viernes, 28 de julio de 2017

Loja historia convento de la victoria

Acuarela; Tema: Loja; Autor:Vernon Howe Baily
        En el próximo número de la revista Çibdad se publicará la transcripción de varios documentos referentes a la historia de Loja:           *Evolución y contenido de los conventos desaparecidos de Loja, desde el término de la Guerra de la Independencia, incluyendo los bienes desamortizados.
           *Expedientes matrimoniales de Pérez del Álamo y de sus padres.
       Como anticipo de la revista Çibdad publicamos en el blog lo referente al convento de la Victoria.
1. Convento de la Victoria
1.1. Inventario llevado a cabo una vez que los franceses abandonan Loja en 1813.
Altar Mayor:
*Un retablo de talla sin dorar con la Imagen de escultura de Nuestra Señora de la Victoria con su niño, corona y cetro de hoja de lata.
*Una imagen de escultura del Señor San Sebastián con su bandera y saeta de fieltro.
*Una imagen de escultura de San Blas.
*Un velo de seda azul en el camarín de la Virgen.
*Un frontal de piedra de jaspe con sobrepuestos.
*Unos manteles, Aras y candelabros de metal.
*Un crucifijo con repisa de talla sobredorada.
*Un atril sobredorado: con su altar y tablilla de Evangelio.
*una campanilla de metal
*Tres sillones viejos en el presbiterio.
Convento de la Victoria Loja
Capilla de Nuestra señora de las Angustias:
*Una Imagen de escultura de Nuestra Señora con su Hijo en los brazos, con sudario, vestida, corona de hojalata y guarnecida de flores.
*Un velo de seda azul.
*En el camarín diversas cornucopias y dos láminas, una de Ntra. Sra. de las Angustias y otra de Santa Inés.
*Un altar de piedra jaspe con manteles, atril y candelabros.
*Un Ara, un depósito para el Señor de talla sobredorada, tabla de Evangelio y (…).
*Una lámpara de plata del altar Mayor y campanilla.
Altar del Beato Gaspar Bono:
*La imagen de escultura del beato con un Santo Cristo.
*Un retablo de madera, en blanco con golpes de oro.
*un velo de espolín de seda, dos candelabros de metal; un atril; Ara; manteles; campanilla y tabla de Evangelio.
Altar del beato Nicolás de Longobardi:
*Una imagen del beato de escultura, con su niño en los brazos y diadema de hojalata.
*un retablo igual al del beato Gaspar; manteles, Ara, dos candeleros de metal, cruz, atril, tabla de Evangelio, campanilla y velo de espolín.
Altar del Cristo de la Humildad:
*Un lienzo del Señor con cristal y marco sobredorado.
*Un retablo con algún remate de oro; manteles, Ara, candeleros de metal sobredorados, atril, tabla de Evangelio, campanilla y con su altar.
Altar del Señor San Miguel:
*La imagen del san Miguel de escultura, con velo de gasa.
*Un retablo de madera en blanco con golpes de talla sobredorada, frontal de piedra de jaspe.
*Diversas láminas apaisadas que obran en poder de don José María de Campos, con otra lámina de un milagro del Beato Gaspar.
*Una lámpara frontal de piedra jaspe y (…).
*Un atril, Ara, candeleros de metal dorados, tablilla (…) y campanilla de metal.
Altar de Nuestro Padre San Francisco de Paula:
*La imagen del santo con su hábito de terciopelo negro, diadema de hojalata y con vara de madera.
*Un retablo de madera sobredorado, con ara y manteles.
*Una imagen de escultura de Santa Lucía con diadema de hojalata.
*Una Cruz de Jerusalén embutida en nácar.
*Una imagen de escultura de San Antonio Abad con su cochinillo y hábito de terciopelo que existe hoy en la parroquia de San Gabriel y a cargo del señor Juan de Torres.
*Una imagen de Nuestro Padre Paula, pequeña de escultura.
*Otra imagen de escultura del Señor de la “mon”-
*Otra imagen pequeñita con una urna del Niño Pastor, con su vestido.
*Atril, tabla del Evangelio, campanilla y dos mecheros para luz.
*Un cornualtar y dos hules para custodia de los manteles.
*Una lámpara de metal que está en la parroquia de santa Catalina, un velo de terciopelo de seda.
Revista Çibdad
Altar de Nuestra Señora de la Soledad:
*Las imágenes en escultura: de Nuestra Señora con su Hijo difunto colocado en un sepulcro (…) y envuelto en una sábana; la del Señor San Juan Evangelista, con su águila y la del Señor Resucitado, con su estandarte de seda.
*Un crucifijo con repisa dorada y velo de gaza.
*Un frontal de madera imitado (…).
*Manteles, candeleros de madera negros, campanillas y los vestidos de la Virgen y el Señor que están a cargo de las Hermandades, un lienzo del Señor Cayetano que los hermanos (…).
Altar de Nuestra Señora de la Concepción:
*La imagen de Nuestra Señora con su retablo de talla dado de azul, se aprecia con algunos retales sobredorados.
*Manteles, candeleros y cruz de metal.
*Un Ecce homo de escultura.
*Lámpara de metal que está en la salina.
Altar de San Juan Bautista:
*La imagen del santo con Agnus Dei.
*Un retablo de talla en blanco con golpes de dorados.
*Manteles, cruz de madera, dos candeleros.
*Lámpara de metal que está en Santa Catalina.
Altar de San José:
*La imagen del santo con su Niño y paño blanco; diadema y vara de plata.
*Lámpara de metal que está en Santa Catalina.
*Un retablo de talla sobredorado.
*Un Salvador en la coronación, con repisa, Ara, manteles, Cruz de Jerusalén, candeleros de metal dorados, atril, tabla del Evangelio y (…).
*Unos ramitos de flores de seda y las palmatorias de metal dorado y campanillas.
Altar de Santo Domingo:
*La imagen del Santo que se encuentra en la iglesia del convento de monjas de Santa Clara de esta ciudad, con su perrito.
*Un retablo de talla sobredorada y en la coronación la imagen del Señor San Francisco.
*Manteles, cruz, candeleros, lámpara de metal en Santa Catalina.
Altar del Dulce Nombre
*La imagen de Nuestra Señora en una urna sobredorada con cristal que sirve de puerta con su vestido de seda.
*Manteles y dos bujías de metal sobredora.
*Una cruz de metal dorado.
Altar de Nuestra Señora del Rosario:
*La imagen de escultura de Nuestra Señora, se halla en el convento de Santa Clara, y está a cargo, como la de Santo Domingo, de don Antonio Ocaña.
*Un retablo de talla sobredorado y en la (…) un lienzo de la Santísima Trinidad.
*El depósito del Santísimo, con cortinas interior y exteriores, se hallan en el sagrario de la parroquia de San Gabriel.
*Ara, manteles, candeleros, mechero de madera para un vaso de lámpara de vidrio.
Cuerpo de la Iglesia:
*Un esterado en la capilla mayor completo.
*Otros dos de las capillas de las Angustias y del Rosario.
*Ocho cornucopias de talla con su lunas y mecheros.
*Un viacrucis nuevo con sus láminas y cristales.
*Un púlpito nuevo y un crucifijo con su (…) de madera sobredorada.
*Una verja de hierro con bolas de metal sobredoradas.
*Dos arañas de metal.
*Dos ángeles lampareros.
*Tres escaños y tres bancas y tres bancas y los demás escaños se hallan en la parroquia de San Gabriel y San Francisco.
*Tres confesionarios provisionales (…) y otros tres (…) se encuentran en la parroquia de San Gabriel.
*Una pila para el agua bendita de piedra de jaspe.
*Un cancel de nogal completo con su (…).
*Que está en la parroquia de San Gabriel.
Sacristía:
*Una imagen pequeña de madera de Nuestra Señora de las Angustias en una urna de tabla sobredorada con su puerta de cristal.
*Un Santo Cristo con velo y (…) sobredorada.
*Un San Francisco de Sales estampado en la pared con marco negro.
*Unos tres o cuatro sillones viejos.
*Una piedra ochavada que sirve para los cálices.
*Seis (…) para celebrar de diferentes colores.
*Tres albas, tres amitos, tres (…) corporales, tres cíngulos y nueve purificadores.
*Una cajonera pequeña, que se llevó a casa del juez de policía y hoy está a cargo de don Juan Rubio.
*Varios espejos pequeños que están a cargo del dicho.
*Cuatro espejos grandes de (…) que hoy están a cargo de don José María de Campos, con otras cosas como consta del (…) que dio.
*Las dos cajoneras grandes que están en Santa Catalina con los ternos, casullas, albas, amitos, corporales y purificadores, con (…) manteles, misales, paños de hombros, lámpara (…) demás alhajas que constan del testimonio que tiene dado el padre cura de dicha parroquia.
Cocina:
*Tres peroles; dos sartenes y otras más que se hallan depositadas.
*Un badil; unas tenazas y cuchara de fierno.
*Diferentes ollas y cazuelas de barro.
*Un mortero de piedra de jaspe y seis (…) con su fierno.
Refectorio:
*Un lienzo de la Cena del Señor.
*Dos coros de madera con algunas tallas.
*Las mesas que faltan están tratadas con el señor Pedro de Flores y que serán concluidas a la posible brevedad.
*Dos velones.
Convento:
*En el claustro refectorio escalera y portería están colocados treinta cuadros de diversas efigies de Jesucristo, María Santísima y otros diferentes santos.
*Un viacrucis con sus láminas y marcos.
*Y en la portería una imagen de San Francisco de Paula, en un retablo pequeño.
Coro:
*Una sillería.
*Cuatro cuadros con las imágenes de los cuatro evangelistas y un crucifijo en la baranda.
Torno:
*Tres campanas.
En lo que se concluyó estas diligencias de entrega quedando orientados los reverendos padres del convento y religiosos de este dicho convento de la Victoria.
1.2. Inventario de los bienes desamortizados por la Junta de Enajenación de edificios de los Conventos suprimidos en la Provincia de Granada, entre los años 1835 y 1840. Convento de la Victoria. Loja.
Primeramente, en el claustro de abajo, una celda con ventana y puerta de madera que está ocupada por el portero cesante, don José Ruiz.
Claustro Alto:
En este claustro tiene doce ventanas de madera que miran al patio.
*otras celdas con cuatro piezas de habitaciones con tres ventanas y tres puertas de madera con cinco llaves donde  está viviendo Manuel Rodríguez Tireldo como guarda de las oficinas de Rentas.
*Otras dos celdas corridas con cinco puertas y cuatro ventanas de madera con las correspondientes llaves.
*Otra celda con puerta de llave y ventana de madera.
*Y finalmente, un manojo de llaves sin saber qué destino tuvieran pues que no vienen con ninguna de las puertas que hay (…).
Portería:
*Un San Francisco pintado al óleo.
*Cuatro cuadros de diferentes imágenes alrededor.
*Tres cuadros grandes viejos.
Escalera principal:
*Tres cuadros grandes: Uno de Jesús amarrado a la columna; otro La presentación de María en el templo; otro un crucifijo.
Biblioteca:
*Varios estantes muy viejos con algunos fragmentos de libros.
Claustro alto:
*Una campana, para tocar a refectorio.
Torre:
*Tres campanas de distintos tamaños.
Claustro bajo:
Siete cuadros muy viejos alrededor.
Refectorio:
*Un cuadro que representa la Cena.
*Este edificio se halla ocupado por las oficinas de Rentas (…) desde el 1 de enero de 1836.
*Tiene cuadros alrededor del mismo.
Otros objetos y efectos subastados por la comisión desamortizadora:
*Una mesa chapeada con su (…).
*Cuatro sillones de baqueta hechura poltrona muy viejos.
*Cuatro sillas viejas.
*Una mesa pequeña de nogal, vieja.
*Una escribanía de (…) con plato.
*Tres pares de cortinas de mediana con sus varas de caña.
*Una copilla de cigarro.
*Una silla pequeña.
*Un velón con cinco mecheros de metal.
*Un (…) vacío y cabida de tres arrobas.
*Cuatro láminas de diferentes tamaños.
*Ocho mesas de refectorio con dos portadores de comida y un cancel, todo muy viejo.
*Un sillón muy viejo.
*Una mesa muy mala de pino, una paila, un perol pequeño de cobre y otro de hierro.
*Dos ollas de cobre de mango y otros dos sin ellos de cobre.
*Unas tenazas y una paleta de hierro.
*Un velón de cuatro mecheros de metal.
*Un mortero de piedra (se halla clavado en la pared).
*Un (…) de hojalata.
*Once tinajas de diferentes tamaños (también se hallan embutidas en la pared).


*Un (…) de hojalata, un jarro de barro y una mesa con (…).

sábado, 8 de julio de 2017

9 de julio 2017 DECIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO homilia lecturas

LUZ DEL DOMINGO



 DECIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO "A"


Primera lectura: Zacarías 9, 9-10
Salmo responsorial: Salmo 144
Segunda lectura: Romanos 8, 9. 11-13
EVANGELIO Mateo 11, 25-30
 “25En aquella ocasión exclamó Jesús:
-Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; 26sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien.
27Mi Padre me lo ha entregado todo; al Hijo lo conoce sólo el Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
28Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abru­mados, que yo os daré respiro,. 29Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde: encontrareis vuestro respiro,  30pues mi yugo es llevadero y mi carga li­gera.”



COMENTARIOS
 I
 DEMASIADO COMPLICADO
Me da la impresión de que con la Religión pasa como con el circo. Hay en ella una especie de juego de trapecio, de triple salto mortal donde lo que vale es “el más difícil todavía”. Lo sencillo, lo ordinario no tiene mérito, no parece tener valor.
 En tiempos de Jesús no bastaba con cumplir los Diez Mandamientos. Para ser un buen judío había que observar 613 preceptos, de los que 365 eran prohibiciones -una por cada día del año- y 248 mandamientos positivos -tantos cuantas partes integraban el cuerpo humano según la medicina vigente.
 No era fácil ser una persona como Dios manda. Sólo quien tenía cultura y tiempo para estudiar leyes y “escrutar las Escrituras" podía conseguirlo. La religión, que debía ser para todos, era patrimonio de abogados, teólogos y laicos cultos y pudientes (doctores de la ley, escribas, fariseos y saduceos). El pueblo sencillo, dado lo complicado del sistema, se distanciaba cada vez más de Dios. No sabía de leyes, ni entendía de teología ni de derecho canónico. No tenía tiempo ni medios para dedicarse a ello. La Biblia, enciclopedia del saber religioso, estaba escrita en hebreo, lengua culta y muerta, ininteligible para el pueblo que hablaba arameo y, por lo demás, en su gran mayoría no sabía leer. Como en los tiempos de la misa en latín.
 Por si esto fuera poco, los abogados (doctores de la ley) habían desarrollado una ingente casuística, rayana en lo ridículo y absurdo, en torno a cada uno de los 613 preceptos, dando lugar a una jurisprudencia de cinco mil mandamientos aproximadamente.
 Demasiados mandamientos. Demasiados preceptos. Excesivas leyes y reglas. Todo demasiado complicado.
 También hoy. Los mandamientos de la Ley de Dios y los de la Iglesia; normas para el ayuno, la abstinencia y la penitencia cuaresmal. Decretos de la Santa Sede, de las Sagradas Congregaciones romanas, de las Conferencias Episcopales... Cuántos hijos hay que tener, cómo hay que vivir, cómo hay que vestir (no olvidemos los gloriosos tiempos en los que la moral y la decencia se medían por los centímetros de mangas y escote), qué hay que hacer en cada momento... Todo ha estado -y sigue estando- regulado, legislado, codificado.
 El pueblo, ante esta barahúnda de leyes, hoy -como ayer- ha terminado por no entender. Cansado y agobiado por el peso de una Religión para élites se ha separado de la Iglesia. No entiende la teología escrita en clave para iniciados, ni le sirve. Eso sí, soporta sobre las espaldas de su conciencia esos fardos leguleyos que le han colocado los eclesiásticos. Como los judíos, también los cristianos lo hemos complicado todo.
 Lo de Jesús de Nazaret era más sencillo. Un día reunió a la gente y le dijo: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Fue una convocatoria revolucionaría, dirigida contra el sistema religioso y teológico de su tiempo -y de hoy-.
 El yugo de la Religión-Ley era insoportable. Jesús lo alivió simplificándolo. Los 613 mandamientos y la innumerable casuística creada en torno a cada uno de ellos quedaron reducidos a uno: "Amaos como Yo os he amado". Así de fácil. Lo suficientemente difícil como para no complicarlo más.
 Adiós a la Religión como sistema del "más difícil todavía", patrimonio de los menos. No hace falta ser ni culto, ni sabio, ni teólogo para ser buen cristiano. Basta con amar como Jesús. Lo que sucede es que de amor entienden sólo los sencillos. Quienes no lo son, saben de leyes. "Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla...


II
 FE Y CIENCIA
A lo largo de la historia han sido muchos los conflictos entre los dogmas religiosos y la ciencia, y en muchos casos el transcurso del tiempo parece que ha ido dando la razón a los científicos. Y hoy son muchos los científicos que se confiesan ateos o agnósticos. ¿Será incompatible la inteligencia humana y la fe en Jesús de Nazaret? ¿Es eso lo que quiere decir el evangelio de este domingo?
 
SABIOS Y ENTENDIDOS
La oración de Jesús a que se refiere el evangelio de hoy: «Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla», hay que entenderla a la luz de una advertencia que hace Dios a su pueblo por medio del profeta Isaías: «Dice el Señor: Ya que este pueblo se me acer­ca con la boca y me glorifica con los labios, mientras su cora­zón está lejos de mí, y su culto a mí es precepto humano y rutina, yo seguiré realizando prodigios maravillosos: fracasará la sabiduría de sus sabios y se eclipsará la prudencia de sus prudentes» (Is 29,13-14; véase también Mt 15,8-9).
Dios se había dado a conocer a su pueblo por medio de su actuación liberadora, al sacarlo de la esclavitud de Egipto; en el Sinaí les dio unas normas que cumplir, que en sus primeras formulaciones estaban siempre basadas en los acontecimientos que dieron origen al pueblo de Israel (~x 20,2; Dt 5,6.20-25). La relación del hombre con Dios debía estar siempre basada en esta experiencia liberadora, de tal forma que, como repiten una y otra vez los profetas, es imposible relacionarse con Dios si no se practica la justicia para con el prójimo (véase, p. ej., Is 1,10-18; 58,1-12).
Pero, según se deduce de las palabras de Isaías que hemos citado antes, algunos sabios y entendidos habían hecho creer al pueblo que lo que Dios quería es que los hombres estuvie­ran pendientes de él, que rezaran mucho, que frecuentaran mucho el templo. Así habían conseguido que los mandamien­tos que Dios había dado a los israelitas para que, poniéndolos en práctica, consiguieran evitar que entre ellos se pudieran re­producir relaciones de esclavitud y opresión semejantes a las que sufrieron en Egipto, quedaran sustituidos por preceptos humanos, y que la práctica religiosa se redujera a pura rutina. Esos son los sabios y entendidos, que no comprenden el men­saje de Jesús. Los que utilizan su sabiduría y su ciencia para vaciar de contenido liberador la relación de Dios con su pueblo.

RENDIDOS Y ABRUMADOS
En contraposición a ellos, dice Jesús, la gente sencilla sí que puede entender su mensaje. Ellos, rendidos y abrumados por la injusticia de los que se aprovechan de las doctrinas de sabios y entendidos y por la imagen que los mismos presentan de Dios -un tirano cruel dispuesto a castigar sin piedad las equivocaciones más insignificantes o, lo que es peor, celoso de la felicidad de sus criaturas, que se irrita por todo lo que da un poco de alegría a la vida de los pobres-, sienten en Jesús la presencia del Dios de Israel, amigo y liberador de esclavos, al que no le agradan las prácticas religiosas que no estén basa­das en «abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo...» (Is 58,6-7). A Jesús se le da en el evangelio de Mateo el nombre de «Dios con nosotros» (1,23), que ya se usa en el profeta Isaías con un claro sentido liberador (Is 7,14); Jesús ha recibido del Padre la misión de continuar y llevar a su culminación su obra salvadora y liberadora: «Mi Padre me lo ha entregado todo... » Eso sólo lo entiende la gente sencilla. Porque, además, Jesús es, él mismo, sencillo y humilde, soli­dario con los pequeños y los humillados. Los sabios y enten­didos, los que se creen tales, los que usan su ciencia para cargar fardos pesados en las espaldas de los hombres (Mt 23,4), jamás entenderán -no les interesa- el mensaje de Jesús, jamás aceptarán el Dios cuyo ser nos da a conocer plenamente Jesús: «Al Hijo lo conoce sólo el Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Por otro lado, el proyecto de Jesús tiene sus exigencias; pero éstas no son un yugo insoportable que esclavice al hom­bre, sino un compromiso que debe ser libremente aceptado y que, al mismo tiempo, es liberador: «Acercaos a mi todos los que estáis rendidos y abrumados, que yo os daré respiro. Car­gad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde: encontraréis vuestro respiro, pues mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
No es la ciencia, la inteligencia humana, lo que es incom­patible con el mensaje de Jesús; es la utilización de estas facul­tades para engañar y oprimir a los sencillos lo que incapacita a los hombres para conocer a un Dios que, además de libera­dor, quiere ser Padre.
No es la fe enemiga del saber; lo es de la sabiduría que se utiliza para engañar, dominar, humillar, adormecer, infantili­zar...; para explotar a los pobres. Lo es la sabiduría que se opone no a la necedad, sino a la sencillez; porque eso no es conocimiento, sino soberbia; no es ciencia, sino malas artes, incompatibles con el que, en un obrero, quiso ser Dios con nosotros.




 
III
 v.25: En aquella ocasión exclamó Jesús: -Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; 26sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien.
La expresión introductoria «por aquel entonces» enlaza de algún modo esta perícopa con la anterior. Después de la recriminación a las ciudades que no responden aparece la respuesta favorable de la gente sencilla. Por contraste con la invectiva anterior, en esta perícopa Jesús alaba al Padre por lo que está sucediendo. Aparece el Padre como el Señor del universo.
Jesús bendice al Padre por una decisión: los intelectuales no van a entender esas cosas; los sencillos, sí. «Esas cosas» puede referirse a «las obras» del Mesías (11,2.19). La revelación de que habla Jesús respecto a los sencillos tiene un paralelo en la que recibe Simón Pedro para reconocer en Jesús al Mesías, después de los episodios de los panes (16,17). Se trata, pues, de comprender el sentido de las obras de Jesús, de ver en ellas la actividad del Mesías. La revelación del Mesías podía haberse hecho de manera deslumbradora y autoritaria. Sin embargo, el Padre ha querido ha­cerla depender de la disposición del hombre. Es la limpieza de corazón, la ausencia de todo interés torcido, la que permite discernir en las obras que realiza Jesús la mano de Dios.
Precisamente, la denominación «los sabios y entendidos» alude a Is 29,14. En el texto profético, Dios recrimina al pueblo su hipocresía en la relación con él: lo honra con los labios, pero su corazón está lejos (cf. Mt 15,8s). A eso se debe que fracase la sabi­duría de los sabios y se eclipse el entender de los entendidos. En el trasfondo del dicho de Jesús se encuentra, por tanto, esta reali­dad: los sabios y entendidos no captan el sentido de las obras de Jesús porque su insinceridad inutiliza su ciencia, impidiéndoles aceptar las conclusiones a las que su saber debería llevarlos. Los «sencillos» no tienen ese obstáculo y pueden entender lo que Dios les revela. El hecho de que Dios «oculta» ese saber no se debe a su designio, sino al obstáculo humano; se atribuye a Dios lo que es culpa del hombre. De hecho, la realidad de Jesús está patente a todos, viene para ser conocido de todos. El pasaje está en relación con el aserto de Jesús en 9,13: «No he venido a llamar justos, sino pecadores.» El «justo» es el que se cierra a la llamada por estar conforme con la situación en que vive. No es culpa de Jesús, sino del hombre. El que se tiene por «justo», sin reconocer su necesidad de salvación, se cierra a la llamada de Jesús. Lo mismo el «sabio y entendido», cuyo corazón está lejos de Dios, está cerrado a la re­velación del Padre (25s).
v. 27: Mi Padre me lo ha entregado todo; al Hijo lo conoce sólo el Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
La frase de Jesús «mi Padre me lo ha entregado todo» está en relación con la designación «Dios entre nosotros»: Jesús es la presencia de Dios en la tierra. También con la escena del bautis­mo, donde el Espíritu baja sobre Jesús y el Padre lo declara Hijo suyo. La posesión de la autoridad divina fue afirmada por Jesús en el episodio del paralítico (9,6). La relación íntima entre Jesús y el Padre la establece la comunidad de Espíritu. Por eso nadie pue­de conocer al Padre, sino aquel a quien el Hijo comunique el Espí­ritu, que establecerá una relación con el Padre semejante a la suya. Es decir, el conocimiento de Dios de que se glorían los sabios y entendidos, que se adquiriría a través del estudio de la Ley, no es verdadero conocimiento. Este consiste en conocerlo como Padre, experimentando su amor, y sólo se consigue esta experiencia por la comunicación que hace Jesús del Espíritu que recibió.
            De ahí que invite a todos los que están cansados y agobiados por la enseñanza de esos sabios y entendidos. El se presenta como maestro, pero no como los letrados, dominando al discípulo; él no es violento, sino humilde, en contraposi­ción al orgullo de los maestros de Israel. Su enseñanza es el descanso, después de la fatiga del pasado (11,28s).
Jesús invita a aceptar su yugo, imagen de las exigencias que se derivan de su mensaje; su yugo es llevadero, no como el de la Ley propuesta por los letrados, y su carga es ligera (cf. 23,4). Estudiar la Ley debía servir para acercarse a Dios; Jesús invita a acercarse a él directamente; su persona es el medio (la Ley) y el término (Dios). Invita a romper con otros maestros y a aceptar su enseñanza. El legalismo judío era abrumador, una moral sin alegría. Jesús propone, en cambio, el servicio en la alegría de la amistad (9,15). Propone sus exigencias prometiendo la felicidad (bienaventuranzas).


