martes, 6 de noviembre de 2012

"Si - SSi "Emperatriz

HISTORIA DE ESPAÑA
 
Julián Marías
 
 
         Cuando expusimos el tema de la educación, recurrimos a Hannah Arendt como voz independiente de intereses y de partidismos.
 
         Cuando nos volvemos a la historia de España, hay que hacer lo mismo; no podemos preguntarle a los ideólogos de un partido o de otro, tampoco a los radicales. Hay que preguntarles a esos expertos que permanecieron libres en su discurso a pesar de la presión a la que fueron sometidos. Es normal que los ideólogos se pongan nerviosos, se rasguen las vestiduras, griten, o como si fuesen Sissi Emperatriz: sobre su caballo, con la cabeza levantada, con guante en la mano, miren a su alrededor, contemplen su Imperio y con desdén,  moviendo mano y guante, digan: "eso no".  
 
 
Dormitorio Eugenia de Montijo, Belmonte
 
 
          Continuemos, pues, con Julián Marías, que desde luego está más informado sobre la historia de nuestro país que muchos.

          Es cierto que la invasión musulmana fue vivida como lo que fue, una invasión. Por la lógica del pensamiento, aunque no tuviésemos ningún documento, es normal imaginarse que los españoles no recibieron con palmas y olivos a los que les impondrían su forma de vestir, de pensar, de escribir y de hablar. Recordemos que Hispania, Iberia, España tenía una cultura de cientos de años; había calzadas que atravesaban el país entero, conducciones de agua que permitía el riego de huertos, y el acceso  cómodo a fuentes en el centro de las ciudades; que esta provincia romana contaba con ciudades romanas desde Sevilla (Hispalis) hasta Finisterre (Finis Terrae) es conocido por todos. Una vez instalados en la península los musulmanes, había que convivir con el Otro; a este respecto afirma Marías:

                   "Entre cristianos y musulmanes hay lucha pero también comunicación, admiración mutua, a veces amor. La España medieval se puede ver como una <cruzada cotidiana>, algo de todos los días>  y en propio territorio, una convivencia cuerpo a cuerpo. Toda la historia europea medieval es una polémica entre Cristiandad e Islam, pero a distancia y de modo esporádico, mientras que en España es algo inmediato y cotidiano, de manera que los españoles no sólo son cristianos como los demás europeos, sino que se identifican con esa condición (...) Los romances fronterizos o moriscos son huellas de esa convivencia no siempre hostil. Y a la vez hay una experiencia, un proyecto de reconquista"


Calatañazor

           Comienzan a surgir los Romances, que cantan las gestas de los caballeros empeñados en las luchas; surge el "espíritu caballeresco". Mientras los cantares franceses o ingleses llenan de fantasías e irreales características, tanto  a sus caballeros como a las batallas en las que participan, en el ruedo hispano se canta al Cid: "El héroe no es un personaje mítico, sino lleno de realidad; el Cid va a mostrar a su esposa e hijas <<cómo se gana el pan>>; Félez Muñoz encontrará a sus primas, las hijas del Cid, apaleadas y malheridas en el robledo de Corpes, y les da agua en un sombrero nuevo comprado en Valencia". Nombrar la realidad, insertar al hombre en la realidad, nombrar el paisaje y paisanaje con nombres reales; la lengua española es un idioma que nombra realidades. Las ideologías llenan de fantasía la realidad, la modifican buscando el beneficio del que detenta o busca detentar el poder; construyen un relato mezclando realidad y falsedad.
 
Calatañazor
 
     Cervantes va a desmitologizar lo mítico:
 
                  "Hay realismo, localismo, precisión geográfica, topográfica. El Quijote empiza <<en un lugar de la Mancha>>, y el personaje no es un héroe (...), es Alonso Quijano, <<un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor>>, y se nos explica cómo vestía y qué comía cada día de la semana (...) va a partir de las realidades más inmediatas, y no aparecerán grandes personajes, sino su sobrina y el ama y el cura y el barbero y Sancho Panza y el bachiller Sansón Carrasco; el ventero, que le aconsejará llevar <<dineros y camisas>>. Cotidianidad combinada con el espíritu de la caballería. (...) ésta ha sido la situación española durante toda la Edad Media (...) La Reconquista se ha sentido como un deber, una exigencia, cumplida o no: <<Si no vencí reyes moros,/ engendré quien los venciera>>.
Mota del Cuervo

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