los israelitas durante su peregrinación por el
desierto (Ex 33,7-10). En el nuevo éxodo, el lugar donde Dios habita es un
hombre, Jesús. La gloria era el resplandor de la presencia divina, que, durante
el éxodo de Israel, aparecía en particular sobre el santuario (Ex 40,34-38).
Para la nueva humanidad en camino, la presencia activa de Dios resplandece en
el hombre Jesús. No hay distancia entre Dios y los hombres; en Jesús, su presencia
es inmediata para todos.
El hijo
único es el heredero universal del Padre y todo lo que éste tiene le pertenece;
el Padre le comunica su misma gloria, haciendo al Hijo igual a él. Su gloria es
su plenitud de amor y lealtad (cf. Éx 34,6): amor gratuito y generoso que se
traduce en don/entrega y que no se desmiente ni falla nunca (lealtad). Como la
luz es el resplandor de la vida, la gloria es el resplandor del amor leal. Si
la vida es un dinamismo, su actividad es el amor: vivir es amar y amar es comunicar
vida (14).
La comunidad
narra el testimonio de Juan (15), que ve confirmado por su propia experiencia.
Jesús llega después de Juan, pero se pone delante de él. La comunidad narra el
testimonio de Juan, que ve confirmado por su propia experiencia. La Palabra/Sabiduría,
ahora realizada en Jesús, estaba presente en el mundo desde el principio de la
humanidad (1,4: «la luz del hombre») y es la misma que existía ya «al
principio» (1,1). Juan resume aquí, en sentido inverso, las tres etapas de la
Palabra/proyecto: su existencia antes de la creación (existía primero que yo),
su presencia en la humanidad (estaba ya presente antes que yo), su realización
histórica en Jesús (el que llega detrás de mí).
Al nuevo
éxodo y a la nueva alianza se invita a la humanidad entera. No desembocan, por
tanto, en la formación de un nuevo pueblo, sino en la de una nueva humanidad.
La comunidad tiene conciencia de pertenecer a ella.
Lo
específico cristiano (todos nosotros) es la experiencia y participación del
amor-vida que está en Jesús (16). El Hijo, heredero universal (14), hace a los
suyos partícipes de su misma herencia. La prueba palpable de la realidad y de
la acción de Jesús es el amor que existe en la comunidad; se muestra en una
actividad como la suya, que lleva a realizar el designio divino, es decir, a
trabajar por la plenitud humana.
La nueva
comunidad humana existe en virtud de la nueva y directa relación del hombre con
Dios (nueva alianza), inaugurada y hecha posible por Jesús (17). La antigua
relación, mediada por la Ley mosaica, ha caducado. Gracias a la obra de Jesús
pueden existir en los hombres el amor y la lealtad propios de Dios mismo (14);
con ello culmina la obra creadora de Dios y se establece la nueva
relación/alianza. La Ley era exterior, el amor es interior y transforma al
hombre, haciéndose constitutivo de su ser Jr 31,31-34; Ex 36,25-28). El código
externo pierde su validez y su razón de existir.
Colofón
(18). Moisés y todos los intermediarios de la antigua alianza habían tenido
sólo un conocimiento mediato de Dios (Éx 33,20-23). Por eso la Ley no consiguió
reflejar la realidad de Dios. Todas las explicaciones de Dios dadas antes de
Jesús eran parciales o falsas; el AT era sólo anuncio, preparación o figura del
tiempo del Mesías.
La teología
del hombre-imagen de Dios queda superada; el proyecto creador sólo llega a su
término con el Hombre-Hijo, a quien el Padre comunica su propia vida/amor. Únicamente
Jesús, el Hijo único/amado, que tiene la condición divina, puede expresar lo
que Dios es: el Padre que está total e incondicionalmente en favor del hombre,
el que; por amor, le comunica su propia vida. Jesús lo explica con su persona y
actividad. El es el punto de partida, el único dato de experiencia al alcance
del hombre para conocer al verdadero Dios. Toda idea de Dios que no corresponda
a lo que es Jesús es un invento humano sin valor. Jesús es, de modo
inseparable, la verdad del hombre y la verdad de Dios: manifiesta lo que es el
hombre por ser la realización plena del proyecto creador, el modelo de Hombre;
manifiesta lo que es Dios haciendo presente y visible el amor incondicional
del Padre, al entregar su vida para dar vida a los hombres.
IV
Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret, pero en
realidad en esta fiesta hay muchos componentes, de muy diverso género, y no
sería bueno tratarlos todos como dimensiones teológicas racionalmente
interpretables. Hay también elementos culturales, sociales, históricos,
afectivos... Esta mezcla hace desaconsejable echar mano sólo de la lupa
teológica racional. Quizá es ésta una fiesta en la que hay que dejar a un lado
esa perspectiva, y hacernos niños, y celebrar con la ingenuidad de ese niño/a
que todos/as llevamos dentro.
Pero digamos
una palabra sobre cada lectura.
La lectura
de Isaías es un canto de alabanza de la próxima liberación de Jerusalén. Dos
imágenes enmarcan la lectura, por una parte la de los mensajeros que sobre los
montes de Judá traen la noticia de la próxima liberación, y gritan: ¡Yahvé
reina! La segunda imagen es la de los centinelas que prorrumpen en júbilo
porque ven el retorno de Yahvé a Sión y exclaman alborozados como el Señor ha
consolado a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén. Y es que en el contexto en
que se escribe el libro de Isaías, la mayoría del pueblo de Israel se encuentra
exiliado en Babilonia, son esclavos de los Asirios. Sin embargo, ven como muy
positivo que Darío asuma el poder, pues ponen sus esperanzas en que el será el
«rescatador», que les permitirá retornar a su tierra. Esta realidad es
inminente, por lo que el escritor canta ya la alegría del retorno a la tierra.
Para nosotros hoy, esos pies del mensajero anuncian el nacimiento del Señor, y
nosotros, como los centinelas, proclamamos alegres la presencia del salvador
que se hace vida en medio de nosotros.
El salmo
responsorial corresponde a un himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha
obrado maravillas y porque ha revelado la justicia a las naciones acordándose
de la lealtad de Dios a Israel. El salmista invita a toda la creación (mar,
ríos y montes) a aclamar a Yahvé que llega a juzgar el mundo con justicia y los
pueblos con equidad. Esa felicidad la compartimos nosotros con el salmista
cuando recibimos a Jesús que llega, que nace. Él es Dios mismo que se convierte
en Buena Noticia, anuncio de salvación para todos los pueblos, que asume
nuestra condición humana y por ello estamos alegres y cantamos llenos de júbilo
y esperanza.
La carta a
los hebreos refuerza aún más la alegría de esta celebración de la Natividad del
Señor Jesús. Expresa que «muchas veces y de múltiples maneras habló Dios en el
pasado a nuestros padres por medio de los profetas, pero en estos últimos
tiempos nos habló por medio de su Hijo a quien instituyó heredero de todo.
Hermanos, estamos en los últimos tiempos pues la revelación a llegado a su
plenitud en Jesucristo. Él es imagen de Dios invisible, quien le ve a él ve al
Padre; pues al asumir la condición humana y al nacer en un establo, como un
hombre pobre; Dios se ha manifestado como solidario con todos los hombres de la
tierra y por medio de Jesús ha mostrado el camino de la salvación.
La liturgia
de hoy, la de la misa del día, como la más solemne –porque otra es la de la
media noche–, proclama el prólogo del evangelio de Juan. Un texto bien solemne,
y muy especial. Haríamos mal en leerlo como cualquier otro de los relatos
evangélicos de la Navidad, en torno al nacimiento de Jesús, como los evangelios
de la infancia. El texto de Juan pudo ser escrito treinta años más tarde, el
último de entre los textos evangélicos hoy canónicos, en torno al año 100 d.C.
Entenderlo como un relato «descriptivo» que nos trasmite información sobre
«cómo sucedieron las cosas», información transmitida a Juan evangelista por
revelación directa. Hoy la ciencia bíblica enfoca este texto con otra luz,
conoce mejor su naturaleza y sabe que se trata de otra cosa.
En todo
caso, es un texto clave, uno de los pocos textos de los que se puede decir que
han sido sencillamente decisivos para la configuración concreta del desarrollo
del cristianismo. Muchos opinan que, hablando de una manera cuasiliteraria, fue
Pablo el creador del cristianismo, más que los evangelios sinópticos por
ejemplo. Otra opinión también común es la de que quien fundó el cristianismo
fue Juan, al fundamentarlo con esta visión fantástica genial que catapultó la
reflexión sobre Jesús a su máxima dimensión.
