sábado, 28 de marzo de 2020

lecturas domingo 29 de marzo 5º cuaresma comentario

HOY ES DOMINGO

Lecturas y comentario - V domingo de Cuaresma ciclo A-
Domingo 29 marzo 2020




Comentario:
Hace unos años, en un viaje, al bajarme del coche, me topé con el Premio Cervantes José Jiménez Lozano, ya difunto; nos fuimos a tomar café, hablamos sobre la muerte de una amiga común, Lola Miranda Durán, joven profesora de filosofía; él me dijo que cada día se acercaba a Valladolid para asistir a misa, que no iba a la iglesia de su pueblo pues el sacerdote cantaba:  La misa es una fiesta muy alegre. ¿No era esto una tragedia? -preguntó.

José Jiménez Lozano

Si Grecia nos enseñó a pensar y representar teatralmente la tragedia, Israel  la vivió. No es lo mismo pensar y hacer teatro que vivir. Y sin embargo, la persona es capaz de ser a la vez Grecia e Israel. Pensar objetivamente es necesario, pero vivir lo pensado o pensar lo vivido puede convertir a la persona en poesía. La persona no es sólo el relato novelesco de acontecimientos objetivos; cuando damos un paso hacia adelante, accedemos a la poesía. Israel está más cerca de la poesía. Cuando alguien nos cuenta su vida, o la vida de otro de forma objetiva, percibimos que le faltan las emociones, la vida, el alma. Israel, buscando la tierra prometida al salir de Egipto, se topa con su propia alma, tiene que encontrar dentro de ella la tierra prometida. Esta tierra está primeramente dentro de nosotros; por ello es necesaria la conversión.

Si el domingo anterior nos centramos en el ciego que recupera la vista, este domingo nos presenta la Iglesia el relato de Lázaro muerto; revivido. Si el ciego era eso sólo, ciego, así lo conocían, por su carencia, hoy se nos presenta al hombre muerto; Lázaro, al perder la vida, carece de todo; y sin embargo, la vida no se olvida de él. “Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío… os infundiré mi espíritu y viviréis”. Otra vez Dios se nos presenta ante la oración del hombre “desde lo hondo a ti grito, Señor”.  Pero en este tiempo angustioso de epidemias no quisiera yo sacaros de la angustia, no quisiera distraer vuestra atención de ella, de la enfermedad y de la muerte, pues forman parte de nuestra vida; quisiera que la mirásemos a la cara, para ver lo que también somos nosotros: tragedia. En una ocasión, el filósofo madrileño Miguel García-Baró López, en una conferencia en el Colegio Español de Roma, recuerdo que nos dijo: el sufrimiento no tiene explicación, pues entonces tendría justificación y hay sufrimientos, tragedias que no pueden ni ser explicadas ni justificadas; y lleva razón, pero a esto hay que añadir: si lo trágico en nosotros supera las explicaciones, nuestra grandeza también supera las explicaciones y las justificaciones: el amor, la vida, la resurrección. Por ello, la persona que se construye en diálogo consigo mismo, con los demás, con Dios, da un paso hacia adelante convirtiendo lo trágico en poesía.  Pero como si fuésemos hegelianos, que no lo somos, podemos afirmar que lo poético encierra dentro de sí a la tragedia, superándola. Jesucristo después de su resurrección se presentará a sus discípulos, pero con el rastro de la muerte, con las señales de la cruz; será Tomás, de espíritu griego, quien sea invitado a meter el dedo en los agujeros de la cruz. La poesía balbucea el misterio del Hombre y de Dios.

Lola Miranda Durán en Roma

Para terminar este comentario quisiera aludir a un texto del teólogo  Balthasar sobre Marta y María:
<<Como paradigma de esta angustia cristiana puede tomarse en el Evangelio la angustia de aquellas amigas de Jesús, las hermanas de Lázaro, Marta y María, que, como lo demuestran su amistad con Jesús y su actitud ante Él (Jn 11), eran perfectas creyentes, y cuya angustia les está impuesta por el Señor mismo, cuando, ante su apremiante ruego de acudir a auxiliarlas, permanece mudo y se demora, para dar tiempo a Lázaro tiempo de morir y a ellos tiempo de angustiarse, “a fin de que el Hijo de Dios sea glorificado. Privadas de la persona que más querían en la tierra, y aparentemente abandonadas en ese despojo por el que amaban en el cielo, estas hermanas se parecen al doliente Job, cuya angustia penetra tan lejos por el Nuevo Testamento. Y, sin embargo, esta angustia impuesta -impuesta por la participación en la Cruz, aun antes de que ésta fuera erigida; impuesta a los miembros antes de que sufriera la cabeza-, es una angustia profundamente diversa de la de Job, porque es angustia en el amor encarnado, en la paciencia entregada, aun sin entender, angustia sin crispación, sin rebelión, sin patetismo: tomada inmediatamente de la fuente del Cordero angustiado, que, llevado al sacrificio, no abre la boca. Todo lo que recuerde la discusión de Job con Dios sobre su razón, todas las preguntas impetuosas: “Por qué” y “¿Hasta cuándo?” Faltan aquí: sólo queda el estar dispuesto, en plena ceguera estremecida. Pero aún más característico es que esta angustia se imponga dentro de la preocupación por el prójimo. Job está solo porque no tiene posibilidad de relacionar su sufrimiento con nadie más. Las hermanas quedan solitarias en medio de una preocupación que las domina, por el hermano agonizante, y aún más por el Señor  a quien sirven humana y cristianamente: su existencia se define por este servicio activo y contemplativo. Y este servicio al Señor, como punto de partida de la angustia, ha sido un servicio del gozo. Desde el gozo en el Señor han sido llevadas a compartir las preocupaciones del Señor por el prójimo, y desde esa preocupación compartida, a compartir el sufrimiento y la angustia…
…teniendo el cristianismo su resumen en el “nuevo mandato” del Señor -amar al prójimo como a uno mimo y aún más que a uno mismo, porque nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos (Jn 15,13), e incluso por sus enemigos (Rm 5,10)- sólo puede tener su punto de partida la angustia cristiana en la preocupación amorosa por el prójimo, amigo o enemigo, del cual no se puede desolidarizar el creyente al dar el salto entrando en Dios, y al cual no puede abandonar a su destino, debiendo tomarle consigo y arrastrarle al saltar tomando su lugar, en una comunidad de salvación que nada disolverá…>>
Hans Urs von Balthasar, El cristianismo y la angustia, traducción de José María Valverde, Caparrós editores.

Lecturas domingo V de Cuaresma ciclo A

Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 12-14

Así dice el Señor:
—«Yo mismo abriré vuestros sepulcros,
y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío,
y os traeré a la tierra de Israel.
Y, cuando abra vuestros sepulcros
y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío,
sabréis que soy el Señor.
Os infundiré mi espíritu, y viviréis;
os colocaré en vuestra tierra
y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago».
Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 129:

Del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
así infundes respeto. R.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 8-11
Hermanos:
Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Palabra de Dios.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 3-7. 17. 20-27. 33b-45

En aquel tiempo, las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo:
—«Señor, tu amigo está enfermo».
Jesús, al oírlo, dijo:
—«Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba.
Sólo entonces dice a sus discípulos:
—«Vamos otra vez a Judea».
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado.
Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
—«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
—«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
—«Sé que resucitará en la resurrección del último día».
Jesús le dice:
—«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó:
—«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó:
—«¿Donde lo habéis enterrado?».
Le contestaron:
—«Señor, ven a verlo».
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:
—«¡Cómo lo quería!».
Pero algunos dijeron:
—«Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?».
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa.
Dice Jesús:
—«Quitad la losa».
Marta, la hermana del muerto, le dice:
—«Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días».
Jesús le dice:
—«¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?».
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
—«Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
Y dicho esto, gritó con voz potente:
—«Lázaro, ven afuera».
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:
—«Desatadlo y dejadlo andar».
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor.

domingo, 22 de marzo de 2020

lecturas domingo IV de cuaresma comentario 22 de marzo de 2020

Oporto

HOY ES DOMINGO

Comentario:

1.-El evangelio nos presenta a un ciego de nacimiento que recobra la vista gracias a dos gestos simbólicos: uno protagonizado por Jesús (Jesus hizo barro con su saliva y lo puso sobre los ojos del ciego), otro fruto de un mandato de Jesús, pero realizado por el propio ciego (lávate en la piscina de Siloé).
1.1.- Jesús hizo barro con su saliva y lo depositó sobre los ojos del ciego: este gesto nos recuerda el texto de la creación del hombre (tierra y aliento de Dios).

1.2.- Jesús le ordena “ve y lávate en la piscina de Siloé”; aquí nos encontramos con dos elementos: primero hay un camino del hombre que conoce Dios y se lo indica (ve y lávate en Siloé, que significa enviado); en segundo lugar nos encontramos con la libertad de la persona, pues el ciego debe decidir seguir siendo ciego o ver. Dios actúa pero no elimina la libertad humana, tú decides sobre ti mismo.

2.-El ciego de nacimiento se dedicaba a mendigar para sobrevivir; vivir es una cosa y sobrevivir otra. Sobrevivir es arrastrar la vida, propio del que depende en lo fundamental de los demás, mendigar. Hay gente que mendiga para que alguien la quiera; otros mendigan el aplauso de los demás; otros mendigan ante su jefe para que éste reconozca su trabajo o para que le dé la seguridad psíquica que necesita. 

        Hay mucha gente que vive como los lagartos, toda la vida arrastrándose por el suelo, se deja pisar o violentar por otros y esto se convierte en una costumbre; pensemos en las mujeres maltratadas; pensemos en los pueblos, por ejemplo, cómo muchas personas se tienen que humillar, callar sus propias ideas por miedo a la reacción del  alcalde de turno y sus secuaces; secuaces que pueden ser el primo del alcalde, la suegra, el militante más fervoroso o aquél o aquellas que buscan, lamiendo botas, un puestecito un poco más destacado en el organigrama del pueblo de turno. Una vez estuve de cura en un pueblo pequeño donde las firmas para poder cobrar el paro agrario las ponían sólo dos hombres, ambos eran los dueños de un supermercado y concedían las firmas si comprabas en su supermercado y no si trabajabas o no en sus tierras; el resto del trabajo está en manos del alcalde. ¿Qué podía hacer la gente? Convertirse en ciegos, porque si dices que ves y dices lo que ves y dejas de mendigar las firmas o el trabajo, eres inmediatamente excluido; no sólo por el alcalde y los dueños de los supermercados, que estaban también metidos a políticos, sino por aquellos que, renunciando a su dignidad, se han vendido por un plato de lentejas; todos te apedrearán y te marginarán. Esto le pasa al Ciego del Evangelio, una vez liberado será interrogado y excluido, el grupo no acepta a una persona libre; pues el grupo ha renunciado a la libertad, se ha convertido en masa. ¿Pero esto no pasa también en la Universidad, en una Empresa, en la Iglesia? ¿Te apoya la Universidad si siendo un buen profesor, investigador, mantienes líneas de pensamiento discordantes con el ambiente político general; te premian con los premios del Estado si no te inclinas ante el jefe del departamento, rector o rectora, presidente de la junta de Andalucía, Catalana, Vasca….? ¿En la empresa igual? Por estas actitudes del grupo y del propio empresario se pierde mucha creatividad; creatividad que necesita la propia empresa para tener éxito. ¿En la Iglesia? ¡Cuántos oídos de obispos prefieren los halagos antes que la verdad! Y si un alcalde, un rector, un empresario, un obispo, un profesor, un cura prefiere halagos antes que la verdad es porque ellos mismos son ciegos y necesitan la luz; pero ocurre que muchos prefieren la oscuridad, la desean y temen luz. Pero no sólo ellos, el grupo convertido en masa y no en individuos libres, prefiere la oscuridad; así se retroalimenta el grupo, alimentan al líder, y el líder alimenta al grupo a seguir siendo solo polvo. La masa no resiste la libertad y mucho menos a una persona que sea libre. Y Dios sopló sobre el hombre hecho de barro, Jesús hizo barro con su saliva. Ahora entendemos que se prefiera a  Dios muerto que a Dios creando personas libres.

3.- “Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.” Así termina la segunda lectura; para despertar necesitamos ver. ¿Qué es ver? Se nos dice en la primera lectura que ver es traspasar las apariencias para introducirnos en el alma de la persona, así ve Dios. Ver como Dios ve. Pero Dios ve amando y ver amando es contemplar. La mirada del que ve amando la descubrimos cuando hemos presenciado la escena de unos padres que, en silencio, miran a sus hijos, a veces cuando estos hijos juegan o duermen, o cuando una madre mira a su hijo y toma conciencia del amor que siente por él; otras veces, la escena es la de dos enamorados, sobran las palabras, la mirada es una mirada que alimenta, se retroalimentan; veíamos que en el grupo, convertido en masa retroalimenta su propia deshumanización, su pérdida de libertad, de dignidad, de pensamiento y acción personal. El que ve amando, contemplando, alimenta el alma del que recibe su mirada, alienta en el otro su libertad, su propia dignidad, su grandeza y sus posibilidades. ¿No es esto realmente lo que busca el que desea ser amado? Cuando la persona entra en relación con Dios lo que se produce es esto mismo. Dirá santa Teresa, hacer oración es tratar muchas veces con quien sabes que te quiere. Cuando hacemos oración sentimos que se nos ensancha el alma, sientes cómo las heridas se curan, notas cómo crece la libertad en ti; la oración requiere que yo, al ponerme ante Dios, no me juzgue ni me condene, la oración consiste en ponerte ante la mirada de Dios que nos mira amándonos y esta mirada nos hace ser más libres, más uno mismo, más consciente de uno mismo; la mirada del que te ama no te aniquila, como haría un violador, te reconstruye como hace Jesús en el evangelio con el ciego.

4.-Se trata de una tarea a lo largo de la vida; por ello, el salmo presenta a Dios como un Pastor que me alimenta (en verdes praderas) con amor, que me hace descansar, que me hace entrar en la paz (me hace recostar me conduce a fuentes tranquilas) estas fuentes están dentro y fuera de nosotros; se trata de un camino que es la misma vida personal, (me conduce por el sendero justo) hay que vivir y vivir es pasar momentos muy difíciles (aunque camine por cañadas oscuras nada temo) pero con la seguridad que nace del buen compañero que es Dios. Se trata de un proceso vital que me obliga a superar mis miedos, mis rencores, mis heridas, mi complejo de inferioridad o superioridad… (preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos), tengo que superar los juicios de los demás sobre mí mismo, pues estos juicios son mis enemigos, sobre todo si yo me los creo, la persona que tiene prejuicios sobre mí no es mi enemigo, es un pobre ciego, alguien inmaduro. Dios nos hace recuperar la dignidad y mi alma se ensancha (me unges la cabeza con perfume y mi copa rebosa); hay una decisión personal: seguir al Señor o al líder; el líder me convierte en masa, Dios me convierte en individuo capaz de entrar en relación pacífica conmigo mismo, en comunión con con mis amigos, con mi pareja, con mi familia, con mis compañeros de trabajo, con los miembros de la parroquia donde soy párroco, con los feligreses de la diócesis donde soy obispo, con los ciudadanos donde soy alcalde…. El problema es que, para entrar en comunión, necesitamos a otro tú que esté en este proceso de crecimiento personal, que conozca este mundo secreto y siempre deseado por los hombres libres y por los angustiados ciegos…

Dios nos mira amándonos y nos insta a tomar conciencia de este amor y entrar en relación de comunión con Él; si yo no entro en esa relación, Él me sigue mirando, amándome, y espera… Cuando una persona ha pegado este salto y ya mira a los demás como Dios nos mira, ve a los ciegos como personas llenas de posibilidades no realizadas y espera, no los destruye, entiende la ceguera de los demás, sus debilidades, sus miserias, pues él mismo ha sido un ciego….
José Antonio Espejo Zamora

Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel.

       En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»

         Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»

       Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»

      Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»

       Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»

     Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» 

      Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»

       Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. 

      Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»

       Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

Palabra de Dios
Salmo

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar, 
me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. 
Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia 
me acompañan todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

          En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz –toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz–, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»

Palabra de Dios


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan.


          En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»

         Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»

        Unos decían: «El mismo.»

         Otros decían: «No es él, pero se le parece.»

          Él respondía: «Soy yo.»

         Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.

          Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»

         Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»

        Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»

         Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»

       Él contestó: «Que es un profeta.»

         Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»

        Y lo expulsaron. 

        Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»

       Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»

       Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»

       Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.


Palabra del Señor

miércoles, 18 de marzo de 2020

san José



SAN JOSÉ

Leonardo Boff:

<<Cuando seáis revestidos de mi fuerza
y recibáis el Soplo de mi Padre
esto es, el Espíritu Paráclito,
y cuando seáis enviados a predicar el evangelio,
predicad también el respeto a mi querido padre José>> (Evangelio apócrifo)

"La espiritualidad de la gente buena:

      Estas personas viven la espiritualidad de los pobres de Yahvé, como fueron denominadas por las Escrituras. Una pobreza que tiene más que ver con una actitud fundamental de apertura y acogida de Dios que con una condición social de pobreza material....

        ¿Quién es la gente buena o la buena gente?... Es la gente honesta, recta y trabajadora; gente con buena integración familiar, siempre dispuesta a ayudar a los demás y que manifiesta honradez en su vida diaria. Si no logramos definirla, sí la identificamos, sin embargo, con facilidad, pues  esa gente es acogedora, sin malicia en la mirada, con rostro franco, benevolente... Gente con la que nos sentimos bien. Gente en la que intuimos que podemos confiar. Así como los pobres de Yahvé no se encuentran sólo entre los materialmente pobres, así también la gente buena se puede encontrar también en los estratos más sofisticados de la sociedad. Son personas que, a pesar de todo, han mantenido su humanidad esencial inmune a los simulacros de la sociedad de la representación. Por eso el concepto de gente buena o buena gente responde más a un estado anímico que a una clase social; es más una cualidad del corazón que atraviesa todos los estratos sociales que una prerrogativa de un grupo determinado...

        San José es un representante de la gente buena y de la gente humilde. Está en medio de las multitudes de la humanidad que son buena gente. Unas multitudes que hacen caminar al mundo y funcionar a la sociedad, a pesar de los corruptos y de los políticos, que, por regal general, mienten sobre la situación real de pobreza y miseria del país y del mundo.

        Norberto Bobbio..., el gran filósofo italiano de la política y de la democracia moderno, nos dejó esta sabia lección: el valor de una sociedad no se mide por su perfecto ordenamiento jurídico, sino por las virtudes que los ciudadanos viven y manifiestan La gente buena vive de las virtudes simples y cotidianas, y es ella la que honra a un pueblo y construye un país.

          Con esas virtudes simples y anónimas está adornado san José... la mayor alabanza que los evangelios hacen de Jesús no se refiere tanto a su condición de Mesías esperado, sino de Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Todas estas afirmaciones, importantes y verdaderas, nos expresan la real identidad de Jesús. Pero la alabanza mayor y aceptada por todos es la contenida en el testimonio: <<Pasó haciendo el bien, haciendo oír a los sordos y hablar a los mudos>> (Mc 7,37).

       De san José podemos decir lo mismo: todo lo hizo bien. Era, simplemente un hombre justo, como afirma el evangelio de Mateo (1,19). En esas palabras están contenidas virtudes humanas y divinas."
Leonardo Boff; San José, padre de Jesús en una sociedad sin padre, ed. Sal terrae.


parroquia Gójar Cáritas diócesis Granada

CÁRITAS  PARROQUIAL DE GÓJAR

BALANCE 2019




















lunes, 16 de marzo de 2020

oración del ángelus

ÁNGELUS
(cada día a las 12:00)



-El Ángel del Señor anunció a María;
y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve María...


-He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve María...

-Y el Hijo de Dios se hizo hombre;
y habitó entre nosotros.
Dios te salve María...

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.