sábado, 30 de noviembre de 2024

Lecturas comentario domingo 1º tiempo de adviento uno de octubre de 2024


Comentario a las lecturas del domingo 1º de adviento:


Comenzamos el adviento, tiempo de esperanza. El evangelio de este domingo parece que es continuación de los dos últimos; sin embargo hay elementos que los diferencia: la diferencia fundamental está en el tiempo. La celebración litúrgica de la eucaristía consigue traer al presente el pasado y anticipa el futuro. Así, en los dos últimos domingos del tiempo ordinario, la liturgia se centraba en la anticipación del futuro, es el tiempo del cumplimiento, en el que Jesucristo recoge los frutos de su obra y se los presenta a Dios Padre, la culminación de esa historia de amor y justicia que conlleva un juicio, es el tiempo de arruinar a los que arruinaron la tierra. Es como una pareja que se enamoraron, lucharon, tuvieron hijos y nietos y al final, ante la muerte y el encuentro con Dios, le presentan a éste la historia de amor que han vivido durante muchos años. El adviento es el tiempo del enamoramiento, del comienzo de una historia de amor entre Dios y los hombres que crean la historia encaminados a ese encuentro final con Dios que volveremos a celebrar dentro de un año, nuevamente, el día de Cristo Rey.


En este tiempo de enamoramiento, conforme pasan los días, la liturgia nos va centrando la mirada en el nacimiento de Jesucristo, en Belén; pero este camino nació en una promesa hecha, como todas, en el pasado; así, en la primera lectura, el profeta Jeremías afirma: suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra, se ve que en la tierra ni hay justicia ni prevalece el derecho. Por tanto, el objetivo se centra en que prevalezca en la humanidad lo justo consiguiendo que se convierta en una comunidad de amor. Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y amor a todos, nos dice la segunda lectura; pero no olvidemos que ni el amor ni la esperanza rehuyen la tragedia. Por ello, en el evangelio de hoy, se nos advierte de las grandes dificultades que hay que afrontar, tragedias reales, relacionadas unas con los avatares de la naturaleza, …angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad…, otras con los actos irresponsables y evasivos de los hombres, Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borrachera y las inquietudes de la vida…; para conseguir el objetivo hay que estar, pues, despiertos en todo tiempo… y manteneos en pie ante el Hijo del hombre.


¿Cómo conseguir el objetivo? A esta cuestión responde San Pablo en la segunda lectura: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios, pues comportaos así y seguid adelante


Sin embargo, esta tarea es imposible para el hombre y así nos lo enseña la historia; hay un cuadro de Paul Klee, el Angelus Novus, al que el pensador Walter Benjamín le dedicará parte de sus reflexiones; se trata de un ángel con las alas desplegadas que mira hacia atrás, con los ojos espantados ante lo que contempla, y aquello que está viendo son las ruinas con las que el tiempo y la historia de los hombres van sembrando el pasado; el ángel, con sus alas abiertas está siendo empujado hacia el futuro por el viento huracanado del progreso. Ese pasado está lleno de intentos puramente humanos de construir el paraíso en este mundo sin Dios; pensemos en el intento totalitario de Rusia, Alemania e Italia del siglo XX; dejaron Europa empapada en sangre y cubierta de cadáveres. 


A la hora de construir la fraternidad, la comunidad de amor entre los hombres y Dios no estamos solos; el salmo nos lo reseña: …hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes; las sendas del Señor son misericordia y lealtad…; Dios camina con nosotros, en nosotros.


El mal, por otra parte, no deja de introducirse constantemente en los sinceros intentos de los hombres de construir un mundo mejor; lo podemos ver en los pueblos; estos son microcosmos, aunque en ellos se organicen con principios liberales, democráticos; después de haber vivido en muchos pueblos muy pequeños, he podido observar cómo siempre una “élite” intenta controlar a todo el pueblo y aquellos a los que no puede controlar los ignoran o los difaman; cuando hablo de “élite” no me refiero a los mejores desde el punto de vista intelectual o moral sino a aquellos que ocasionalmente tienen el poder, ya sea éste político o económico, es más, en esas "élites" es donde la inmoralidad y la corrupción tienen una presencia más fuerte; este esquema se repite en muchos grupos humanos que funcionan como microcosmos, ya sea en el mundo político, en el universitario, en el sindical, en la iglesia, etc…; en ésta última, la gente tiende a pensar que los mejores la dirigen; pero en ella sucede lo mismo, esto es, fijaos que en la Iglesia el obispo tiene que decidir quién ocupa qué puesto y lo hace sin criterios objetivos, a veces, con información falsa, otras conociendo la verdad por conveniencia o presionado por grupos de influencia; hay algunos grupos en la Iglesia que se les suele denominar movimientos, algunos de ellos son lobbys; en Granada, uno que se ha significado sustancialmente así ha sido el de los focolares. ¿Por qué sucede esto? Hay muchos motivos: a veces, simplemente porque se busca el poder y el dinero, otras porque el individuo o individuos, cargados de complejos, necesitan destacarse del resto para sentirse alguien y, no pudiendo brillar por ellos mismos, necesitan un cargo, un puesto relevante que los eleve a alturas que jamás alcanzarían con la honradez; otras veces hay cosas que ocultar y piensan que si acumulan poder o están a la sombra del mismo se podrán resguardar de la luz y del bien; otras porque, estando en el lugar apropiado, podrán colocar a los suyos y así aumentar y asegurar el poder que ya ellos tenían. Así es parte del mundo; sin embargo, hay al mismo tiempo, en la Iglesia y en el mundo una muchedumbre de personas que son éticamente irreprochables, que pasan su vida construyéndose personal e individualmente de tal manera que evitan constantemente el mal de forma consciente y van expandiendo la presencia de Dios, en la Iglesia, en la universidad, en sus pequeños pueblos; esa inmensa mayoría, constantemente, soporta “élites” inmorales que no están a la altura del pueblo; cuando hablo de pueblo lo uso en el sentido de Hannah Arendt; el pueblo estaría compuesto por todos aquellos de cualquier clase social que piensan por sí mismos y que no han interrumpido el diálogo con su propia conciencia, mientras que el populacho, igualmente, estaría compuesto por gentes de todas las clases sociales pero que se dedican en cada momento a aplaudir al hombre más fuerte, sea quien fuere, esto es, serían como, en los Simpson, el asistente personal de Montgomery Burns, dueño de la central nuclear, Waylon Smithers. Hannah Arendt también demostró en Los orígenes del totalitarismo la conexión entre las élites y el hampa; para profundizar en el mundo subterráneo de los pequeños pueblos recomiendo leer la obra de José Jiménez Lozano, o ver la serie Aquí no hay quien viva.


viernes, 22 de noviembre de 2024

Virgen de la Paz Gójar restauración

RESTAURACIÓN DE NTRA. SRA. DE LA PAZ

Titular de la parroquia de Gójar 

-Hoy día 22 de noviembre de 2024 se ha trasladado la imagen de Ntra. Sra. de la Paz al taller de restauración.

-La imagen de la Virgen de la Paz data de 1529.

-Machuca fue el autor del retablo, hoy desaparecido, desde donde ella presidía el templo parroquial de Gójar.

-Factura donde se refleja lo que cobró Machuca en 1529 por el retablo, cuadros e imágenes.

Factura que cobró Machuca
por realizar el retablo con sus cuadros e imágenes
 para el templo parroquial de Gójar en 1529

























































domingo, 10 de noviembre de 2024

Comentario a las lecturas del domingo 10 de noviembre de 2024

 


Comentario a las lecturas del domingo XXXII del tiempo ordinario:


-1ª Lectura: Libro de los Reyes 17,10-16.

-Salmo 145,7.8-9a. 9bc-10.

-Segunda lectura: Carta a los Hebreos 9, 24-28.

-Evangelio: San Marcos 12, 38-44.


Personajes:

-La viuda de Sarepta: “…no me queda pan cocido; sólo un puñado de harina en la orza y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos”.


-La viuda del evangelio: “ …esta viuda pobre (…) que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.


-Los escribas: “buscan asientos de honor… los primeros puestos… devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa”.


-Dios: “hace justicia… da pan a los hambrientos…; abre los ojos al ciego”.


-Jesucristo: ve los actos de la viuda y la de los escribas y juzga. Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos…; para salvar a los que lo esperan.


Las dos viudas son conscientes de su situación; ambas están ante el abismo; la de Sarepta se resigna a la muerte, es más, está decidida a morir, ella y su hijo; siente que no tiene futuro; la del evangelio, en cambio, apuesta por el futuro, lo poco que tiene lo apuesta al futuro.


Los escribas, sienten la angustia de la vida, de la nada y del sinsentido, pero en lugar de deslizarse hacia la muerte como la de Sarepta, ellos generan la muerte: “devoraban los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones”; utilizan lo sagrado buscando el beneficio propio; estos saben calcular y buscan su beneficio, es más, a veces, destruyen la vida de los demás no porque ellos vayan a obtener un beneficio personal sino simplemente porque no soportan que otra persona sea feliz, o que otra persona se desarrolle plenamente y tenga una vida con sentido. A estos personajes los vemos en el teatro del mundo: en la política, en la universidad, en los ámbitos de trabajo; también en la iglesia, yo podría señalar a más de uno; estas personas no tienen escrúpulos, necesitan los primeros puestos, son inmorales pero todo lo revisten con una falsa bondad, apelan al bien de la empresa, de la sociedad o de la Iglesia; sin embargo, siempre van generando la destrucción en su entorno, en ese ámbito sólo soportan a otro igual a ellos; desprecian y condenan al ostracismo a aquellos que en la vida se conducen con criterios morales; en no pocas ocasiones la autoridad prefiere rodearse de inmorales, pues estos les ayudarán en sus estrategias no siempre claras. Ellos se creen listos, pues van ocupando los primeros puestos de la sociedad y de la iglesia, pero realmente, si uno presta atención, verá que no son mas que unos vende-coches, no hay en ellos nada; están en la angustia de la nada y esta situación hace que su interior se convierta en motor ambicioso que lo va devorando todo, tienen sed y hambre; nada los sacia, nada les da paz, y en el torbellino de la angustia  se ven lanzados a repetir sistemáticamente los mismos actos destructivos hacia fuera; estos no son neutros: la destrucción que generan aniquila su propia interioridad y quedan imposibilitados para otro tipo de vida.


La viuda de Sarepta sabe que está en abismo, en la angustia de la nada; su vida no tiene sentido y fuera de ella no encuentra nada que la sustente: “una mujer viuda recogía por allí leña”; leña para hacer fuego, cocinar lo poco que le queda y morir. En esa situación irrumpe el profeta Elias y le GRITA que le traiga agua y pan; ella piensa que no tiene nada; ella no puede sostenerse en la vida, tampoco a su hijo, no tiene más futuro que la muerte; “él volvió a gritarle: tráeme, por favor, en tu mano, un trozo de pan”; Elías la está forzando a encontrar en ella su propio futuro, la eternidad, el sentido de su vida; una vida sin sentido es peor que no tener pan para comer, pues la angustia inunda toda el alma. Elías lanza a la de Sarepta a encontrar en lo más profundo de sí misma lo eterno, lo sagrado, la fuente que da sentido a la vida y que está relacionada con Dios; con la relación que dentro de uno mismo se establece con Dios y que nos revela que somos seres sagrados, aunque no ocupemos los primeros puestos, ni vistamos con elegancia, ni nos saluden por la calle; sois templos del Espíritu Santo, nos dirá San Pablo; “la orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará hasta el día en que el Señor conceda lluvias sobre la tierra”; esa relación en el interior de uno mismo (la orza) con Dios hace que uno experimente cómo el Señor hace justicia, da pan, liberta, abre los ojos, endereza a los que se doblan, ama a los justos, guarda a los peregrinos, trastorna el camino de los malvados…; aunque estos, como hemos visto, ya están en el trastorno.

 

En el evangelio nos encontramos con la vida de Sarepta, que ha atravesado el sinsentido en el que se encontraba, ahora, aún débil, se dirige hacia lo sagrado y apuesta por ello; en ese recorrido por el templo, al igual que Jesucristo, habrá visto a los escribas en los asientos de honor, entonces interiormente se sonríe, sabe que no son nada; que están o son ya ellos mismos  la nada y  la angustia; ella ya anda sobre las aguas al igual que Jesucristo; se encuentra entre el grupo que tiene esperanza, “La segunda vez, aparecerá… para salvar a los que lo esperan”.


El pensador coreano-alemán Byung-Chul Han nos dirá: “…la angustia aísla a las personas, es imposible compartirla. A base de miedo no se crea ninguna comunidad, ningún nosotros… no existe la revolución del miedo. Quien tiene miedo se somete al poder. Sólo en la esperanza de un mundo distinto y mejor despierta un potencial revolucionario… cuando no tenemos otra cosa a la que aferrarnos que el miedo, la vida se reduce a la supervivencia… La esperanza cristiana no nos lleva a una pasividad inactiva, sino que nos mueve a actuar, inspirando nuestra imaginación y despertando una capacidad inventiva para romper con lo antiguo y abrirnos a lo nuevo. La esperanza no nos evade del mundo, sino que nos hace anhelantes de futuro… la esperanza cristiana siempre tuvo efectos revolucionarios en la historia cultural de las sociedades que la albergaron…”

Este pensador, frente a Heidegger, apostará no por la muerte sino que acentuará y subrayará que el milagro es el nacimiento. Ya pero todavía no; ya pero todavía más; todo esto y muchísimo más.