jueves, 22 de noviembre de 2012

Libertad y verdad

LIBERTAD Y VERDAD
 
 
          "La Libertad en su esencia es interior al hombre, connatural a la persona humana, signo distintivo de su naturaleza. La libertad de la persona encuentra, en efecto, su fundamento en su  dignidad transcendente: una dignidad que le ha sido regalada por Dios, su Creador, y que le orienta hacia Dios. El hombre, dado que ha sido creado a imagen de Dios, es inseparable de la libertad, de esa libertad que ninguna fuerza o apremio exterior podrá jamás arrebatar y que constituye su derecho fundamental, tanto como individuo cuanto como miembro de la socidad. El hombre es libre porque posee la facultad de determinarse en unción de lo verdadero y sobre el mundo". (Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, 1981, nº 5)
 
 
 
 
Peregrina camino de Santiago
 
 
          "En los designios de Dios, cada hombre está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es una vocación dada por Dios para su misión concreta. Desde su nacimiento, ha sido dado a todos, como germen, un conjunto de aptitudes y cualidades para hacerlas fructíferas: su floración, fruto de la educación recibida en el propio ambiente y del esfuerzo personal, permitirá a cada uno orientarse hacia el destino, que se le ha sido propuesto por su creador. Dotado de inteligencia y de libertad, el hombre es responsable de su crecimiento lo mismo que de su salvación. Ayudado, y a veces estorbado, por los que lo educan y lo rodean, cada uno permanece siempre, sea lo que sean los influjos que sobre él se ejercen, el artífice principal de su éxito o de su fracaso: por sólo el esfuerzo de su inteligencia y de su voluntad, cada hombre puede crecer en su humanidad, valer más, ser más" (Populorum Progressio, nº 15)






 Alhama de Granada


 
 
          "Jesucristo sale al encuentro del hombre de toda época, también de nuestra época, con las mismas palabras: "Conoceréis la verdad y la verdad os liberará" (Jn 8, 32). Estas palabras encierran una exigencia fundamental y al mismo tiempo una advertencia: la exigencia de una relación honesta conrespecto a la verdad, como condición de una auténtica libertad; la advertencia, además de que se evite cualquier libertad aparente, cualquier libertad superficial y unilateral, cualquier libertad que no profundice en toda la verdad sobre el hombre y sobre el mundo".  (Redemptor Hominis, nº 12)


Entrada de Jesús en Jerusalén, Huétor Tájar

 
          Pero la libertad, no es sólo un derecho que se reclama para uno mismo, es un deber que se asume cara a los otros. Para servir verdaderamente a la paz, la libertad de cada ser humano y cada comunidad humana debe respetar las libertades y los derechos de los demás, individuales o colectivos. Ella encuentra en su respeto su límite, pero además su lógica y su dignidad, porque es por naturaleza un ser social" (mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, 1891, nº 7)


San Benito de Palermo, esclavo que consiguió su libertad; era el Santo venerado por las cofradías formadas por esclavos en la Granada del S. XVII. Esta imagen se conserva en la parroquia de Gójar.
 
          "...al consumar en la cruz la obra de la redención, (...) Dió testimonio de la verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían. Pues su reino no se impone con la violencia, sino que se establece dando testimonio de la verdad y prestándole oído, y crece por amor con que Cristo, levantado en la cruz, atrae a los hombres a sí mismo (Jn 12,32)". (Dignitatis Humanae, n 5).


Parroquia Gójar

 
           "....la verdadera libertad no es promovida tampoco en la sociedad permisiva, que confunde la libertad con la licencia de hacer cualquier opción y que proclama, en nombre de la libertad, una especie de amoralidad general. Es proponer una caricatura de la libertad pretender que el hombre es libre para organizar su vida sin referencia a los valores morales y que la sociedad no está para asegurar la protección y la promoción de los valores éticos. Semejante actitud es destructora de la libertad y de la paz" (Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, 1981, nº 7)



 
 
          "La Iglesia tampoco cierra los ojos ante el peligro del fanatismo o fundamentalismo de quienes, en nombre de la ideología con pretensiones de científica o religiosa, creen que pueden imponer a los demás hombres su concepción de la verdad y del bien. No es de esta índole la verdad cristiana. Al no ser ideológica, la fe cristiana no pretende encuadrar en un rígido esquema la cambiante realidad socio-política y reconoce que la vida del hombre  se desarrolla en la historia en condiciones diversas y no perfectas. La Iglesia, por tanto, al ratificar constantemente la transcendente dignidad de la persona, utiliza como método propio el respeto de la libertad". (Centesimus Annus, nº 46





No hay que olvidar que en Francia la democracia comenzó con la guillotina ni que Hitler accedió al poder mediante la democracia.
 
          La democrácia no puede mantenerse sin un compromiso compartido con respecto a ciertas verdades morales sobre la persona humana y la comunidad humana. La pregunta fundamental que ha de plantearse una sociedad democrática es: " ¿Cómo debemos vivir juntos?". Al tratar de responder esta pregunta, ¿puede la socidad excluir la verdad y el razonamiento moral?...Cada generación...necesita saber que la libertad no consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho de hacer lo que debemos. Cristo nos pide que conservemos la verdad, porque, como nos prometió: "conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8,32). Depositum custodi! Debemos custodiar la verdad, que es la condición de la auténtia libertad, y permite que ésta alcance su plenitud en la bondad. Tenemos que conservar el depósito de la verdad divina, que nos han transmitido en la Iglesia, especialmente con vistas a los desafíos que plantea la cultura materialista y la mentalidad permisiva, que reducen la libertad a libertinaje". (Juan Pablo II, Homilia en Baltimore, nnº 7-8)








Simone Weil, Filósofa francesa, que no sólo buscó la verdad y la libertad sino que la vivió 


          "No sólo no es lícito desatender desde el punto de vista ético la naturaleza del hombre que ha sido creado para la libertad, sino que esto ni siquiera es posible en la práctica. Donde la sociedad se organiza reduciendo de manera arbitraria o incluso eliminando el ámbito en que se ejercita legítimamente la libertad, el resultado es la desorganización la decadencia progresiva de la vida social". (Centesimus Annus, nº 25)

Plaza Gójar

          

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