Pura Castillo Bidaburu - mujer de Niceto Alcalá Zamora y Torres |
PURA CASTILLO BIDABURU
de Priego de Córdoba a la Jefatura del Estado
José Antonio Espejo Zamora
El 23 de enero de 1901, Pura Castillo contrajo matrimonio con Niceto Alcalá-Zamora y Torres. Aunque no eran parientes, compartían familiares, posición económica e ideología política. Ella cuatro años más joven que Niceto, nació el 2 de febrero de 1881, y se bautizó en la parroquia de Priego el 5; ambos se criaron en la calle del Río. Ella, moriría en Pau en 1939; él, en Buenos Aires, diez años más tarde.
Recorrer la vida de Pura es pisar las huellas de Niceto y descubrir en cada paso del Jefe del Estado el pensamiento de su mujer. El pensamiento del matrimonio Presidencial tuvo por objetivo la solución que Europa formulará tras la II Guerra Mundial: creación de Estados democráticos en cuyos parlamentos se encuentren expresadas todas las tendencias políticas, salvo que Niceto la formuló quince años antes, en el periodo de entreguerras, donde triunfaban los totalitarismos; ésta fue la audacia y acierto del Presidente; solución no compartida por los que, seducidos por la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini o la Rusia de Stalin, lucharon por lo contrario. La lucidez de Niceto surgió no sólo de su formación intelectual sino también de su capacidad reflexiva, así como de su experiencia en política internacional, que le llevará a participar en Copenhague en la Conferencia de Desarme tras la I Guerra Mundial y se extenderá más allá de su experiencia en España cuando Charles de Gaulle, como consejero, lo convoque tras la II Guerra Mundial. Ninguna relevancia lúcida habría tenido ni Pura Castillo ni su marido, Niceto, si, como apunta Unamuno, no hubiesen sido “paisanos, hombres del país, del pago, de la patria que en el paisaje se revela y simboliza… Y sin ser aldeano, paisano, no cabe llegar a ciudadano.” Todo lo que fue la familia Presidencial se gestó en Priego de Córdoba; Pura se hunde en sus raíces para ser; desde su bautismo es marcada por su origen; así queda expresado a través de los nombres con los que es nombrada: María Purificación Narcisa Enriqueta Jesús de la Columna. Tanto la prensa como los estudiosos han remarcado la religiosidad de Pura; y esto no es más que la expresión del equilibrio y aceptación de la propia realidad, de lo que se es, pues, como indica el filósofo Julián Marías, ser europeo es ser hijo de tres experiencias conjugadas y expresadas a través del cristianismo, la experiencia del pueblo judío y su relación con Dios; del mundo griego, búsqueda de la verdad desde la razón; del pueblo romano y el Derecho Romano. Estas tres experiencias vividas como un cristiano consciente nos hacen ser hijos de la tierra, Priego - Europa; hijos del pasado para ser alguien con futuro; esto lo expresa la filósofa Simone Weil en su libro Echar raíces: una persona “tiene una raíz en virtud de su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que conserva vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos de futuro… Constituye el único órgano de conservación de los tesoros espirituales juntados por los muertos, el único órgano de transmisión mediante el cual los muertos pueden hablar a los vivos. Y la única cosa terrena que tiene una relación directa con el destino eterno del hombre es la irradiación –transmitida de generación en generación- de aquellos que tuvieron plena conciencia de tal destino”.
Pura Castillo Bidaburu - mujer de Niceto Alcalá Zamora y Torres |
Breve genealogía de Pura Castillo Bidaburu:
Pura fue hija de Enrique Castillo Aguilar y de Natalia Bidaburu Cámara; ambos, naturales de Priego de Córdoba. Enrique nació en 1852; fue hijo de Antonio Castillo Torreblanca Castillo y de Fermina Aguilar Tallón; fue su madrina su tía carnal Adelaida Castillo, mujer de Narciso Arjona; ambos serían más tarde los padrinos de bautismo de Pura Castillo; estos serían padres de Adelaida Arjona Castillo, que, casada con José Valera, crearían la fundación Arjona-Valera; Narciso fue hijo de Juan de Dios Arjona Chica y de Purificación López Alcalá-Zamora. Francisca Castillo, otra tía de Enrique Castillo Aguilar, contrajo matrimonio con Juan Alcalá-Zamora Caracuel, tío carnal de don Niceto. Fermina Aguilar Tallón, abuela paterna de Pura, aunque había nacido en Algarinejo, su abuelo, el arquitecto Francisco Aguilar García Berruguilla, se crió en Priego, de donde eran todos sus antepasados, al menos desde el siglo XVII. El arquitecto fue hijo de José Aguilar y de Rosalía García Berruguilla; ésta hija y nieta de arquitectos; su tío Juan García Berruguilla decidiría, como arquitecto, que la construcción del Ayuntamiento de Salamanca y cerramiento de la Plaza Mayor lo realizara García Quiñones; el primo hermano de Rosalía García Berruguilla, Facundo Caballero García Berruguilla, fue ministro de Hacienda, director de La Gaceta y ministro de fomento durante la primera mitad del s. XIX; su hija Margarita sería la Condesa de Oñate; un hermano de Margarita, Antonio, sería embajador de España en Londres y Juan, otro hermano, discípulo de Goya. El notario de Priego, Patricio Aguilar Cano, primo de la condesa de Oñate, domiciliado en la casa que linda con la de don Niceto, fue tío abuelo de doña Pura; la hija de éste, Cristina, se casaría con el hijo de otro notario de Priego, Áureo García de Castro Najarro. Otra prima del suegro de don Niceto fue Dolores Aguilar García Penche, mujer de Miguel Valverde López, tío del escritor prieguense Carlos Valverde López. Un primo de Enrique Castillo Aguilar, Francisco García Aguilar, se instaló en Málaga donde abrió una farmacia. Sus hijos: Manuel García Guerrero, farmacéutico, fundaría el Colegio de de Farmacéuticos de Málaga; Francisco, médico, fundaría el Colegio de Médicos de Málaga; José fue diputado y alcalde de Málaga; Luis, abogado, concejal de Málaga, (su hijo, Luis García Valls, yerno del arquitecto Fernando Guerrero Strachan); Leopoldo, militar; Adolfo, murió en Madrid y sería la propia Pura Castillo quien colocara la esquela en el periódico Ahora junto a la de su madre, Natalia Bidaburu, el 9 de julio de 1935. Natalia fue hija del músico y liberal vasco León Bidaburu, natural de Vergara y de la prieguense Juliana Cámara García Calabrés; para la genealogía de Juliana me remito a los estudios realizados por Manuel Peláez del Rosal. De sus antepasados heredaría principios éticos, la fe católica y su posición progresista en el mundo político y social. Enrique Castillo Aguilar tuvo varios familiares en la masonería: Rafael Gordillo Aguilar en la logia de Alcalá la Real; el marido de Encarnación Gordillo Aguilar, Rafael Valverde García, grado 32 de la de Algarinejo; éste, además, fundó el Comité Liberal en Priego; era sobrino nieto del farmacéutico de Loja, José Ezequiel Ruiz Matas, fundador de la comunidad espiritista de Loja y padre del médico jefe de la logia de Alcalá Real.
Vida pública de Pura Castillo Bidaburu
Mercedes Valverde Candil presentará a Pura como una mujer culta que hablaba perfectamente francés, así como buena pianista y conocedora del mundo del derecho; no es para menos, pues ella fue hija, mujer, prima y sobrina de abogados. La prensa se hará eco de las mujeres que rodean a don Niceto: “mujeres fuertes en la adversidad, mujeres a las que no les asustaba la popularidad… ¡Cuánto debe la República a aquella noble enlutada, un poco encorvada por el peso de los años, que, madre de la esposa, más lo parecía de él mismo; a la dama ejemplar, compañera inseparable del prisionero, y a las mujercitas alegres y decidoras, que comprendían la necesidad del sacrificio y alentaban a todos con un sano optimismo! Eran entonces valientes y decididas. En todas partes las primeras. Se habían sumado a la cruzada revolucionaria y estaban dispuestas a llegar hasta el final. -¿No les asusta a ustedes verse mezcladas en todas estas andanzas revolucionarias? -¿Por qué? ¿No se ha entregado a ellas nuestro padre? Allá donde vaya cualquiera de nosotros estaremos siempre todos…”. En otras declaraciones, dirá Pura que para ella lo primero es el hogar y después la política. La vida pública de Pura Castillo no comenzó con la Presidencia de la República; así, la encontramos en 1910 acompañando a los Infantes Carlos de Borbón y Luisa de Orleans a La Carolina para visitar los campos de batalla de Las Navas y de Bailen; en 1917, junto al Conde de Romanones, asiste a la comida en el Palacio de Oriente para celebrar la onomástica de la reina Victoria; o en su actividad en la Cruz Roja. Durante la República y como mujer del Presidente, su actividad se verá acentuada; quisiera resaltar sólo tres actos: el primero, su visita al Lyceum Club Femenino, institución dirigida por María de Maeztu, Victoria Kent, Zenobia Camprubí, entre otras. El segundo se refiere a la construcción de una manzana de casas para familias desfavorecidas de Priego; y por último, el más significativo desde el punto de vista histórico, su participación como mujer en las elecciones en las que por primera vez, ella y todas, podían hacer uso de su derecho al voto; derecho por el que luchó Clara Campoamor con el apoyo de don Niceto y la oposición de muchos.
Actas Capitulares del Ayuntamiento de Priego de Córdoba -1611- Hidalguía apellido Aguilar |
En otras ocasiones, encontramos a Pura trabajando por su cuenta; así lo narra Niceto, que es avisado por ella de que el día de las elecciones podía ser objeto de un atentado; ella había sido informada por uno de sus contactos; es curioso que entre los interventores electorales en la mesa donde les correspondía votar a los Alcalá Zamora en Madrid se encontraba un ciudadano cubano, Patricio Aguilar González, profesor, nieto del notario de Priego del mismo nombre y como se ha indicado, tío abuelo de Pura; Aguilar González se incorporará más tarde a las filas de Galarza. A la mujer de Niceto la encontramos actuando como la mano silenciosa que llega allí donde no alcanza el Presidente; Azaña, en sus Diarios, refiere que doña Pura lloraba junto al obispo de Madrid a causa de la ley de Congregaciones: “4 de junio (1933) …Los obispos han publicado un documento condenando la ley de Congregaciones, y se habla de otro del Papa. Cuentan que estas cosas han sembrado la desolación y el espanto en la familia de don Niceto. Refieren una escena de lágrimas entre el obispo de Madrid y la mujer del Presidente… estos disgustos domésticos no dejan de influir en la política, cosa no prevista por la Constitución.”
Pura Castillo - II República |
José Serrano Ramos, íntimo amigo de don Niceto, le comentará a la prensa como Pura Castillo “ha sido siempre la compañera ideal de un hombre cómo él: Yo sé bien que la mujer del presidente ha influido decididamente en su vida con su talento, con su bondad, con su prudencia. Él la ha consultado siempre; lo mismo para el cuidado de su hacienda que para resolver los problemas más arduos de su vida política.” En otro momento, el mismo José Serrano dirá: “doña Pura es un dechado de energía, de aliento, de resistencia. Obra de su espíritu, que en ella es algo extraordinario… Ella había nacido en la misma calle, y hasta en la misma acera que él… don Niceto, en el 35; en el 33, su coetáneo, mi interlocutor; y doña Pura, en el 13 ó el 15”.
El Heraldo de Madrid recogerá la reacción de Pura al enterarse de la noticia de un golpe de estado en Chile: “¡Si no es posible! ¡Si los tiempos no están para dictaduras! Nada más inseguro que un régimen asentado sobre la violencia.” En esto también llevaba razón doña Pura; ella, madre de 7 hijos, tendrá que sufrir los avatares de un país en guerra civil. Si en 1921 enterró a su hija Elia de 5 años, en 1938 sintió la muerte de su hijo Pepe en Valencia mientras que el resto de la familia Presidencial se encontraba exiliada en Francia; más tarde, su hijo Luis será conducido a un campo de refugiados republicanos españoles en Francia. Antes, durante el mes de julio del 36, ya comenzará a ser perseguida la familia, tanto por el gobierno republicano como por los aspirantes al mando; en ese mes, entrará la familia en la ciudad de París en el furgón de equipaje, pues el vagón donde venían comenzó a arder; su casa de Madrid fue asaltada por el gobierno de Giral, así como las cajas de seguridad del banco con permiso de Largo y Galarza. En Priego y pueblos aledaños, según Queipo de Llano, se desencadenó una persecución contra parientes y amigos de la familia presidencial; así, el 21 de septiembre del 36 sería fusilado en Algarinejo un primo de Pura, José Aguilar Aguilera, sin que tuviese la más mínima implicación política; ni un mes más tarde otra prima de Pura, Cristina Aguilar González, nieta del notario de Priego, Patricio Aguilar, inspectora de educación en Cuba, murió en un extraño accidente de coche. La marginación social de la familia no concluyó con el final de la Guerra Civil sino que se prolongó más allá de la constitución de 1978: recordemos el discreto funeral de don Niceto y doña Pura en el cementerio madrileño de la Almudena por expreso deseo del gobierno del demócrata Suarez, o cómo el capellán de dicho campo santo se negó a ir a rezar a la tumba del Presidente o cómo en el 2022 el párroco del Sagrario de la Catedral de Granada, Juan Gutiérrez, se negó a celebrar una misa por Pura y por Niceto cuando cada año preside un funeral por el último dictador de España. Sin embargo, la Iglesia no ha tenido reparo alguno en aceptar la Fundación Valera Arjona; tampoco la construcción por parte de las hijas de Niceto de la iglesia de la Trinidad en Priego; o la Fundación Aguirre en Antequera, colegio de los Salesianos, constituida con el patrimonio de otro primo de Pura, Rafael García Aguilar, y su mujer Salvadora Muñoz González. Pocas familias habrán sido más generosas con sus pueblos y sus gentes; eso sí, con el patrimonio personal y no con los bienes públicos.
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