Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo:
El libro está dividido en tres partes:
1.-Antisemitismo.
2.-Imperialismo.
3.-Totalitarismo.
-El Totalitarismo se ha concretado en la historia en el nazismo y en estalinismo.
-Según Hannah, el totalitarismo es una realidad totalmente nueva en la historia.
-La tradición interpretativa de la política es incapaz de servir para interpretar los totalitarismos.
-El totalitarismo no surge de forma espontánea sino que desde el XIX se van gestando una serie de condiciones que lo hacen posible:
Antisemitismo:
Hannah distingue ente el antisemitismo premoderno y el moderno; el primero estaría relacionado con el rechazo religioso el segundo está íntimamente ligado al mundo político: “ El antisemitismo político se desarrolló porque los judíos eran un cuerpo separado, mientras que la discriminación social surgió a consecuencia de la creciente igualdad de los judíos respecto de los demás grupos…; fue decisivo que hasta cierto tiempo cada judío de cada generación tuviese en algún momento que decidir si seguiría siendo un paria y permanecería fuera de la sociedad, así, o si se convertiría en un advenedizo, o se conformará con la sociedad con la desmoralizante condición de que él no tenía tanto que ocultar su origen como <<traicionar con el secreto de su origen el secreto de su pueblo>>”.
-Pueblo y Populacho: el paso de los ciudadanos de ser pueblo a ser populacho, del individuo a masa ha sido abordado no sólo por Hannah, ella más que otros afina en la distinción entre pueblo y populacho:
“Si el error habitual de nuestro tiempo, imaginar que la propaganda puede lograrlo todo y que a un hombre puede hablársele de todo con tal de que se le hable suficientemente alto y con suficiente habilidad, en aquel periodo se creía que la <<voz del pueblo era la voz de Dios>> y que la misión de un líder consistía, como tan desdeñosamente lo expresó Clemenceau, en obedecer astutamente esa voz. Ambas opiniones proceden del mismo error fundamental: el de considerar al populacho idéntico al pueblo y no como una caricatura de éste…El populacho es principalmente un grupo en el que se hallan representados los residuos de todas las clases. Esta característica torna fácil la confusión del populacho con el pueblo, que también comprende a todos los estratos de la sociedad. Mientras el pueblo en todas las grandes revoluciones lucha por la verdadera representación, el populacho siempre grita en favor del <<hombre fuerte>>, del <<gran líder>>. Porque el populacho odia a la sociedad de que está excluido tanto como al Parlamento en el que no está representado. Por eso los plebiscitos con los que tan excelentes resultados han obtenido los modernos dirigentes del populacho son un viejo concepto de los políticos que se basa en el populacho.
La alta sociedad y los políticos de la III República habían generado el populacho francés en una serie de escándalos y de fraudes públicos.
Lo que era sorprendente y nuevo en aquella época -aunque resulte demasiado familiar para nosotros- era la organización de la masa y la adoración por el héroe, de la que se beneficiaban sus dirigentes. El populacho se convirtió en agente directo de ese nacionalismo concreto defendido por Barrès, Maurras y Daudet, que juntos formaron lo que era indudablemente una clase de élite de los intelectuales más jóvenes. Estos hombres, que despreciaban al pueblo y que muy recientemente habían emergido de un ruinoso y decadente culto del esteticismo, vieron en la masa una expresión viva de la fuerza viril y primitiva. Fueron ellos y sus teorías quienes por vez primera identificaron al populacho con el pueblo y convirtieron a sus dirigentes en héroes nacionales. Fue su filosofía del pesimismo y su entusiasmo por la predestinación el primer signo del colapso inminente de la inteligencia europea.”
Será en una conferencia pronunciada por Arendt en 1971 titulada El pensar y las reflexiones morales donde pondrá como causa del surgimiento del populacho en su incapacidad para pensar; esto le lleva a preguntarse por el pensamiento. ¿Qué es pensar? Y por no perdernos en este tema, sólo hay que decir que para ella el pensar está cercano a la meditación en tanto que su objeto estaría relacionado con lo bello, lo justo, lo bueno….; el meditar esto hace que el hombre, de alguna manera al realizarlo, acreciente lo meditado en él; el hombre que medita la bondad hace crecer ésta en él y lo mismo sucede con lo bello, lo justo… La pensadora, tras seguir a Sócrates en su acto de pensar, nos indica que el pensamiento sería un diálogo del individuo consigo mismo; este diálogo queda interrumpido en el momento en el que el otro, que vive dentro de cada individuo con el que se entabla tal diálogo, se ha convertido en un diablo, en un inmoral, y con esta interrupción queda suspendido el pensamiento personal. Si en el Origen de los Totalitarismos abordó la diferencia entre Pueblo y Populacho, será a raíz del juicio a Eichmann cuando le llevará a acuñar la expresión banalidad del mal como realidad histórica, fruto del hombre mediocre, incapaz de pensar y dispuesto, integrado en la masa, a obedecer sin preguntar ni preguntarse ni por sus actos ni por las consecuencias de estos.
Observará Arendt con respecto a Eichmann: “así vemos cómo Eichmann tuvo abundantes oportunidades de sentirse como Poncio Pilato… Eichmann superó la necesidad de sentir, en general. La cosas eran tal como eran, así era la nueva ley común, basada en las órdenes del Führer… Lo que Eichmann no explicó a sus jueces fue que, en aquel <<periodo de crímenes legalizados por el Estado>>, como él mimo lo denominaba, no se había limitado a prescindir de la fórmula kantiana por haber dejado de ser aplicable, sino que la había modificado de manera que dijera: compórtate como si el principio de tus actos fuese el mismo que el de los actos del legislador o el de la ley común. O, según, la fórmula del <<imperativo categórico del Tercer Reich…: Compórtate de tal manera, que si el Fürher te viera aprobara tus actos>>. Kant, desde luego, jamás intentó decir nada parecido. Al contrario, para él, todo hombre se convertía en un legislador desde el instante en que comenzaba a actuar”.
Imperialismo, alianza de la burguesía con el populacho y el hampa:
Según la pensadora judía, el exceso de capital en la Inglaterra del XIX, capital superfluo, se unió al populacho y ambos se lanzaron al desarrollo del llamado imperio británico:
“La alianza entre el populacho y el capital se encuentra en la génesis de cada consecuente política imperial. En algunos países, especialmente en la Gran Bretaña, esta nueva alianza entre los demasiados ricos y los demasiado pobres estuvo y siguió estando confinada a las posesiones de ultramar…”.
Hannah, aludiendo a los pensadores que van desde Burckhardt a Spengler, afirma que, aunque ellos constataron esta alianza entre el capital y el populacho, no supieron distinguir entre Pueblo y Populacho; el populacho no podía ser identificado con la clase trabajadora sino que estaba compuesto realmente con los desechos de todas las clases sociales.
“Los pesimistas históricos comprendieron la irresponsabilidad esencial de este estrato social, y previeron también correctamente la posibilidad de que la democracia se convirtiera en un despotismo cuyos tiranos procederían del populacho y se inclinarían ante éste en busca de apoyo. Lo que no lograron comprender fue que el populacho no solamente es el desecho, sino también el subproducto de la burguesía, directamente originado por ésta y por ello nunca completamente separable de ella. No consiguieron por esta razón advertir la admiración constantemente creciente de la alta sociedad hacia el hampa, admiración que se extiende como un rojo trazo a lo largo del siglo XIX, en su continua y paulatina retirada de todas las cuestiones de moralidad y en su creciente gusto por el anárquico cinismo de su prole….”.
Hannah Arendt subraya el abandono por parte de la burguesía de los principios éticos señalando que ésta parte de un pecado original que consistiría en la acumulación de capital de forma injusta; en España, a esta acumulación de capital injusta se le da el nombre eufemístico de Desamortización; el robo de lo común por parte del Estado para entregar a la burguesía las tierras con las que se autofinanciaban no sólo la Iglesia sino también hospitales y ayuntamientos; la consecuencia de este pecado original, como lo llama Arendt, fue entre otras, el surgimiento de una gran cantidad de jornaleros que fueron expulsados no sólo de las tierras que habían cultivado sino también de las casas que habían habitado durante generaciones; la propiedad de las tierras podrían ser de los hospitales, ayuntamientos o de la Iglesia pero gran cantidad de ellas habían sido vendidas a censo a familias; ahora, con la llegada al poder del mundo burgués se apropiaron de ellas, expropiando no sólo a los propietarios que cobraban los censos sino a familias enteras. Convertidos los campesinos en jornaleros, estos se vieron no sólo empobrecidos sino que ahora los nuevos propietarios, al contratarlos, los explotarán con largas horas de trabajo y salarios bajos; en el mundo industrial se reprodujo la misma explotación del trabajador. Arendt apunta que este pecado original va acompañado de otros pecados adyacentes o consecuentes; en definitiva una alianza entre la burguesía y el hampa que conlleva la renuncia a la ética, al mismo tiempo que se recubrirá la sociedad burguesa de las máscaras de los caballeros:
“El propio hecho de que el <<pecado original>> de la acumulación original de capital precisara de pecados adicionales para mantener en marcha el sistema fue mucho mas eficaz en la tarea de persuadir a la burguesía a desprenderse de los frenos de la tradición occidental que su filósofo o su hampa.”.
“Aquí vemos también a la alta sociedad enamorada de su propia hampa y al sentimiento definitivo realzado cuando, por una civilizada frialdad, la evitación de un esfuerzo innecesario y las buenas maneras, se le permite crear una atmósfera viciosa y refinada en torno de sus delitos. Este refinamiento, verdadero contraste entre la brutalidad del delito y la forma de realizarlo, se convierte en puente de profunda comprensión entre él mismo y el perfecto caballero. Pero lo que, al fin y al cabo, tardó décadas en lograrse en Europa, por obra del efecto de freno de los valores sociales y éticos, explotó con la rapidez de un cortocircuito en el mundo fantasmal de la aventura colonial.”
Esta relación entre el hampa, la burguesía y los políticos no ha concluido; así lo vemos en todos los casos de corrupción en la democracia nacida con la constitución de 1978. En una entrevista dirá Arendt: “En realidad todo comenzó con el capitalismo…; Este sistema, como es sabido, debe su inicio a un enorme proceso de expropiación que nunca a lo largo de la historia había tenido lugar de ese modo, es decir, sin conquista militar… Impuestos excesivos, devaluación de facto de la moneda, inflación emparejada con recesión: ¿qué son sino formas relativamente suaves de expropiación?
Construcción y destrucción del Estado Nación:
Desde la Revolución Francesa se asistió a la creación del Estado Nación o también llamado Estado liberal. Si el Antiguo Régimen se estructuraba en estratos, en el nuevo régimen se estructurará en clases sociales, siendo extremadamente difícil pasar de una a otra tanto como lo era antes de la revolución. En este estado burgués que busca la igualdad ante la ley creará grandes diferencias económicas y sociales. Estas dificultades harán surgir los movimientos sociales en defensa de los derechos de los trabajadores incluyendo al marxismo, que supera la simple defensa de las clases más desfavorecidas. En el desarrollo del estado liberal, irán surgiendo los partidos de clase. Se acuñarán nuevos conceptos, o más bien, se traspasarán conceptos propios del mundo económico al lenguaje político; así lo indica Arendt en lo referente al término expansión en el momento en que la pensadora alemana analiza al Imperialismo; pronto se da cuenta la burguesía de que el Estado Nación es un límite para la expansión económica y esto provocará el debilitamiento de los Estado Nación. Al mismo tiempo que que unos lucharon por la reunificación de Alemania e Italia, otras naciones continuaban bajo los imperios Austro Húngaro y el Ruso; éstas comenzarán a reivindicar sus derechos como nación frente al Estado; hasta tal punto que, al no encontrarse representadas en la Sociedad de Naciones, organizarán el llamado “Congreso de los Grupos Nacionales Organizados en Estados Europeos”. Arendt comenta:
“…mientras que el establecimiento de las Naciones Estados coincidió con el establecimiento de un Gobierno constitucional, siempre habían representado y se habían basado en el imperio de la ley contra el imperio de la administración arbitraria y del despotismo. Así sucedió que, cuando quedó roto el precario equilibrio entre la nación y el Estado, entre el interés nacional y las instituciones legales, la desintegración de esta forma de Gobierno y de organización de los pueblos sobrevino con una aterradora rapidez. Su desintegración, bastante curiosamente, se inició precisamente en el momento en que era reconocido en toda Europa el derecho a la autodeterminación nacional y cuando su convicción esencial, la supremacía de la voluntad de la nación sobre todas las instituciones legales y abstractas, era universalmente aceptada…”.
Recordemos que cuando tan sólo hace unos años Cataluña intentó su independencia pidió dos cosas: un congreso de las regiones europeas, no de los Estados Nación, y que la Unión Europea reconociese el derecho de autodeterminación de las regiones, a lo que contestó la Unión con un No; Alemania, más que cualquier otra nación dentro de la Comunidad Europea, aprendió lo que supuso hacía menos de 100 años el reconocimiento de estos derechos.
Totalitarismo:
Fina Birulés, analizando la obra de Hannah Arendt: “Frente a quienes, para explicar el gobierno totalitario, lo asimilan a algún mal ya conocido del pasado (el despotismo, la tiranía y la dictadura) Arendt afirma en la tercera parte de su libro… que lo estaba en juego bajo su dominio era <<la naturaleza humana como tal…>>; la dominación totalitaria precisa desposeerlos de su condición humana, reducirlos al estado de cosa o de instrumento, negarles la capacidad de juzgar, lo cual supone una preparación que les haga igualmente aptos para el papel de ejecutores y de víctimas. Esta doble preparación es la ideología.”
Arendt dirá que el totalitarismo no se contenta con conquistar e instalarse en el poder busca dominar no sólo desde el Estado sino desde dentro a través de la ideología, no se trata de hacer que la gente tenga temor sino terror. “En este sentido, elimina la distancia entre los dominadores y los dominados y logra una condición en la que el poder y la voluntad de poder, no desempeña papel alguno… En sustancia el líder totalitario no es nada más ni menos que el funcionario de las masas a las que conduce; no es un individuo hambriento de poder y que impone una tiránica y arbitraria voluntad sobre sus súbditos…, Hitler, que era consciente de esta interdependencia, la expresó una vez en un discurso dirigido a las SA: <<Todo lo que sois me lo debéis a mí; todo lo que soy sólo a vosotros lo debo>>”
-El terror no es algo que termina cuando el jefe ha tomado el poder, el terror no termina, no tiene límite y se ejercería dentro de la ley.
-El individualismo se convirtió en un elemento fundamental para el surgimiento del totalitarismo: el individualismo surgido del mundo burgués donde el individuo se relaciona únicamente con los “suyos”, esto es, con su familia, amigos, peña, grupo de trabajo confundiendo el mundo con su pequeño mundo y desentendiéndose de la realidad del mundo real.
“La verdad es que las masas surgieron de los fragmentos de una sociedad muy atomizada cuya estructura competitiva y cuyo concomitante soledad sólo habían sido refrenadas por la pertenencia a una clase. La característica principal del hombre-masa… es su aislamiento y su falta de relaciones sociales normales.”
-Sintetizará, Cristina Sánchez Muñoz en su libro: Hannah Arendt, Estar (políticamente en el mundo): “La creación de grandes masas de personas parias (sin sociedad que les proteja, y sin derechos, sin pertenencia a ningún Estado-nación) por medio de la expansión de los tratados de minorías de principios del siglo XX, supuso la antesala del triunfo del régimen totalitario.
Los Campos de la muerte: la transformación de lo humano (siguiendo a Cristina Sánchez):
-1.-muerte de la persona jurídica.
-2.-muerte de la persona moral.
-3.-muerte física.
Lo que manifiesta el mal radical es <<un intento organizado de erradicar el concepto de ser humano>>.
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