Más allá de
lo que de este texto hubiera de ser retenido o no, la dimensión de encarnación
que daría al cristianismo lo ha marcado, realmente. Encarnación, y su
complemento, la divinización, son como una columna vertebral del cristianismo,
y una de las marcas registradas de su espiritualidad y su compromiso histórico.
En la
dimensión concreta de la historicidad, ya sabemos: no tenemos ninguna noticia
histórica de la fecha del nacimiento de Jesús. El 25 de diciembre fue tomado de
la fiesta romana del nacimiento del Sol, pues a partir de ese día –hoy sabemos
que no exactamente– comienza a aumentar el tiempo de insolación (en el
hemisferio norte, obviamente); el Sol superaba su período anterior invernal, de
muerte y disminución. Si a Jesús se le llamaba «el Sol de Justicia», qué mejor
fecha para datar su nacimiento que el día del nacimiento del Sol astronómico,
que en el mundo romano era considerado divino.
Puede ser
interesante tener la curiosidad de examinar la letra de algunos de los
«villancicos» tradicionales más comunes. Podrá observarse que en muchos casos
su letra, en verdad, es teológicamente pobre, y a veces, realmente
insostenible. «Pero funciona», es decir: en el sentimiento religioso, la
racionalidad tiene poco que decir. Lo religioso es pluridimensional; es también
afectivo, estético, fruitivo, contemplativo... y sí, también intelectual y
racional.
Pero hoy,
Navidad, manda el Niño Jesús, y el niño que llevamos dentro cada uno de
nosotros. Démosle libertad completa.
Para la
revisión de vida
En todo
caso, la Navidad es fiesta de humanización, que celebra lo más humano de la
vida: el amor, la ternura, la familia, la solidaridad... ¿Qué debo hacer para
que no se me escape la Navidad, para vivirla a fondo?
Para la
reunión de grupo
Recordemos
la «infraestructura» de la fiesta de la Navidad: Coincide con el comienzo del
invierno astronómico, cuando los días comienzan a crecer... Era una fiesta
también romana, y fue la Iglesia quien «cristianizó» esa fiesta poniendo en
ella la celebración del nacimiento de Jesús. ¿Qué nos inspira todo esto?
En el
centro de la Navidad está el tema de la encarnación: Dios se ha hecho ser
humano. Si el grupo lo cree oportuno, comentar el conocido tema de «La metáfora
del Dios encarnado», título del libro de John Hick. (En la RELaT
–servicioskoinonia.org/relat– hay dos capítulos del mismo; ver el libro en tiempoaxial.org)
La navidad
es en algunos países el período en que más suicidios se producen, sobre todo
por parte de personas que viven solas, apartadas de la familia, o sin
familia... Todos podemos aventurar una interpretación y hacer alguna reflexión.
Para la
oración de los fieles
Por todos
los hombres y mujeres del mundo, especialmente por los más necesitados, para
que acojan con amor y alegría al Dios que a todos sale al encuentro, a cada uno
por sus propios caminos religiosos, roguemos al Señor
Para que el
nacimiento de Jesús nos dé la confianza y el optimismo de saber que Dios no
abandona a la Humanidad, y que a toda ella la guía y conduce...
Para que el
ambiente social navideño vaya acompañado en nuestras vidas por una vivencia
intensa del misterio de la navidad, con oración y contemplación llena de paz y
de agradecimiento...
Por todos
los que están lejos de sus hogares, o no tienen familia, o están en soledad
obligada o voluntaria; para que experimenten gozosamente la comunión y el amor
por encima del cerco soledad que les rodea...
Para que el
ambiente de la navidad propicie en nuestros hogares el necesario clima de amor
y ternura que durante la vida diaria nos es más difícil...
Oración
comunitaria
Dios,
Padre nuestro, que en Jesús nos has dado tu Palabra, hecha carne y sangre,
fuerza y ternura, muerte y resurrección; te pedimos nos des la fuerza necesaria
para seguir sus pasos por el camino que él nos trazó para llegar hasta ti,
abrazando en nuestro caminar hacia ti a todos los hermanos y hermanas. Por
Jesucristo Nuestro Señor.
Estos comentarios están
tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a
saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
- Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org
- El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
- Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org
- El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico
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