jueves, 2 de mayo de 2019

Un granadino en el 2 de mayo

Portada de la Revista publicada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid en el centenario de la Guerra de la Independencia.

Un Granadino en el 2 de Mayo


        El dos de Mayo de 1808, el Infante Francisco de Paula es conducido fuera del Palacio Real; el pueblo de Madrid y, con él, el resto de España, se subleva contra los invasores franceses.

Infante Francisco de Paula (Biblioteca Nacional)

         El 2 de mayo, Pedro Antonio Espejo (Pedro Ruiz de Espejo) entra en el dormitorio, junto con otros, para conducir al Infante fuera de Madrid. Pedro de Espejo estará presente en las Abdicaciones de Bayona, donde Carlos IV lo nombrará encargado del Infante Francisco de Paula.

Libro: Políticos de antaño; Autor: Idelfonso Antonio Bermejo.


          Pedro Ruiz de Espejo, natural de Loja, Granada: 

Acta de defunción de Pedro Ruiz de Espejo



          Pedro de Espejo, en 1808, era Mariscal de Campo en las Brigadas de Carabineros Reales, aunque murió como Teniente General.

Libro: Guerra de la Independencia. Historia Militar de 1808 a 1814; Capítulo: Cuerpos Armados que existían en el ejército y armada, al iniciarse la Guerra de la Independencia. Autor: José Gómez de Arteche y Moro.


           Antes de estos acontecimientos, Carlos IV ordenará a Pedro Espejo  conducir a Godoy a su destierro al Soto de Roma en Granada. Así lo narra Manuel Godoy en sus Memorias:

Memorias de Manuel Godoy
Genealogía de Pedro Antonio Ruiz de Espejo:

Archivo Diocesano Granada


Archivo Diocesano de Granada



Poema dedicado a la ciudad de Loja por el lojeño y miembro de la Real Academia de la Lengua Jiménez Campaña:


Sal de los senos del alma,
donde duermes escondida,
como una alondra canora,
en la selva donde trina;
álzate, patria, del pecho,
como el sol tras la alta cima
que va derramando rayos,
que alumbran y regocijan
y muéstrate ante mis ojos
como apareces magnífica
al encantado viajero,
que cruza por tus colinas.


     Dios te salve, patria hermosa,
Dios te salve, Loja rica,
que cual matrona arrogante
en la sierra te reclinas,
y tienes por centinelas,
para que duermas tranquila,
las torres que a tu alcazaba
infunden celos y envidias.

     A tus plantas suena el río,

como una trova sentida;
que es tu galán el Genil
y te canta noche y día.

     Y tú le ofreces en cambio

espadañas de tu orilla,
los álamos giganteseos
que a su paso se le inclinan,
y el puente altivo de piedra
que es arco triunfal que brindas
como homenaje de amores
al galán que te cautiva;
porque así, Loja es tu pecho,
por noble y agradecida
que con mil favores pagas
una humilde florecilla.

     Tierra buena, hospitalaria

que el peregrino codicia,
porque en tu hermoso regazo
de sus angustias se olvida,
y halla en tus brazos de madre
la más delicadas dichas;
y en tu suelo lindas flores
y en tu cielo maravillas.

     Por eso cuando cansado

de batallas y de envidias
el Gran Capitán insigne
rayos que al francés humilla,
riberas del Garellano
y remate a las malicias
y nido a sus anchas alas
y fiel puerto a sus fatigas,
en tí solo encontró abrigo
y el sueño de sus vigilias.

     Oh Loja de mis amores,

bálsamo de las desdichas,
Dios te dió cara de rosa,
frente espaciosa y altiva,
corazón pródigo y bueno,
dadivosas manos ricas
y vertió sobre tus faldas
sus riquezas infinitas
porque nunca en ti se agoten
ni fortunas, ni delicias.

     Te dio fuentes como arroyos

te dio arroyos como ríos
que bendicen tus bellezas
cuando en su cristal te miras.

     Allá Genasal retrata

en sus diáfanas linfas
los melancólices rayos
de la luna mortecina,
mientras bullen en su fondo
con sus manos, que intimida,
los cangrejos despaciosos,
que en las masas se codician.

     Y cuando brilla la aurora
mansa entre ledas sonrisas
y en el bosque nemoroso
las aves charlan y trinan,
en el lago del Frontil
saltan y suben arriba,
mariposas de las aguas,
los peces que el lago cría.

      Y el Manzanil solitario,

cual loco que va deprisa 
bajo la verde arboleda
a atentar contra su vida, 
salta y se estrella en las rocas
que el Genil tiene en la orilla,
luenga cola de de caballo
simulando en su caída.


    Bellezas que quiso Dios
donar a mi patria chica,
porque el corazón no olvide
las maternales caricias.
     Ella es espejo de sabios 
con el corazón de artistas,
y Rojas, y Palomares
a Loja deben su sillas.

     Ella es cuna de guerreros
y fue de valentía
y prestó a Aliatar la lanza
primera de la morisma;
y a Espejo, Vega y Narváez,
prez de la hispano milicia,
el acero que fue el reto
de su indomable energía;
y aún la sangre de sus hijos
generosos de la vida
brilla roja en las marañas,
de la revuelta manigua
y colora del río Pasig
la corva tagala orilla
y está aún fresca en las chumberas
del África fementida;
y al derramarla sus hijos
vieron con la cruz encima
al divino Nazareno
que a amparar sus almas iba.


     Salve, Loja, tierra santa,
donde duermen las cenizas
de mi madre cariñosa
aquien nunca el hijo olvida,
porque un día me enseñó
ay! con sus manos benditas,
a formar sobre mi frente
la cruz que es honra y es vida.

     Si negare tus favores,

Patria hermosa, Loja rica,
la de los ríos de plata,
la de las verdes colinas,
la de las cristianas torres,
la de las selvas sombrías,
la de la vieja alcazaba,
la hermosa flor entre espinas,
que más mis ojos no vean
tus bellezas infinitas
ni más de tus sierras bajen,
las medicinales brisas,
a traerme los recuerdos
de la infancia de mi vida,
que es el castigo más grande
del hijo que te codicia.


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