martes, 22 de noviembre de 2016

La Virgen de las Nieves en las cumbres. De Sierra Nevada a Dílar Tradición Mariana. 1717-2017 presentación libro


La Virgen de las Nieves en las cumbres
De Sierra Nevada a Dílar. 
Tradición Mariana. 1717-2017

Presentación del libro: "
La Virgen de las Nieves en las cumbres. De Sierra Nevada a Dílar Tradición Mariana. 1717-2017"
Autora: Esther Cardell.
Editores: Carolina Cardell y Juan Diego López-Arquillo.
Lugar: Cuarto Real de Santo Domingo. Granada.
Fecha: 25 de noviembre de 2016 a las 18:30 h.

       El acto correrá a cargo de su autora, Esther Cardell y los editores Carolina Cardell y Juan Diego López-Arquillo.


       El libro conmemora el tricentenario de la aparición de la Virgen de las Nieves en las cumbres de Sierra Nevada y su peregrinaje hacia el pueblo de Dílar. En él se hace una narración de dicho recorrido y de las diversas romerías, actos sociales, culturales y deportivos desarrolladas a lo largo del tiempo en Dílar, y por las cimas del Mulhacén, el Cerro de los Machos, y el Veleta. El hilo conductor de esta historia son las imágenes y fotografías de La Virgen de las Nieves y de las cumbres de Sierra Nevada, en su mayoría procedentes del archivo fotográfico inédito de D. Joaquín Fernández Ruiz, y la información aportada por la familia de D. Mariano Santiago Granados. Son precisamente estas imágenes antiguas y originales las que otorgan a esta obra un valor añadido de patrimonio fotográfico e investigación documental. El libro, de carácter divulgativo, es una invitación a los lugares donde la veneración a la Virgen de las Nieves ha dejado la transmisión de un valioso legado, prueba de la memoria del pasado.

martes, 15 de noviembre de 2016

Hannah Arendt La última entrevista


Lectura recomendada:

Obra: Hannah Arendt, La última entrevista y otras conversaciones....

Editorial: Página indómita




domingo, 6 de noviembre de 2016

NETZAHUAL-CÓYOTL, o NEZAHUAL-CÓYOTL Texcoco o Texcuco, en el Valle de México.



¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar sobre la tierra?
(Netzahualcóyotl)
Tenochtitlán, Texcoco, 1402-1472


         NETZAHUAL-CÓYOTL, o NEZAHUAL-CÓYOTL nació en 1402 y murió en 1472 en Texcoco o Texcuco, en el Valle de México. Su apelativo procede del Náhuatl y significa coyote o lobo que ayuna o está hambriento, - en el sentido de sacrificio y de avidez de conocimiento -. El nombre que le dieron al nacer, Acolmiztli (felino fuerte) fue modificado por unas circunstancias personales en su juventud: un accidente, guerras y unas luchas con animales feroces que influyeron, además, en su carácter que se volvió taciturno, triste, soñador y melancólico. Fue hijo del sexto señor de los Chichimecas, Ixtli-xóchitl (flor oscura) y de Matlal-ci-hua-tzin. (matlatl, red, más tzin, nobleza). Netzahualcóyotl fue un gran pensador, hombre recto y amante de la Naturaleza, un Tlatoani o Emperador en la región de Texcuco, ciudad-estado en el valle de los Mexicas, siendo aliado militar político del Tlatoani Azteca Moctezuma Primero Ilhuicamina.

         
       En el siglo XV, el mayor centro de poder se encontraba en Azcapotzalco, capital de los Tepanecas, gobernado tiránicamente por el señor Tezozómoc, quien mató al padre de Netzahualcóyotl. Éste, Netzahualcóyotl, fue arquitecto, filósofo, poeta, erudito, visionario de un Dios único en un México precolombino politeísta donde cada dios, al igual que en los pueblos clásicos y en el mundo antiguo, tenía una advocación que se relacionaba con las Artes, las Ciencias, la Naturaleza, el Hombre… Por citar algunos de ellos, Tláloc dios de la lluvia y del agua, Tonatiuh dios del sol, Huitzilopochtli, dios de la guerra, Quetzalcóatl el dios creador -alto, rubio, blanco, barbado y de profunda cultura -, Coatlícue, diosa de la fertilidad… Estos dioses ya existían cuando hacia 1325 los nómadas o trashumantes Nahuas, procedentes de Aztlán, llegaron y poblaron el valle del Anáhuac en el centro de México y fundaron allí la ciudad de Tenochtitlán, donde según la leyenda “tenían que construir su ciudad donde vieran un águila sobre un nopal (cactus, chumbera) devorando una serpiente”. Este fenómeno ocurrió sobre el lago de Texcoco.


