lunes, 12 de agosto de 2013

Simone Weil, 24 agosto 1943 - 2013

 
BIOGRAFÍA SIMONE WEIL
 
 
El video es muy interesante; para poder valorarlo hay que verlo completo.
 
 
           "Echar raíces quizás sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana. Es una de las más difíciles de definir. Un ser humano tiene una raíz en virtud de su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que conserva vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos del futuro. Participación natural, esto es, inducida automáticamente por el lugar, el nacimiento, la profesión, el entorno. El ser humano tiene necesidad de echar múltiples raíces, de recibir la totalidad de su vida moral, intelectual y espiritual en los medios de los que forma parte naturalmente.
 
           El desarraigo constituye con mucho la enfermedad más peligrosa de las sociedades humanas, pues se multiplica por sí misma. Los seres desarraigados tienen sólo dos comportamientos posibles: o caen en una inercia del alma casi equivalente a la muerte, como la mayoría de los esclavos en tiempos del imperio romano, o se lanzan a una actividad tendente siempre a desarraigar, a menudo por los métodos más violentos, a quienes aún no lo están o sólo lo están en parte. (...)
 
           Quien está desarraigado desarraiga, quien está arraigado no desarraiga. (...)
 
           Así pues, quienes desean realmente el bien, además de ser pocos, se debilitan aún más al dividirse en dos campos hostiles que nada tienen en común.
 
           El hundimiento de Francia, que ha sorprendido a todo el mundo, sólo ha mostrado hasta qué punto estaba desarraigado el país. Un árbol cuyas raíces casi están podridas del todo cae al primer golpe. (...)
 
          Inversamente, el país que ha resistido mejor ante la primera oleada de terror alemán es de lejos aquel cuya tradición es la más viva y la mejor preservada: Inglaterra. (...)
 
           Lo que hay que preservar con celo en todas partes son las gotas de pasado vivo, indistintamente en París o en Tahití, pues no hay mucho en todo el globo. Sería vano apartarse del pasado y no pensar más que el futuro. Es una ilusión peligrosa incluso creer que hay en ello una posibilidad. La oposición entre pasado y futuro es absurda. El futuro no nos aporta nada, no nos da nada; somos nosotros quienes, para construirlo, hemos de dárselo todo, darle nuestra propia vida. Ahora bien: para dar es necesario poseer, y nosotros no tenemos otra vida, otra savia, que los tesoros heredados del pasado y digeridos, asimilados, recreados por nosotros mimos. De todas las necesidades del alma humana ninguna más vital que el pasado.
 
          El amor por el pasado nada tiene que ver con una orientación política reaccionaria. La revolución, como cualquier  actividad humana, toma todo su vigor de una tradición..."
 
                                                                             Simone Weil, Echar raíces.

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