viernes, 27 de marzo de 2015

Jueves Santo 2 abril 2015 desarrollo de la liturgia lecturas esquema de la celebración


CELEBRACIÓN DEL JUEVES SANTO
(desarrollo de la liturgia de este día)

Para la celebración de la Cena del Señor el Jueves Santo hay que preparar algunas cosas:

1.- Formas suficientes para la Eucaristía del Jueves Santo y para los oficios del viernes Santo.

2.-Para el lavatorio: jofaina, toallas; otra jofaina y jabón para que se pueda lavar las manos el sacerdote tras el lavatorio.

3.-El lugar donde va a quedar reservado el Santísimo tras la Eucaristía y el Monumento donde se podrá adorar al Santísimo hasta el mediodía del Viernes Santo.

4.- Incienso, carbones.

Desarrollo de la celebración del Jueves Santo:

1.-Canto de entrada.
2.-Saludo del sacerdote.
3.-Gloria.
4.-Oración colecta.
5.-Priemra lectura:

LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO (12,1-8.11-14)

“En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones."»

Palabra de Dios


6.-El Salmo (115,12-13.15-16bc.17-18)

R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R/.

R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

7.-Segunda lectura (1ªcorinios: 11,23-26)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

"Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta 
que vuelva."

Palabra de Dios

8.-Proclamación del Evangelio:

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los
pies tú a mí? Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.» Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»"
Palabra del Señor


9.-Homilia.

10.-Lavatorios de Pies.

11.-Peticiones.

12.-Ofertorio y Plegaria Eucarística.
(Durante el ofertorio se canta el Santo y el Cordero).

13.-Oración después de la comunión.

14.-Traslado del Santísimo al Monumento.

15.-Se desnuda el Altar y el Sagrario al estar vacío permanecerá con las puertas abiertas.


16.-El templo se queda abierto hasta el mediodía del Viernes Santo; a una hora convenida se puede reunir la comunidad parroquial para hacer un tiempo de oración en común. Sin embargo, la oración común ya ha sido, pues no hay oración en común más importante que la Liturgia Eucarística. La oración ante el “Monumento”, tiene carácter personal e individual.

jueves, 26 de marzo de 2015

Genealogía heráldica historia

GENEALOGÍA HERÁLDICA
ALHAMA GRANADA

Genealogía Granada

Libro: Genealogía, Heráldica, Historia y sociedad, Alhama de Granada (1482 - 1835). 
2 volúmenes.

Autor: Salvador Raya Retamero, doctor en historia por la Universidad de Granada.

Presentación del libro: Biblioteca de Andalucía Granada, 16 de abril a las 19:30.

Más de 6.000 notas a pie de página.
Más de 260 apellidos.

Escudos...Nobles...Esclavos...Soldados...Villanos...

Alhama Nobleza España Granada América Latina

¿Por qué un Libro de Genealogía?

Hegel: el espíritu absoluto se encarna en el Estado, por lo tanto única historia que nos interesa es la del Estado. Encarnación histórica en la Alemania de Hitler y en la Unión Soviética. El individuo no cuenta, si el individuo tiene que sacrificarse por el Estado o por el Partido o por la Institución, no importa, lo realmente relevante es el Grupo, el Estado.

Kierkegaard: frente a Hegel, lo importante es el individuo, no la masa, no el todo.

Genealogía: se dirige la mirada al individuo, a su origen, a su vida; da igual que forme parte de un Estado o no. La genealogía mira al individuo en su nacimiento, en sus relaciones personales, familiares... se pregunta por el desarrollo de su vida, por su muerte...
ÍNDICES

Alhama Granada Historia


Apellidos linajes heráldica escudos 

INDICE VOLUMEN II

Índice apellidos nobleza genealogía linaje España América Alhama Granada


apellido linaje España América Alhama


Elías Canetti: 1982, "Muchos que ya no están vivos se habrían alegrado, aunque no tanto  como para que su alegría pudiera hacerlos volver a la vida."


Índice apellidos

miércoles, 25 de marzo de 2015

liturgia Domingo Ramos lecturas Pasión según san Marcos, ciclo B 29 marzo 2015

DOMINGO RAMOS
Desarrollo de la celebración:
1.- Se comienza con la bendición de los Ramos y Palmas, fuera del templo parroquial:
1.1- Oración de bendición:
         Oremos: Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo aclamándolo con cantos, concédenos entrar en la Jerusalén del cielo por medio de Él. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
1.2- se rocía con agua bendita los ramos y palmas.
1.3. Se proclama el evangelio este año San Marcos:
Ciclo B; año 2015
Lectura del santo Evangelio según San Marcos (11,1-10)
         “Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: -id a la aldea de enfrente, y en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto. Fueron y encontraron el borrico en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: -¿Por qué tenéis que desatar el borrico? Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: -¡Viva, bendito el que viene en el nombre del Señor!  ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Viva el Altísimo!”
2.- comienza la procesión hasta el templo.
3.-Una vez dentro del templo, el sacerdote continúa, directamente, con la oración colecta:
         Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor.

4.-Litúrgia de la Palabra:
PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías (50, 4-17)
 “Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal,  sabiendo que no quedaría defraudado.”
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
(Sal 21,8-9.17-18ª.19-20.23-24)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mi,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere. » R.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11)

   “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cual quiera- y se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre”
PALABRA DE DIOS

Evangelio: (breve)
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 15, 1-39.
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato preguntó:
S. -¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Él respondió.
+ Tú lo dices.
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. -¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y comenzó a pedirle el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. ¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. ¡Crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. Pues ¿qué mal ha hecho?
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. ¡Crucifícalo!
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron la corona de espinas, que habrán trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. ¡Salve rey de los judíos!
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de la Calavera), y les ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un malhechor”. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S.- ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:
S. A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
+.-  Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.
C. que significa:
+ Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?
C. algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. Mira, está llamando a Elías.
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
S. Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. Realmente este hombre era Hijo de Dios.
Palabra del Señor.
Se continua la celebración Eucarística como un domingo normal.

Otra Iglesia

Nada hay oculto que no llegue a saberse


          La editorial Ediciones Trea ha publicado recientemente un libro en el que se aborda la vida y obra de distintos sacerdotes que apoyaron a la II República durante la Guerra Civil Española. Entre estos sacerdotes se encuentra don Luis López-Dóriga, sacerdote granadino.

Luis López-Dóriga, sacerdote Granada
          María Tezanos Gandarillas, autora del primer capítulo de este libro, lo titula: Luis López-Dóriga (1885-1962): del catolicismo social al republicanismo de izquierdas.
          D. Luis:
               * doctor en filosofía.
               * natural de Oviedo.
               * sobrino del Arzobispo de Granada,
                  D. José Meseguer y Costa.
               *apoyado por su tío.
               * marginado y perseguido por el sustituto
                 de su tío.
               *vivió y murió como Sacerdote.

Diócesis Granada

Un libro que merece la pena ser leído:

         "En el ámbito eclesiástico, como secretario de Cámara y gobierno del arzobispado, impulsó la creación de juntas parroquiales integradas por seglares y presididas por el párroco, cuya función era estudiar el estado social de la feligresía a fin de adecuar las instituciones a las circunatancia de la sociedad......"

          En 1921, comenzará la persecución de este sacerdote dentro de la diócesis, con denuncias falsas, con la marginación a la que fue sometido por parte del nuevo arzobispo de Granada don Vicente Casanova, que en este libro se describe en estos términos: 

          "...había demostrado ya durante su etapa como obispo de Almería ser sumamente conservador en el terreno social, por lo que en este campo la confrontación con López-Dóriga era inevitable. Además, su episcopado almeriense se había caracterizado por sus frecuentes conflictos con los sacerdotes, llegando a destituir de sus cargos o remover de sus parroquias a algunos de ellos, así como por las acusaciones de nepotismo y de lucrarse con los fondos de la diócesis".

parroquia Granada

          Transcribimos a continuación un artículo don Luis, publicado por la Gaceta del Sur con ocasión de la fiesta del Corpus en el año 1919:

          "La Iglesia Católica ha dado un matiz acentuadamente eucarístico a su labor social contemporánea.

          La fiesta de la Eucaristía es, por lo tanto, la de mayor actualidad en los momentos que vivimos.

          Se comprende que así sea.

          El objetivo de la primordial de la pura acción católica, es que Jesucristo, con todo lo que esta palabra significa, reine en los pueblos y en las naciones.

          Para ello es preciso que el espíritu cristiano, sin adulteraciones ni corruptelas, inspire por completo la vida entera entre los hombres.

          Pensar que esto puede suceder sin la influencia de la divina gracia, equivale en creer en la posibilidad de la vida natural sin la presencia de su principio inmediato, el alma, y en las operaciones vitales sin el influjo del Ser Supremo a cuya dependencia no cabe sustraerse a ningún ente, aunque éste sea la actividad de un ser.

          Aquel principio de vida sobrenatural y el sobrenatural influjo que todo hombre necesita para vivir verdaderamente en cristiano; no se dan sin la Eucaristía. Sin ella, dice el Angélico, no hay gracia. La misma gracia bautismal no se infunde en el alma del nuevo cristiano sino en cuanto el bautismo implica el voto de recibir la Eucaristía; voto personal en los adultos, formulado por la Iglesia en los niños.

          Fuera, pues, de la Eucaristía, no hay ni puede haber ni espíritu cristiano, ni vida cristiana, ni temperamento cristiano, ni posibilidad de lograr el alto Ideal cristiano en los individuos, y por ende, en las sociedades.

          Por eso, la Iglesia, en estos tiempos, no cesa de inculcar la necesidad de difundir el amor y la práctica frecuentísima del Sacramento Adorable.

          Si lo recibimos dignamente, no sólo convivirá y cooperará con nosotros el Dios de los cielos, sino que, si lo consentimos, vendrá a sustituirse como principio de acción; sin que se menoscabe por eso ni nuestra libertad, ni, por consiguiente, el mérito de nuestras buenas obras: <<Vivo yo; mas, no yo; sino que vive Cristo en mí>> (Luis L-Dóriga; Corpus 1919)."

viernes, 20 de marzo de 2015

comentario lectura evangelio domingo 22 marzo 2015 cuaresma 5 domingo

LUZ DEL DOMINGO
Domingo, 22 de marzo de 2015
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

Primera lectura: Jeremías 31,31-34
Salmo interleccional: Salmo 50
Segunda lectura: Hebreos 5,7-9
EVANGELIO: Juan 12, 20-33
 “20Algunos de los que subían a dar culto en la fiesta eran griegos; 21éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: - Señor, quisiéramos ver a Jesús. 22Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fue­ron a decírselo a Jesús. 23Jesús les respondió: - Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria del Hombre 24Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto. 25Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva. 26E1 que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me ayude lo honrará el Padre. 27Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: «Padre líbrame de esta hora»? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora! 28¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona! Vino entonces una voz desde el cielo: - ¡Como la manifesté, volveré a manifestarla! 29A esto, la gente que estaba allí y la oyó decía que ha­bía sido un trueno. Otros decían: - Le ha hablado un ángel. 30Replicó Jesús: - Esa voz no era por mí, sino por vosotros. 31Ahora hay ya una sentencia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera, 32pues yo, cuando sea le­vantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí. 33Estó lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.”
COMENTARIOS
I
 Jesús sintió miedo ante la hora que se le avecinaba. La reacción de los guardianes de la Ley, cuyo código legal había cuestionado, la ortodoxia de los teólogos conservadores e inmovilistas, la inhibición de los políticos y la maleabilidad del pueblo que hoy dice sí y mañana no, estaban a punto de descargar sobre él un zarpazo mortal. La muerte en el patíbulo le acechaba cada día como posible. Aún estaba a tiempo de rectificar, de abandonar el camino, dejando en la estacada su maravillosa pero conflictiva doctrina evangélica.
Lleno de miedo, se paró a reflexionar. Atrás quedaba la semilla de Evangelio, ahogada por las zarzas del sistema mundano; aunque a su alrededor permanecía aún el grupo de discípulos, día a día, se iba quedando solo, terriblemente solo, acorralado y asediado por la violencia y el odio de quienes, instalados en la cúspide del poder, buscaban el momento oportuno para quitarlo de en medio.
Arriba, allá en lo alto del cielo, se encontraba su Padre Dios; a punto estuvo de pedirle que lo librara de pasar aquel mal trago. Tenía miedo a morir y dijo a sus discípulos; "Ahora me siento fuertemente agitado, pero ¿qué voy a decir: Padre, líbrame de esta hora? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora! Padre, manifiesta la gloria de tu persona". Y decidió seguir adelante.
Al instante de tomar esta decisión, dice el evangelista Juan, "se oyó una voz del cielo: Acabo de manifestar mi gloria y volveré a manifestarla". La gloria, la manifestación del Dios-Amor tenía su aparición más perfecta en Jesús de Nazaret.
"Ante esto la gente que estaba allí escuchando decía que había sido un trueno; algunos decían que le había hablado un ángel". Bella imagen para confirmar desde arriba la decisión de Jesús, como trueno que hace estremecerse, como voz de un mensajero divino dirigida a todos cuantos aún dudaban del camino del Maestro: "Esta voz no era por mí, sino por vosotros" -precisó Jesús.
Antes de pronunciar estas palabras había declarado: "Sí, os lo aseguro: si el grano de trigo caído en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto". Estaba convencido de que no se puede producir vida sin dar la propia; la vida es fruto del amor y no brota si el amor no es pleno, si no llega al don total. Amar es darse sin escatimar nada; hasta desaparecer, si es necesario. En la imagen del grano que muere en la tierra, la muerte es condición para que se libere toda la energía vital que contiene. El fruto comienza en el mismo grano que muere. Dar la propia vida es la suprema medida de amor: "Quien tiene apego a la propia vida, la pierde". Jesús era consciente de que sólo queda lo que damos. Y se decidió a dar lo único que le quedaba: la vida.
Sin posesiones, sin dinero, sin honores, sin dignidad, sin amigos, solo, subió al patíbulo. Su muerte, semilla de vida, fue consecuencia inevitable de un amor sin límites a los despojados de la sociedad, de un compromiso solidario con el pueblo, de una denuncia tenaz y abierta de la opresión. Fue la hora de la verdad. Bendita hora... 
II
 Cuando nos enseñaron el catecismo nos dijeron que uno de los enemigos del alma era el mundo. Y es cierto: el mundo es uno de los peores enemigos del alma y del cuerpo, del hombre y de la mujer, de los individuos y de los pueblos. El mundo, el orden este.
 

EL ENEMIGO DE LA VIDA
 Hay quienes llaman «mundo» a todo lo que no es religioso. Esa idea procede del lenguaje de los monjes, que llamaban «el mundo» y «mundano» a todo lo que no cabía en el con­vento: las fiestas, los bailes, la alegría de la vida y todo lo que tuviera que ver con el sexo, incluso dentro del matrimonio, todo eso recibía el nombre de «el mundo».
Por otro lado, en nuestra mentalidad han influido mucho otras ideas que consideran al hombre un compuesto de dos partes totalmente distintas: el alma se consideraba la parte buena y todo lo relacionado con el cuerpo era malo. Pero ése no es el modo de pensar y de hablar de los escritores del Nuevo Testamento.
La palabra «mundo» en el evangelio de Juan puede signi­ficar distintas cosas: el universo, la tierra, la humanidad..., obras de Dios y objeto de su amor. Pero, a veces, con esa palabra se refiere a una realidad negativa, mala. El mundo, en este sentido, es la desdichada manera de organizar la socie­dad que los hombres tenemos, es el «orden» social que tiene como pilares básicos «los bajos apetitos, los ojos insaciables, la arrogancia del dinero», según palabras del mismo evange­lista en su primera carta (2,16). El mundo es todo sistema social y/o religioso en el que no se respeta la dignidad del ser humano, y, por tanto, no se respeta a Dios.
Por otro lado, para la mentalidad hebrea, el hombre no es un compuesto de dos partes distintas, sino una unidad que puede ser vista de distintas maneras: como carne, el hombre entero en cuanto mortal; como cuerpo, esto es, capaz de rela­ción con los demás; como alma, o sea, como ser vivo; y como espíritu, dotado de unas capacidades superiores a las de los demás vivientes y exclusivas de la persona humana. El alma es la vida; que «el mundo es enemigo del alma» significa que es enemigo de la vida: que la sociedad humana se ha organi­zado de tal modo que en ella la vida del hombre está en constante peligro.
EL ORDEN ESTE
 ... si el grano de trigo caído en tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto. Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva. El que quiera ayudarme, que me siga, y así allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda.
 "... si el grano de trigo caído en tierra no muere..."
Algunos quizá piensen que esta frase significa que Dios quiere que su Hijo muera para salvar a la humanidad. No. Dios no quiere que ni su Hijo ni nadie mueran; pero la muerte de Jesús será inevitable por la maldad del orden este. Él sufrió, y, como él, todos los que se comprometan en la tarea de organizar el mundo de otra manera, como un mundo de hermanos, sufrirán el acoso de los defensores del mundo, del orden este. Todos los que gozan de privilegios obtenidos a costa de la opresión de los demás se resistirán a perderlos, aunque para ello tengan que matar; de hecho, sus privilegios son ya instrumento de muerte, pues sus sobras son falta de vida para los pobres. Por eso no es una contradicción esta otra frase: «Tener apego a la propia vida es destruirse, despre­ciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva». Lo absurdo es querer vivir en medio de un orden de muerte, en medio de una organización en la que sólo algunos -y sólo aparentemente- viven. Y para vivir de esa manera no tienen más remedio que matar. Como algunos quizá piensen que estamos exagerando, que hablen los hechos. Dos ejemplos de hoy:
- En nuestro mundo hay alimentos suficientes para que cada ser humano de la tierra coma cada día lo que necesita para vivir y para que sobre un 10 por 100 aproximadamente. Pero, mientras tanto, la Comunidad Europea paga a los agricultores para que no produzcan alimentos, para que dejen sus tierras ¡en barbecho! ¿Es demagogia decir que este es un orden de muerte?
 Ese es el mundo que mató a Jesús y tratará de matar a sus seguidores y a todos los que intenten impedir que siga matando. Y es a ese mundo, no a Dios; al que hay que temer. Y no porque nos pueda quitar la vida. No puede quitárnosla: Dios la defiende. Pero, contaminándola, nos la puede pudrir. E impedir que colaboremos en la construcción de un nuevo mundo en el que podamos vivir y compartir una nueva y verdadera vida que brotará del grano caído en tierra que no muere para siempre, sino para dar más vida. Y, además, el mundo este no durará por siempre: «Ahora hay ya una senten­cia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera, pues yo, cuando sea levantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí.» De nosotros depende que esa sentencia se ejecute cuanto antes.
III
 20-23 Algunos de los que subían a dar culto en la fiesta eran griegos; éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, quisiéramos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fue­ron a decírselo a Jesús. Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria  del Hijo del hombre».
«Los griegos» del texto podían ser judíos helenistas, paganos prosélitos o simples simpatizantes del judaísmo. En todo caso, pertenecen a otra cultura, que, en aquella época, podía llamarse universal. 
De este modo, al cortejo que sigue a Jesús se suma gente de otros pueblos. Se verifica la frase de los fariseos: todo el mundo se ha ido detrás de él. Los griegos subían a Jerusalén para dar culto, pero, al encontrar a Jesús, renuncian a su propósito. Comienzan a acercarse las ovejas que no son del recinto de Israel (10,16), para ser reunidas por Jesús.
Felipe era natural de Betsaida (“Lugar de pesca”, posible alusión a la misión) (1,44), situada fuera del territorio de Israel, en la tetrarquía de Filipo. Los griegos le manifiestan su deseo de conocer a Jesús. Felipe, el hombre de la tradición que no ha salido de las categorías del judaísmo (1,45; 6,5-7), el que había invitado a Natanael a acercarse a Jesús (1,46), no se atreve a hacer lo mismo con los griegos. Acude a Andrés, el que “se quedó a vivir con Jesús” (1,39), es decir, el que vive en la esfera del Espíritu y comprende el mensaje (6,8-9), pero tampoco Andrés se atreve a tomar la iniciativa. Ambos van a consultar a Jesús. Refleja este pasaje la dificultad que tuvieron las primeras co­munidades, de raíz judía, para abrirse a los paganos (cf. Zac 9,13; Sof 3,9).
Jesús no habla directamente a los griegos: la misión con los pa­ganos tocará a sus seguidores. Declara que la hora anunciada desde el principio (2,4) ha llegado, y que en ella se hará patente la gloria del Hijo del hombre, su amor fiel hasta el don de la vida, terminando de realizar en sí mismo el proyecto divino, el Hombre-Dios (1,2).
El ideal del hombre que se realiza en Jesús no coincide con los tradicionales de la cultura griega: no se identifica con el héroe que aspira a la gloria militar y a la fama imperecedera, ni con el filósofo que cultiva la sabiduría. La plenitud del hombre no está en la fama ni se centra en el saber. Hay un nivel infinitamente más alto, que excluye algunos de estos aspectos y completa otros: ese nivel es la condición divina, que se alcanza por el don de sí mismo, por el amor a todos hasta el fin, reproduciendo el ser y la actividad del Padre, único Dios verdadero.
