Ahora nos vienen con estas
Aún recuerdo aquellas pésimas clases de filosofía en la facultad de teología de Granada; tuve que salir de España para escuchar a Kierkegaard, Edith Stein, Karl Jaspers, Hannah Arendt, Jacques Maritain, incluso a Unamuno, Gabriel Marcel, Franz Brentano, Husserl, Max Scheler, Zubiri etc... En aquella facultad puede que se hablase de alguno de estos pero la voz que más resonaba era la de los maestros de la sospecha: Nietzsche, Freud, Feuerbach...
Imagínese un lugar de formación de los futuros sacerdotes donde la voz que clama es aquella para los que Dios no existe, o ha muerto...; si continuamos con la imaginación, podríamos pensar en Gandhi, Teresa de Calcuta o Martin Luther King, sentados en aquellas aulas, estos tres, por no citar a otros muchos, como Martin Buber; si hubiesen creído en los de la voz de la sospecha en lugar de en Dios (los tres profundamente creyentes) quizás ninguno de ellos habría llevado a cabo su obra, esto es, su vida, tal y como la vivieron; o pensemos en Oscar Romero... o en el padre Kolbe
Podrían Nietzsche, Marx, Feuerbach y Freud sostener la mirada ante Solzhenitsyn, Teresa Calcuta, Gandhi, Jung (después del viaje a New York), Luther King... ¿podrían sostener que la razón ha estado a la altura? Puede el discurso científico, o cientificista, después de su colaboración con la Alemania y la Rusia del siglo XX, por no nombrar a los creadores de la bomba atómica, (cuya historia aún nos amenaza) decir algo contra la fe en Dios de estos grandes hombres y mujeres antes mencionados. Si se despojasen de la soberbia del intelectual inclinarían la mirada ante ellos, esto es, ante la vida que se muestra más amplia que la razón... El hombre que se presentó como dinamita (Nietzsche) no es mas que pólvora mojada ante Solzhenitsyn, Teresa Calcuta, Gandhi, Luther King... pero no sólo ante ellos, sino ante los rusos asesinados, torturados, deportados... de la Rusia del XX; ante los ciudadanos indios explotados por los ingleses; ante los desgraciados que fueron levantados, acogidos por Teresa; ante los negros norteamericanos...
A buenas horas mangas verdes:
Por todo esto, que Antony Flew ahora se pase al "bando" de los teístas o permanezca en el de los ateos, es indiferente; es indiferente que ahora afirme que Dios, filosóficamente existe; es indiferente que Sloterdijk afirme que hay que pasar página (que menos), dar un giro y comenzar la era postsecular.
¡Qué pequeña resulta la filosofía ante la vida...!
(Estas reflexiones no están dirigidas ni a políticos, ni a periodistas ni a intelectuales premiados y alabados por los anteriores, tampoco para los afiliados a cualquier partido político; tranquilos, aquí nos movemos en otro ámbito un poco más elevado).
Podrían Nietzsche, Marx, Feuerbach y Freud sostener la mirada ante Solzhenitsyn, Teresa Calcuta, Gandhi, Jung (después del viaje a New York), Luther King... ¿podrían sostener que la razón ha estado a la altura? Puede el discurso científico, o cientificista, después de su colaboración con la Alemania y la Rusia del siglo XX, por no nombrar a los creadores de la bomba atómica, (cuya historia aún nos amenaza) decir algo contra la fe en Dios de estos grandes hombres y mujeres antes mencionados. Si se despojasen de la soberbia del intelectual inclinarían la mirada ante ellos, esto es, ante la vida que se muestra más amplia que la razón... El hombre que se presentó como dinamita (Nietzsche) no es mas que pólvora mojada ante Solzhenitsyn, Teresa Calcuta, Gandhi, Luther King... pero no sólo ante ellos, sino ante los rusos asesinados, torturados, deportados... de la Rusia del XX; ante los ciudadanos indios explotados por los ingleses; ante los desgraciados que fueron levantados, acogidos por Teresa; ante los negros norteamericanos...
A buenas horas mangas verdes:
Por todo esto, que Antony Flew ahora se pase al "bando" de los teístas o permanezca en el de los ateos, es indiferente; es indiferente que ahora afirme que Dios, filosóficamente existe; es indiferente que Sloterdijk afirme que hay que pasar página (que menos), dar un giro y comenzar la era postsecular.
¡Qué pequeña resulta la filosofía ante la vida...!
(Estas reflexiones no están dirigidas ni a políticos, ni a periodistas ni a intelectuales premiados y alabados por los anteriores, tampoco para los afiliados a cualquier partido político; tranquilos, aquí nos movemos en otro ámbito un poco más elevado).
