miércoles, 14 de noviembre de 2012

La España corrupta.


ESTADO DÉBIL, LADRONES PODEROSOS
          No cabe duda de que la democracia es el mejor de los sistemas; de ella nos hemos beneficiado todos, aunque algunos más que otros.
          En psicología se sabe que el carácter, o lo que algunos llaman personalidad, es una estructura psíquica presente en todo ser humano. La persona es mucho más que esa estructura; ésta funciona como un filtro y, aunque tiene mucha importancia, es la parte más superficial de la persona. Sin embargo, el hombre percibe todo, incluso a él mismo, desde esa estructura; ésta condiciona no sólo las percepciones, sino también los actos, los juicios etc... El autoconocimiento, la decisión por la madurez personal, es lo que puede convertir a esta estructura en una posibilidad para la realización personal plena.
 

         Los países, los pueblos, las naciones..., parece que, como colectividad, tienen también, si no una estructura común, sí elementos presentes en las distintas generaciones que se suceden en el desarrollo histórico de una nación. En España, la corrupción está presente en la democracia, como lo estuvo durante la dictadura, como estuvo presente en otras épocas. Se dirá: ¿en qué país no ha habido corrupción? Y es verdad, pero no en todos los países se ha tolerado por parte del mismo Estado como ha sucedido en el nuestro. ¿Ésto sigue pasando en nuestro país? La respuesta a esta pregunta debe dársela cada uno a sí mismo.
          El historiador Santos Madrazo por el año 2.000, profesor de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid, publicó en la editorial Catarata un magnífico libro: "Estado débil y ladrones poderosos en la España del siglo XVIII, historia de un peculado en el reinado de Felipe V".



 Felipe V

          En la introducción de este libro, nos indica el profesor:

          "La historia intelectual de la humanidad está empedrada de mentiras. Una de las mayores ha consistido en decir que  el robo siempre nació de la miseria y habitó entre las clases bajas. (...) El conocimiento del pasado, o simplemente mantener los ojos abiertos en el presente, dejan muy claro que el robo ha sido y es inherente a las gentes y grupos de las clases privilegiadas, dominantes".

          El libro se va a centrar en las tropelías del Tesorero General de Hacienda  Nicolás de Hinojosa, que llegó a robarle al Estado "4.500.000 reales, una cantidad que equivaldría a mil millones de pesetas actuales y que superó sin duda el valor de lo robado por las clases bajas madrileñas durante todo el primer cuarto del siglo XVIII". 

Nicolas de Hinojosa

         El profesor va a fundamentar su argumentación aportando datos muy interesantes y ejemplos de la criminalidad en el mundo de lo que él llama clases privilegiadas; sin embargo, nos hace notar como en la Roma del Imperio o en la Atenas de la Oligarquía, había mecanismos tanto de control como penales, para perseguir el robo del dinero público, "en los Estados absolutistas de hace doscientos años se carecía de una regulación precisa en materia de responsabilidad penal de los cargos públicos. En la actualidad seguimos más o menos igual, ya que sólo muy de tarde en tarde aparece algún proceso por esas ilegalidades, mientras no faltan países (la Rusia de hoy, por ejemplo) en los que robos y malversaciones de dineros públicos han desaparecido del código penal".


          Cantaba Julio Iglesias que la vida siempre sigue igual; si del libro del maestro Santos quitásemos  nombres y fechas, poniendo en su lugar  otros, podría parecer que se trata de nuestro tiempo:

                    "Por ejemplo, ante la sustracción de dineros en las oficinas estatales de recaudación y gasto, lo normal es que no pase nada. Y cuando se producen denuncias, lo que hay detrás no es el robo per se, sino intrigas y tensiones políticas entre grupos y políticos rivales".



          El hombre de alta cuna y baja cama, como cantaba Cecilia, no estaba solo, sino que a sueldo ponía a "ideólogos (juristas, teólogos, maestros, periodistas...)"
          La resignación, o la actitud estoica de la mayor parte del pueblo español deberíamos analizarla, pues, el pueblo es consciente siempre de la situación anómala en la que se desarrollaba la vida del país. Quisiera concluir con una concioncilla que aparece en este libro: "Estado débil y ladrones poderosos en la España del siglo XVIII":
Más de ochenta mil ladrones
en toda España insolentes
se ocupan en cobrar sólo
pechos que jamás florecen.
Quedando el Rey siempre pobre
son ellos quien se enriquecen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario