Desarrollo de la celebración:
1.- Se comienza con la bendición de
los Ramos y Palmas, fuera del templo parroquial:
1.1- Oración de bendición:
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos ramos, y, a
cuantos vamos a acompañar a Cristo aclamándolo con cantos, concédenos entrar en
la Jerusalén del cielo por medio de Él. Que vive y reina por los siglos de los
siglos.
1.2- se rocía con agua bendita los
ramos y palmas.
1.3. Se proclama el evangelio este año San Marcos:
Ciclo B; año 2015
Lectura del santo Evangelio según San
Marcos (11,1-10)
“Se
acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y
Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: -id a la aldea de enfrente, y
en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía.
Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle:
El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto. Fueron y encontraron el borrico en
la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les
preguntaron: -¿Por qué tenéis que desatar el borrico? Ellos les contestaron
como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el borrico, le echaron
encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus
mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás,
gritaban: -¡Viva, bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro
padre David! ¡Viva el Altísimo!”
2.- comienza la procesión hasta el templo.
2.- comienza la procesión hasta el templo.
3.-Una vez dentro del templo, el
sacerdote continúa, directamente, con la oración colecta:
Dios
todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y
muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa
a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de
testimonio y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro
Señor.
4.-Litúrgia de la Palabra:
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de
Isaías (50, 4-17)
“Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para
saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí
ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los
que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El
Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como
pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.”
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
(Sal
21,8-9.17-18ª.19-20.23-24)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?
Al verme, se burlan de mi,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere. » R.
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere. » R.
R. Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.
R. Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
R. Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.
R. Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta
del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11)
“Cristo, a pesar de
su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se
despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de
tantos. Y así, actuando como un hombre cual quiera- y se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo
levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre”
PALABRA DE DIOS
Evangelio: (breve)
Pasión de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos 15, 1-39.
C. Apenas se hizo de día, los
sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se
reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato
preguntó:
S. -¿Eres tú el
rey de los judíos?
C. Él respondió.
+ Tú lo dices.
C. Y los sumos sacerdotes lo
acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. -¿No contestas nada? Mira
cuántos cargos presentan contra ti.
C. Jesús no contestó más; de
modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la
fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal
Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta.
La gente subió y comenzó a pedirle el indulto de costumbre. Pilato les
contestó:
S. ¿Queréis que os suelte al
rey de los judíos?
C. Pues sabía que los sumos
sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes
soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó
de nuevo la palabra y les preguntó:
S. ¿Qué hago con el que
llamáis rey de los judíos?
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. ¡Crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. Pues ¿qué mal ha hecho?
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. ¡Crucifícalo!
C. Y Pilato, queriendo dar
gusto a la gente, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de azotarlo, lo
entregó para que lo crucificaran.
C. Los soldados se lo llevaron
al interior del palacio –al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo
vistieron de púrpura, le pusieron la corona de espinas, que habrán trenzado, y
comenzaron a hacerle el saludo:
S. ¡Salve rey de los judíos!
C. Le golpearon la cabeza con
una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron
para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene,
el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a
Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de la Calavera), y les ofrecieron vino
con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas,
echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana
cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey
de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a
su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un
malhechor”. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S.- ¡Anda!, tú que destruías el
templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
C. Los sumos sacerdotes con
los escribas se burlaban también de él, diciendo:
S. A otros ha salvado, y a sí
mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la
cruz, para que lo veamos y creamos.
C. Al llegar el mediodía, toda
la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús
clamó con voz potente:
+.- Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.
C. que significa:
+ Dios mío, Dios mío, ¿Por qué
me has abandonado?
C. algunos de los presentes,
al oírlo, decían:
S. Mira, está llamando a
Elías.
C. Y uno echó a correr y,
empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber,
diciendo:
S. Dejad, a ver si viene Elías
a bajarlo.
C. Y Jesús, dando un fuerte
grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El
centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. Realmente este hombre era
Hijo de Dios.
Palabra del Señor.
Se continua la celebración Eucarística como un domingo normal.
Se continua la celebración Eucarística como un domingo normal.
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