miércoles, 25 de marzo de 2015

Otra Iglesia

Nada hay oculto que no llegue a saberse


          La editorial Ediciones Trea ha publicado recientemente un libro en el que se aborda la vida y obra de distintos sacerdotes que apoyaron a la II República durante la Guerra Civil Española. Entre estos sacerdotes se encuentra don Luis López-Dóriga, sacerdote granadino.

Luis López-Dóriga, sacerdote Granada
          María Tezanos Gandarillas, autora del primer capítulo de este libro, lo titula: Luis López-Dóriga (1885-1962): del catolicismo social al republicanismo de izquierdas.
          D. Luis:
               * doctor en filosofía.
               * natural de Oviedo.
               * sobrino del Arzobispo de Granada,
                  D. José Meseguer y Costa.
               *apoyado por su tío.
               * marginado y perseguido por el sustituto
                 de su tío.
               *vivió y murió como Sacerdote.

Diócesis Granada

Un libro que merece la pena ser leído:

         "En el ámbito eclesiástico, como secretario de Cámara y gobierno del arzobispado, impulsó la creación de juntas parroquiales integradas por seglares y presididas por el párroco, cuya función era estudiar el estado social de la feligresía a fin de adecuar las instituciones a las circunatancia de la sociedad......"

          En 1921, comenzará la persecución de este sacerdote dentro de la diócesis, con denuncias falsas, con la marginación a la que fue sometido por parte del nuevo arzobispo de Granada don Vicente Casanova, que en este libro se describe en estos términos: 

          "...había demostrado ya durante su etapa como obispo de Almería ser sumamente conservador en el terreno social, por lo que en este campo la confrontación con López-Dóriga era inevitable. Además, su episcopado almeriense se había caracterizado por sus frecuentes conflictos con los sacerdotes, llegando a destituir de sus cargos o remover de sus parroquias a algunos de ellos, así como por las acusaciones de nepotismo y de lucrarse con los fondos de la diócesis".

parroquia Granada

          Transcribimos a continuación un artículo don Luis, publicado por la Gaceta del Sur con ocasión de la fiesta del Corpus en el año 1919:

          "La Iglesia Católica ha dado un matiz acentuadamente eucarístico a su labor social contemporánea.

          La fiesta de la Eucaristía es, por lo tanto, la de mayor actualidad en los momentos que vivimos.

          Se comprende que así sea.

          El objetivo de la primordial de la pura acción católica, es que Jesucristo, con todo lo que esta palabra significa, reine en los pueblos y en las naciones.

          Para ello es preciso que el espíritu cristiano, sin adulteraciones ni corruptelas, inspire por completo la vida entera entre los hombres.

          Pensar que esto puede suceder sin la influencia de la divina gracia, equivale en creer en la posibilidad de la vida natural sin la presencia de su principio inmediato, el alma, y en las operaciones vitales sin el influjo del Ser Supremo a cuya dependencia no cabe sustraerse a ningún ente, aunque éste sea la actividad de un ser.

          Aquel principio de vida sobrenatural y el sobrenatural influjo que todo hombre necesita para vivir verdaderamente en cristiano; no se dan sin la Eucaristía. Sin ella, dice el Angélico, no hay gracia. La misma gracia bautismal no se infunde en el alma del nuevo cristiano sino en cuanto el bautismo implica el voto de recibir la Eucaristía; voto personal en los adultos, formulado por la Iglesia en los niños.

          Fuera, pues, de la Eucaristía, no hay ni puede haber ni espíritu cristiano, ni vida cristiana, ni temperamento cristiano, ni posibilidad de lograr el alto Ideal cristiano en los individuos, y por ende, en las sociedades.

          Por eso, la Iglesia, en estos tiempos, no cesa de inculcar la necesidad de difundir el amor y la práctica frecuentísima del Sacramento Adorable.

          Si lo recibimos dignamente, no sólo convivirá y cooperará con nosotros el Dios de los cielos, sino que, si lo consentimos, vendrá a sustituirse como principio de acción; sin que se menoscabe por eso ni nuestra libertad, ni, por consiguiente, el mérito de nuestras buenas obras: <<Vivo yo; mas, no yo; sino que vive Cristo en mí>> (Luis L-Dóriga; Corpus 1919)."

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