         Teotihuacán, la ciudad de los dioses ya había sido erigida por pobladores anteriores desconocidos quienes levantaron las Pirámides del Sol y de la Luna, otras pirámides menores y la calzada de los muertos. Se cree que fueron cimentadas por dioses y fuerzas superiores sobrenaturales y algunas de estas pirámides tienen 260 escalones – número mágico -, como el del calendario de 13 meses x 20 días, cuyo resultado es 260, y otras constan de 365 escalones (como por ejemplo la pirámide Kukulcán en el Mayab, que tiene 4 escalinatas de 91 escalones cada una, más uno superior, haciendo un total también de 365, exactamente como se cuentan los días en nuestro calendario en los últimos siglos). Además, las pirámides están construidas mirando al Norte como las de Egipto, aunque las de México son pirámides truncadas para realizar ritos religiosos, ofrendas y sacrificios humanos.

        Por poner algún ejemplo y circunscribiéndome únicamente a la parte central de México, lo que hoy se podría considerar como Ciudad de México y su Estado, estaba habitado por tribus dominadas en su mayoría por los Emperadores Nahuas-Aztecas y otros Señoríos con los que puntualmente formaban triunviratos. Otros pueblos de alrededor estaban sometidos a ellos a través de controles y de pagos de impuestos, bien en especie, (cacao, piedras preciosas, aves), bien en territorios, o bien esclavizando a sus pobladores.

         
        Las civilizaciones más importantes en lo que hoy es la República Mexicana, son: los Nahuatlacas o Aztecas, los Totonacas, los Tlaxcaltecas, los Chalcas, los Chichimecas, los Toltecas, los Tepanecas, los Tlaltelolcos, los Texcucanos, los Olmecas, los Tarahumaras, los Otomíes, los Zapotecas, los Xochicalcas, los Mayas, los Huastecas, los Tarascos, los Huicholes, que son los últimos guardianes del Peyote…

        Como pinceladas aisladas y no pudiendo entrar en un tratado de historia por su complejidad, y estar fuera del contexto de la poesía precolombina, quisiera destacar que:

        Netzahualcóyotl fue el séptimo Tlatoani o Emperador de Texcoco de 1429 hasta su muerte en 1472. Su sucesor fue su hijo Nezahualpilli.

        Recibió en el calmécaci una sólida formación intelectual y guerrera que le dotó de grandes conocimientos y sabiduría. El Telpochcalli (en Náhuatl ‘casa de los mancebos’), eran escuelas para los jóvenes a los que preparaban para la guerra y para servicios a la comunidad. Esta educación se recibía a partir de los 15 años y existía una escuela en cada barrio.

        Nuestro poeta presenció el asesinato de su padre cuando contaba con 16 años.
        Fue hecho prisionero, metido y exhibido en una jaula de la que consiguió huir, siendo ayudado en varias ocasiones por sus seguidores disfrazándose de campesino.

       Se formó en las artes militares y fue un poderoso gobernante. Consiguió atraerse a pueblos descontentos con los poderes establecidos. Fue un hábil diplomático quien trabajó para el desarrollo de los pueblos limítrofes.

       El título y el imperio no lo heredaba el primogénito, sino aquél que hubiera demostrado mayor capacidad, valentía y conocimiento.
Reunió bajo su gobierno y su corte a “hombres sabios” llamados “tlamatini”. Éstos eran: sacerdotes-teólogos, filósofos, escribas, matemáticos, astrónomos, pensadores, legisladores, historiadores, diplomáticos, artistas, artesanos, pintores, escultores, músicos, agricultores, estudiosos de plantas medicinales, arquitectos y poetas, que han engrandecido el acervo cultural del México de hoy. Bajo su mandato, se llevó a cabo un modelo de gobierno de buena administración, equidad y pacifismo.