IV
 La profecía de Zacarías era ‘una piedra en el zapato’ para los fanáticos que en la época de Jesús buscaban un mesías triunfante y nacionalista. Zacarías nos ofrece una reflexión que sintoniza mucho con las grandes aspiraciones de las comunidades que, después del exilio babilónico, intentaron reconstruir la identidad nacional a partir de elementos universales, pluralistas y comunitarios. La esperanza del pueblo de Dios no podía estar en un guerrero triunfador como David ni en un diplomático equilibrista como Salomón. El pueblo quería algo diferente y definitivo. Atrás quedaron los modelos militaristas, administrativos y centralistas de todos los reyes de Israel y Juda. El pueblo quería una persona que fuera capaz de encaminar la nación por los rumbos desconocidos de la justicia, la paz y la solidaridad. El profeta Zacarías asume esta propuesta y la relanza a todo el pueblo de Dios como una gran utopía.
Para Zacarías, el nuevo gobernante debía distinguirse por la humildad, la justicia y pacífico. La humildad entendida como la capacidad para andar en la verdad y no como sumisión y conformismo. La justicia como pilar de una organización social en la que se le da a cada persona de acuerdo con sus necesidades y no según sus ambiciones. El pacifismo como la actitud básica para solucionar los inevitables conflictos que se presentan en toda organización humana. Tres cualidades que configuran una nueva forma de ejercer el poder. Sin embargo, Israel se estrello con la ambición de algunos grupos minoritarios y poderosos que impusieron una teocracia centralista, prepotente y uniformadora. Fueron suprimidas de manera sistemática, todas las disidencia posibles y se le negó así al pueblo de Dios la posibilidad de intentar una utopía universalista, solidaria y transformadora. Se centró todo el poder en unas pocas familias que controlaban el Templo, el gobierno y la tierra. Así, ‘los pobres de Yahvé no tuvieron la posibilidad de darle vida a su proyecto por falta de posibilidades económicas, de apertura política y de libertad religiosa.
El evangelio de Mateo nos presenta a Jesús con las características mesiánicas de la profecía de Zacarías: una persona pacífica y humilde, dispuesta a hacer realidad la utopía de Dios. Por esta razón, Jesús no se identifica con los ideales acerca del Mesías, vigentes en su época. No hay el más mínimo asomo del militar aguerrido e irresistible que con un formidable despliegue eliminaría las pretensiones del imperio romano, ni con el sacerdote excelso que con sus extraordinarias dotes santificadoras transformaría el santuario de Jerusalén, ni con el gobernante extraordinario que congregaría al pueblo de Israel disperso por el mundo. Jesús no comparte estos proyectos, como tampoco las extravagantes aspiraciones de los nacionalistas furibundos que veían en el imperio romano un peligro que no eran capaces de descubrir al interior de ellos mismos: la violencia incontenible.
Los ideales de Jesús estaban más cerca de las grandes tradiciones proféticas que aspiraban a que el pueblo de Dios fuera capaz de organizarse como modelo alternativo de sociedad. Por esta razón, los valores como el pacifismo y la humildad eran tan urgentes y necesarios. El pacifismo obliga a asumir actitudes dinámicas de transformación social pero, al mismo tiempo, no se rinde a la imparable lógica de la violencia. La humildad, por su parte, exige reconocer en cada momento los propios límites de la existencia y las barreras intrínsecas de la historia. Humildad y pacifismo hacen de un proyecto tan grandioso e imponente como el reino de Dios, algo al alcance de los pobres y excluidos.
Jesús, sin embargo, sabía perfectamente que no bastaba con que el ‘rey’ o líder poseyera atributos excepcionales para que la situación cambiara. Para él, era necesario que una comunidad de hermanos y hermanas se comprometiera a vivir la alternativa, a demostrarle al mundo que eran posibles otras maneras de organización, que la lógica aparentemente inextinguible de la violencia podía ser controlada. Por esto, Jesús insiste en la necesidad de asumir el ‘suave yugo’ de la vida comunitaria y la ‘ligera carga’ de las opciones evangélicas. Pero, atención, esto no es para todo el mundo. Es necesario madurar la fe y crecer como personas antes de meterse en este proyecto. Porque para quien no ha crecido en la dinámica de la comunidad, sino que ve todo desde ‘afuera’, desde los valores sociales vigentes, los ideales de Jesús son una carga abominable y el ideal de la cruz una ideología insufrible. No podemos pedirle a cualquiera que asuma la inmensa responsabilidad del pacifismo si toda su vida ha creído que la ‘ley del revolver’ es un destino inexorable’. No podemos pedirle mansedumbre a una persona a la que siempre le han enseñado que el control de los demás, las ambiciones de ascenso social y el arribismo son las herramientas para ‘progresar’ en la vida.
Jesús quiere una comunidad donde los lazos de solidaridad, afecto y respeto hagan de un grupo humano una gran familia consagrada a la realización del reino. Una comunidad donde los sencillos, los pequeños, hallen un lugar de importancia y sean los gestores de una nueva manera de organizar las relaciones interhumanas. Porque, como dice Pablo, sólo el ser humano espiritual, o sea, el ser humano que se ha abierto a la acción del Espíritu de Dios, es capaz de vivir la vida a plenitud, es decir, en gozosa aceptación y armonía con la humanidad. 


Para la revisión de vida
 Dice Jesús: "vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les aliviaré". ¿Cuáles son mis cansancios? ¿Qué los causa: el trabajo por el Reino o mis intereses personales, mis egoísmos? ¿Dónde y cómo busco alivio a mi cansancio?
 Cuál es mi valoración de la sabiduría de los pequeños, los sencillos... los obreros, los campesinos, los indígenas...? ¿Creo que el pueblo, la clase popular, tiene su sabiduría y su capacidad, o que siempre necesitará de la clase «superior» para gobernar la sociedad, la política, la cultura...?

Para la reunión de grupo
“Te alabo, Padre, porque has revelado estas cosas a la gente sencilla...” La frase podría entenderse como la afirmación de que Dios ha hecho “revelaciones especiales” a los pobres y sencillos... Pero, ¿cuáles son “estas cosas” a las que se refiere Jesús?
Orientación de la respuesta: El contenido de esa “revelación” no son afirmaciones doctrinales, “verdades reveladas”... sino “las cosas del Reino”. El Padre ha revelado “las cosas del Reino” a la gente sencilla, a los pobres... Jesús no está hablando quizá de ningún “milagro”, de ninguna “revelación positiva”, sino de un hecho fácilmente comprobable: dada la naturaleza del Reino de Dios, sólo lo ven con claridad (sólo entienden ‘estas cosas’) los sencillos, los que tienen corazón de pobre, los que no dejan que el egoísmo les sofoque la transparencia de su mirada...
“Porque has revelado estas cosas...”. La palabra de Jesús puede ser ocasión para revisar el concepto de «revelación». El concepto de revelación dominante en muchos sectores del pueblo cristiano, todavía es, normalmente, un concepto de revelación cuasi-mágica: una revelación que viene de fuera, de lo alto, extrínseca, como una especie de milagro sobre natural, cuyo contenido viene como un paquete ya hecho y preparado, ajeno a toda participación o implicación de los sujetos que “reciben” esa revelación. Este concepto está superado y hay qua abandonarlo. ¿Cuál sería el concepto renovado de revelación? Sugerimos un libro de lectura: Andrés TORRES QUEIRUGA, La revelación de Dios en la realización del hombre, Ediciones Cristiandad, Madrid 1987, y Repensar la Revelación, Trotta Madrid 2008.

Para la oración de los fieles
 Por la Iglesia, para que sume su esfuerzo al de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que luchan por conseguir la esperanza, la alegría, la paz y el gozo de quienes se saben en manos de Dios padre. Oremos.
Por todos los que viven su fe como una obligación que cumplir, para que se encuentren con el Jesús vivo que libera de toda atadura y agobio, incluso de los de la ley. Oremos.
Por todo son los que no tienen paz en sus vidas, en sus relaciones con los demás, en su relación con Dios; para que encuentren la paz que Jesús trae para todos. Oremos.
Por todos los gobernantes, para que sus palabras y promesas de servicio a la comunidad y al bien común se traduzcan en hechos reales. Oremos.
Por los pobres, los sencillos, los pequeños... para que tengan parte esencial en la construcción del nuevo mundo, justo y fraterno, que todos anhelamos. Oremos.
Por todos nosotros, para que encontremos en Jesús la paz y la alegría que él nos trae de parte del Padre, y que nos libera de nuestras fatigas. Oremos.

Oración comunitaria
Te bendecimos, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido grandes cosas a los ‘sabios y prudentes’, y se las has revelado a los sencillos. Te pedimos que también a nosotros nos des un corazón de pobre, un amor a la Causa de los pobres, y el desprendimiento necesario para no dejarnos atar por los intereses egoístas, de forma que siempre sepamos captar el sentido de “estas cosas” que revelas a los sencillos.

Los comentarios que se adjuntan se toman de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
        - Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en 
www.elalmendro.org
        - El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico