lunes, 22 de mayo de 2017

Stefan Zweig El mundo de Ayer desconfianza

DESCONFIANZA
       Los pueblos, con el tiempo, aprenden y un rasgo de sabiduría es la duda, la desconfianza hacia sus autoridades.


          "La respuesta es simple: porque nuestro mundo de 1939 ya no disponía de tanta credulidad ingenua e infantil como el de 1914. Por aquel entonces la gente aún confiaba a pies juntillas en sus autoridades; en Austria nadie hubiese osado pensar que el veneradísimo padre de la patria, el emperador Francisco José, a sus ochenta y cuatro años pudiera haber llamado a su pueblo a la guerra sin haberse visto obligado a ello por una fuerza mayor (...) 

      En el fondo, en 1939 no se tenía respeto por ningún hombre de Estado y nadie les confiaba de buena fe su destino. El más insignificante barrendero francés se mofaba de Daladier; en Inglaterra, desde Munich (peace for our time!), se había esfumado la confianza en la visión de futuro de Camberlain; en Italia y Alemania, las masas dirigían sus miradas angustiadas hacia Mussolini y Hitler: ¿a dónde nos conducirían ahora? (...)

         Iban al frente, pero ya no soñaban con ser héroes; los pueblos y los individuos habían  empezado a darse cuenta de que sólo eran victimas de la estupidez humana o política o de una fuerza del destino malévola e incomprensible"



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