       Como arquitecto, entre sus obras principales se encuentran: la construcción de viviendas para el pueblo y para los nobles. Embelleció México-Tenochtitlán con jardines y palacios. Fue el constructor de grandes diques para separar el agua dulce del agua salada para diferentes usos, como por ejemplo el riego de campos y jardines. A la llegada de los españoles unos años más tarde, hacia 1519-1521, denominaron este dique como el gran “albardón”ii que sirvió, además como defensa contra las inundaciones. Mandó edificar baños para su uso personal y para toda la población. Construyó un Jardín Botánico para estudio de las plantas y un Zoológico al que se hicieron traer animales y aves de todas las regiones. Planificó y levantó un gran acueducto en el Bosque de Chapul-tepec (cuyo significado es cerro del chapulín) para abastecer de agua dulce a todos los habitantes. Entre sus grandiosas obras se encuentra el Templo Mayor de Texcoco dedicado a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc. Se cuenta que en el México precolombino durante su mandato no había gente pobre. El gobierno se preocupaba de la alimentación y de la sanidad; los ancianos eran venerados como hombres sabios, trasmisores del conocimiento y la experiencia.

       Para resumir, fue un gran poeta del siglo XV, precolombino, filósofo, visionario de un único Dios al que él llamó Tloque Nahuaque, estudioso de la Naturaleza y de la trascendencia del ser humano.
        “Netzahualcóyotl y sus poemas son una fuente histórica invaluable de la mentalidad de la altura Mexica; todos sus cuestionamientos epistemológicos y ontológicos nos sirven como la prueba de que sí existía pensamiento que consideramos filosófico entre los precolombinos. Además, fue un personaje clave para la historia política de ésta región, y fue uno de los causantes del apogeo del imperio Náhuatl; aunque él mismo se perfila como un pacifista  adelantado a su tiempo e inverosímil en una cultura guerrera”.iii

        Y, ya por último, como Poeta, no se sabe a ciencia cierta cuántos poemas escribió, pero se han conservado aproximadamente unos 34. Fueron traducidos del Náhuatl al Castellano-Español, pero se desconoce la fecha y la autoría de estas traducciones, aunque algunos críticos las atribuyen a D. Ángel María Garibay (1892-1967 filósofo, historiador, experto en las culturas prehispánicas y sacerdote católico mexicano) y a D. Miguel León Portilla. (1926 historiador y filósofo mexicano estudioso del pensamiento y de la literatura Náhuatl).

Como muestra, transcribo a continuación alguna Poesía y/o alguno de sus fragmentosiv:


No en Parte Alguna...

No en parte alguna puede estar la
casa del inventor de sí mismo.
Dios, el señor nuestro, por
todas partes es invocado,
Por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su
fama en la tierra.
Él es quien inventa las cosas,
Él es quien se inventa a sí mismo: Dios.
Por todas partes es invocado,
Por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su
fama en la tierra. {…}

Con Flores Escribes...

Con flores escribes,
Dador de la vida,
Con cantos das color,
Con cantos sombreas
a los que han de vivir en la tierra.
Después destruirás a águilas y tigres,
Sólo en tu libro de pinturas vivimos,
Aquí sobre la tierra. {…}

En el Interior del Cielo

Sólo allá en el interior del cielo
Tú inventas tu palabra,
¡Dador de la vida!
¿Qué determinarás?
¿Tendrás fastidio aquí?
¿Ocultarás tu fama y tu gloria en la tierra?
¿Qué determinarás?
Nadie puede ser amigo
Del Dador de la vida...
Amigos, águilas, tigres,
¿a dónde en verdad iremos? {…}

¿Eres Tú Verdadero...?

¿Eres tú verdadero (tienes raíz)?
Sólo quien todas las cosas domina,
El Dador de la vida.
¿Es esto verdad?
¿Acaso no lo es, como dicen?
¡Que nuestros corazones
no teman tormento! {…}

Solamente Él

Solamente él,
El Dador de la Vida.
Vana sabiduría tenía yo,
¿Acaso alguien no lo sabía?
¿Acaso alguien?
No tenía yo contento al lado de la gente.
Realidades preciosas hacer llover,
De ti proviene tu felicidad,
¡Dador de la vida!
Olorosas flores, flores preciosas,
Con ansia yo las deseaba,
Vana sabiduría tenía yo...

¿A dónde iremos?

¿A dónde iremos
donde la muerte no existe?
Mas, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
Los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá para siempre.

Recuerdo que Dejo

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos.

i Centro educativo de élite de los antiguos nahuas en el que recibían formación los hijos de los sacerdotes o los nobles. (Wikipedia)
ii Loma o pequeña elevación situada en terrenos bajos y anegadizos: se han formado albardones en aquella zona inundada.


Fuentes: Wikipedia.org
Biografía de Nezahualcóyotl.com
María Teresa Golzarri Canales
Aula de Literatura
Gójar (Granada) Octubre de 2016


sábado, 5 de noviembre de 2016

Domingo, 6 de noviembre de 2016 TRIGESIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

LUZ DEL DOMINGO

Domingo, 6 de noviembre de 2016
TRIGESIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO C
Primera lectura: 2 Macabeos 7, 1-2. 9-14
Salmo responsorial: 
Salmo 16
Segunda lectura: 
2 Tesalonicenses 2, 16-3, 5
 
EVANGELIO:Lucas 20, 27-38
 “27Se acercaron entonces unos saduceos, de esos que niegan la resurrección, y le propusieron 28este caso:
-Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano". 29Bueno, pues había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. 30El segundo, 31el tercero y así hasta el séptimo se casaron con la viuda y murieron también sin dejar hijos.
32Finalmente murió también la mujer. 33Pues bien, esa mu jer, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos va a ser mujer, si ha sido mujer de los siete?
34Jesús les respondió:
-En este mundo, los hombres y las mujeres se casan; 35en cambio, los que han sido dignos de alcanzar el mundo futuro y la resurrección, sean hombres o mujeres, no se casan; 36es que ya no pueden morir, puesto que son como ángeles, y, por haber nacido de la resurrección, son hijos de Dios. 37Y que resucitan los muertos lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Ja cob". 38Y Dios no lo es de muertos, sino de vivos; es de cir, para él todos ellos están vivos.
39Intervinieron unos letrados:
-Bien dicho, Maestro.
40Porque ya no se atrevían a hacerle más preguntas.”
 COMENTARIOS
I
Tener muchos hijos en Palestina era una bendición del cielo; morir sin hijos, la mayor de las desgracias, el peor de los castigos celestiales... Para evitar esto último, el libro del Deuteronomio prescribía lo siguiente: «Si dos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin hijos, la viuda no saldrá de casa para casarse con un extraño; su cuñado se casará con ella y cumplirá con ella los deberes legales de cuñado; el primogénito que nazca continuará el nombre del hermano muerto, y así no se extinguirá su nombre en Israel» (Dt 25,5-7). Es la conocida ley del “levirato” (palabra derivada del latín (evir: cuñado).
Pues bien, refiere el evangelio de Lucas que se acercaron a Jesús unos del partido saduceo y «le propusieron esto: -Maestro, Moisés nos dejó escrito: 'Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano'. Bueno, pues había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo, el terce ro y así hasta el séptimo se casaron con la viuda, y murieron también sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer. Pues bien, esa mujer, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos va a ser mujer, si ha sido mujer de los siete?»
Pregunta capciosa que trataba de poner en ridículo la doc trina de la resurrección y el más allá, en la que los afiliados al partido saduceo no creían. Este partido estaba formado por sumos sacerdotes y senadores, la aristocracia religiosa y seglar de la época, conocidos por su riqueza. Por ser ricos admitían como palabra de Dios sólo los cinco primeros libros de la Bi blia, considerando sospechosos de herejía los escritos de los profetas, que atacaban sin piedad a los ricos propugnando una mayor justicia social. Los saduceos, como ricos, pensaban que Dios premia a los buenos y castiga a los malos en este mundo; en consecuencia, se consideraban buenos y justos, pues goza ban de riqueza y poder, signos claros del favor divino. Nega ban la resurrección y el más allá: aceptar la posibilidad de un juicio de Dios tras la muerte suponía para ellos perder la se guridad de una vida basada en el poder y en el dinero.
Sus oponentes, los fariseos, creían en el más allá, que ima ginaban como una continuación de la vida terrena, aunque más perfecta, hasta el punto de hablar de una fecundidad fantás tica del matrimonio en la otra vida.
A la pregunta de los saduceos, Jesús respondió: «-En esta vida, los hombres y las mujeres se casan; en cambio, los que sean dignos de la vida futura y de la resurrección, sean hombres o mujeres, no se casarán; porque ya no pueden mo rir, puesto que serán como ángeles, y, por haber nacido de la resurrección, serán hijos de Dios. Y que resucitan los muertos lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: 'El Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob.' Y Dios no lo es de muertos, sino de vivos: es decir, que para él todos ellos están vivos» (Lc 20,27-38).
En contra de los saduceos, Jesús afirma la existencia de otra vida, tras la muerte. Pero la vida que perdura, en contra de lo que imaginaban los fariseos, no es una mera prolonga ción de la vida orgánica, porque no está sujeta a la muerte. La ausencia de muerte en el más allá quita sentido, por tanto, a la perpetuación de la vida por medio de las relaciones sexuales.
Quienes ya lo tienen todo en este mundo, como los sadu ceos, se incomodan también hoy con la aventura de un más allá inquietante y desestabilizador. Tal vez por esto lo nieguen o vivan como si no existiera.
 
II
 DIOS DE LA VIDA
Los saduceos -sumos sacerdotes y senadores-, negociantes de la religión y dueños de la tierra, no creían en la vida eterna, no creían en el cielo. ¿Qué falta les hacía? Ellos se habían construi do aquí su cielo, convirtiendo la tierra en el infierno de los pobres. Por eso les interesaba más un Dios de muerte que un Padre de la vida.
EL MATERIALISMO DEL DINERO
El partido saduceo era, en tiempos de Jesús, el partido de los ricos. Estaba formado por los sumos sacerdotes, enriqueci dos gracias al negocio en que habían convertido la religión y los senadores, los dueños de la tierra, los grandes terratenientes de Palestina.
Era éste un partido conservador en lo religioso y en lo político. Se entiende que fuera así: tenían mucho que conser var. Vivían bien, mejor que nadie, tenían poder, dinero, privilegios, honores..., ¿qué necesidad tenían de que nada cam biara?
Sólo aceptaban los cinco primeros libros del Antiguo Tes tamento. Los demás entre los que naturalmente estaban los libros de los profetas que condenaban la insaciable ambición de los ricos y la traición de los que habían hecho de la religión un instrumento para domesticar, dominar y explotar al pueblo, y en los que Dios se manifestaba al lado de los oprimidos y explotados- no los consideraban libros sagrados.
Tampoco aceptaban la resurrección. Lo importante para ellos era el dinero, y más allá de la tumba, el dinero no tiene valor alguno. Además, si no había más vida que ésta, eso significaba que contaban con la benevolencia de Dios: su prosperidad material era la prueba de su amistad con Dios.
 
TENER HIJOS
Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano». Bueno, pues había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo, el tercero y así hasta el séptimo se casaron con la viuda y murieron también sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer. Pues bien: esa mujer, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos va a ser mujer, si ha sido mujer de los siete?
En Israel existía una ley que establecía que si un hombre moría sin hijos, sus hermanos, empezando por el mayor, tenía la obligación de casarse con su viuda para darle descendencia, pues el primer hijo que naciera de esta unión se consideraría legalmente como hijo del difunto: «Si dos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin hijos, la viuda no saldrá de casa para casarse con un extraño; su cuñado se casará con ella y cumplirá con ella los deberes legales de cuñado; el primogénito que nazca continuará el nombre del hermano muerto, y así no se extinguirá su nombre en Israel» (Dt 25,5-6). Esta costumbre sirve a los saduceos para plantear a Jesús una pregunta sobre la resurrección, en la que ellos no creían.
La manera de hacer la pregunta revela su ideología, su concepto del matrimonio: una pura relación legal destinada a la reproducción de la especie. Y es precisamente esa manera de entender el matrimonio lo que hace que su argumento no tenga valor alguno: «En este mundo, los hombres y la mujeres se casan; en cambio, los que han sido dignos de alcanzar el mundo futuro y la resurrección, sean hombres o mujeres, no se casan; es que ya no pueden morir, puesto que son como ángeles, y por haber nacido de la resurrección, son hijos de Dios». En la vida futura, después de la resurrección, las rela ciones entre los seres humanos no estarán determinadas por la necesidad de perpetuar la especie, pues la vida de los individuos «que han sido dignos de alcanzar el mundo futuro y la resurrección» es definitiva, y como ya no hay muerte, no hay peligro de que desaparezca la humanidad: la relación entre ellos consistirá en un amor gratuito y fraternal.
 UN DIOS DE VIVOS
Jesús termina su respuesta con un argumento que debió de dejar aún más desconcertados a los saduceos: «Y que resucitan los muertos lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al señor "el Dios de Abrahán, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob". Y Dios no lo es de muertos, sino de vivos; es decir, para él todos ellos están vivos».
A ellos no les interesa un Dios de la vida, sino un Dios de la muerte; prefieren que los pobres piensen que «es mejor que Dios no se acuerde de nosotros» y que los desgraciados sientan miedo ante un Dios que justifica la injusticia de los fuertes. No les va un Dios al que sólo le interesa la vida, la presente y la futura. No les conviene un Dios que propone a los hombres que vivan y ayuden a vivir, amando a los demás sin límites; a ellos, que vivían a costa de la vida de los pobres, no les interesa un Dios que, presente en el mundo en un hombre pobre del pueblo, asegura la vida definitiva a todos los que se preocupen por la vida -por la vida presente- de sus semejantes. Prefieren un Dios que amenace muerte. Pero el de Jesús es un Dios de vivos. Es el Dios del amor y de la vida.
 III
LA CASUÍSTICA TÍPICA DE UNA RELIGIÓN DE MUERTOS
Una vez que Jesús ha hecho enmudecer a los fariseos, los saduceos se envalentonan y tratan, también ellos, de atraparlo en las redes de su casuística. Los saduceos representan dentro del entramado social del judaísmo, son los portavoces de las grandes familias ricas, que viven y disfrutan de los copiosos donativos de los peregrinos y del pro ducto de los sacrificios ofrecidos en el templo. El tesoro del templo, que ellos custodian y administran, venía a ser como la Banca nacional. No hay que confundirlos con la casta formada por los simples sacerdotes, muy numerosa y más bien pobre. A los saduceos no les interesa en absoluto que se hable de una retribución en la otra vida, puesto que ya se la han asegurado en la presente. Por eso Lucas precisa: «Los que niegan que haya resurrección» (20,27). Son unos materialistas dialécticos, pues contradicen la expectación farisea de una vida futura donde se realice el reino de Dios prometido a Israel. Quieren ridiculizar la enseñanza de Jesús, que, en parte, coincide con la creencias de los fariseos sobre la resurrección de los justos (cf. 14,14), inventándose un caso irreal de una mujer que, conforme a la Ley del levirato, se ha casado sucesivamente con siete hermanos (Dt 25,5) por el hecho de haber muerto uno tras otro. ¿De quién sería mujer si existiese la resurrección de los muertos? Nos hallaríamos, arguyen insidiosamente, ante un caso flagrante de po liandria.
La respuesta de Jesús sigue dos caminos. Por un lado, no acepta que el estado del hombre resucitado sea un calco del estado presente. La procreación es necesaria en este mundo, a fin de que la creación vaya tomando conciencia, a través de la multiplicación de la raza humana, de las inmensas posibilidades que lleva en su seno: es el momento de la individualización, con nombre y apellido, de los que han de construir el reino de Dios. No existiendo la muerte, en el siglo futuro, no será ya necesario asegurar la continuidad de la especie humana mediante la pro creación. Las relaciones humanas serán elevadas a un nivel dis tinto, propio de ángeles («serán como ángeles»), en el que dejarán de tener vigencia las limitaciones inherentes a la creación presen te. No se trata, por tanto, de un estado parecido a seres extrate rrestres o galácticos, sino a una condición nueva, la del Espíritu, imposible de enmarcar dentro de las coordenadas de espacio y de tiempo: «por haber nacido de la resurrección, serán hijos de Dios» (20,36).
Por otro lado, apoya el hecho de la resurrección de los muer tos en los mismos escritos de Moisés de donde sacaban sus adversarios sus argumentos capciosos: «Y que resuciten los muertos lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama Señor "al Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob" (Ex 3,6). Y Dios no lo es de muertos, sino de vivos; es decir, para él todos ellos están vivos» (Lc 20,37-38). La pro mesa hecha a los Patriarcas sigue vigente, de lo contrario Moisés no habría llamado 'Señor' de la vida al Dios de los Patriarcas si éstos estuviesen realmente muertos. Para Jesús no tiene sentido una religión de muertos («y Dios no lo es de muertos, sino de vivos»), tal y como hemos reducido frecuentemente el cristianis mo. Los primeros cristianos eran tildados de ateos ('sin Dios') por la sociedad romana, porque no profesaban una religión ba sada en el culto a los muertos, en sacrificios expiatorios, en ídolos insensibles.
 
JESÚS CONTRAATACA
Algunos letrados, viendo que sus enemigos más encarnizados eran acorralados por las respuestas de Jesús, y no atreviéndose ya a formularle más preguntas, optan por reconocer su agudeza: «Bien dicho, Maestro» (20,39). Jesús aprovecha la ocasión para pasar al contraataque: «¿Cómo dicen que el Mesías es sucesor de David?, si David mismo dice en el libro de los Salmos: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, mientras hago de tus enemigos estrado de tus pies" (Sal 110,1). De modo que David lo llama Señor; entonces, ¿cómo puede ser sucesor suyo?» (Lc 20,41-44).
 
IV
 En el contexto de este mes de Noviembre, dedicado a la memoria de los fieles difuntos, las lecturas de estos días nos van presentando diversos aspectos que nos sintonizan con la realidad de la vida y de la muerte, tan cercanas a nuestra condición humana, y sobre las que es necesario reflexionar siempre, para tener una actitud positiva frente a ellas.
En la primera lectura encontramos el testimonio heroico y edificante de una madre y de sus siete hijos, que entregan la vida antes que rendirse a los caprichos del emperador de turno. La madre de los macabeos representa también la figura del pueblo de Israel, y el número de siete hijos, la plenitud de la familia de Israel, en la que debe primar la unidad, la libertad, la identidad y la defensa de los derechos religiosos, económicos, sociales, culturales.
En la segunda lectura, vemos cómo según Pablo el testimonio coherente y fiel debe identificar a los seguidores de Jesús. Tanto las palabras como las obras deben transparentar la fuerza viva del Resucitado, en sus vidas y en sus comunidades.
Y en el evangelio, de lo dicho por Jesús a los saduceos, que tratan de ridiculizar la fe en la resurrección, podemos concluir que tendremos vida en plenitud. Para Jesús la resurrección va más allá de la prolongación indeterminada de esta vida, de la que sólo Dios puede dar explicación, y que para nosotros resultará siempre un misterio inefable. A esto apela Jesús con plena humildad y sencillez delante de quienes le escuchan, recordando la sana tradición de su pueblo de reconocer que el “Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven”. A pesar de que estos patriarcas han muerto ya, Dios sigue cuidando a su pueblo, en el que nunca la muerte ha podido destruir el amor y la fidelidad de Dios para con sus hijos. La certeza del amor incondicional de Dios –Padre y Madre para con sus hijos– debe ayudarnos a mantener siempre una memoria agradecida con todos nuestros antecesores –padres y madres– que nos han precedido y nos han dejado como herencia la riqueza de nuestra fe, nuestra cultura y nuestro territorio; y a quienes recordamos con veneración, aunque hayan fallecido. La vida eterna dependerá de lo que desde ahora hagamos como una opción decidida por defender la vida de nuestros hermanos. Gozar hoy la vida nueva es practicar cotidianamente la justicia y el amor por los demás; es tener la certeza de alcanzar en el día de mañana la vida plena, fortaleciendo en el hoy de nuestras relaciones humanas valores que nos humanicen y dignifiquen.
Los saduceos eran los más conservadores en el judaísmo de la época de Jesús. Pero sólo en sus ideas, no en su conducta. Tenían como revelados por Dios sólo los primeros cinco libros de la Biblia, que atribuían a Moisés. Los profetas, los escritos apocalípticos, todo lo referente por tanto al Reino de Dios, a las exigencias de cambio en la historia, a la otra vida... lo consideraban ideas “liberacionistas” de resentidos sociales. Para ellos no existía otra vida, la única vida que existía era la presente, y en ella eran los privilegiados –tal vez por eso, pensaba que no había que esperar otra–.
A esa manera de pensar pertenecían las familias sacerdotales principales, los ancianos, o sea, los jefes de las familias aristocráticas y tenían sus propios escribas que, aunque no eran los más prestigiados, les ayudaban a fundamentar teológicamente sus aspiraciones a una buena vida. Las riquezas y el poder que tenían eran muestra de que eran los preferidos de Dios. No necesitaban esperar otra vida. Gracias a eso mantenían una posición cómoda: por un lado, la apariencia de piedad; por otro, un estilo de vida de acuerdo a las costumbres paganas de los romanos, sus amigos, de quienes recibían privilegios y concesiones que agrandaban sus fortunas.
Los fariseos eran lo opuesto a ellos, tanto en sus esperanzas como en su estilo de vida austero y apegado a la ley de la pureza. Una de las convicciones que tenían más firmemente arraigada era la fe en la resurrección, que los saduceos rechazaban abiertamente por las razones expuestas anteriormente. Pero muchos concebían la resurrección como la mera continuación de la vida terrena, sólo que para siempre.
Jesús estaba ya en la recta final de su vida pública. El último servicio que estaba haciendo a la Causa del Reino –en lo que se jugaba la vida–, era desenmascarar las intenciones torcidas de los grupos religiosos de su tiempo. Había declarado a los del Sanedrín incompetentes para decidir si tenían o no autoridad para hacer lo que hacían; a los fariseos y a los herodianos los había tachado de hipócritas, al mismo tiempo que declaraba que el imperio romano debía dejar a Dios el lugar de rey; ahora se enfrentó con los saduceos y dejó en claro ante todos la incompetencia que tenían incluso en aquello que consideraban su especialidad: la ley de Moisés.


Para la revisión de vida
Ante la pregunta de los saduceos, que niegan la resurrección, Jesús proclama la vida más allá de la muerte. El es la vida y la Resurrección: “quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá. La alianza del Dios vivo es con la vida y con los hombres vivos. El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, no es un Dios de muertos, sino de vivos. ¿Cómo se manifiesta en mí la vida que Jesús representa?
 Para la oración de los fieles
Por la Iglesia, para que sea portadora de vida y esperanza para todos los que viven los horrores de la violencia, la guerra y la muerte.
Por los huérfanos y las viudas que han perdido a sus seres queridos en la guerra, para que la esperanza de la resurrección se traduzca en gestos verdaderos de vida.
Por todos los que trabajan por la Justicia y Paz, para que su voz y sus gritos solidarios generen caminos nuevos de concordia y unidad.Por los enfermos terminales y por los que agonizan, para que al final de sus vidas puedan descubrir la presencia de Dios como un Dios de vivos y no de muertos.
Por los que son perseguidos y amenazados de muerte por causa del evangelio, para que la presencia de Jesús Resucitado los anime y acompañe en medio de sus dificultades.
Oración comunitaria
 Padre, la esperanza en la resurrección es un don misterioso que no acabamos de comprender, y que en todas las tradiciones religiosas se expresa de mil maneras. Ilumínanos para que vivamos cada momento de nuestra vida con la certeza de que Tú nunca nos vas a abandonar y ni vas a dejar que nos perdamos. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro.
 Oh Misterio de la Vida, que a los homo sapiens, flor última del proceso evolutivo multimilenario, nos has dotado de un profundo sentido de lo sagrado y de la transcendencia, y nos has hecho sentir desde siempre la necesidad de colocar nuestra vida en unos contextos más amplios, en un sentido más hondo y transcendente, lo que nos ha llevado a ser el único ser vivo que entierra a sus muertos, y sueña con una resurrección... Sigue dándonos crecer y profundizar en esa intuición, hasta empalmar y conectar con tu misma intuición profunda, la intención profunda de la Realidad misma, con cuyo magnífico e incontenible desarrollo de 13.700 millones de años no dejamos de comulgar...

Estos comentarios están tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a saber:
- Jesús Peláez: 
La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: 
Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: 
Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
        - 
Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org
        - 
El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: 
Diario bíblico



martes, 1 de noviembre de 2016

Miguel de Unamuno literatura



Grupo de literatura, parroquia Gójar: 

Fecha de la reunión: 27 noviembre, a las 17:00 horas

Obra:Recuerdos de niñez y mocedad.
Autor: Miguel de Unamuno.
editorial: Alianza editorial.