sábado, 25 de junio de 2016

Domingo, 26 de junio de 2016 DECIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

LUZ DEL DOMINGO
Domingo, 26 de junio de 2016

DECIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO C


Primera lectura: 1 Reyes 19, 16b. 19-21
Salmo responsorial: 
Salmo 15
Segunda lectura: 
Gálatas 5, 1. 13-18
 
EVANGELIOLucas 9, 51-62
 51Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo alto, también él resolvió ponerse en camino para enca rarse con Jerusalén. 52Envió mensajeros por delante; éstos entraron en una aldea de Samaria para preparar su llegada, 53pero se negaron a recibirlo, porque había resuelto ir a Jerusalén. 54Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le propusieron:
-Señor, si quieres, decimos que caiga un rayo y los aniquile.
55Él se volvió y los increpó. 56y se marcharon a otra aldea.
57Mientras iban por el camino, le dijo uno:
-Te seguiré adondequiera que vayas.
58Jesús le respondió:
-Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
59A otro le dijo:
-Sígueme.
El respondió:
-Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.
60Jesús le replicó:
-Deja que los muertos entierren a sus propios muertos; tú vete a anunciar por ahí el reinado de Dios.
61Otro le dijo:
-Te seguiré, Señor, pero permíteme despedirme pri mero de mi familia.
62Jesús le contestó:
-El que echa manó al arado y sigue mirando atrás, no vale para el reino de Dios.


 
COMENTARIOS
I
 EN LUCHA POR LA LIBERTAD
Jesús fue a Jerusalén, símbolo de la institución religiosa, con el ánimo de enfrentarse a ella para liberar a los hombres de un modo de entender la religión que los convertía en esclavos de Dios e incapaces para la solidaridad con los hermanos. Dio su vida para hacernos libres para el amor. Nada más y nada menos.
 
A ENFRENTARSE CON JERUSALÉN
Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo alto, también él resolvió ponerse en camino para encararse con Jerusalén.
La parte central y más larga del evangelio de Lucas (casi diez capítulos: 9,51-19,46) trata de la subida de Jesús a Jeru salén. En ella se narran los acontecimientos que sucedieron a Jesús desde el momento en que decidió ir a Jerusalén (el evangelio de hoy) hasta la expulsión de los mercaderes del templo. No es un acercamiento pacífico, sino polémico: Jesús va a enfrentarse, «a encararse», con las instituciones judías, en especial con la institución religiosa.
Cabe preguntarse por qué los evangelistas dedican tanto espacio a contarnos los conflictos de Jesús con los dirigentes de Israel. ¿A qué se debe este afán de Jesús por entrar en conflicto con las instituciones religiosas judías? ¿Cómo es posible que la ciudad que los salmos dicen que fundó el mismo Dios (Sal 187) y que los profetas anunciaron que sería el centro de atracción para todos los pueblos, sea ahora el centro de todas las acusaciones de Jesús? ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Qué representa ahora Jerusalén?
Las razones de este enfrentamiento que acabará con la muerte de Jesús, las expone Lucas a través de la narración de los acontecimientos que se van sucediendo y de los temas que Jesús trata en su enseñanza a lo largo de este viaje.
El centro del viaje está ocupado por el lamento-denuncia que Jesús denuncia a Jerusalén cuando unos fariseos le sugieren que se vuelva, pues Herodes quiere matarlo. «Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los  que se te envían!» (Lc 13,34); esta denuncia está incluida entre dos sectores del evangelio que tratan acerca de la relación entre la Ley de Moisés y el reino de Dios (13, 10-17M 14m 1-6), y al mismo tiempo, todo el viaje está incluido en otras dos secciones en las que también se trata el tema de la ley 10, 25-37, la parábola del buen samaritano, que muestra cómo los cumplidores de la ley no se sienten obligados a amar al prójimo y 10,18-30, el episodio del rico observante, que muestra cómo es posible cumplir toda la ley y ser adorador del Dinero y, por eso, negarse a seguir a Jesús. Este es el motivo principal del enfrentamiento de Jesús con la religión judía; esto es lo que significa Jerusalén: el modo de entender la relación del hombre con Dios, lo mantiene en una permanente minoría de edad y hace que el hombre tenga para el hombre menos importancia que un burro o un buey (Lc 10,5).
 
VOCACIÓN DE LIBERTAD
Para que seamos libres nos liberó el Mesías; con que manteneos firmes y no os dejéis atar de nuevo al yugo de la esclavitud...
A vosotros hermanos, os han llamado a la libertad; solamente que esa libertad no dé pie a los bajos instintos. Al contrario, que el amor os tenga al servicio de los demás...
 
Pablo era fariseo, esclavo de la ley, hasta que Jesús lo tiró del caballo en el camino de Damasco (Hch 9,1-9) y descubrió el gozo de la libertad; desde entonces se dedicó a anunciar el mensaje de Jesús, expresando con apasionada claridad su carácter liberador.
Según la segunda lectura de hoy, la vocación cristiana es una llamada a la virtud o a la perfección, es una invitación a la libertad, y para eso, para que los hombres pudiéramos responder a esa invitación, subió a Jerusalén, se enfrentó con la institución judía, se jugó la vida y la perdió, y de tal modo esto es así, que si alguien intenta volver la vista atrás y pretende someterse o someter a otros a la ley está haciendo inútil la muerte del Mesías (Gál 2,21; véase comentario núm. 39).
La ley para Pablo mantiene al hombre en minoría de edad (Gál 3,24), y sólo liberándose de ella el hombre puede llegar a ser hijo de Dios (Gál 4,5) por medio del Espíritu (Gál 4,6; Rom 8,15-17), que es incompatible con la ley, pues «donde hay Espíritu del Señor hay libertad» (2 Cor 3,17).
Por supuesto que libertad no es lo mismo que libertinaje. Pablo ya tiene esto al descubrir el cauce por el que la libertad se deberá desarrollar: el amor. Y el que ama de verdad, nunca podrá ser considerado un libertino. El hombre libre de la ley tiene capacidad para profundizar, por medio del amor, en el camino de la libertad que conduce a la vida y la paz (Rom 8,6); el que ama, guiado por el Espíritu, nunca realizará «los deseos de la carne», nunca se dejará dominar por los «bajos instintos» que consisten precisamente en la fuerza contraria al amor, contraria al Espíritu y, por tanto, a la libertad; son el impulso que nos lleva a actuar de tal manera que rompamos la armonía en las relaciones humanas: la falta de respeto a la dignidad y libertad de los demás (en el terreno de la sexualidad y en todos los terrenos); los bajos instintos «tienden a la muerte; el Espíritu, en cambio, a la vida y la paz» (Rom 8,6), y en especial a la «codicia, que es una idolatría» (Col 3,5); en una palabra : son el libertinaje «las pasiones pecaminosas que atiza la ley» (Rom 7,5)
Por eso se enfrentó Jesús a Jerusalén, a la ley; para liberarnos de ella dio su vida. ¿Estamos seguros de que en la Iglesia de Jesús no nos hemos dejado “atar de nuevo al yugo de la esclavitud”, a la esclavitud de la ley?
 
II
 
JESÚS SE DECIDE A ENCARARSE CON LA INSTITUCIÓN JUDÍA
Dándose cuenta Jesús de que los Doce, que él había elegido como los representantes del nuevo Israel, se negaban rotunda mente a aceptar que el Mesías tuviese que fracasar, ve llegado el momento de atajar el problema de cara, ya que de otro modo no logrará nunca hacerlos cambiar. El comienzo de la nueva sección es muy indicativo: «Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran» (9,5 la). Esta determinación temporal sirve para relacionar la decisión que toma acto seguido con el doble éxodo que emprenderá de inmediato fuera de la institución judía (muerte) y hacia el Padre (ascensión). De hecho, el término griego empleado por Lucas (lit. «Cuando se iban a cumplir los días de su “arrebatamiento”) es un término técnico: tan pronto dice relación con el arrebatamiento de Elías (4Re [2Re LXX] 2,9.10.11; Eclo 48,9; 49,14; 1Mac 2,58) como con la ascensión de Jesús al cielo (Hch 1,2.11.22).
Con una serie de determinaciones análogas, Lucas irá indi cando el acercamiento progresivo de este momento histórico (18,35; 19,11.29.37.41; 22,1.7.14), la hora de la muerte de Jesús, que acaeció figuradamente el día de la Pascua judía, figura del Éxodo definitivo del Mesías fuera de Jerusalén. Por eso continúa: «Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran, también él decidió irrevocablemente ir a Jerusalén» (9,51b). La frase contiene una referencia clarísima a una actitud semejante narrada en el Antiguo Testamento. Literalmente dice que «también él (Jesús evidentemente) plantó cara a la situación encaminándose hacia Jerusalén».
En el libro del profeta Ezequiel, en la versión griega llamada de los Setenta, hallamos una serie de expresiones análogas, en las que Dios invita al profeta a encararse con una serie de situa ciones (once pasajes). En concreto, el pasaje a que aquí se hace referencia es Ez 21,7: «Por eso profetiza, hijo de hombre, y planta cara a Jerusalén, fija la mirada contra su santuario y pro fetiza contra la tierra de Israel. » (El original hebreo contiene algunas variantes: «Hijo de hombre, gira tu cara contra Jerusalén y haz gotear tu palabra contra el santuario y profetiza contra la tierra de Israel».)
Jesús, como en otro tiempo Ezequiel, toma la decisión irrevocable de encararse con la institución judía simbolizada aquí por el término sacro «Jerusalén», término que empleaban los judíos y, casi de forma exclusiva, los escritores del Antiguo Testamento. (Cuando Lucas quiere designar simplemente la ciudad de Jeru salén, como lugar geográfico, se sirve del término «Jerosólima», término neutro empleado exclusivamente por los paganos y por los otros evangelistas, si exceptuamos el logion de Mt 23,37.)
 
FRACASO ESTREPITOSO DE LOS MISIONEROS ENVIADOS A SAMARÍA
«Envió mensajeros delante de él» (lit. «delante de su cara o persona») (9,52a). Los mensajeros que envía Jesús tienen que realizar una misión precursora en Samaría, semejante a la que había llevado a cabo Juan Bautista en el país judío: «Habiéndose puesto en camino, entraron en una aldea de samaritanos para prepararle (la acogida de la gente)» (9,52b). Judíos y samaritanos eran enemigos mortales. Era necesario, por tanto, que los men sajeros preparasen convenientemente los ánimos de los Samaritanos, a fin de que éstos recibieran a Jesús de buen grado. Si los misioneros les anuncian que Jesús se dirige a Jerusalén para plantar cara a la institución judía, no hay duda de que será bien recibido. Precisamente lo que no podían soportar era que el Mesías fuese el rey destinado por Dios como caudillo del pueblo judío y que desde Israel debiese dominar a los demás pueblos. Si ahora resulta que aquel de quien habían oído decir que era un gran profeta o hasta puede que el Mesías, no iba a Jerusalén a tomar el poder, sino a hacer frente al sistema teocrático judío, los samaritanos le darán masivamente la bienvenida.
«Pero como él se dirigía en persona a Jerusalén, (los samari tanos) se negaron a recibirlo» (9,53). ¿Qué les han contado los mensajeros? Literalmente han ido proclamando con aires triun falistas que «su persona se dirigía a Jerusalén», ¡para coronarse rey de los judíos! Jesús les había dicho que «iba a plantar cara a la institución encaminándose hacia Jerusalén», ellos silencian lo más importante y dicen simplemente que «su cara / persona se encamina a Jerusalén». No es extraño que le cierren todas las puertas. La misión precursora de los misioneros ha sido un fra caso rotundo.
Un filtrado parecido del mensaje, según las conveniencias de cada uno o de un grupo o comunidad determinada, lo hacemos con frecuencia. Cuanto más fanáticos seamos y más cerrados estemos sobre nosotros mismos, más filtros interpondremos en tre la Palabra que nos quiere interpelar y el mensaje que dejamos rezumar. «Profeta» es precisamente aquel mensajero «por cuya boca habla» Dios o el Señor Jesús. Y lo es cuando el contenido de la palabra que pronuncia no es lo que él piensa, sino aquello que, desde lo más profundo, experimenta de manera irresistible que debe comunicar.
 
SED DE VENGANZA
            "Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le propusie ron: "Señor, si quieres, decimos que caiga fuego del cielo y los aniquile"» (9,54). Santiago y Juan, en representación del grupo de los Doce, después de haber comprometido con sus sejemane jes el viaje de Jesús a través de Samaria, lanzan ahora el grito al cielo y claman venganza. La propuesta que le hacen, la formulan con palabras del libro de los Reyes, donde se dice que Elías, en un caso parecido en que el rey Ocozías de Samaría le envió unos mensajeros pidiéndole que acudiese para librarlo de la muerte con que Dios lo había castigado por culpa de su idolatría, «hizo bajar fuego del cielo» que consumió a los cincuenta hombres que había enviado (4Re [2Re] 1,1-14 LXX). Piden, por tanto, a Jesús que actúe al modo de Elías y se vengue de la mala acogida de los samaritanos. No les basta con tergiversar el mensaje, sino que exigen un castigo en nombre de Dios contra sus enemigos mortales.
            «Jesús se volvió y los increpó» (lit. «conminó», como si estu viesen endemoniados) (9,55). De hecho, están «poseídos» por una ideología que les impide actuar como personas sensatas: están repletos de odio, de intolerancia religiosa y de exaltación nacionalista. Jesús «se vuelve»: esto quiere decir que él no se había inmutado y que proseguía su camino, mientras que los discípulos se habían quedado atrás, esperando la venganza del Mesías contra aquellos canallas samaritanos. El conjuro que les lanza debía ser sonado. «Y se marcharon a otra aldea» (9,56). La travesía de Samaria continúa. Ahora veremos las consecuen cias de esta oposición sistemática de los Doce a los planes de Jesús.


 
NUEVA LLAMADA DE DISCÍPULOS, AHORA SAMARITANOS
La perícopa de 9,57-62 contiene la reacción de Jesús. Como sea que los discípulos judíos le llevan la contra y que algunos samaritanos que han comprendido su actitud quieren incorporarse al grupo, Jesús hace una nueva llamada de discípulos, ahora en territorio samaritano, precisando cuáles han de ser las actitudes del verdadero discípulo. La escena tiene forma de tríptico. En las tablillas laterales hay constancia de dos ofrecimientos («Te seguiré»), si bien condicionados; en el centro hay una llamada directa de Jesús («Sígueme»). El personaje central ha sido invi tado por Jesús, en vista de sus disposiciones; los otros dos han tomado ellos mismos la iniciativa, en vista de las actitudes de Jesús. Lucas describe con estos tres personajes la constitución de un nuevo grupo (tres indica siempre una totalidad). Estos personajes, sin embargo, no tienen nombre. La situación que describe tiene más de ideal que de real. Hay una referencia implícita a la primera llamada de discípulos israelitas: Pedro, Santiago y Juan. También tres. Las condiciones que les impone ahora son más exigentes si cabe: les exige una ruptura total con el pasado: casa, familia y, sobre todo, padre, como portador de tradición.
Al personaje del centro lo invita él mismo porque sabe que ya ha roto con la tradición paterna (muerte del «padre», figura de la tradición que nos vincula con el pasado). Le pide que se olvide del pasado («enterrar») y que se disponga a anunciar la novedad del reino. Al primero, que se ha ofrecido espontánea mente, le exige que no se identifique con ninguna institución («no tiene donde reclinar la cabeza»). Jesús nos quiere abiertos a todos y universales. La respuesta que da al tercero, quien también se ha ofrecido espontáneamente, se ha convertido en una máxima: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el reino de Dios. » La «familia» es figura, en este contexto, de Samaria: la opción por el reino universal rompe con cualquier particularismo.
 
III
 Narra la vocación de un profeta, Eliseo. Es un rico campesino. Estaba arando su finca con doce yuntas de bueyes cuando lo encuentra Elías. Éste le echa encima su manto y con esto adquiere sobre él como cierto derecho. Eliseo no sabe negarse; sacrifica la pareja de bueyes con que araba, abandona su familia y se pone al servicio de Dios. Se dan en el caso de Eliseo las condiciones de una vocación especial: llamada de Dios, respuesta a la llamada, ruptura con el pasado y nuevo género de vida al servicio de su misión.
Nunca como hoy el ser humano ha sido tan sensible a la libertad; el ser humano prefiere la pobreza y la miseria antes que la falta de libertad. Pablo dice con relación a este tema: el cristiano es libre: la vocación cristiana es vocación a la libertad, esta libertad nos la conquistó Cristo; la libertad se expresa y alcanza su plenitud en el amor; ante el peligro de que muchos seres humanos caigan en el libertinaje so pretexto de libertad, Pablo les advierte que la verdadera libertad, la que viene del Espíritu, libera de la esclavitud de la carne y del egoísmo.
El tema fundamental del evangelio es la presentación de tres vocaciones. Lucas las coloca en el marco del viaje de Jesús y sus discípulos hacia Jerusalén. Jesús, al que quiere seguirle le exige: despego de los bienes y comodidades materiales, pues el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza; llamamiento de Dios; ruptura con el pasado y el presente, incluso con la propia familia, y seguimiento. Todo esto para que el discípulo quede libre y disponible para poder anunciar el Reino de Dios.
 
Las lecturas de hoy tienen un tema común: las exigencias de la vocación. En ellas descubrimos cómo subyace la necesidad del desprendimiento, de la renuncia, del abandono de las cosas y personas como exigencia para seguir a Jesús. Por eso, no existe respuesta a la llamada para ponerse al servicio del Reino de Dios, en aquellos que anteponen a Jesús condiciones o intereses personales.
El Evangelio nos dice que el desprendimiento exigido por Jesús a los tres candidatos a su seguimiento, es radical e inmediato. Se tiene, incluso, la impresión de una cierta dureza de parte de Jesús. Pero todo está puesto bajo el signo de la urgencia. Jesús ha iniciado “el viaje hacia Jerusalén”. Esta “subida” interminable (que ocupa 10 capítulos en el evangelio de Lucas) no se encuadra en una dimensión estrictamente geográfica, sino teológica: Jesús se encamina decididamente hacia el cumplimiento de su misión.
El viaje de Jesús a Jerusalén no es un viaje turístico. Por eso el maestro exige a los discípulos la conciencia del riesgo que comparte esa aventura: “la entrega de la propia vida”.
Se diría que Jesús hace todo lo posible para desanimar a los tres que pretenden seguirle a lo largo del camino. Parece que su intención es más la de rechazar que la de atraer, desilusionar más que seducir. En realidad, él no apaga el entusiasmo, sino las falsas ilusiones y los triunfalismos mesiánicos. Los discípulos deben ser conscientes de la dificultad de la empresa, de los sacrificios que comporta y de la gravedad de los compromisos que se asumen con aquella decisión.
Por tanto, seguir a Jesús exige:
- Disponibilidad para vivir en la inseguridad: “No tener nada, no llevar nada”. No se pone el acento en la pobreza absoluta, sino en la itinerancia. El discípulo lo mismo que Jesús, no puede programar, organizar la propia vida según criterios de exigencias personales, de “confort” individual.
- Ruptura con el pasado, con las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales que atan y generan la muerte. Es necesario que los nuevos discípulos miren adelante, que anuncien el Reino, para que desaparezca el pasado y viva el proyecto de Jesús.
- Decisión irrevocable. Nada de vacilaciones, nada de componendas, ninguna concesión a las añoranzas y recuerdos del pasado, el compromiso es total, definitivo, la elección irrevocable.
Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que dejándolo todo se comprometen con la causa del Evangelio y, tomando el arado sin mirar hacia atrás, entregan la propia vida en la construcción de un mundo nuevo donde reine la justicia y la igualdad entre los seres humanos.
Por otra parte, observamos una nota de tolerancia y paciencia pedagógica en el evangelio de hoy. Un celo apasionado de los discípulos es capaz de pensar en traer fuego a la tierra para consumir a todos los que no acepten a Jesús... Llevados por su celo no admiten que otros piensen de manera diversa, ni respetan el proceso personal o grupal que ellos llevan. Jesús «les reprocha» ese celo. Simplemente marcha a otra aldea, sin condenarlos y, mucho menos, sin querer enviarles fuego.
El seguimiento de Jesús es una invitación y un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Es pues un don y una conquista. Una invitación de Dios, y una meta que nos debemos proponer con tesón. Pero sólo por amor, por enamoramiento de la Causa de Jesús, podremos avanzar en el seguimiento. Ni las prescripciones legales, ni los encuadramientos jurídicos, ni las prescripciones ascéticas pueden suplir el papel que el amor, el amor directo a la Causa de Jesús y a Dios mismo a través de la persona de Jesús, tiene que jugar insustituiblemente en nuestras vidas llamadas.
Una vez que ese amor se ha instalado en nuestras vidas, todo lo legal sigue teniendo su sentido, pero es puesto en su propio lugar: relegado a un segundo plano. «Ama y haz lo que quieras», decía san Agustín; porque si amas, no vas a hacer «lo que quieras», sino lo que debes, lo que Dios amado espera de ti. Es la libertad del amor, sus dulces ataduras.
Una homilía para la celebración de hoy también podrá enfocarse desde el núcleo de la libertad religiosa. Jesús no acepta la intolerancia de los discípulos, que quisieran imponer a fuego la aceptación a su maestro. Y Pablo nos recuerda la vocación universal (de los cristianos y de todos los humanos, y de todos los pueblos) a la libertad, a vivir sin coacción su propia identidad, su propia cultura, su propia religión... El Vaticano II tomó decisiones históricas respecto a la libertad religiosa. Las posiciones de "cristiandad", de unión con el poder político, no son conformes con el evangelio. Y todo ello exige de los cristianos unas actitudes nuevas desde el fondo de nuestro corazón.
Para la revisión de vida
 Deja que me vaya a enterrar primero a mi padre... Permíteme que me despida de los míos... ¿Qué ataduras me impiden seguir a Jesús?
  ¿Soy yo de los que a veces querría “hacer bajar fuego del cielo”? 
Para la reunión de grupo
¿Quieres que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma? Utilización religiosa del poder. Poner a Dios y sus poderes de nuestra parte. Imponer nuestra verdad religiosa. Estar en una posición de poder... ¿Hay algo de todas estas actitudes en la actualidad de la vida de nuestra Iglesia local?
Ver las condiciones o exigencias del discipulado que aparecen en este pasaje del evangelio y en otros pasajes. Hacer una síntesis sobre las exigencias del seguimiento en el texto del evangelio. (Algún miembro del grupo puede haber preparado el tema previamente y exponerlo en la reunión). Buscar entre todos la aplicación al contexto actual: ¿cuáles son hoy las principales exigencias del seguimiento en nuestro mundo?
Habéis sido llamados a la libertad... ¿Cómo está la libertad hoy en la vida de los cristianos? ¿Es la fe cristiana una potenciación real de la libertad humana? ¿En qué? ¿Por qué?
Para la oración de los fieles
Por todos los cristianos que quieren seguir a Jesús pero sólo después de haber atendido primero a otras muchas obligaciones menores, para que tomen una decisión de radicalidad, roguemos al Señor...
Por todos los que, convencidos de su verdad religiosa, quisieran imponerla al mundo, y por todos los que han sufrido en la historia las consecuencias de un proselitismo religioso compulsivo; para que, después de las enseñanzas del Vaticano II, "nunca más" los cristianos impongamos la fe a los pueblos ni a las personas...
Por todos los que interpretan el poder religioso como un poder mundano, de coerción y fuerza, de privilegio; para que comprendan que el poder de Jesús no es ese poder...
Para que seamos celosos cuidadores de nuestra libertad y comprendamos que ella acaba donde empieza la libertad del otro...
Para que los deberes familiares no dificulten la generosidad de los que quieren seguir con radicalidad a Jesús...
Oración comunitaria
            Dios Padre nuestro: tu Hijo Jesús, “decidió subir resueltamente a Jerusalén”, sin importarle todo lo que aquel camino le iba a acarrear de sufrimiento y de cruz; ayúdanos, a los que queremos ser seguidores radicales suyos, a tomar también resueltamente la opción de dar nuestra vida día a día en el servicio a la Causa que él con su entrega nos mostró. Por el mismo J.N.S.




jueves, 16 de junio de 2016

Loja adulterio 1800 pleito Granada Espejo Núñez de Contreras



Adulterio

Loja, año 1800

Archivo Real Chancillería Granada

Introducción:

El siguiente documento, conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, narra la defensa que el jurado del Ayuntamiento de Loja, Bartolomé de Espejo, hace de su hija Brígida, acusada por su marido, Diego Núñez de Contreras, de adulterio.

Lugar de los hechos: Loja, cortijo del Chinche.

Año: 1800.


Los hechos:
*Bartolomé de Espejo denuncia a su yerno, Diego Núñez de Contreras, ante la Chancillería de Granada, de haber acusado falsamente a su hija y mujer de éste, de adulterio.

J. Antonio Espejo Zamora

*Investigación: se interroga a más de 20 personas.

*Conclusión de la investigación:
Diego Núñez de Contreras, marido de Brígida Espejo, habría preparado, minuciosamente, una trampa para que pareciese que su mujer había cometido adulterio.


DOCUMENTO

Archivo Real Chancillería Granada

"Real Provisión, receptoría, interrogatorios y probanza de autos de D. Bartolomé Espejo en la causa que sigue como padre de doña María Brígida con el marido de ésta Diego Núñez de Contreras, sobre adulterio.

    1. Carlos IV por la Gracia de Dios Rey de Castilla, León, etc...
A vos, Domingo Contreras, receptor de esta Corte, que elegisteis por principal a las probanzas y demás diligencias del pleito al que se hará mención, salud y gracia, sabe que en nuestra corte y Chancillería ante el gobernador y alcaldes del crimen de la nuestra Audiencia que reside en la ciudad de Granada, autos sigue Diego Núñez de Contreras, vecino y labrador en la ciudad de Loja, de una parte, y de la otra, D. Bartolomé de Espejo, del mismo vecindario y Jurado de su Ayuntamiento, como padre y curador de su hija Dª María Brígida; Martín Infante y Miguel, procuradores de Adulterio; lo demás en dichos autos contenidos los cuales fueron recibidos a prueba en forma con término de diez días comunes a las partes y todos cargos que después se prorrogó por treinta días más. Y a instancia de D. Bartolomé de Espejo, se acordó expedir esta nuestra carta a vos cometida por la cual os mandamos que luego que la recibáis, o con ella, se os requiera por parte del dicho don Bartolomé de Espejo, paséis a la ciudad de Loja y demás partes que os fuere pedido (…).


Probanzas a pedimento de don Bartolomé de Espejo:

Domingo de Contreras, receptor: Salí de Granada el día de ayer y caminando toda la noche, llegué a esta ciudad como a las siete de esta mañana, habiendo de distancia 8 leguas: Loja, a 27 de agosto de 1800.

En la ciudad de Loja en el dicho 27 de agosto de 1800: yo el receptor hice notoria la antecesión al Sr. D. Ángel Morell y Solanilla corregidor y capitán de guerra de esta ciudad, en su vista, obedeciéndolo con todo respeto, dijo que se siga y cumpla en todas sus partes...

Diligencia:

Enseguida partí a la casa que en esta ciudad tiene D.- Bartolomé de Espejo en la que se me informó hallarse éste en su cortijo llamado de Urrutia, distante dos leguas de aquí, pero que tal vez en el día de mañana vendría por ser el día principal de la feria actual que hay; así lo anoto para que conste y doy fe. Firma Contreras.

Casa de Bartolomé Espejo, en  la calle Montoya, Loja
 En el propio día, practiqué varias diligencias en busca de Diego Núñez de Contreras y fui informado de que no vivía en esta ciudad y sí en su cortijo llamado el Chinche, distante otras dos leguas de ella; lo anoto para que conste, doy fe. Firma Contreras.

No vino a la Feria de Loja don Bartolomé Espejo por encontrarse con tercianas en su cortijo; tampoco pudo localizar a Diego Núñez de Contreras.

Salida para los cortijos:

En la mañana de hoy, 29 de agosto, salí yo, el receptor, de la ciudad de Loja para el cortijo del Chinche, donde habiendo llegado y preguntado por Diego Núñez de Contreras a algunos de sus mozos ¿que dónde estaba?, se me respondió que se hallaba el dicho su amo en la ciudad de Loja desde el día de ayer que fue a la feria, y que no sabían si esta tarde regresaría. Desde donde, habiendo pasado al cortijo de Urrutia que labra don Bartolomé Espejo, le hice a este saber el efecto de mi venida, requiriéndole a la presentación o señalamiento de los testigos que tuviere para la prueba ofrecida en la sala y manifestó hallarse accidentado con tercianas pero que sin embargo pasaría a Loja a presentar y señalar a los testigos y a las personas que tuviese por conveniente. Para que conste, lo firmo y doy fe. Firman: Bartolomé de Espejo y Domingo Contreras.


Visita a Núñez de Contreras:

Estando en este cortijo del Chinche, hoy 30 de agosto de 1800, yo el receptor, cité en forma con la anterior provisión, y para lo en ella contenido, a Diego Núñez de Contreras; (…) queda inteligenciado como también de que esta prueba se iba a practicar en la ciudad de Loja, fuese en persona. Doy fe y también la doy de haberme regresado a ella en la tarde del dicho día. Firma Contreras.

Nota:
Pongo por nota que en todo el día de hoy no ha aparecido en esta ciudad Don Bartolomé de Espejo, pues habiendo pasado, yo el receptor, a la casa de Bartolomé varias veces, por el casero se me informó de que no había venido el susodicho ni ninguno de sus mozos del cortijo. Así anoto en Loja, a 31 de Agosto de 1800.

Cortijo el Chinche Loja
Testigos:
En la ciudad de Loja, a 1 de septiembre de 1800, se examinaron cuatro testigos a saber: Manuel y Antonio Álvarez, José Párraga y Francisco Cuberos, de esta vecindad, presentados por Bartolomé Espejo para la segunda pregunta de su interrogatorio; se señaló para que fueren comparecidos por el Alguacil a Cristóbal sillero y Cristóbal Contreras, para que declarasen por tenor de la tercera pregunta; y por la misma y por las quinta, sexta y octava, a Francisco Sillero y su mujer, Antonia Díaz, moradores los cuatro en los cortijos dos leguas de aquí. Y para que conste, lo firmo y doy fe. Firmas; Bartolomé Espejo y Contreras.

Ventorros de San José Loja

Se examinaron los testigos presentados, más de diez, el dos de septiembre de 1800.

Preguntas del interrogatorio:

Por las preguntas siguientes, serán examinados los testigos que se presenten por parte de D. Bartolomé de Espejo, vecino de la ciudad de Loja y Jurado de su Ayuntamiento, como padre y curador de Dª. María Brígida de Espejo. En los autor con Diego Núñez de Contreras, su marido, de la misma vecindad, sobre imputarle éste a aquélla trato ilícito con Juan Sillero, mozo sirviente de la casa de ambos, y demás contenido en ellos.

1.-Primeramente, serán preguntados por el conocimiento de las partes que litigan, noticia que tengan de la causa criminal y por las generales de la ley: digan.

2.-Si saben: Que la doña María Brígida Espejo ha tenido en poder de sus padres notoria buena cristiana y consiguiente a ella ha vivido con la mayor modestia y recogimiento, sin que persona alguna le haya notado desorden que desdiga de una educación la más arreglada, ni de aquel pudor propio de su estado. Lo que dirán los testigos por el propio conocimiento que tengan de la casa y costumbres de D. Bartolomé de Espejo y por las demás razones que expresan; digan verdad.


3.-Si saben: Que desde que se casó la Dª María Brígida de Espejo con don Diego Núñez de Contreras, le correspondió con afecto verdadero y toda fidelidad, y vivieron pacíficamente sin que se notara entre ellos más disgusto, ni dar motivo a escándalo el más leve, y así permanecieron por tiempo de año y medio de matrimonio que fue el que precedió a lo ocurrido en el mes de marzo de 1798, que dio causa al proceso criminal de que se trata; lo que manifiestan los testigos, por haber comunicado las casas de D. Bartolomé de Espejo, y de Diego Núñez de Contreras y a todas las personas de que se ha hecho expresión y por otras razones, que podrán manifestar; Verdad.


4.- Si saben: Que Juan Sillero es persona notoria de mala conducta y acostumbrado a solicitar e insultar a mujeres de todas clases con acciones y palabras amatorias y deshonestas, con el fin reprobado de tocarles que condesciendan en torpezas y actos ilícitos. Lo que saben los testigos por haber presenciado violencias de esta especie, haber oído sucesos particulares de la citada naturaleza y por otras razones que expresarán. Digan Verdad.

5.-Si saben: que en el día del mes de marzo de noventa y ocho en que ocurrió el suceso que se refiere Diego Núñez de Contreras, de haber aprehendido a su mujer doña María Brígida de Espejo en disposición sospechosa y en sitio muy inmediato al cortijo, se hallaron distintos hombres trabajadores escardando las siembras. Lo que dirán los testigos, por haber sido escardadores en la dicha ocasión, por haber visto a los que se hallaban en la enunciada ocupación, o por haberlo oído a ellos, o a otras personas; dirán Verdad.

6.-Si saben: que Antonio Mercado, Miguel García, y Miguel Moreno, testigos del sumario de la expresada causa criminal, en el día del encuentro de Juan Sillero, dentro de la casa cortijo, con la doña María Brígida de Espejo, por su marido Diego Núñez de Contreras, se hallaba a mayor distancia de dicho cortijo, que los trabajadores que estaban escardando las siembras de que se ha hecho expresión en la pregunta precedente. Lo que dirán los testigos, por las razones que supieren, Verdad.

7.-Si saben: que el referido Antonio Mercado requirió en varias ocasiones de amores a la doña María Brígida de Espejo y ésta resistió sus pretensiones, como también el recibo de los regalos que le hacía para conseguirla. Lo que saben los testigos por las razones que manifestarán. Verdad.

8.-Si saben: que los trabajadores que estaban inmediatos al cortijo podían ver la casa y, por consiguiente, la entrada en ella de Juan Sillero, y la acción de cerrar la puerta y demás que ocurrió en la ocasión. Lo que expresarán los testigos, por los conocimientos propios y oídas que tenga. Digan Verdad.


9.-Si saben: que habiéndose inteligenciado doña María Brígida de Espejo de la mala conducta de Juan Sillero, notada especialmente en la persecución de mujeres, para injuriarlas por medio de amores torpes, hizo instancia a su marido Diego Núñez de Contreras, para que lo despidiera, con el fin justo y honesto de acudir a los peligros en que se hallaba con la persecución de un hombre criminal que ya se hallaba juzgado y castigado por semejantes faltas, cuyo honrado modo de proceder de doña María Brígida de Espejo no fue atendido por su marido, quien no podía ignorar dicha mala versación del Juan Sillero, que la tuvo con una hermana del Diego Núñez de Contreras, de lo que resultó el destino a presidio, que es notorio dentro y fuera de los autos. Lo que saben los testigos, por las razones que dirán Verdad.

10.-Si saben: que el referido Antonio Mercado, testigo del sumario, es un hombre notado del a misma mala conducta que Juan Sillero. Lo que saben los testigos por las noticias que tengan. Digan verdad.


11.-Si saben: que Diego Núñez de Contreras, con particular cuidado, se opuso e impidió que hubiese en la casa cortijo mujeres sirvientes que, acompañaren a la dicha Dª María Brígida de Espejo; y que se verificó que hallándose en calidad de tal Ana Ordóñez, hizo empeño tenaz en despedirla y que se fuera, sin embargo de haberlo resistido la doña María Brígida; y que pretextando el Diego Núñez de Contreras falsamente que no podía costear la sirvienta, se allanaron a hacerlo los parientes de la mujer, especialmente su hermana María Salomé de Espejo, persuadida de la necesidad de que estuviese acompañada en la casa de campo una mujer de corta edad. Lo que saben los testigos por las razones que manifestarán. Digan Verdad.

12.-Si saben: que después del suceso reducido a la aprehensión de Juan Sillero con doña María Brígida de Espejo, que fue por el mes de marzo de noventa y ocho, se ha conocido entre aquél y el Diego Núñez de Contreras amistad y confianza muy particulares, tratándose y comunicándose con frecuencia y acompañándose para viajes y diversiones. Lo que expresarán los testigos, por las razones que supieren. Digan la verdad.

13.-Si saben: que la prisión de Juan Sillero tuvo efecto por el mes de mayo de noventa y ocho en las circunstancias de haber estado poco tiempo antes bebiendo en la taberna de Francisco del Álamo, vecino de Loja, con Diego Núñez de Contreras. Lo que saben los testigos, por las razones que digan Verdad.

14.-Si saben, como cosa notoria, que la madre de Juan Sillero había proferido varias quejas contra Diego Núñez de Contreras, afirmando que había perdido a su hijo, que estaba padeciendo inocentemente y que no le había dado lo que le había prometido. Lo que saben los testigos, por las razones que manifestarán. Digan Verdad.
15.-Inst. De público y notorio, pública voz y forma Digan Verdad.

Firma: el licenciado José Jiménez Serna.

En Granada, a 20 de Agosto de 1800

Interrogatorio a los Testigos:

Testigo 1º.- Manuel Álvarez, se le hace sólo dos preguntas.
Vecino de Loja.
Oficio: barbero.
Edad: 36 años.
No es familiar de las partes, pero las conoce.

Dijo lo siguiente:
1.-A la primera pregunta, dijo que conoce las partes y tiene noticia de los hechos.
2.-A la segunda pregunta, respondió que conoce de unos años a esta parte a D. Bartolomé Espejo con motivo de afeitarlo y por ello ha visto la buena crianza que le ha dado a sus hijos y especialmente a las hembras y así a doña María Brígida Espejo, criada con aquella cristiana educación jamás ha dado que notas en lo más leve y portándose con el mayor recogimiento propio de su estado de doncella.

Testigo 2º.- Antonio Álvarez Muñoz; se le pregunta fundamentalmente por la segunda.

Vecino de Loja.
Estado: Casado.
Oficio: Barbero.
Edad: 46 años.
No es familiar de las partes pero las conoce.

2.-A la segunda pregunta dijo que ha conocido a don Bartolomé de Espejo y tratado su casa, le consta que éste siempre se ha portado con la mayor honradez y por consiguiente a sus hijos les ha trasladado una educación cristiana y por ello la doña María Brígida Espejo, jamás ha dado nota ni escándalo durante su estado de doncella, viviendo con la mejor modestia y recogimiento.

Testigo 3º.- José de Párraga; se le hace la misma segunda pregunta que a los anteriores.
Vecino de Loja.
Estado: casado con Antonia de Albéitar.
Edad: 36 años.
No es familiar de las partes, pero las conoce.

2.-A la segunda pregunta, dijo que ha frecuentado la casa de Bartolomé de Espejo y por ello ha visto que así éste como su mujer han dado a sus hijos una crianza muy arreglada, sin que jamás ni la doña María Brígida Espejo ni sus demás hermanos dieren nota ni escándalo, portándose la susodicha con la mayor modestia y recogimiento, propio de su estado.

Testigo 4º.- Francisco Cuberos. Se le hizo la misma pregunta que al anterior.
Vecino de Loja.
Estado: casado con Francisca Zapata.
Edad: 47 años.
No es familiar de las partes, pero los conoce.

2.-A la segunda pregunta, dijo que por el motivo de hallarse el testigo más de diez años habitando vecino a la casa de Bartolomé Espejo, pagándole el alquiler y habiéndolo tratado además a éste con anterioridad, sabe de las buenas costumbres con que el susodicho y su mujer han criado a sus hijos, portándose todos estos, y en especial doña María Brígida, con la mayor modestia, sin haber dado el más leve motivo, antes bien, ha vivido con respeto el estado de doncella.


Testigo 5.- Cristóbal Sillero, sólo se le hace la pregunta 3ª.
Vecino de Loja.
Estado: soltero.
Trabaja en el cortijo del Chinche.
Que no le toca a las partes, sólo por ser sirviente en el Cortijo del Chinche.
Edad: 63 años.

3.-A la tercera pregunta, dijo que hará unos 40 años que está de porquero en el cortijo del Chinche y por este motivo sabe, por haberlo visto, que pasó a vivir en él doña María Brígida Espejo, luego que casó con su amo Diego Núñez de Contreras en cuyo matrimonio no tuvieron el disgusto; mas le ve pagándole la susodicha a su marido con toda fidelidad y llevándose pacíficamente por más tiempo de año y medio que precedió al suceso por que es esta causa, pues ambos se amaban recíprocamente desde que se casaron hasta el dicho acaecimiento.

Testigo 6: Cristóbal Contreras; se le hace sólo la pregunta 3ª.

Vecino en la choza que hay por encima del cortijo de los Álamos.
Estado: viudo.
Oficio: jornalero del campo.
Que es tío de primo hermano de Diego Núñez de Contreras.
Edad: 71 años.
3.-A la tercera pregunta, dijo que por haber frecuentado las casa cortijo del Chinche, que labra Diego Núñez de Contreras, vio y presenció que desde su matrimonio con doña María Brígida de Espejo se llevaron con un mutuo amor y recíproca confianza, sin que se notara entre ambos disgusto alguno, y así los vio vivir pacíficamente por el tiempo de un año y medio y hasta que acaeció el suceso que dio motivo a esta causa.

Testigo 7º: Francisco Sillero, preguntas 3ª,5ª, 6ª, 8ª.
Morador en una choza dentro del cortijo del Chinche.
Oficio: jornalero del campo.
Estado: casado.
Que es padre de Juan Sillero, que se encuentra investigado en esta causa.

3ª.-A la tercera pregunta, dijo que, con el motivo de estar sirviendo junto al cortijo del Chinche que labra Diego Núñez de Contreras y llamarlo a trabajar este, ha comunicado con la casa y vio que, desde su matrimonio con doña María Brígida de Espejo hasta el suceso de haberla encontrado con el hijo del testigo, se llevaron pacíficamente y con mucho amor, correspondiéndole la susodicha a su marido con toda fidelidad, sin tener entre ambos el más leve disgusto y reinando la paz en la dicha casa.

5ª.-A la quinta pregunta, dijo que en el día que cita la pregunta es cierto se hallaba el testigo con un hijo suyo llamado Antonio Sillero y de veintiún años, escardando las siembras de dicho cortijo del Chinche en los ruedos y a la vista de este, a distancia como de dos tiros de bala, sin otro escardador más que el testigo y su hijo.

6ª.-A la sexta, dijo que también es verdad, en el referido día del suceso que cita el testigo, vio a Miguel Moreno pasar con las ovejas que guardaba por las Eras del dicho cortijo del Chinche y llevarlas a un altillo; y Antonio Mercado y Miguel García estaban guardando los puercos y bueyes y se hallaban los tres más retirados del cortijo que el testigo y su hijo.

8ª.-A la octava pregunta, dijo que es cierto y constante que desde el expresado sitio en que se hallaban el testigo y su hijo Antonio escardando las siembras en dicha ocasión, veían muy bien en el cortijo del Chinche, pero como estaban en su trabajo no vieron la entrada en él del Juan Sillero, aunque a la verdad se hallaban a la espalda del referido cortijo.

Testigo 8º: Antonia Diaz; las mismas preguntas que a su marido, el testigo anterior.

Estado: casada con Francisco Sillero.
Edad: 63 años.
Madre de Juan Sillero, encausado.

3.-A la tercera pregunta, dijo que es verdad que desde que fue doña María Brígida Espejo al cortijo del Chinche, casada con Diego Núñez de Contreras, se portó con mucho amor y fidelidad y vivían pacíficos y con gusto hasta el día del suceso que dio principio a este pleito pues hasta entonces consta a la testigo que se llevaban como los ángeles.

5.-A la quinta, dijo que es cierto que en el día, que expresa la pregunta estaban el marido de la testigo y un hijo de ambos llamado Antonio escardando las siembras del cortijo del Chinche, a la vista de éste y no a mucha distancia pues trabajaban en los ruedos de él, pero se hallaban solos los dos sin más trabajadores.

6.-A la sexta pregunta, dijo que como la testigo vive en tierras del dicho cortijo del Chinche, se enteró de que Antonio Mercado, Miguel García y Miguel Moreno, ganaderos de él, en el expresado día que cita la pregunta estaban con sus ganados más retirados del cortijo que el marido e hijo de la testigo.

8.-A la octava dijo que deja dicho que su marido e hijo de la testigo, en el día del suceso estaba escardando en los ruedos del dicho cortijo y a la vista de éste, pero por hallarse a la espalda de él, no sabía si podrían ver la entrada del Juan Sillero.

Testigo 9: Doña María Salomen Espejo; se le hace la pregunta 11ª.
Vecina de Loja.
Estado: casada con Miguel Cano, labrador en el cortijo de La Merced.
Que es hija de don Bartolomé Espejo y por tanto hermana de doña María Brígida Espejo.
Edad: 31 años.

11.-A la pregunta undécima, dijo que es cierto que Diego Núñez de Contreras tenía toda la repugnancia a que hubiese en su casa mujeres sirvientes y, estando de tal Ana Ordóñez, moza, determinó despedirla el dicho Diego Núñez, alegando que como muchacha no tenía mas que haga su mujer doña María Brígida. Y por este motivo, pasó la testigo al cortijo del Chinche desde el suyo por si podía convencer al Diego Núñez en que no despidiese a la sirvienta y entonces manifestó que no podía mantenerla a lo que la testigo le respondió y prometió que ella le mantendría la sirvienta, fuere la Ana Ordóñez u otra cualquiera en caso que determinase despedirla, porque era muchacha, todo con el fin que su hermana Dª María Brígida no quedase sola entre muchos hombres en un cortijo. A esta justa propuesta no asintió el Diego Núñez.


Testigo 10: Pedro González, se le hace sólo la pregunta 4ª.
Morador en las chozas del cortijo las Chorreras de Loja.
Estado: casado.
Oficio: jornalero del campo.
Edad: 30 años.
No es familia de las partes.

4.-A la cuarta pregunta, dijo que conoció a Juan Sillero que está en presidio y es cierto que era muy vicioso en punto de mujeres, pues tenía fama de tal en aquellos partidos y así se vio que habiendo atropellado a Ana Núñez, hermana de Diego Núñez Contreras, por ello estuvo en presidio y de su vuelta vino peor, pues fue público que yendo desde Loja a su Cortijo Juana Contreras sola mujer de Pedro Jurado, en el camino le salió Juan Sillero y la violentó; también es notorio que a María Antonia García, mujer de Miguel Montoro, pastor, hallándose sola en su choza durmiendo fingiendo ser su marido, el Juan Sillero y llamando para que le abriera, que no quiso hacer la susodicha por haberlo conocido y entonces quebrantó la puerta y la forzó; cuya causa el marido parece le puso querella y estuvo mandado prender, y o haber sido por dos labradores que dijeron el Miguel Montoro lo hubiera muerto al Sillero; también tiene oído el testigo que forzó el susodicho a Ana Sillero, mujer de Blas Holanda, en una choza en la loma del Cuchillo; y a Catalina de Mesa, mujer de Francisco Castellanos, morador en la loma de la Vicaría, según ha oído a varias personas, pero el dicho Sillero, una noche, con otro fin de forzarla y no lo consiguió por haberse quedado a dormir la noche en la choza un ganadero zagalón que entró a enjugarse por estar mojado; así mismo, intentó el Sillero otra acción más fea que las anteriores y fue que, viviendo Antonia Sillero, su hermana, mujer de Miguel Ayllón, en una choza en la presa de los Ortices, en una noche que estaba durmiendo sola, con la puerta cerrada con una fabreta que sólo lo sabía el dicho Juan Sillero, la quitó y pillando dormida a la dicha su hermana comenzó a juguetear con ella y querer acostarse en la cama, y la susodicha lo conoció y le riñó y entonces lo echó a burlas y dijo que era jugando que no tuviere cuidado, cuyo lance le ha contado al testigo la misma Antonia Sillero en ocasión de estar refiriendo varios sucesos de esta naturaleza hechos por el dicho su hermano y de oídas vagas tiene noticia el testigo de otros que no se acurda de la personas a quienes ha ocurrido.

Testigo 11: Antonio Moreno; se le hacen las preguntas 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, 12ª, 14ª.

Morador en el cortijo de Juan Manzano, jurisdicción de Loja.
Oficio: pastor.
Edad: 42 años.
Que no es familia de ninguna de las partes.

3.-A la tercera pregunta, dijo que con motivo de haber estado de pastor con Francisco Ortiz, cuñado de Diego Núñez Contreras en el cortijo de los Ortices, inmediato al del Chinche, comunicaba con frecuencia éste y vio que el dicho Diego Núñez y su mujer doña María Brígida de Espejo se llevaban bien en su matrimonio sin tener el más leve disgusto, antes bien, tratándose y hablándose con cariño, de cuyo modo vivieron hasta el suceso ocurrido con Juan Sillero.


4.-A la cuarta, dijo que conoce a Juan sillero y es cierto que es de muy mala conducta en punto de perseguir a las mujeres casadas; sabe que violentó a Ana Núñez, hermana de Diego Núñez, por lo que fue condenado a presidio de donde vino peor que fue; y hallándose el testigo casado con María Antonia García, ya difunta, vivían en una choza en el cerro del Virvir termino de Montefrío y en una noche que el testigo estaba con su ganado, que a la dicha choza el Juan Sillero, y fingiéndose ser el testigo, llamó a su mujer para que le abriera, que no quiso hacer por lo que le quebró a la puerta tres tablas y entró y que forzó a su mujer y no pudo ni valerse de las voces pues está en una choza sola, ni defenderse porque se desmayó, y luego que el testigo siguió con el intento de matarlo y no efectuó esto por haber puesto tierra de por medio Juan de Arroyo y Francisco Ortiz, labradores que lo apaciguaron; pero se presentó ante el corregidor de esta ciudad y le dio su queja, y aunque lo mandó prender, no se encontró, y como tenía tan mala fama en los cortijos, ha oído el testigo referir sus milagros de esta especie misma de haber querido atropellar a otras varias mujeres casadas que las pillaba solas en sus chozas.

5.-A la quinta, dijo que por haberlo oído decir a Francisco Sillero, sabe que éste y su hijo Antonio, en el día que expresa la pregunta, estaban escardando las siembras en los ruedos del cortijo del Chinche y a la vista de éste.

6.-A la sexta, dijo que, por dicho motivo de (…) se lo oyó decir al dicho Francisco Sillero, le consta que en dicha ocasión y día que cita la pregunta se hallaban más lejos del cortijo que el referido y su hijo, guardando sus ganados, Antonio Mercado, Miguel García y (…) Montero.

12.-A la duodécima, dijo que es cierto su contenido pues, habiendo acaecido el suceso, se encontró el Núñez a Sillero y su mujer juntos en el Martes Santo; el viernes Santo fueron ambos juntos a Algarinejo a las procesiones y lo sabe el testigo de varias personas que se lo han dicho y los vieron en la villa juntos.

14.-A la decimocuarta, dijo que por haberlo oído a varias personas sabe que el Juan sillero y su madre se lamentaron del proceder del Diego Núñez de Contreras porque queriendo éste que el Juan contestase su mal proyecto y que si no, echaba a sus padres de una choza en que vivían en tierras del cortijo del Chinche por darle gusto, estaba perdido el dicho Juan.

Testigo 12: Ana Sillero; se le hacen las preguntas: 4ª.
Vecina moradora en el cortijo Escañuelas, término de Montefrío.
Estado: casada con Blas Holanda.
Edad: 35 años.
Que es prima hermana de Juan Sillero.

4.-A la cuarta pregunta, dijo que le consta de propia experiencia que Juan Sillero, su primo, es de una conducta reprobada, pues ha oido varios acontecimientos del susodicho de violencia que ha hecho a mujeres casadas; y a la testigo la ha perseguido en varias ocasiones, intentando por cuatro veces: las tres primeras antes de que fuese a presidio por el lance de Ana Núñez; y la última, después de venir del presidio; la primera vez que lo intentó fue en una noche que estaba la testigo durmiendo sola con su niño en la choza, estaba lloviznando y, habiendo llamado fingiendo ser su marido, la testigo fue a abrirle teniendo quitadas ya dos trancas de la puerta y quedando solo el cerrojo; por un claro de encima de ella advirtió que el que llamaba era más bajo de cuerpo que su marido y, asustada, volvió a poner las trancas y entonces Juan Sillero la amenazó que como no abriera le había de pegar fuego a la choza y como lloraba su niño fue a recogerlo y entonces el Sillero metió la mano por un claro de la puerta para quitar las trancas y la testigo no tuvo otro refugio que tomar en una mano una espada y en la otra el niño y pincharle al Sillero, el cual intentaba hacer agujero, por otro lado de la choza y la testigo acudía con su espada y así estuvieron el uno porfiando y la testigo defendiéndose hasta el día que se retiró el Sillero jurándole que la había de forzar. Y en otras dos noches intentó dicho Sillero la misma violencia, pero como la testigo ya estaba prevenida, nada adelantaba. Y en una de las ocasiones, fue a prima noche y como aún tenía la puerta abierta, se entró y sentó en el fuego y, haciéndose reacio, aunque la testigo le dijo que tenía que ir a la choza de su cuñado aguardando a que fuese más tarde, y entonces le dijo por lo claro que quería estar con ella y que así fueron a la cama y la testigo se salió a la puerta con su niño por si podía dar voces que la oyeren y la agarró de un brazo y aun le tapó la boca y se escapó con su niño llorando, yéndose a la choza de su cuñado, pero a pocos pasos la volvió a agarrar el Sillero y la volvió a la puerta de la choza, y la testigo le pegó un bofetón en la cara que le hizo echar sangre que manchó su delantal y, oyendo por fortuna sus voces su cuñado, como sabía los insultos que había sufrido la testigo, acudió, pero el Sillero fue jurándole que a pesar del (…) la había de forzar, lo que le hace estar en adelante con el mayor cuidado y no puede referir con puntualidad todos los hechos que acaecieron en dichos lances, pues lo que deja referido es la sustancia de ellos por lo turbada y amenazada que se hallaba y de todo es de inferir que la testigo tiene al Sillero por un hombre muy malo.

Testigo 13: Bartolomé Pérez; se les hicieron las preguntas: 4ª, 12ª, 14ª .

Vecino de Loja.
Oficio: pastor.
Estado: casado.
Edad: 50 años.
No es pariente de ninguna de las partes.

4.-A la cuarta pregunta, dijo que conocía muy bien a Juan Sillero, que era travieso en cosas de mujeres, por haber forzado a Ana Núñez hermana de Diego Núñez de Contreras, estuvo en presidio como es notorio y en varias conversaciones que se ha hecho de las fechorías de Juan Sillero, ha oído el testigo referir algunas relativas al haber intentado entrar en algunas chozas para forzar a las mujeres que en ella estaban solas.

12.-A la duodécima, dijo que habiendo oído decir a algunas personas, que se hallaron en Algarinejo en las procesiones de Semana Santa el año de noventa y ocho, vieron en ellas a Diego Núñez de Contreras y al Juan Sillero juntos.

14.-A la decimocuarta, dijo que de su contenido sólo sabe que estando en la causa Juan Sillero se hallaba un día el testigo en la plaza y desde la ventana lo llamó el Sillero y preguntándole el testigo por su causa le respondió que estaba padeciendo inocentemente porque, como se hallaban sus padres viviendo en una choza en tierras del cortijo del Chinche, le dijo al Juan Sillero el Diego Núñez Contreras que había de contestar haber estado con la mujer de este y que si no lo hacía así, lo había de despedir y lo había de echar a dichos sus padres de la choza en que vivían y que contestándole, a ellos y a él los favorecería en todo y por darle gusto y desazonarlo, había declarado falsamente que había estado con doña María Brígida Espejo y que viendo lo que le sucedía iba a desdecirse y declarar la verdad; y a otras personas les tiene oído el testigo que la madre del Juan Sillero se lamentaba de lo propio de su hijo expresando lo que éste padecía inocentemente.


Testigo 14: Miguel Comino; se le pregunta por la 4ª.

Morador en la chozas que están en lo alto del haza de Urrutia.
Estado: casado.
Edad: 43 años.
Oficio:jornalero del campo.
Que no es familia de las partes.

4.-A la cuarta pregunta, dijo es cierto que el Juan Sillero es persona muy viciosa en punto de mujeres casadas; lo que le consta por haberlo conocido y tratado y observándole dicho vicio. También ha sido público y notorio por haber atropellado a Ana Núñez, hermana de Diego Núñez de Contreras, fue destinado a presidido; fue también público que intentó varias veces hacer burla de su prima Ana Sillero y que no lo logró por haberse defendido ésta en su casa choza. Pero sí violentó a María Antonia García, mujer de Miguel Montoro, pillándola sola una noche en su choza y quebrantando la puerta; cuyos sucesos y otros semejantes ha oído el testigo en varios cortijos en los que se ha suscitado conversación de la mala conducta del dicho Juan Sillero.

Testigo 15: Francisco del Álamo; se le hicieron las pregunta 13ª.

Vecino de Loja.
Oficio: tabernero.
Edad: más de 40.
No es familia de las partes.

13.-A la decimotercera pregunta, dijo que el testigo no conoce a Juan Sillero y sólo puede decir que el Diego Núñez de Contreras suele alguna que otra vez llegar a la taberna del testigo y convida con vino a las personas con quienes va, bien sus mozos u otros que el testigo no ha puesto cuidado en quienes sean ni tampoco puede individualizar el tiempo ni ocasiones en que lo había hecho y es lo único que sabe en razón de la pregunta.

Testigo 16: Juan Pedro Sillero; se le hace la pregunta 12.

Vecino de Loja.
Oficio: ha sido labrador.
Estado: casado.
Edad: 80 años.
Que sólo es familia en sentido carnal.

12.-A la pregunta duodécima, dijo que nada sabe de su contenido y sólo puede manifestar que dicho Juan Sillero, el día después de San Isidro, por la mañana del año 1798, llegó a casa del testigo diciendo venía de hacer una declaración y por no haber oído dicha declaración le dijo el que declara que la oyese y se salió de la casa y no volvió a ella y supo que estaba en la cárcel; y en dicha ocasión fue solo, y hacía ya cerca de un año que no había estado en casa del testigo.

Testigo 17: Francisco Campaña; se le hizo la pregunta 12ª.

Vecino de Loja.
Estado: soltero.
Edad: 28 años.
No es pariente de las partes.

12.-A la pregunta duodécima, dijo que sólo puede decir que un día de fiesta del mes de (…) de 1798, vino a casa del padrastro del testigo Juan Pedro Sillero el sobrino de este, Juan Sillero, y por no haber oído misa, fue a oírla, y no habiendo vuelto a la casa a comer, se supo después que se había presentado en casa del corregidor y lo habían llevado a la cárcel, a donde el testigo le condujo una cabecera y la cena en aquella noche, y no sabe otra cosa de la pregunta.

Testigo 18: Isabel Castañeda; se le hizo la pregunta 13ª.

Vecina de Loja.
Estado: casada con el tabernero Francisco del Álamo.
Edad: 32 años.
No es pariente de las partes.

13.-A la decimotercera pregunta dijo que con certeza no puede responder por su contenido porque no conoce a Juan Sillero, y como que el Diego Núñez de Contreras ha frecuentado la taberna del testigo con varias personas que ha llevado y las ha convidado a vino, no pone dificultad la testigo en que también haya llevado y convidado al Juan Sillero a quien la testigo ni su marido conocen.


Testigo 19: Francisco de la Serna; se le hicieron las preguntas: 7ª, 9ª, 10ª, 12ª.

Vecino de Loja.
Estado: casado.
Oficio: jornalero del campo.
Edad: 56 años.
No es pariente de las partes.

7.-A la séptima pregunta, dijo que tiene oído decir a don Bartolomé Espejo que a éste se le quejó su hija, doña María Brígida, de que le estaba instando a su marido Diego Núñez de Contreras a fin de que despidiera del cortijo a Antonio Mercado y a Juan Sillero, mozos de él, porque la perseguían y no eran buenos.

9.-A la novena, dijo que ya deja dicho en la anterior; y es cierto que al Diego Núñez de Contreras le constaba la mala conducta del Sillero por haber ya estado en presidio por haber violentado a Ana Núñez, su hermana.

10.-A la décima, dijo que lo que tiene oído a don Bartolomé Espejo de las quejas de su hija e instancias para que su marido despidiese al Antonio Mercado, infiere el testigo será amigo de mujeres.

12.-A la duodécima, dijo que le tiene oído al tuerto Luque, que está ausente, y a otros que el Viernes Santo de 1798 vinieron juntos en las procesiones de Semana Santa a Algarinerjo el Diego Núñez y Juan Sillero; y a Diego Atero también le ha oído decir que por el mes de mayo de 98, antes de la prisión del Juan Sillero por esta causa, que lo vio a éste salir junto con Diego Núñez de la choza de Antonio Mercado, e incorporado con ellos el dicho Atero, a poco se despidió éste que, iba cazando, y el Núñez y el Sillero siguieron juntos, encaminándose a la choza de Francisco Sillero, padre de Juan.

Testigo 20: Antonio Melguizo; se le hizo las preguntas: 7ª, 9ª, 10ª, 12ª.

Vecino de Loja.
Oficio: panadero.
Estado: casado.
Edad: 45 años.
No es pariente de las partes.

7.-A la séptima pregunta, dijo que en varias ocasiones le ha oído decir a don Bartolomé Espejo que su hija Dª. María Brígida le instaba a su marido Diego Núñez de Contreras para que despidiese del cortijo a Antonio Mercado porque no convenía que estuviese allí.


9.-A la novena pregunta, dijo que igualmente le tiene oído al don Bartolomé de Espejo que dicha su hija estrechó en varias veces al dicho su marido para que despidiese del cortijo a Juan Sillero por su mala conducta, y es cierto que a ésta no la ignoraba el Diego Núñez por haber venido de presidio el Juan Sillero por haber forzado a una hermana de aquél; y el dicho don Bartolomé parece que también le dijo al Núñez, su yerno, que no le convenían en su cortijo el Mercado y Sillero, y no hizo caso antes si el dicho Núñez le dijo a su mujer que él era quien mandaba en su casa y no su suegro, al cual le tiene oído el testigo estas conversaciones.

10.-A la décima, dijo que regularmente sería nada bueno el Antonio Mercado cuando la Dª. María Brígida Espejo se quejaba de él y quería se le despidiera del cortijo.

12.-A la décimosegunda, dijo que por haber oído referir al Tuerto Luque que hubo una procesión de Semana Santa en Algarinejo el año de 1798, vieron a Diego Núñez de Contreras y a Juan Sillero juntos, en lo cual repararon muchas personas, sabiendo la causa y querella que le tenía puesta y deseo que tenía de que lo prendieren; y a Diego Atero le tiene también oído el testigo que vio a Juan Sillero salir, junto con Diego Núñez, de la choza de Antonio Mercado, e incorporado con ellos el dicho Atero, a poco se despidió este que iba cazando, y el Núñez y el Sillero siguieron juntos, encaminándose a la choza de Francisco Sillero, padre de Juan.

Testigo 21: Juan Daza; se le hizo las preguntas: 7ª. 9ª. 10ª, 12ª.

Vecino de Loja.
Estado: soltero.
Edad: 40 años.
Oficio: jornalero del campo.
No es pariente de las partes.

7.-A la pregunta séptima, dijo que a Don Bartolomé Espejo le ha oído referir que su hija doña María Brígida, le pedía a Diego Núñez de Contreras su marido que despidiere a Antonio Mercado, mozo del cortijo por razones que para ello tenía y que de no hacer caso de ello el Núñez, la susodicha se lamentaba a su padre.

9.-A la novena, dijo que por el mismo conducto sabe que también la Dª. María Brígida Espejo le decía a su marido que despidiere al mozo Juan Sillero por ser de mala conducta y aunque el don Bartolomé Espejo varias veces le manifestó lo propio al Núñez y que despidiese a Mercado y Sillero, no lo quiso hacer y sí le dijo a su mujer, doña María Brígida, que su padre no mandaba en su cortijo y sí él, que era el amo.

10.-A la décima, dijo que con respecto a tener entendido las instancias de doña María Brígida Espejo a su marido para que despidiese a Mercado y a Juan Sillero, no los conceptúa el testigo por buenos, especialmente el Sillero, que ya había estado en presidio por haber violentado a una hermana del Núñez, lo que era notorio y seguro.

12.-A la doceava, dijo que a uno que le dicen y es conocido por el Tuerto Luque, que se halla ausente, le ha oído que vio a Diego Núñez Contreras y a Juan Sillero juntos en Algarinejo, viendo las procesiones de Semana Santa del año 1798, y a Diego Atero le tiene también oído que, yendo cazando por encima del cortijo del Chinche un día del mes de mayo del dicho 98, vio salir de la choza de Antonio Mercado a Juan Sillero y a Diego Núñez de Contreras, que les fue hablando dicho Atero hasta que se despidió de él para seguir su caza, yéndose los dos juntos hacia la choza de Francisco Sillero, padre de Juan.

Testigo 22: Diego Atero; se le hace la pregunta 12ª.

Vecino de Loja.
Estado: soltero y fugitivo por haber andado al contrabando.
Edad: 33 años.
No es pariente de las partes.

12.-A la duodécima pregunta, dijo que, yendo el testigo cazando una tarde del mes de mayo del 98 por encima del cortijo que llaman del Chinche, vio salir de la choza de Luis Mercado a Juan Sillero y Diego Núñez Contreras, con los que fue hablando el testigo un rato hasta que se retiró por otro lado, yéndose juntos los susodichos hacia la choza de Francisco Sillero y es lo que saba en razón a la pregunta.

Huétor Tájar
Testigo 23: José Pérez Luque; se le hace la pregunta 12ª.

Vecino del lugar de Zagra.
Estado: soltero.
Edad: 29 años.
No es pariente de las partes.

12.-A la duodécima pregunta dijo que el viernes Santo del año 98 se halló el testigo por ver las procesiones de Semana Santa y en su mañana vio entre un corro de varias personas que estaban en conversación a Diego Núñez de Contreras y a Juan Sillero y entonces no sabía el testigo el suceso por qué es esta causa, y pocos días después lo supo y le extrañó, diciendo haberlos visto juntos dicho día del Viernes Santo en Algarinejo.

Granada 16 de septiembre de 1800
Firma: Domingo Contreras y Soto
Nota: Al archivo; Pagada.

Huétor Tájar