domingo, 10 de mayo de 2020

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Lecturas domingo 10 de mayo de 2020

José Antonio Espejo Zamora

Amor constante más allá de la muerte
Símbolos del poema:
-Postrera sombra: la muerte.
-El blanco día: la vida.
-El agua fría:  la muerte (río leteo).
-Llama:  amor.
-Ley severa: el olvido.

Cerrar podrá mis ojos la postrera 

sombra que me llevare el blanco día
y podrá desatar esta alma mía 
hora a su afán ansioso lisonjera.

Mas no desotra parte en la ribera 
dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido, 
venas que humor a tanto fuego han dado, 
medulas que han gloriosamente ardido, 

su cuerpo dejarán, no su cuidado; 
serán ceniza, mas tendrán sentido:
polvo serán, mas polvo enamorado. (Quevedo).



Comentario:
A veces, hemos hecho o nos han hecho la siguiente pregunta:¿Pero tú a cuál de tus hijos quieres más? Y la típica respuesta: a todos por igual, ¿qué dedo me corto y que no me duela?

Cuando nosotros analizamos un tema, aplicamos al análisis nuestra estructura mental; la nuestra está muy marcada por el método científico: separar, estructurar, jerarquizar. Y esto lo hace cualquier persona con formación intelectual o sin ella y a cualquier tema. Así, dentro de la Iglesia, a veces, surgen falsos debates, como si fuese posible ser cristianos de formas distintas en temas claves, esto es, si acentúas en tu relación con Dios, a través de la oración, la liturgia, serás considerado conservador; mientras que si acentúas la relación con los pobres, la atención al hombre que sufre, entonces eres considerado progresista. Cuando realmente la liturgia, la oración, la atención y el estar con el hombre que sufre van tan unidos en nuestra vida de cristianos que alejar de nosotros cualquiera de estas dos dimensiones, a nivel personal o comunitario, sería una gran pérdida para el que lo haga. En las lecturas de hoy aparecen ligadas ambas dimensiones, esto es, no hay dos caminos para ser una persona completa. En la primera lectura, la comunidad cristiana se hace eco de una queja: “en el servicio diario no se atendía a sus viudas”, la respuesta de la comunidad es reconocer el error, superarlo nombrando a los que van a dedicarse al servicio de los necesitados e inmediatamente “se les presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando”. Esto no es óbice para que haya católicos dedicados más a la atención a los que sufren y otros que dediquen su tiempo más a lo litúrgico, a la oración, a la dimensión intelectual; pero si dentro de los primeros resuena con fuerza la oración y su activa participación en la liturgia, en los segundos debe quedar claro que si vas a orar, o a celebrar los sacramentos y hay alguien que sufre, habrá que dejar la ofrenda para ir atender al que sufre. Por ello, en nuestras parroquias, es tan esencial la celebración de la Eucaristía como Cáritas: una nace de la otra y ambas se retroalimentan. Cáritas no es sólo dar pan, es hacer justicia, es apoyar a la persona para que ésta viva plenamente todas sus dimensiones. Supongamos que viviésemos en un país donde todos tuviésemos trabajo digno y las necesidades biológicas muy cubiertas pero faltase la libertad: la obligación de Cáritas sería posibilitar la libertad; supongamos que viviésemos en un país donde la dimensión religiosa fuese reprimida: el objetivo primero de Cáritas sería el procurar que la persona desarrollase en libertad su dimensión religiosa, puesto que la angustia en el hombre no nace sólo por carecer de bienes; Jesucristo, en el evangelio de hoy, nos dice: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas…” En esta época de pandemia se hace muy patente el miedo a la enfermedad y a la muerte, y aquí quisiera acentuar algo importante: para un cristiano el partido político al que se pertenece no es lo más relevante, pues para nosotros la clave interpretativa de la realidad debe partir del lugar de las víctimas, que en una pandemia son los muertos y los enfermos, y la lectura de esta realidad no puede estar mediatizada para nosotros los católicos por la ideología política, ni para convertir al líder en un führer ni para quitar al gobierno y poner a otro; nosotros sabemos que la vida sigue después de la muerte y que la persona que ha sufrido una injusticia no descansará hasta que se realice lo justo aquí en este mundo y en el otro; en este mundo, nosotros deberemos contribuir a que la justicia se realice, sin generar nuevas injusticias. Dos mundos es una forma de hablar, pues sólo existe una única realidad, un único mundo y nadie lo percibe totalmente; según algunos pensadores como Kant no conocemos más que aquello que se forma en nuestra mente, pero nunca tendríamos conocimiento de aquello que hay fuera de ella; para los realistas, en nuestra mente conocemos aquello que está fuera de ella; para otros, después de buscar nexos entre nuestra mente y las cosas fuera de ella, dicen que llegan a conectar lo exterior a nuestra mente y aquello que está en nuestra conciencia (fenomenología); estas disquisiciones no están mal, pero lo cierto es que una persona que va madurando todas sus dimensiones tiene la experiencia que nos conecta desde dentro de nuestra alma, no sólo con Dios sino también con nuestros difuntos, y existe un diálogo secreto e íntimo con aquellas personas que atravesaron la muerte y a las que seguimos amando; esto hace evidente que el amor es más fuerte que la muerte, pues ésta es incapaz de hacer que impere el olvido, ni siquiera en aquellas personas que no saben que Dios existe, pues la muerte, en estos casos, presencializa con gran fuerza a los muertos amados del mismo modo que lo hace Dios; a veces, el modo de hacerse presente tanto Dios como los difuntos es precisamente ocultándose, y al ocultarse consiguen que sintamos su presencia como nunca, con una fuerza inusitada; cuando los muertos y Dios mismo se hacen presentes por su ausencia, provocan en el hombre y en la sociedad la angustia; ésta hace palpitar en el alma humana el deseo profundo del encuentro con Dios y con los muertos amados, pone en evidencia que no estamos completos. Otra manera en que tenemos conciencia, conocimiento de Dios y de los muertos, es cuando nuestra alma queda iluminada por su presencia amorosa, es como un eco que nace en nuestra alma pero que sabemos que no la hemos provocado nosotros…

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,1-7):

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron:
«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 32,1-2.4-5.18-19

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (2,4-9):

Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Por eso se dice en la Escritura:
«Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa;
quien cree en ella no queda defraudado».
Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos.
Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-12)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre».

Palabra del Señor

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