Sagrado Corazón - Gójar
misa viernes 16 de junio a las 20:00 horas
Ha llegado la noche. El padre y todos los hijos vienen a casa. Los mayores del trabajo, los pequeños de la escuela. Alguno a lo mejor está enfermo en casa.
-Vienen del camino y al anochecer se sientan a la mesa a cenar. Aquella mesa es el punto de llegada de las sendas de su vida.
-El padre ha pasado a la cabecera de la mesa. Junto a él se sienta el hijo mayor, que es el que más le ayuda. Al otro lado el más pequeño.
-Todos están sentados alrededor de la mesa. Hay un mismo amor que les une. En este amor todos se sienten hijos y por eso se sienten hermanos.
-El padre parte el pan. Antes cuentan lo que les ha pasado a todos y el padre, como siempre, cuenta la historia de su amor. Después parte el pan que se ha sacado de su cuerpo.
-Con la fuerza del amor, que les entregó en el pan, los hijos, que lo reciben, pueden compartir todo. Todo lo que son, todo lo que valen, todo lo que tienen. Empezando por los más pequeños.
-Y unidos en amor, pueden empezar de nuevo el camino. Desde la mesa volverán otra vez a las sendas de su vida, para llevar adelante la familia y la casa.
-Quieren reunirse un día todos juntos. Ya libres y hermanos. Ya construida la casa. Todos en comunión. Con la alegría del amor. Podría ser una cena para siempre.
Este misterio tenemos que cantarlo y explicarlo en la mesa del Señor… Al lado de la mesa está el crucificado, con los brazos extendidos en la cruz. Abarcan a toda la humanidad, a toda la tierra, a toda la historia. El cirio pascual ardiendo nos da a entender que el Crucificado vive. Que el Padre lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha y a la cabeza de su familia y de su hogar. El hermano que hace sus veces nos da un saludo lleno de alegría. <<La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros>>.
Vamos a detenernos un momento a contemplar este misterio de amor que nos envuelve. Somos una gran familia en un inmenso hogar. Venimos desde un camino largo, hasta esta mesa.
-Preside el Padre de Jesús, que es nuestro Padre. A su derecha está su Hijo amado, el Hijo mayor, el Primogénito. Él nos ha dado el abrazo de amor, que el Padre le dio a él, el Espíritu Santo. Y en este abrazo de amor nos hemos reunido todos.
-Jesús, el Primogénito, es la cabeza de muchos hermanos y cabeza de la casa común. Por eso, en su amor, hemos llegado a ser todos hijos en Él y hermanos en Él. Tiradas todas las barreras. Y nos sentimos herederos de la casa común, responsables con él para llevarla adelante.
-El centro de esta inmensa reunión de familia es la mesa que Jesús pone. Parece que son sus mismas manos. En ellas entrega el pan y la copa. Se entrega él mismo a sí mismo con todo su amor. Su cuerpo entregado y su sangre derramada.
-En la mesa todos son iguales. Todos somos hijos y hermanos en Él. Pero al mismo tiempo cada uno es distinto. Pues cada hermano ha recibido un don de su amor para un servicio. Todos así reunirán la familia y prepararán el hogar. Compartiendo todo lo que son, lo que tienen, y lo que valen.
-Pero habrá que levantarse de la mesa para hacerse al camino. Al vernos reunidos, echamos de menos a otros muchos hermanos. Faltan la mayoría. Faltan los más pequeños. Están dispersos por el mundo. Y la casa está por hacer. Está mal construida. No parece un hogar. Esta misma mesa nos alienta a construirla de nuevo como mesa grande, donde se sienten todos y los últimos sean los primeros en servir. Por eso Jesús, se levantará de la mesa y nos dirá: <<id>>.
-Este es el misterio de la Iglesia del Señor, <<prefigurada desde el origen del mundo, preparada admirablemente en la historia del pueblo de Israel y. En el antiguo testamento, constituida en los últimos tiempos, manifestada por la efusión del Espíritu Santo, que se perfeccionará gloriosamente al fin de los tiempos>>. (LG2).
¿Cómo es que hoy nos asombramos de su misterio? Es muy sencillo. La humanidad ha terminado una de las etapas más atrevidas de su historia. Y se encuentra en la noche. El Señor, que ama tanto a su humanidad y a su creación, camina delante para abrir una senda nueva hacia la casa del Padre. Por eso ha encendido la claridad de su rostro en el rostro de la Iglesia, para poder así iluminar a todos los hombres y a todas la criaturas, que esperan ardientemente su liberación y reconciliación.
Así hace el Señor las cosas. Un buen día a un pobrecillo papa, Juan XXIII, que hacía las veces de Pedro, se lo dijo al oído: Reúne a los hermanos en el cenáculo. Llámalos al cenáculo. Pídeles que se sienten a mi mesa. Sobre ella les partiré el pan de mi palabra y de mi cuerpo. Ya verás cómo sus corazones se encienden de fuego y de esperanza. Es hora de salir.
El pobrecillo papa Juan llamó a todos los hermanos al cenáculo. Y allí permanecieron unidos escuchando la palabra y partiendo el pan. Abrieron las manos para acoger el fuego y compartirlo. Y luego salieron por todas las sendas de la tierra a darnos la buena noticia de pentecostés. Arde el fuero. Sopla el viento. El Señor va a la cabeza reuniendo a su familia y preparando su hogar. Es hora de salir. Y así se ha prendido fuego por la tierra. No sé si ha llegado a tus ojos. Pero no dejes de abrir la pueta de tu comunidad y de tu corazón. Nosotros solo queremos darte esta buena noticia: <<Jesús es el Señor>>. (Marcelino Legido, Luz de los pueblos, ed. Sígueme).
Andalucía o las Hespérides
(fragmentos - Marguerite Yourcenar)
"…En la punta extrema de España como en los confines de Asia Menor y Tracia, Europa se confirma al mismo tiempo que se acaba. Este Oriente, ese Occidente oscilan desde hace veinte siglos en los dos platillos de una balanza cuyo astil es Roma. Aquí, como en el archipiélago helénico, los imperios se han hecho y deshecho a merced de las tempestades y de las contingencias de los abordajes: España tiene su Trafalgar como el Levante Actium o Lepanto. En Granada, lo mismo que en Constantinopla, encontramos la adelantada punta del mundo de la tienda y del desierto instalado en el seno de los jardines de Europa. Cádiz, Ultima Gades, sirvió al mundo grecorromano de pórtico sobre el Atlántico, al igual que el antiguo Bizancio sobre el mar Negro y Asia. Y el aire leve y seco de Sevilla, su ritmo de existencia a un tiempo continental y marítimo, recuerdan irresistiblemente a Atenas…
…La España romana duró alrededor de siete siglos, que constituyen con mucho el periodo más largo de paz que haya conocido la Península. En todas partes, en el mapa y en el suelo de la Andalucía actual, afloran las ciudades, las carreteras, los acueductos, los puertos, los monumentos de la España tranquila, superpoblada, próspera, que suministraba a Roma su cuero, su carne salada, su esparto y los lingotes de sus minas…; el puente de Córdoba fue utilizado por las legiones de Galba. Ronda, rodeada de montañas, conserva la huella de Pompeyo… Itálica, patria de Trajano, de Adriano, de Teodosio, se halla sepultada bajo la tierra en más de sus tres cuartas partes…
Los historiadores han tratado de definir lo que fue aquella infiltración del clan español en Roma, fenómeno que más tarde se repetirá en la época de los Borgias…; se ha creído ver un españolismo latente en la exageración de un Séneca o un Lucano, o en el nihilismo ascético de Marco Aurelio… No olvidemos, sin embargo, que ese individualismo estoico, esa fogosidad barroca, esa tendencia imperial de dominación universal no aparecerán otra vez en la Península hasta mil años después de la caída de Roma… el baile que recuerda las flexiones y torsiones de las hijas de Gades, gozo de los libertinos de Roma; cocina con sus fritos y salazones, con sus ensaladas y su predominio de lentejas y habas, al igual que un menú de Marcial o de Horacio; el Circo y sus juegos sangrientos; la profunda religio agrupada en torno a unos lugares consagrados y a unas estatuas sacrosantas…, más importante aún que todo esto, el mismo ordenamiento de la casa: el atrium, el patio, ese patio en donde siempre murmura una fuente.
Tras la paz romana, la prosperidad árabe; también ésta duró alrededor de siete siglos… la pérdida de Granada sucede con cuarenta años de diferencia a la conquista de Constantinopla.
…Andalucía se funde en ese ardiente concierto de la España cristiana y únicamente le añade unas cuantas y conmovedoras variaciones místicas o carnales. En casi todas, el tema es la búsqueda: esas figuras de historia y de leyenda se definen por esa palabra <<quiero>>, que significa a la vez amar y buscar. Juana la Loca sigue por los caminos a un ataúd, incubando a su muerto; Juan de la Cruz, asomado a la ventana frente al sublime espectáculo de Sierra Nevada y de la vega de Granada, aparta de su espíritu esas formas visibles a medias a la luz de las estrellas para buscar a Dios en la noche; Miguel de Mañara va de mujer en mujer por las calles del barrio de Santa Cruz, antes de acabar su vida con un hábito de servidor de los pobres, olvidando, sin duda, la triste voz de Elvira; más cerda de nosotros la insaciable Belisa y la implacable Bernarda… Tierra de poetas que ayer todavía bañaba con su sangre García Lorca. Tierra de poetas, sobre todo por haber sido perpetuamente amada y recreada desde la distancia, en los suspiros de los poetas árabes que lloraban su Granada perdida, y también en la obra de los poetas occidentales de más allá de los montes de ultramar…
Y empezamos a comprender lo que nos conmueve de ese país, y que a veces nos sobrecoge: el contacto directo con la realidad, el peso bruto del objeto, la emoción o la sensación fuerte y simple, antigua y siempre nueva, dura y dulce… no hay país más sojuzgado que éste, pero tampoco más libre, con esa rudimentaria y suprema libertad hecha de desprendimientos, de pobreza, de indiferencia, de amor a la vida y de desprecio a la muerte. Enumeramos nuestros deleites: Granada era hermosa, pero aquel ruiseñor que cantaba todas las noches… Cádiz…; aquella vieja monja medio ciega que nos mostraba sin verlos los cuadros del Hospital de la Caridad ocupa un lugar en nuestro recuerdos junto a la figuras pintadas…” (Marguerite Yourcenar, Ensayos, traductora: Emma Calatayud, ed. Penguin Random Hause Grupo editorial, 2017.)
Benedicto XVI:
…En síntesis, podemos decir que toda la historia de Jesús, tal como la relata el Nuevo Testamento, desde el relato de las tentaciones hasta la aparición en Emaús, muestra que el tiempo de Jesús… no es un tiempo de transformación cósmica en el que ya se se han tomado las decisiones definitivas entre Dios y el hombre, sino un tiempo de libertad. En él Dios sale al encuentro de los hombres a través del amor crucificado de Jesucristo para reunirlos en una libre aceptación del reino de Dios. Es un tiempo de libertad, que también significa un tiempo en el que el mal todavía tiene poder. El poder de Dios en todo este tiempo es también un poder de paciencia y de amor, contra el que sigue activo el poder del mal. Es el tiempo de la paciencia de Dios, que a nosotros nos parece exageradamente excesiva, un tiempo de victoria, pero también de las derrotas del amor y de la verdad.
Al ponerse en camino con Jesús como los discípulos de Emaús, la Iglesia aprende a leer con él el Antiguo Testamento y a comprenderlo así de manera nueva. Aprende a reconocer que eso fue precisamente lo que se predijo sobre el <<Mesías>> y, en el diálogo con los judíos, debe tratar continuamente de demostrar que todo esto tiene lugar <<según las Escrituras>>. Por eso, la teología espiritual ha subrayado una y otra vez que el tiempo de la Iglesia no significa, por ejemplo, haber desembarcado en el paraíso, sino que se corresponde para el mundo entero con los cuarenta años del éxodo de Israel. Es el camino de los liberados. Del mismo modo que a Israel se le recuerdas siempre en el desierto que su errancia es consecuencia de la liberación de la esclavitud de Egipto, y al igual que Israel anhelaba constantemente en el camino volver a Egipto, sin ser capaz de reconocer el bien de la libertad como un bien, el cristianismo se comporta del mismo modo en su camino de éxodo: reconocer el misterio de la liberación y de la libertad como un don de redención les resulta siempre difícil a los seres humanos, que prefieren renunciar a su liberación. Con las misericordias de Dios, sin embargo también pueden comprender constantemente que la libertad es el gran don para una vida verdadera…
…en mi opinión, aún perdura la percepción de que seguimos necesitando la gracia y el perdón. Para mí, es un <<signo de los tiempos>> el que la idea de la misericordia de Dios sea cada vez más central y dominante, empezando por sor Faustina, cuyas visiones reflejan profundamente, de distintas maneras, la imagen de Dios propia del hombre de hoy y su anhelo de la bondad divina. El papa Juan Pablo II estaba profundamente imbuido de este impulso, aunque no siempre se manifestara de forma explícita. Pero es indudable que no se trata de una casualidad el que su último libro, que vio la luz justo antes de su muerte, hablara de la misericordia de Dios. Partiendo de las experiencias en las que pudo constatar desde su más tierna infancia toda la crueldad de los seres humanos, afirma que la misericordia es, en última instancia la única auténtica reacción posible contra el poder del mal, y la única eficaz. Solo donde hay misericordia termina la crueldad, termina el mal y la violencia… En mi opinión, esto pone de relieve que, bajo el barniz de la seguridad en sí mismo y en la propia justicia, el hombre de hoy oculta un profundo conocimiento de sus heridas y de su indignidad frente a Dios. Se halla a la espera de la misericordia…
Fiestas Divina Pastora:
-Bajada el sábado 19 de agosto a las 20:30 horas.
-Misa Mayor de las fiestas el domingo 27 de agosto a las 12:30 horas.
-Procesión el domingo 27 de agosto a las 20:30.
-Misa en la Plaza, con confirmaciones y subida de la Divina Pastora a su camarín el sábado 9 de septiembre a las 20:00 horas.
Acerca de la vida después de la muerte
(del psiquiatra: C.G. Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, ed. Seix Barral, vigesimoquinta impresión, 2019)
“Lo que voy a explicarle a ustedes del más allá y sobre la vida después de la muerte, todo son recuerdos. Son imágenes e ideas que yo he vivido y que me han inquietado. En cierto aspecto forman la base de mis obras, pues éstas en el fondo no son sino renovados intentos de dar respuesta a la interdependencia entre <<este mundo>> y <<el otro mundo>>. …actualmente los hombres casi siempre se identifican exclusivamente con su consciencia y se imaginan ser únicamente lo que de sí mismos saben. Todo el que tenga una idea de psicología puede darse cuenta de lo restringido que es este saber. Racionalismo y doctrinarismo son las enfermedades de nuestra época; ellas pretenden saberlo todo. Pero se descubrirán muchas cosas que hoy definimos como imposibles a causa de nuestro limitado punto de vista. Nuestros conceptos de espacio y tiempo tienen una validez sólo aproximativa y dejan abierto un amplio campo de discordancias y absolutas…
Lo inconsciente nos ofrece una posibilidad al transmitirnos algo o aportarnos datos significativos. Afortunadamente es capaz de comunicarnos cosas que nosotros no podemos saber por lógica alguna. ¡Piensen ustedes en los fenómenos sincrónicos, en los sueños premonitorios y en los presentimientos!
Una vez regresaba de Bollingen a casa. Era en la época de la segunda guerra mundial. Llevaba un libro conmigo, pero no podía leer, pues en el instante en que el tren se puso en movimiento se me presentó la imagen de una persona ahogándose. Era el recuerdo de una desgracia ocurrida durante el servicio militar. En todo el viaje no pude librarme de esta imagen. Esto me inquietó y pensé: ¿Qué ha sucedido? ¿Ha sucedido alguna desgracia? En Erlenbach me apeé y fui hacia casa preocupado todavía por este recuerdo. En el jardín correteaban los niños de mi segunda hija… todos me miraron con extrañeza y yo pregunté: <<¿Qué ha pasado?>> Me contaron que Adrian había caído al agua en el embarcadero y como no sabía nadar, por poco se ahoga. El hermano mayor le había salvado. Esto tuvo lugar exactamente en el momento en que yo en el tren fui invadido por mis recuerdos. Así, pues, mi inconsciente me había dado una advertencia. ¿Por qué, pues, no pude también darme información sobre otras cosas?
Algo parecido experimenté ante un caso de defunción de un familiar de mi mujer. Entonces soñé que la cama de mi mujer era una profunda fosa con muros tapiados. Era una tumba y recordaba algo antiguo. Entonces oí un profundo suspiro, como cuando alguien expira. Una figura que se parecía a mi mujer se incorporó en la tumba y surcó los aires. Llevaba una túnica blanca en que había bordados extraños signos negros. Me desperté, desperté a mi mujer y miré la hora. Eran las tres de la mañana. El sueño había sido tan extraño que pensé inmediatamente en que pudiera anunciar una defunción. ¡A las siete llegó la noticia de que una prima de mi mujer había muerto a las tres de la mañana!
Cuando se tiene experiencias de este tipo se toma un cierto respeto por las posibilidades y aptitudes del inconsciente. Sin embargo hay que ser siempre crítico y saber que tales <<comunicaciones>> pueden tener siempre un sentido subjetivo… existen indicaciones de que por lo menos una parte de la psique no se encuentra sometida a las leyes del espacio y del tiempo. La prueba científica acerca de ello la aportaron los conocido experimentos de Rhine. Junto a incontables casos de presentimientos espontáneos, las percepciones fuera del espacio y otros casos de este tipo, de las cueles ya les he contado algunos ejemplos de mi vida, demuestran que la psique en ocasiones funciona más allá de la ley de la causalidad espacio-tiempo…Una imagen del mundo perfecta debería, por así decirlo, ser ampliada con otra dimensión; sólo entonces podría aclararse unitariamente la totalidad de los fenómenos…
No fueron sólo mis propios sueños, sino también a veces los de otros, los que me formaron en la creencia sobre una vida posterior a la muerte, me la hicieron revisar o me la confirmaron…
Otra experiencia sobre la evolución del alma después de la muerte la tuve cuando -aproximadamente un año después de la muerte de mi esposa- me desperté de pronto una noche y supe que había estado en su casa, al sur de Francia, en la Provenza y había pasado todo el día con ella. Ella realizaba allí estudios sobre el Santo Grial. Esto me pareció significativo, pues ella había muerto sin haber terminado el trabajo sobre este tema.
La explicación a nivel subjetivo -mi ánima no había terminado todavía el trabajo emprendido por ella- no me dice nada, Peus sé que aún no lo he terminado; en cambio, la idea de que mi mujer después de muerta trabajaba todavía en su ulterior evolución espiritual, lo que siempre es dable imaginar, me pareció razonable, y por ello el sueño fue algo tranquilizador para mí…
Nuestra época ha insistido a toda costa en desplazar al hombre terrenal y ha contribuido a endemoniar al hombre. El fenómeno de los dictadores y toda la miseria que ha causado es debido a que se ha despojado al hombre de su tendencia al más allá por la estrechez de miras de los <<omnisapientes>>. De este modo se ha sacrificado también al inconsciente. La tarea del hombre debería consistir precisamente en lo contrario, en llegar a adquirir consciencia de lo que le impulsa desde lo inconsciente, en lugar de permanecer inconsciente o idéntico a ello. En ambos casos crearía consciencia desleal a su destino. En lo que no es posible alcanzar, el único sentido de la existencia humana consiste en encender una luz en las tinieblas del mero ser”.
Historia de un otoño
(fragmentos; José Jiménez Lozano, ed destino)
“…en este monasterio, la paz interior no se perdía, ni el aire se cargaba por visitas de arzobispos, cardenales, reyes, príncipes o inquisidores. Esas visitas y esas inquisiciones formaban ya parte casi de la vida diaria, desde hacía cincuenta años.
Monseñor de Noailles bajó la mirada, que había sostenido la de la priora, y prosiguió:
-Es preciso que firméis, Madre Du Mesnil. Ni siquiera se os pide que aceptéis en vuestra conciencia lo que dice el Formulario: que las cinco herejías condenadas por Roma están en el libro de Jansenio sobre San Agustín.
-¡Ojalá pudiéramos firmar Monseñor! Pero, ¿cómo mentir firmando? Si las cinco proposiciones heréticas condenadas por Roma no están en el libro de Jansenio, ¿cómo firmar solemnemente, con nuestra rúbrica en el Formulario, lo contrario?
-Roma dice que sí están, Madre Du Mesnil.
-Pero ¿están o no están, Eminencia? -preguntó la priora…
…Cuando hemos llegado a esta casa, cantabais, durante la misa, el símbolo de la fe: <<Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam>>. Ésta es la Iglesia que os pide que firméis, Madre Du Mesnil.
-¿Y cómo engañar a la Iglesia, Monseñor, cómo engañar al Santo Padre de Roma, haciéndole creer que aceptamos lo que no aceptamos: que esas cinco herejías están en Jansenio? ¿Cómo echar esa sospecha, más pesada que una lápida de oprobio, sobre las cenizas del santo obispo de Yprés? …Somos hijas sumisas de la Iglesia, Eminencia, y estamos en sus manos, pero sobre cuestiones de hecho no hay autoridad, y para nosotros es un hecho que las cinco herejías no están en Jansenio…
-Pero la obediencia mata el yo -dijo el arzobispo-. La obediencia <<perinde ac cadaver>> hace que los hijos de la Iglesia se tornen tan pasivos como un cadáver en manos de la autoridad de esa Iglesia
¿Y para qué quiere la Iglesia cadáveres, Monseñor? -preguntó la priora, volviendo sus manos a las mangas del hábito, después de alisar la roja cruz del mismo-. Me horrorizáis Eminencia. Nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos; y apenas el Creador acabó de formar este pobre muñeco de barro que somos, le dio en la frente el soplo de su libertad para que fuese un hombre y no un muñeco. Siempre me han indignado las marionetas desde que era pequeña, Eminencia. Mi padre jamás nos permitió a sus hijas jugar con muñecos por miedo de que después, si tuviésemos hijos nosotras mismas o fuésemos constituidas en autoridad, manejásemos como a muñecos -como cadáveres que dicen esos señores de la Compañía- a los seres humanos que nos fuesen encomendados…
…Nadie tiene poder, si no puede resistir… Ese es el poder de Dios, Padre Vivant: estar abofeteado, escupido, azotado, crucificado… y RESISTIR, decir NO. Resistir ante todas las potencias del mundo y del infierno, desde la cruz y la humillación, antes que renegar la propia conciencia. ¡Y esas monjas pueden! ¡Un puñado de mujeres, algunas de ellas todavía unas niñas!”
(el rey de Francia venció, el Papa lo consintió; el convento fue destruido, las monjas dispersadas; hoy se pueden visitar sus ruinas a las afueras de París; a continuación sigue la novela con un diálogo entre la madre du Mesnil y el cura de un pueblo).
“-Yo no soy ningún teólogo, Madre Du Mesnil… soy un pobre cura de parroquia. Mis ovejas no buscan la santidad, Madre Du Mesnil, sólo escapar de pura misericordia de las llamas del infierno. Y eso, porque tienen miedo. No porque amen a Dios, ni siquiera deseen ir al cielo. Desean ir a Versalles… ¿Qué esperáis en los monasterios, hijas? ¿Qué creéis que es la Iglesia? Os parecéis a esas señoritingas que educáis: se pasan el día hablando de amor y creen que es una batalla de rosas o de poesía. En todo caso, de inacabables desmayos del corazón. Pero, en seguida, se encuentran embarazadas, se cubren de pecas, se hinchan. Su marido bebe o lee o anda tras otras muchachitas. Y los críos que llegan ahuyentan a Venus. En este despertar de la ilusión consiste el amor cristiano, que no es el enamoramiento, hija. Los poetas se enamoran de diosas, pero todo el Olimpo es mentira y Venus debía de ser una pelandusca bien hecha pero nada más. No, desde luego, la diosa del amor… me gustaría conocer al poeta que cantase a Venus embarazada.
Pues eso es lo que os pasa a vosotras y a los señores teólogos con la Iglesia. Estáis enamoradas de la Iglesia… Y, claro, la Iglesia no es una señoritinga, una Venus. En cuanto comenzáis a ver sus arrugas o su vientre hinchado os sentís desilusionadas…
¿Aunque os pida firmar el formulario? …me resultaría más fácil que nunca firmar. Bien sabéis que no debo hacerlo.
…La Iglesia necesita oposición, necesita que una parte de sus hijos diga que no a ciertas cosas. El ideal de una Iglesia no es el de ser una balsa de aceite como un Estado. La obediencia de la cruz nada tiene que ver con la de este mundo…”
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