Es singular que este anuncio lo haga Jesús precisamente cuando hombres de cultura griega se interesan por él. Quiere decir que la manifestación en Jesús de la gloria del Hombre es el hecho decisivo para la misión en el mundo pagano. Para la humanidad en general, lo más importante acerca de Jesús no será reconstruir en detalle su itinerario en ambiente judío, sino descubrir en él la condición divina del Hombre.
En consecuencia, los discípulos no deberán proponer en primer lugar una doctrina o una ideología, ni presentar a Jesús como un mero individuo histórico (Jesús de Nazaret), sino que han de mostrar realizada en él la plenitud humana en la manifestación suprema de la gloria-amor. La figura de Jesús pone al hombre en el centro, le devuelve su valía y su dignidad y, por encima de toda ideología, es el modelo que permite a la humanidad encaminarse hacia su plena realización. 
24-26  «Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo, una vez caído en la tierra, no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto. Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva. E1 que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me  ayude lo honrará el Padre».
En esta declaración solemne y central explica Jesús cómo se producirá el fruto de la misión, suya y de los discípulos. No se genera vida sin dar la propia. La vida es fruto del amor y brota según la medida del amor. Amar hasta el fin es darse sin escatimar.
En la metáfora del grano que muere en la tierra, la muerte es la condición para que se libere toda la energía vital que contiene; la vida allí encerrada se manifiesta entonces de una forma nueva. Jesús afirma con esto que el hombre posee muchas más potencialidades de las que aparecen, y que solamente el don de sí hasta el fin las libera para que ejerzan toda su eficacia.
Jesús usa aquí una formulación extrema. En realidad, la muerte de qué habla no es un suceso aislado, sino la culminación de un proceso de donación de sí mismo; se presenta como el último acto, que sella definitivamente la entrega continua. El dicho de Jesús implica que la fecundidad no depende de la transmisión de un mensaje doctrinal, sino de la práctica de un amor hasta el finEl amor es el mensaje.
El temor a perder la vida es el gran obstáculo a la entrega. Poner límite al compromiso por apego a la vida es condenarla al fracaso, pues este apego lleva a todas las abdi­caciones. Por el contrario, estar dispuesto a arriesgar la vida, desafiando la hostilidad de la sociedad injusta, no significa frustrar la propia existencia, sino llevarla a su completo éxito. Infundir temor es la gran arma del orden injusto. Quien no teme morir, lo desarma. Es totalmente libre y puede amar totalmente.
Ha advertido Jesús que el secreto de la fecundidad está en la entrega de la propia vida. Ahora invita a seguirlo en ese camino (el que quiera ayudarme, que me siga), es decir, colaborar en su misma tarea, aun en medio de la hostilidad y persecución. Es el mismo mensaje contenido en la exigencia de  “comer su carne y beber su sangre” (6,35).
El lugar de Jesús (allí donde yo estoy) es el de la plenitud del amor que va a demostrar en la cruz, de donde brotará el fruto. El hombre libre creado por Jesús (8,32) es dueño de su vida y por eso puede darla como él. Posee su presente, y en cada ocasión puede entregarse al máximo. Eso precisamente significa “morir”: no en primer lugar perder la vida porque otros la arrebaten, sino ir entregándola como don libre de sí. Esa entrega va comunicando vida a otros y acrecentándola en el hombre mismo. Con esta actividad de amor, el discípulo se va haciendo “hijo de Dios”, y, aunque "el mundo" lo margine y le quite la honra, el Padre lo honrará acogiéndolo como a hijo suyo. 
27-29 Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: “Padre líbrame de esta hora”? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora! 28¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona! Vino entonces una voz desde el cielo: «¡Como la manifesté, volveré a manifestarla!» 29A esto, la gente que estaba allí y la oyó decía que ha­bía sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel».
Jesús ha desafiado a la institución judía, denunciando su injusticia, y su actitud va a costarle la vida. Ahora, el ser de Jesús se rebela ante la muerte que lo amenaza (me siento fuertemente agitado). Él es la vida, la antítesis de la muerte. Pero, además, la suya no va a ser una muerte natural, sino prematura, en la flor de la edad (8,57). Será efecto del  paroxismo del odio y del máximo de la injusticia. Él, que ofrece amor y vida, se ve rechazado y condenado a muerte por los suyos. Su turbación nace del horror que siente el amor ante el odio.
Jesús rechaza la tentación de recurrir al Padre para obtener una intervención que lo saque de la situación crítica en que se encuentra (líbrame de esta hora); es la idea del Dios-solución, que permite esquivar la propia responsabilidad y escapar de las consecuencias de la propia actuación.
Jesús reacciona contra su estado de ánimo reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra. Afirma que el sentido de su vida entera depende de “su hora”, que será la de su enfrentamiento final con el mundo homicida y la manifestación suprema de su amor al hombre. Su hora es la consecuencia y el coronamiento de toda su vida. Desde el principio la tenía presente (2,4).
Aparece aquí, muy real, la humanidad de Jesús. Hace su opción consciente en contra de su inclinación natural. No va a la muerte con la sonrisa en los labios; la empresa es muy seria y dolorosa. Pero en la paradoja de que el hombre de carne pueda amar hasta ese punto, brilla su gloria y la de Dios mismo. Su amor supera la debilidad de la carne.
Pide al Padre que manifieste su gloria, que es su amor fiel (1,14). Hasta ahora la ha manifestado en la obra de Jesús, ahora éste le pide que la manifieste en él una vez más, al afrontar la prueba final. La petición de Jesús al Padre es, al mismo tiempo, una petición por el pueblo, por la humanidad entera, pues de esa manifestación de amor-vida depende la salvación del mundo.
 La respuesta del cielo confirma la actitud de Jesús. La bajada del Espíritu (1,32: bajar del cielo) fue la manifestación a Jesús del amor del Padre; ahora habrá una manifestación visible para todos, la nueva teofanía (volveré a manifestarla), el Hombre en la cruz de quien fluirá la vida (3,14s; 7,37-39).
La multitud reconoce la procedencia celeste de la voz. El término voz significa también “trueno” (Éx 19,16.19), y así lo interpreta una parte de los presentes. Para éstos es una manifestación divina sobrecogedora, y quizá amenazadora (trueno, cf. Sal 29,3ss); para otros, en cambio, es un mensaje de Dios a Jesús (ángel). Se perfila un contraste de actitudes entre el pueblo.

30-33 Replicó Jesús: «Esa voz no era por mí, sino por vosotros. Ahora hay ya una sentencia contra el orden este; ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera, pues yo, cuando sea le­vantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí». Esto lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.
Jesús les interpreta lo sucedido. Era un mensaje, pero no estaba destinado a él, sino a ellos; la voz pretendía confirmarles su misión divina.
"El orden este", el sistema injusto, es el enemigo de Jesús y de sus discípulos (cf. 8,23). "Su jefe" personifica el círculo de poder, los dirigentes, mostrando el singular la común motivación y la unidad de intento; son los hijos y agentes del Enemigo (“el diablo”), del asesino y embustero (8,44), es decir, del dios-dinero instalado en el templo (8,20; cf. 2,16).
Jesús había venido para abrir un proceso contra el orden este (9,39). Ahora está ya dada la sentencia, pues la han dictado ellos mismos al negarse a aceptar a Jesús (3,19). Creyendo excluirlo, son en realidad ellos los que van a ser excluidos. Así, ante Dios, se invierten los papeles: los que creen juzgar, serán juzgados; los que pretenden expulsar, serán expulsados; los que piensan estar dentro, quedarán fuera.
El acto mismo de levantar a Jesús de la tierra, velada alusión a la cruz, sellará la sentencia del orden injusto y anunciará su ruina. Pero esa acción, en vez de representar la ignominia extrema, va a significar la máxima exaltación. En ese momento, que será el de la manifestación esplendorosa del amor de Dios al hombre,  Jesús va a convertirse en centro que atraerá a los hombres (Os 11,4) a un nivel como el suyo, a una entrega como la suya, la del Hombre-Dios, para crecer hacia su plenitud. 
IV
 En medio de la aflicción que se siente al ver Jerusalén destruida y los judíos divididos entre los que se quedaron y fueron deportados, se oyen las palabras del profeta Jeremías como un canto al perdón y la esperanza. Con razón los expertos llaman a estos capítulos de Jeremías el «libro de la consolación». Dios quiere comenzar de nuevo con su pueblo, proponiendo sellar una «nueva alianza», que genere relaciones nuevas entre Dios y su pueblo. ¿Qué tipo de alianza? Una que ya no esté escrita en tablas sino en el corazón mismo del ser humano. Dios deja claro que no es la simple ley, por sí misma, sino su espíritu, lo que nos acerca a Dios. Cuando se tiene a Dios «en el corazón», la ley se humaniza, se des-absolutiza, se acata desde el corazón, sin legalismos, con sinceridad, y el ser humano entra a formar parte del pueblo de Dios. Con ello, el otro regalo que nos hace Dios es acceder gratuitamente a su conocimiento. No hay que pagar ni matrícula ni mensualidades, no hay que ser mayor o menor, ni de una raza u otra: Dios se revela en la historia de cada pueblo, sin discriminaciones, sin olvidar a ninguno.
La carta a los hebreos destaca las actitudes de Jesús en el cumplimiento de la voluntad del Padre. El pasaje recuerda la escena del huerto de los Olivos, cuando Jesús ora al Padre ante la posibilidad de ser librado de la muerte. La oración tuvo como efecto el fortalecer a Jesús para llevar a cabo su misión, no ahorrarle la realización de la misión. Los cristianos tenemos mucho que aprender en este sentido, pues, la mayoría de las veces, nuestras palabras más que oraciones o súplicas parecen órdenes dadas a Dios para que no se haga su voluntad. El texto nos acerca también al sufrimiento que asume Jesús como prueba de su obediencia a los designios del Padre. Oración y sufrimiento de Jesús son signos concretos de esta solidaridad que comparte con toda la Humanidad. Por este acercamiento tan perfecto a la voluntad del Padre es por lo que Jesús se convierte en manifestación de la presencia de Dios entre nosotros, camino y modelo de salvación abierto a todos los hombres y mujeres del mundo.
En el evangelio de Juan vemos a judíos -o convertidos al judaísmo- que vienen a Jerusalén con motivo de la fiesta pascual. En medio de la caravana aparecen algunos griegos que aprovechan para pedir a Felipe: «quisiéramos ver a Jesús». La pregunta no es « ¿dónde está?», a lo que probablemente cualquiera les hubiera respondido con una información adecuada, sino una petición que va unida al deseo de la mediación de los discípulos para conocer personalmente a Jesús. Los discípulos son reconocidos por su cercanía al maestro y se convierten en mediadores, testigos y compañeros de camino para quienes quieren ver a Jesús. El hecho de que sean griegos quienes buscan a Jesús tal vez quiera ser un símbolo de universalidad del evangelio, pues «incluso los paganos buscan a Jesús». La ocasión es aprovechada para anunciar que el tiempo de las palabras y los signos está llegando a su fin, pues se acerca la «hora» del «signo» mayor: su pasión y muerte en la cruz para alcanzar la redención del mundo.
Jesús acude a una breve parábola. Sólo el grano de trigo que muere da mucho fruto. Esta brevísima parábola presenta una vez más, de otro modo, la lección fundamental del Evangelio entero, el punto máximo del mensaje de Jesús: el amor oblativo, el amor que se da a sí mismo, y que por ese perderse a sí mismo, por ese morir a sí mismo, genera vida.
Estamos ante una de las típicas «paradojas» del evangelio: «perder» la vida por amor es la forma de «ganarla» para la vida eterna (o sea, de cara a los valores definitivos); morir a sí mismo es la verdadera manera de vivir, entregar la vida es la mejor forma de retenerla, darla es la mejor forma de recibirla… «Paradoja» es una figura literaria que consiste en una «contradicción aparente»: perder-ganar, morir-vivir, entregar-retener, dar-recibir… Parecen dimensiones o realidades contradictorias, pero no lo son en realidad. Llegar a darse cuenta de que no hay tal contradicción, captar la verdad de la paradoja, es descubrir el evangelio.
Y estamos ante un punto alto de la revelación cristiana. En Jesús, se expresa una vez más el acceso de la Humanidad a la captación esta paradoja. En la «naturaleza», en el mundo animal sobre todo, el principal instinto es el de la auto-conservación. Es cierto que hay mecanismos diríamos «altruistas» controlados hormonalmente para acompañar los momentos de la reproducción y la cría de la descendencia o para la defensa de la colectividad, pero no se trata verdaderamente de «amor», sino de instinto, un instinto puntual excepcional sobre el gran instinto de la auto-conservación, que centra al individuo sobre sí mismo. La naturaleza animal está centrada sobre sí misma. Lo que pueda ser contrario a esta regla no es más que una excepción que la confirma.
El ser humano, por el contrario, se caracteriza por ser capaz de amar, por ser capaz de salir de sí mismo y entregar su vida o entregarse a sí mismo por amor. La humanización u hominización sería ese «descentramiento» de sí mismo, que es centramiento en los demás y en el amor. La parábola que estamos reflexionando expresa un punto alto de esa maduración de la Humanidad; tanto, que puede ser considerada como una expresión sintética de la cima del amor. En el fondo, esta parábola equivale al mandamiento nuevo: «Este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros ‘como yo’ les he amado; no hay mayor amor que ‘dar la vida’» (Jn 15,12-13). Las palabras de Jesús tienen ahí también pretensión de síntesis; ahí se encierra todo el mensaje del Evangelio. Y en realidad se encierra ahí todo el mensaje religioso: también las otras religiones han llegado a descubrir el amor, la solidaridad… el «descentramiento» de sí mismo como la esencia de la religión. Jesús es una de esas expresiones máximas de la búsqueda de la Humanidad, y del avance de la presencia de Dios en su seno…
Si las semillas somos nosotros, ¿a qué debemos morir? Esta hora neoliberal que vive el mundo de hoy, aunque se haya dado un notable avance en aspectos como la tecnología, la intercomunicación mundial, y hasta un notable desarrollo económico (tremendamente desequilibrado), no podemos dejar de descubrir un cierto «retroceso» en humanización: frente al pensamiento utópico, a las «ideologías» (en el sentido positivo de la palabra) que buscaban la «socialización» humana, la realización máxima posible de la solidaridad entre los humanos y la colectividad, la realización de una sociedad fraterna y reconciliada, tras el fracaso simplemente económico, militar o tecnológico de alguno de los sectores en conflicto, ha acabado por imponerse la vuelta a una economía supuestamente «natural», descontrolada, sin intervención, dejada al azar de los intereses de los grupos, llegándose a proclamar que «la persecución del propio interés sería la mejor manera de contribuir para el bien común» [fisiocracia, Tableau de Quesnay…]. El neoliberalismo, con su programa de «adelgazamiento del Estado», su disminución de los programas sociales y la proclamación de un mercado supuestamente «libre», ha vuelto a hacer de la sociedad humana una «ley de la selva», donde cada uno busca su propio interés incluso creyendo que colabora al bien común. Es una proclamación enteramente contraria al Evangelio, y contraria al mensaje de todas las religiones. Es por eso que podemos considerarla como la proclamación de una nueva religión, las del egoísmo insolidario. Afortunadamente hay cada vez más señales de que este eclipse de la solidaridad y este retroceso de hominización traslucen cada vez más su verdadera naturaleza, y la inconformidad surge por doquier. «Otro mundo es posible», a pesar del esfuerzo de la propaganda neoliberal por convencernos de que «no hay alternativa» y de que estamos en el «final (insuperable) de la historia»... Si, con el evangelio, creemos que «no hay mayor amor que dar la vida», que la ley suprema es «morir como el grano de trigo para dar vida» (evangelio de este domingo), deberíamos comprometernos para que la sociedad se conciencie sobre la necesidad de superar políticas económicas tan «naturales» y tan poco «sobrenaturales» como la actual política neoliberal. 
Posdata crítica sobre el evangelio de Juan
El evangelio de ese domingo y de estas semanas es el de Juan. Un evangelio bien diferente de los sinópticos. El último que se escribió. Un evangelio que refleja una reflexión y una elaboración teológica muy sofisticada, de difícil comprensión con frecuencia. El evangelio de la comunidad de Juan.
El Jesús que en este evangelio se refleja, el Jesús que discute con «los judíos» no es en absoluto el Jesús histórico. Todas esas frases lapidarias, solemnes, autoritativas, cuasidogmáticas... no son de Jesús. Han sido puestas por el evangelista en boca de Jesús para expresar la reflexión teológica que la comunidad ha elaborado…
En la predicación, en la catequesis, en el comentario bíblico, es muy fácil «no entrar en profundidades» y comentar sin más las palabras de Jesús «como si» de hecho fueran palabras directas, históricas. Pero hacer esto hoy día, no explicitar claramente al auditorio que se trata de reflexión teológica y que su significado no puede entenderse en directo según lo que la narración misma dice, es un error pastoral. Es el error de mantener al pueblo cristiano en la ignorancia de lo que los exegetas hace muchos años que afirman unánimemente. Es el error de presentar involuntariamente una imagen falsa del Jesús histórico: un Jesús que lo sabe todo, que no tiene psicología ni conciencia humana, porque una supuesta conciencia divina habría desplazado el núcleo interior de su ser humano... Si se interpreta como histórico el Jesús presentado por el evangelio de Juan caemos casi inevitablemente en la herejía monofisista (Jesús como solamente divino, no humano). Leer y proclamar o comentar el evangelio de Juan sin un comentario exegético mínimo, y, por omisión, no evitar una interpretación directa literal del mismo, es un flaco servicio a la fe del pueblo cristiano.
El asunto es largo, pero bien conocido. Necesitamos hacer un esfuerzo de catequesis siempre que se proclame este evangelio, porque sin ella nuestro pueblo mantiene y confirma la visión de Jesús que fue clásica durante siglos en las Iglesias, pero que desde hace tiempo se ha evidenciado como inexacta, no histórica, y peligrosa, si no va acompañada de una aclaración hermenéutica.
Para la revisión de vida
Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo. ¿Me resisto a dar vida y a dar la vida en las pequeñas cosas de cada día y en los grandes momentos de la vida? ¿He captado la ley evangélica es de dar la vida por amor? ¿Estoy dispuesto a aceptar esa «muerte» para vivir? 
Para la reunión de grupo
Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo. El grano de trigo ha de entregarse, enterrarse, perderse... para ser fecundo. La condición de la fecundidad es saber morir a muchas cosas. ¿Se puede encontrar en estas palabras de Jesús el fundamento cristiano de la mortificación, del ofrecer sacrificios a Dios para pedirle algo o simplemente para agradarle? ¿Por qué?
El mensaje de esta pequeña parábola del grano de trigo, ¿es una «revelación única» del Evangelio, o ha sido revelada en otras religiones? ¿Es una verdad natural o revelada? ¿Puede el ser humano descubrirla por sí mismo? El mensaje que Jesús propone, ¿es una «revelación» venida de lo alto a la que nunca podríamos haber llegado si él no nos la hubiera manifestado?
Encontrar textos o mensajes equivalentes a esta parábola [Jn 15, 12-13: nadie tiene mayor que dar la vida…; Mt 7, 12 y Lc 6, 31: la «regla de oro»; Lc 17,33: el que se guarde su vida la perderá…]. ¿Se trata de un principio moral simplemente o de un principio evangélico fundamental? ¿Por qué?
Jeremías anuncia que llegará un tiempo (escatológico) en el que la ley de Dios no será un código externo al que haya que someterse, sino que estará en el corazón mismo del ser humano… Encontrar paralelos de esta visión profética neotestamentaria en el nuevo testamento. [La letra y el espíritu de la ley…]. 
Para la oración de los fieles
Por la Iglesia, para que sea portadora de esperanzas, en medio de la desesperanza, roguemos al Señor...
Para que en este tiempo de cuaresma sepamos romper las cadenas que nos atan a una vida cómoda y sin compromiso, confiados en el crucificado que hoy, resucitado, es nuestro compañero de camino, roguemos al Señor...
Por todos nosotros que estamos reunidos aquí, para que nos concienciemos, de la necesidad del testimonio de la entrega de la propia vida, roguemos al Señor...
Por nuestra comunidad, para que en un testimonio colectivo de servicio, de fe y de compromiso muestre al mundo que el amor y la vida vencen el odio y la muerte, roguemos al Señor...
Para que las Iglesias cristianas se descentren de sí mismas, eviten concentrarse en sus problemas y en su propio bienestar, y estén dispuestas a desvivirse por el bien de los hijos e hijas de Dios, roguemos al Señor… 
Oración comunitaria
Dios Padre-Madre Nuestro, te pedimos que nos mantengas nuestra fe, nuestra caridad, y sobre todo nuestra esperanza, para que nos comprometamos crecientemente en hacer crecer la vida, aunque para ello debamos entregar la nuestra cada día. Que con ello podamos acelerar la llegada de tu Reino de Justicia, Paz y Solidaridad. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo nuestro hermano mayor. Amén.
 O bien:
 Dios Todo-bondadoso: en Jesús nuestro hermano mayor vemos realizado el ejemplo del grano de trigo que se entregó a sí mismo y supo dar la vida por amor. A nosotros que nos confesamos seguidores de su misma actitud ante la vida, ayúdanos a reproducir en nuestra existencia su entrega generosa, creadora de vida y de fecundidad. Por el mismo Jesucristo nuestro hermano mayor.
Estos comentarios están tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
        - Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en 
www.elalmendro.org
        - El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico