miércoles, 28 de octubre de 2015

Subasta Teatro - Casino


Alhama Granada


TEATRO-CASINO  SUBASTA AÑO 1875

Fue de la siguiente manera: 

       Unos ciudadanos levantan un Teatro y un Casino; el Ayuntamiento se lo incauta, esto es, lo roba; el Estado, también lo quiere, se lo roba al Ayuntamiento y lo saca a subasta, para que lo compren otros ciudadanos. 

Casino Alhama

En 1842 se crea, en Alhama, la Sociedad de Amigos del País, dicha asociación levantará un gran edificio, con dos espacios distintos: Un Teatro y un Casino.

En 1853 la Asociación será disuelta por presiones políticas. El Teatro – Casino es incautado por el Ayuntamiento de Alhama y lo pone en arrendamiento.

En 1862 se vuelve a crear la Asociación de Amigos del País, el Ayuntamiento le cede el Teatro-Casino, cobrándoles un alquiler.

En 1869 la Hacienda Provincial decide expropiar el edificio al Ayuntamiento y sacarlo a subasta. El Ayuntamiento de Alhama intenta evitarlo con dos Escritos uno en octubre a la Delegación Provincial de Granada y otro en diciembre al Director General de la Propiedad en Madrid.

         En 1869, el Ayuntamiento consigue parar la subasta, sin embargo en 1875, en el Boletín Provincial vuelve a sacar a subasta el Teatro-Casino por 14600 pesetas, a este nuevo intento de subasta el ayuntamiento volverá a enviar un escrito, en este último, se dice que el Teatro-Casino fue cedido al Ayuntamiento por la Asociación de Amigos del País, mientras que en el escrito de 1869 el Ayuntamiento afirma que el Consistorio incautó el edificio. Aquí se podría citar el refrán: “ladrón que roba a ladrón cien años de  perdón”.

         En el Boletín Provincial de Granada, número 529, domingo 21 de noviembre de 1875 se publica lo siguiente:

         “Número 519 del inventario.- El Teatro y Casino de la Ciudad de Alhama, procedente de sus Propios, el cual se halla situado en Plaza de la Constitución, frente a la Fuente Pública de la misma con dos cuerpos de alzada , encontrándose en buen estado de conservación, con una extensión superficial de 800 metros cuadrados, lindando por la derecha entrando con Francisco Molina Moya, por la espalda D. Francisco Jiménez Medina, izquierda D. Juan Calvente Fernández y frente a la Fuente pública; teniendo dicho Teatro tres  puertas al frente y una debajo de la casa del Calvente para la entrada al escenario y el Casino una puerta al indicado frente y balcones encima, y otra puerta junto a la casa de Francisco Molina con un salón en bajo destinado para juego de villar. Ha sido capitalizado en 13.140 pesetas por la renta de 730 regulada por los peritos, y valorado en 14.600 pesetas, por cuya cantidad se subasta”.


Año 1869:

“Don Francisco Calvo y Muñoz secretario del Ilustre Ayuntamiento Constitucional de esta ciudad.

Certifico: Que en el libro de actas donde se anotan los acuerdos tomados en las sesiones que celebra esta Ilustre Corporación hay una de carácter extraordinario verificada en doce del actual y presidida por el Sr. Alcalde Primero D. Juan Luis Trescastro, previa convocatoria por papeleta a los Sres. Concejales para tratar sobre una orden del Sr. Administrador  (…) de esta provincia, hecha el siete del corriente en las cual con referencias a dichas ordenes su literal es en la forma siguiente:
<<Seguidamente fue leídas las ordenes del Sr. Administrador cuya fecha queda citada, en que se previene que este ayuntamiento informe sobre la procedencia del Teatro y Casa Casino de esta ciudad, cuyas fincas ha denunciado el investigador de Bienes (…) de esta provincia como pertenecientes al caudal de propios; enterado el Ayuntamiento de todo ello acordó:  Que debía informar e informa a la Administración Económica que en mil ochocientos cuarenta y dos se fundó en esta población una Sociedad denominada de Amigos del País; la cual a sus expensas edificó un Casino para sus reuniones, y un teatro para funciones de buena sociedad y recreo, en lo cual el Ayuntamiento lo contribuyó con su apoyo moral (al) celo y buen deseo de los asociados (…)

         Que en el año de mil ochocientos cincuenta y tres por consecuencia de cuestiones y presiones políticas fue disuelta la Sociedad de Amigos del País y el Ayuntamiento incautó el Casino poniéndolo en arrendamiento. Organizada de nuevo la Sociedad hace ya más de siete años, entró a ocupar el Casino, si bien, abocando alquiler al ayuntamiento que desde luego o figuró como ingreso en sus presupuestos municipales. (…) Que de ninguna manera debe venderse el Casino y Teatro de esta ciudad porque se perjudicaran derechos legítimos, adquiridos por terceras personas y cuando esto no fuese bastante; el Municipio demanda su propiedad y exclusiva pertenencia por su útil y necesario a la población…

Alhama a 13 de octubre de 1869”

En diciembre de 1869 el Ayuntamiento de Alhama vuelve a dirigir otro escrito al director general de la propiedad:

“Sr. Director general de la Propiedad y…
         El Presidente y Ayuntamiento de la ciudad de Alhama de la Provincia de Granada a v.s.i tiene la honra de dirigirse exponiendo:

         Que habiéndose incautado la Administración Económica de esta Provincia a nombre del Estado del Teatro y Casino de esta ciudad suplican los exponentes se sirva V.I. decretar libres de tal incautación las mencionadas fincas y dejarlas a la administración de este Municipio por las razones que se pasan a exponerse:

         El Teatro y Casino de esta referencia forman un solo edificio (…). Este edificio que solo ha sido destinado a objeto de recreo público ha producido en esta población un cambio casi radical en las costrumbres, puesto que entregado solamente a los  jóvenes ilustrados que gratuitamente han desempeñado la declamación con fines puramente filantrópicos han ocasionado a la vez que la pública expansión, el sostenimiento de las cargas de este Hospital, al par el socorro domiciliario de algunas familias menesterosas.

         Tan laudable objeto no puede ser desatendido por este Municipio… Alhama Diciembre 7 de 1869.

“El infrascrito secretario del ilustre Ayuntamiento constitucional de esta ciudad.

Certifico: Que entre los acuerdos de la sesión ordinaria celebrada por (…) ilustre corporación en veinte y ocho del actual; (…) que copiada es como sigue:

<<Dada nuevamente cuenta del oficio del diez del corriente del Sr. Administrador de Propiedades e impuestos de la Provincia a la que acompaña su informe y acuerdo del Sr. Delegado de Hacienda, para la venta del Teatro –Casino de esta ciudad, en concepto de pertenecer al Estado, y traídos los antecedentes de referencia, según determinación del Cuerpo Capitular en cabildo anterior de ellos resulta que el Ayuntamiento desde mil ochocientos cincuenta y tres en que fue disuelta la Sociedad de Amigos del País, a cuyas expensas se edificó aquel, entró en posesión de dicho Teatro-Casino, por cesión que se hizo los individuos de la Sociedad, cuyos productos donde entonces figuran en el Presupuesto Local para sufragar su déficit, y haciéndole asiduamente las reparaciones (…). Que en Noviembre de mil ochocientos sesenta y nueve prendió la Administración de Hacienda enajenar el Estado  el edificio, oponiéndose a ello el Ayuntamiento por medio de escrito que dirigió a consecuencia de acuerdo del mismo (…) protestando de que se rectificase con el carácter de pertenecer al Estado cuando era lo contrario, por cuanto correspondía a los Propios, por la expresada donación que se efectuó, y se confirma así ingresando su productos en Arcas Municipales.

         En mil ochocientos setenta y seis, y en arreglo a la circular de veinte de Enero de mil ochocientos setenta y tres dada por la Dirección General de Propiedades instruyó a este Ayuntamiento el oportuno expediente llevando cuantos requisitos exige aquella para exceptuar de la venta el Teatro-Casino, por destinarlo al servicio de  Instrucción pública, o sea establecer en los locales para la enseñanza de niños, puesto que se carecen de ellos; y entre los documentos a él incorporados lo eran el expediente supletorio al título de propiedad cuyo atestado se remitió a la entonces administración Económica en seis de mayo de mil ochocientos setenta y seis. Más tarde en veinticuatro de Abril de mil ochocientos setenta y siente envió el Ayuntamiento un informe pidiendo por la Administración de Propiedades referente al expediente antes referido expresando las razones porque el  Teatro-Casino debía ser servido como finca de propios. Enterada la Corporación usó de la palabra uno de los vocales de la comisión de Hacienda y expuso que teniendo probado el Ayuntamiento que el edificio en cuestión perteneció a una Sociedad y ésta en uso de su pleno dominio lo cedió al Municipio para que sus productos aumentaran el patrimonio público aumentando así los impuestos con que cubrir el déficit de los Presupuestos; sin que desde entonces haya sido desposeído de él, que después ha probado la posesión por medio del expediente, y pedida la desamortización para aplicarla a usos de utilidad pública (…); propone el ayuntamiento se oponga a la venta del edificio de que se trata con el carácter de pertenecer

Alhama 21 septiembre 1882”

lunes, 26 de octubre de 2015

La travesía del abismo; mal y modernidad en Walter Benjamin por ricaro Forster

WALTER BENJAMIN





Magnífica introducción al pensamiento de Warter Benjamin


Libro: La travesía del abismo; Mal y Modernidad en Walter Benjamin.

Autor: Ricardo Forster

Editorial: Fondo de Cultura Económica.

Contraportada:

        "El discurso racionalista ilustrado del s. XIX prometió el progreso ininterrumpido hacia la felicidad y el bienestar que no se cumplió en el siglo XX. Detrás de esa promesa se escondían las formas más siniestras del horror y la destrucción. ¿Cómo entender entonces, desde la filosofía, la guerra, el genocidio, la pobreza en la era del progreso científico y tecnológico? Ricardo Forster se detiene en la dialéctica del mal en la Modernidad desde la perspectiva del pensamiento de Walter Benjamin como un posicionamiento necesario para dilucidar los sentidos que vertebran la experiencia del proyecto civilizatorio...."



domingo, 25 de octubre de 2015

Los Carmelitas en Granada

LOS CARMELITAS EN GRANADA
1552 - 2014


Libro: Los carmelitas en Granada.

Autor: Ismael Martínez Carretero.

Editorial: Ediciones de la Provincia Bética.


         En este grabado podemos ver a la Virgen del Carmen sobre el Monasterio de los Carmelitas, hoy en su mayor parte destruido, lo que quedó hoy se usa como Ayuntamiento de Granada.

          Con la revolución francesa, la burguesía, como nueva clase social accede al poder controlando al Estado; desde ese momento ocurren varios hechos transcendentales: se desmonta el Antiguo Régimen, desaparece la estructura estamental de la sociedad y se establecen las clases sociales: clase baja, media y alta. El estado pasará a estar controlado por la alta burguesía; en determinados momentos podrá votar el pueblo, pero no todo el pueblo: no tenían derecho al voto ni los pobres ni las mujeres. Otro hecho de singular importancia fue la desamortización:se le robaron a ayuntamientos, a órdenes religiosas y parroquias su patrimonio, pasando éste a manos de la burguesía; mucho de este patrimonio se perdió o se destruyó, como el convento carmelitano. Por otra parte, al pasar el patrimonio a manos de la burguesía, comienza a parecer gran cantidad de jornaleros, condenados a mendigar el pan a la nueva clase social, la burguesía. Esta gran cantidad de trabajadores, sin tierra, dará lugar, con el tiempo, al surgimiento de los sindicatos, etc...


 Pintura de Goya. 
       Saturno devorando a sus hijos. Momentos de la Historia en que el Estado, en este caso España, devora a sus propios ciudadanos.





      Grabado del antiguo monasterio de los carmelitas en Granada, hoy destruido.

sábado, 24 de octubre de 2015

comentarios lecturas evangelio domingo 25 octubre 2015 - 30 domingo ordinario homilia

LUZ DEL DOMINGO
Domingo, 25 de octubre de 2015
TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera lectura: Jeremías 31, 7-9
Salmo responsorial: Salmo 125
Segunda lectura: Hebreos 5, 1-6
 
EVANGELIO Marcos 10, 46-52:
 Cuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable multitud de gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: -Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí. Muchos le intimaban a que guardase silencio, pero él gritaba más y más: -Hijo de David, ten compasión de mí. Jesús se detuvo y dijo: -Llamadlo. Llamaron al ciego diciéndole: -Ánimo, levántate, que te llama. Él tiró a un lado el manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Entonces Jesús le preguntó: -¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: -Rabbuni, que recobre la vista. Jesús le dijo: -Vete, tu fe te ha salvado. Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en el camino.”
COMENTARIOS
I
 EXISTE LA LUZ
Como si se tratase de un demonio, la gente comenzó a increpar al ciego para que se callase. Su grito de auxilio, dirigido al Maestro nazareno, podía detener la marcha de Jesús hacia Jerusalén. La gente andaba impaciente por ver qué pasaría en la capital; esperaban con ansiedad el enfrentamiento de Jesús con las autoridades, su alianza con el pueblo para derrocar la potencia militar ocupante y barrer, de una vez para siempre, la corrompida jerarquía sacerdotal del templo jerosolimitano. Poco podía ayudar a esta causa el hecho de que un pobre ciego recuperase la vista.
Bartimeo (= el hijo del honrado) no hacía honor a su nombre. Estaba en las afueras de Jericó, una ciudad-oasis emergida en medio de un árido desierto. Sus ojos no podían gozar de tanto derroche de vegetación, del milagro de una naturaleza exuberante. La ceguera le había llevado a la marginación y a la deshonra: además de "ciego", era "mendigo" y, por si esto fuera poco, "estaba sentado a la vera del camino", dato este cargado de simbolismo: en la mesa de la vida y de la sociedad no había sitio para él.
La ceguera era considerada en tiempos de Jesús un castigo de Dios por los pecados propios, o de los padres, si ésta era de nacimiento.
"Al oír que era Jesús Nazareno" quien pasaba, "empezó a gritar: Jesús, hijo de David, ten compasión de mí". Muchos lo increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: Hijo de David, ten compasión de mí".
Aquel ciego había aprendido mucho de la vida. Sabía que nadie lo sacaría del estado de postración en que se hallaba, a no ser que él mismo, luchando contra viento y marea, se lo propusiera. Ciego como era, quiso poner remedio a su ceguera con el único medio de que disponía: la voz, hasta el extremo de que nadie pudiera apagarla. ¡Ay, si tomáramos conciencia de lo mucho que puede hacerse con la voz...!
"Jesús se detuvo". Para el Maestro nazareno, que prestaba especial atención a los marginados de la tierra, detenerse era sumamente importante; nunca pasaba de largo ante el grito del dolor o del sufrimiento, no podía soportar la injusticia de un sistema social y religioso que marginaba -hoy también- a los más necesitados de amparo y protección.
"Jesús se detuvo y dijo: Llamadlo. Llamaron al ciego diciéndole: Animo, levántate, que te llama. Echó a un lado el manto, dio un salto y se acercó a Jesús". El manto simboliza en el Antiguo Oriente el espíritu o estilo de vida de la persona. El ciego va a cambiar de estilo de vida, dejará de estar "a la vera del camino" para seguir a Jesús hasta Jerusalén, se hará discípulo del Maestro, idea que se expresa con "echar a un lado el manto".
"Jesús le dijo: ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: Maestro, que vea otra vez. Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha curado. Al momento recobró la vista y lo siguió por el camino". Aquel camino lo llevaría seguramente a dar la vida, como el Maestro, por la liberación de los oprimidos.
Para eso había venido Jesús. En palabras del profeta Isaías: "Para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor" (Is 61,1-2). Liberación que no se impone, ni se regala. Liberación que hay que conseguir a base de gritar como el ciego, sacando fuerzas de flaqueza, con la firme confianza de que es posible salir de la opresión, a pesar de que la gente se oponga. No permanezcamos más tiempo ciegos. Existe la luz.
II
 CIEGA AMBICIÓN DEL PODER
Los hechos son evidentes por sí mismos, no necesitan demostra­ción. El evangelio, Jesús, nos permite verlos con más nitidez, especialmente para saber si son o no favorables al hombre. Pero hay que dejar que Jesús nos cure la ceguera, la ciega ambición de poder, que, quizá sin culpa nuestra, a veces no nos permite ver.
JUNTO AL CAMINO...
Cuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable multitud de gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
Jesús comparó en una parábola las distintas actitudes con que una persona puede escuchar la palabra de Dios con otras tantas clases de tierra, peor o mejor preparadas para recibir la semilla. Una de aquellas clases de tierra era la que está en el extremo de la parcela, junto al camino. Esta parábola la interpreta Jesús mismo para sus discípulos y, al hacerlo, les explica que «los de junto al camino» son «aquellos donde se siembra el mensaje, pero en cuanto lo escuchan llega Satanás y les quita el mensaje sembrado en ellos». Satanás, el enemigo del hombre en toda la literatura bíblica, representa en los evangelios la ideología y la ambición de poder que, cuando se apodera de una persona, impide que la palabra de Jesús penetre y sea aceptada por ella.
En el evangelio de hoy, esa clase de personas, «los de junto al camino», está simbolizada en un ciego, «sentado junto al camino». Más concretamente: el ciego representa a Santiago y Juan y al resto de los discípulos, que, como mos­traba el evangelio del domingo pasado, están dominados por la ambición de poder y no aceptan el camino de Jesús. Ellos están con Jesús, lo acompañan adondequiera que va, pero no lo siguen, no lo entienden. En realidad, son discípulos de otro Mesías, el Apreciado (eso es lo que significa «Timeo»; «Bartimeo» significa hijo, partidario, discípulo de Timeo), el Mesías de las tradiciones de su pueblo, el que -ya lo veíamos el domingo pasado- debía, según ellos, triunfar un día en Jerusalén y de cuyo triunfo esperaban participar.

« ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?»
Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: -Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí... Entonces Jesús te preguntó: -¿Qué quieres que haga por ti?
Con el relato del ciego Bartimeo, el evangelista, Marcos, explica a las comunidades cristianas para las que él escribe qué se puede hacer para salir de esa situación, indicando cuál fue la medicina que curó a los discípulos de su ambición.
A los gritos de aquel ciego, Jesús responde con la misma pregunta que había hecho a Santiago y Juan: « ¿Qué quieres que haga por ti?» ( véase Mc 10,36). La solución al grave problema de los discípulos, la solución a todo el que esté dominado por la ambición, es ponerse en manos de Jesús. Los discípulos no entendían a Jesús porque eran unos ambi­ciosos; no entendían que la muerte pudiera ser vencida, por­que para ellos el poder era más importante, más fuerte que el amor. Pero tienen fe en Jesús. Están de su lado, aunque todavía no hayan sido capaces de separarse del todo del lado de sus enemigos. De hecho, el ciego Bartimeo, al dirigirse a Jesús, lo llama «Hijo de David», esto es, le da el título del Mesías tradicional, que equivale al de «el Apreciado»; al mis­mo tiempo, lo llama Jesús, el nombre que le da Marcos en el título mismo del evangelio, en donde también lo llama «Hijo de Dios» (Mc 1,1). El evangelista describe así la lucha interior de los discípulos, que, atados todavía a sus tradiciones, están descubriendo que la salvación que Dios ofrece a la humanidad sólo se obtiene por medio de Jesús (= salvador). 
TU FE TE HA SALVADO
 El ciego le contestó: -Rabbuni, que recobre la vista.  Jesús le dijo: -Vete, tu fe te ha salvado. Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en el camino.
Esa lucha interior les hace tomar conciencia de que están ciegos, de que necesitan curación y de que el único que puede sanarlos es Jesús. Cuando le pidan ayuda –"Rabbuni, que recobre la vista"-, volverán a ver. Y estarán entonces capa­citados para seguir a Jesús en su camino.
La insistencia de los evangelistas en esta cuestión indica que el deseo de dominar a los demás era una tentación no superada entre los primeros cristianos. Y esa insistencia no está de más en el momento presente de la historia de la Iglesia. Porque es cierto que en la Iglesia hay servicios diversos y que uno de ellos es el del gobierno (distinto, por cierto, del carisma del apostolado, según dice Pablo en 1 Cor 12,28; Ef 4,11. Pero también es cierto que, en determinados momentos de la historia de la Iglesia, el ejercicio del gobierno de la comunidad cristiana se ha confundido con el ejercicio del poder mundano; y todavía quedan restos de esa confusión.
Así, por ejemplo, dejar sin trabajo a un teólogo sin dar a la comunidad ninguna explicación y sin darle al interesado opción alguna para que se defienda, ese modo de actuar, en cuanto hecho objetivo, y sin pretender juzgar la subjetividad de nadie, se parece más al de los jefes de las naciones, que imponen su autoridad a los pueblos, que al del Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida por la liberación de todos. Y el lugar secundario que ocupa la mujer en la Iglesia; y el condenar la violencia de los pobres y callar ante la violencia de algunos ricos... Pero a todo esto se puede encontrar solución si, de una vez por todas, nos ponemos en las manos de Jesús, si de una vez por todas lo aceptamos a él como único cimiento de nuestra fe, si dejamos que nos abra los ojos y, viendo ya claro, ponemos nuestra fidelidad y nuestra fe en Jesús por encima de toda otra fe y de cualquier otra fidelidad.
III
 v. 46: Cuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable multi­tud, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
Con la salida de Jericó, donde Jesús no ha ejercido actividad alguna, empieza el último tramo de la subida a Jerusalén. Jesús va acompañado del grupo de discípulos, pero se ha añadido una gran multitud: la subida de Jesús a Jerusalén despierta una gran expectativa. Aparece un ciego: es de nuevo figura de los discípulos / los Doce, que no comprenden el mesianismo de Jesús ni su entrega (10,38.45).
El ciego no tiene nombre propio, se le designa solamente como el hijo de Timeo (= el Honrado, Apreciado); el sentido de la expresión es «el dis­cípulo (hijo) del Apreciado», que designa al Mesías hijo de David, en oposición a Jesús, el «despreciado» en su tierra (6,4). Está sentado, inmó­vil, junto al camino, el lugar donde cae el mensaje y no da fruto, porque Satanás lo arrebata (4,15); el agente enemigo o Satanás es figura de la ideología de poder, en este caso la que es propia del mesianismo davídi­co; teniendo esa concepción del Mesías, también los discípulos aspiran al poder y rivalizan por obtenerlo; es esto lo que les impide percibir el mensaje que Jesús les ha expuesto abiertamente sobre el destino del Hijo del hombre.
El ciego está mendigando, es decir, no es autónomo ni vive por sus propios medios, está a merced de la ayuda que otros quieran prestarle. Se describe así la falta de desarrollo humano de los Doce, a causa de la ideología que cierra su horizonte (ciego) y de su dependencia (mendigo) del judaísmo que la propone. 
vv. 47-48: Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Muchos le conminaban a que guardase silencio, pero él gritaba mas y mas: «Hijo de David, ten compasión de mí».
Los presentes en la escena llaman a Jesús el Nazareno, como lo hizo el poseído de la sinagoga (1,23), y con el mismo sentido: Nazaret pertene­cía al sector fuertemente nacionalista de Galilea: atribuyen a Jesús ese espíritu y esperan una actuación violenta suya en Jerusalén (cf. 1,9.24). Tal es el ambiente que rodea a Jesús. Aparece así el motivo por el que la multitud lo acompaña.
La índole de la ceguera está formulada por el ciego mismo en su ape­lación Hijo de David, Jesús, donde antepone el título al nombre propio: el objeto de su adhesión es el hijo sucesor de David, el segundo David, modelo de rey guerrero y triunfador, que ve encarnado en Jesús. Y la segunda vez que apela a él lo llama simplemente Hijo de David (cf. 12, 35-37), acentuando el modo como concibe el mesianismo de Jesús. El ideal de líder reformista y nacionalista, que los Doce proyectan en Jesús, es el que los ciega. La gente lo ha expresado antes con el apelativo «el Nazareno».
En paralelo con el padre del chiquillo epiléptico (9,24), el ciego mues­tra al mismo tiempo fe y falta de fe y pide la ayuda de Jesús (ten compa­sión de mí; 9,24: «ayúdanos»). Esta petición necesitaban los discípulos para librarse de la idea mesiánica que les impedía el seguimiento y la misión, según les había dicho Jesús (9,29). La mayoría quiere impedírse­lo (muchos le intimaban a que guardase silencio), es decir, quieren que no recurran a Jesús, sino que se mantengan en su ideología mesiánica, que es el motivo que los impulsa a subir con Jesús a Jerusalén.
vv. 49-50: Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». Llamaron al ciego diciéndole: «Animo, levántate, que te llama». El tiró a un lado el manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús.
Jesús atiende inmediatamente la súplica del ciego y, por medio de los presentes, lo llama. El gesto del ciego: tiró a un lado el manto, es revelador, si se tiene en cuenta que el manto es figura de la persona misma; el ciego deja a un lado, de algún modo, su vida o su persona. De hecho, con este gesto indica el evangelista que el ciego / discípulos cumple ahora las con­diciones del seguimiento: renuncia a la ambición de poder («renegar de sí mismo») y acepta la condena de la sociedad («cargar con su cruz»), dispuesto, en el caso extremo, a dar la vida (8,34). Por eso puede acer­carse a Jesús (ha adoptado su misma actitud) y, más tarde, podrá se­guirlo (52).
v. 51  Entonces Jesús le preguntó: « ¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Rabbuni, que recobre la vista».
La pregunta de Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti?, es la misma que hizo a los Zebedeos (10,36); Mc muestra así de nuevo que el ciego repre­senta a los discípulos. El ciego sabe lo que quiere: recobrar la vista. Ya no llama a Jesús «Hijo de David», lo llama Rabbuni («mi Señor»), título que se daba a Dios mismo: ha reconocido en Jesús al Hombre-Dios, al Mesías Hijo de Dios (1,1).
v. 52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en el camino.
Las palabras de Jesús: tu fe te ha salvado, son las que dijo a la mujer con flujos (5,34) y señalan la comunicación del Espíritu, respuesta de Jesús a la adhesión que le ha manifestado el ciego y a su compromiso. Ahora el ciego (discípulos) acepta el mesianismo de Jesús (recobró la vista), «está con Jesús» (3,14) y puede empezar a seguirlo. Ya no se que­dará inmóvil «junto al camino» (46), se pone en movimiento en el camino (8,27; 9,33b.34), detrás de Jesús.
Ese seguimiento, sin embargo, se frustrará, porque, cuando vuelva a presentarse la tentación del nacionalismo, los discípulos no la superarán. El mensaje no echa raíces en ellos (4,17).
IV
 El libro de Jeremías nos muestra un aspecto de la manifestación de Dios al que no estamos acostumbrados: la ternura. Dios nos ama sin importar si vamos por la vida como ciegos o cojos, es decir, si a duras penas podemos caminar o si apenas vemos o presentimos por dónde vamos. Dios nos ama, así estemos en un estado de vulnerabilidad o debilidad absoluta, como lo puede estar una mujer encinta o una madre que recién ha alumbrado a su hija. Dios nos ama incluso si hemos huido de él y nos hemos refugiado en el último confín de la tierra. Y la razón de ese amor no es otra que la de sentirnos hijos suyos, la de habernos engendrado por su amor, la de hacernos partícipes de su reino. Una de las insistencias de Jesús era la de vivir la experiencia amorosa de Dios como la esencia sobre la que se funda y funde nuestra vida; y no porque ello estuviera a tono con la sensibilidad religiosa de su tiempo.
El salmo empalma bien con la primera lectura y nos muestra cómo la magnificencia de Dios consiste en el rescate y redención de su pueblo. La experiencia del exilio ya no es la de vivir en un país extranjero, sino la de sentir que ningún lugar del mundo es extraño al proyecto transformador de Dios.

La segunda lectura, de la carta a los Hebreos, afianza y confirma esa dimensión del poder de Dios manifestado como compasión y misericordia. Jesús consagra nuestra vida a Dios por medio de su vida y su Palabra. El redime nuestras faltas y nos encamina por una experiencia en la que convertimos en fortalezas nuestras infaltables debilidades humanas. El nos ofrece un camino de redención que supera el puro precepto religioso, la simple justificación sentimental o un vacío racionalismo abstracto. Dios es el que llama, y nosotros somos quienes podemos responderle. Ya no queremos un gurú o un experto en religión, sino un hermano o una hermana que camine con nosotros y nos ayude a realizar esa vocación por la cual nos hemos hecho cristianos.

El evangelio de Marcos narra la curación del ciego Bartimeo, el último “milagro” de Jesús narrado por Marcos. Tradicionalmente este pasaje se ha incluido en el género “milagro”, pero si se lo examina bien, carece de algunos elementos típicos de este género, como por ejemplo el gesto de curación o la palabra sanadora. Estamos, más bien, ante un relato, basado tal vez en un hecho histórico, que acentúa, sobre todo, la importancia de la fe como fundamento del discipulado.
El relato, dentro de su sobriedad, está cargado de detalles. Marcos nos indica el lugar donde sucede este episodio: a la salida de Jericó, la ciudad de las palmeras en medio del desierto de Judá, la puerta de entrada en la tierra prometida (cf Dt 32, 49; 34,1), paso obligado para los peregrinos que venían de Galilea, por el camino del Jordán, a Jerusalén, ciudad de la que dista algo más de 30 kilómetros. La Jericó del tiempo de Jesús estaba situada al suroeste de la mencionada en el AT. Había surgido en torno a la lujosa residencia invernal construida por Herodes. Hay, además, una alusión explícita -aunque suene un tanto genérica- al nombre del ciego: Bartimeo, el hijo de Timeo. Mateo y Lucas no mencionan este detalle. Junto con el de Jairo es el único nombre propio que aparece en Marcos antes de iniciar el relato de la pasión. Algunos piensan que esto es debido al hecho de que probablemente este hombre formó parte de la comunidad cristiana palestinense.
El protagonista es un hombre ciego, doblemente pobre, por tanto. Lv 19,14, Dt 27,18, Is 59,9 son textos que nos ayudan a comprender la situación de los ciegos en Israel. La liturgia ha establecido un nexo entre este evangelio y la primera lectura de Jeremías porque en ambos casos se habla de un acontecimiento gozoso para los ciegos.
El diálogo comienza con una petición de Bartimeo, de hondo trasfondo veterotestamentario (cf Os 6,6), y que la liturgia eucarística ha incorporado en el acto penitencial: “Ten compasión de mí”. La petición va precedida por el título mesiánico de hijo de David. Esta es la única vez que aparece este título en el evangelio. Posteriormente el ciego le llamará “rabbuni” (término que solemos traducir por “maestro” y que el original de Marcos no traduce). La gente lo manda callar para que no moleste. Este mandato no tiene nada que ver con el “secreto mesiánico” tan típico de Marcos, ya que aquí quien manda callar no es Jesús sino la gente. Cuando el ciego se entera de que Jesús lo llama, “soltó el manto” y se acercó a Jesús. Este detalle aparece también en 2 Re 7,15. Es una manera de indicar la excitación que produce un acontecimiento. El diálogo posterior se narra de una manera esquemática: pregunta (¿Qué quieres que haga por ti?), petición (“Maestro, que pueda ver”) y respuesta (“Anda, tu fe te ha curado”). Como ya se indicó antes, faltan el gesto y las palabras de la curación. El acento recae en la fuerza de la fe. Esta es la que permite pasar de la tiniebla a la luz, del borde del camino al interior del camino, de la pasividad de quien mendiga a la actividad de quien sigue a Jesús hasta el final.
Hoy se habla mucho de las terapias sanadoras a través de la medicina natural, de las técnicas psicológicas, de las tradiciones budistas, de los flujos de energía... y de los problemas sicosomáticos, que se curan de un modo también psico-somático. Los milagros se desnudan y se nos hacen mucho más explicables, mucho más del día a día. La vida está llena de «milagros» para quien sabe llevarla. La «inteligencia emocional» (cfr. Daniel Goleman), la «inteligencia ecológica» (del mismo autor), la «inteligencia espiritual» (cfr. Danah Zohar), el holismo, la sinergia... nos trasladan a un «realismo mágico» nada inaccesible. Los milagros de nuestra fe no tienen por qué ser milagros “metafísicos”, “estrictamente sobrenaturales”... Al menos, los de Jesús de Nazaret parece que no lo fueron, y los nuestros de hoy día tampoco tienen por qué serlo. Tal vez se trate de «educar los ojos» con esa inteligencia emocional, ecológica, espiritual... en todo caso, no en la visión lineal en la que nos educaron en el viejo paradigma...
Para la revisión de vida
¿En qué sentido puedo o debo decir yo también, como el ciego Bartimeo: "Maestro, que pueda ver"…? ¿Qué necesidades fundamentales de mi vida podría expresar en mí esa oración? Voy a hacer esa oración en ese sentido, en profundidad…
Para la reunión de grupo
¿Cuáles son hoy las mediaciones a través de las cuales «Dios nos llama»? ¿Qué acontecimientos transparentan hoy para nosotros la presencia del misterio y de lo sagrado?
¿Cuáles son hoy nuestros gritos? ¿Demandamos misericordia o nos contentamos con luchar por una mejor calidad de vida?
Para la oración de los fieles
Para que la luz de la verdad abra los ojos de todos los seres humanos y les ayude a caminar sin tropiezo por el camino de la vida, roguemos al Señor.
Por todos los invidentes, para que se puedan integrar a la sociedad con respeto a sus derechos y sin ser relegados a puestos marginales…
Para que todos los catequistas sepan unir a una buena preparación para ejercer su ministerio el testimonio de su propia vida…
Para que cuantos viven sumidos en la duda, el temor o la intranquilidad se encuentren con Dios vivo y alcancen la luz y la paz que buscan y necesitan….
Por cuantos buscan un mundo más justo y en paz, para que encuentren la recompensa a sus trabajos y desvelos…
Oración comunitaria
  Dios, Padre de bondad, que nos has creado para caminar, para salir al encuentro de los demás y de ti, y que abres para ello ante nosotros el camino que debemos recorrer. Te pedimos ilumines nuestros ojos para que podamos caminar sin tropiezo y ayudar a caminar a los demás. Por Jesucristo N.S.

Estos comentarios están tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba.
- Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro.
        - Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en 
www.elalmendro.org
        - El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid.
Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico


miércoles, 21 de octubre de 2015

señora de mí misma, carta de una novia de Alhama la mujer en el siglo XVIII - XIX

SEÑORA DE MÍ MISMA

ALHAMA 1801


 Autora de la carta: María Manuela Zamora.
Año: 1801.
Dirigida a un pretendiente: Francisco Ramos.

“Sr. D. Francisco Ramos

Muy señor mío, siento tener que manifestar mis ingenuos sentimientos acerca de sus solicitudes: ¡cuántas desazones he sufrido desde que usted comenzó a hacérmelas!; ahora que me conceptuaba exenta de ellas veo que me he equivocado, a mi pesar, pero como ni mi ánimo ni mi carácter puede ser otro que el de tratar las cosas con verdad e ingenuidad, me veo forzada a tener que poner la pluma en este negocio para, por este medio, desengañar a vuestra meced y darle las justas y debidas gracias de la memoria, que de mí  ha hecho el alto concepto en que me ha tenido, y tiene. No pienso que sea capaz este hecho, que hago, de hacerme caer de su gente honrada, en cuya clase contemplo a vuestra merced. Su (…) y demás y si otra cosa hiciese, sí podría acarrearme los mayores disgustos. En esta inteligencia, debo manifestarle a V.m. que la comisión de mi tío no fue el ajustar capitulación (de matrimonio), ni ésta se la pude dar yo por ser como soy señora de mí misma para hacerlo en el caso que me acordase, y que, por consiguiente, no me hallo obligada a pasar ni estar por ninguna cosa de cuantas haya hecho como ejecutadas sin mi conocimiento; que yo me he mirado, y remirado en ello, y que por ningún concepto me acomoda, ni con capitulación ni sin ella; que no es regular que por mi causa se deshaga una casa, que junta, y con la ayuda de vuestra merced puede hacer los mayores progresos en fortuna y en una palabra que estoy firmemente resuelta a cortar de un todo este negocio antes que llegue a formalizarse nada. Bajo este supuesto otras señoras de mucho y aún más mérito que el mío hay en el pueblo; más ricas que yo, que mi caudal es nada; éstas pueden acomodar a vuestra merced más, y le suplico que si es cierto que me tiene alguna estimación no se empeñe en perturbar mi felicidad, que la encuentro en el centro de mi casa y al lado de una tía (Agustina Zamora) que me acompaña y rodeada de mi familia, que me sirven con anhelo y de otra forma no puedo ser feliz; siento tener que manifestar a vuestra merced esto, pero me precisa desengañarle, que no puede tener efecto lo que solicita.





         Yo estoy sumamente agradecida a los favores que le merezco, relativos al concepto que de mí ha formado; puede vuestra merced así creerlo; siempre lo diré pero también que no puede ser lo que vuestra merced quiere porque no lo permiten las circunstancias, y no ser gusto mío, y no siéndolo, no me he de exponer a vivir  tal  vida que Dios me dé en guerra sin haber necesidad de ello y así, por último favor que se ha de servir dispensarme, será el que sobre el particular no inste ni se moleste; en otra cosa puede mandar a su servidora”.