LUZ DEL DOMINGO
Domingo, 23 de agosto de 2015
VIGESIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera lectura: Josué,
24, 1-2 a. 15-17. 18b
Salmo responsorial: Salmo 33
Segunda lectura: Efesios 5, 21-32
EVANGELIO: Juan 6, 60-69
“Muchos discípulos suyos dijeron al oírlo: -Este modo de hablar es
insoportable; ¿quién puede hacerle caso? Consciente Jesús
de que lo criticaban sus discípulos, les dijo: -¿Esto os escandaliza?, ¿y
si vierais subir al Hombre donde estaba al principio? Es el
Espíritu quien da vida, la carne no es de ningún provecho; las exigencias que
os he estado exponiendo son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros quienes no creen. (Es
que Jesús sabía ya desde el principio quiénes eran los que no creían y quién
era el que lo iba a entregar.) y añadió: -Por eso os he venido diciendo que
nadie puede llegar hasta mí si el Padre no se lo concede. Desde entonces, muchos de sus discípulos se
echaron atrás y ya no andaban con él. Preguntó entonces Jesús a los Doce: -¿Es
que también vosotros queréis marcharos? Le contestó Simón Pedro: -Señor,
¿con quién nos vamos a ir? Tus exigencias comunican vida definitiva, y
nosotros creemos firmemente y sabemos muy bien que tú eres el consagrado por
Dios.”
COMENTARIOS
I
No nos
engañemos. Aunque sigamos diciendo que creemos en Dios; aunque vayamos a misa
todos los domingos; aunque llevemos una cruz colgada al cuello; aunque
ayunemos incluso más de lo que está legislado; aunque demos muchas limosnas... Mientras
no nos unamos a Jesús en la tarea de transformar este mundo, llenándolo de vida
mediante la práctica del amor, estaremos renunciando a nuestra fe.
¿ENSAYAR OTRO CAMINO?
Muchos
discípulos suyos dijeron al oírlo: -Este modo de hablar es insoportable. ¿Quién
puede hacerle caso?
A Jesús,
después del reparto de los panes y los peces, quisieron hacerlo rey (Jn 6,15).
Pero él no quiso; habría sido seguir como siempre, sin cambiar prácticamente
nada. A los discípulos también les había entusiasmado la idea y se habían
marchado del lado de Jesús dominados por la tiniebla, por la ambición de poder
(Jn 6,16-21). Jesús fue a buscarlos y han estado presentes y han podido
escuchar todo el discurso de Jesús acerca del pan de vida y las respuestas que
ha dado a las objeciones de los partidarios del régimen judío.
Y ahora
tampoco ellos se muestran dispuestos a probar un nuevo camino. A pesar de que
estaba claro que los anteriores intentos habían conducido todos al fracaso, a
pesar de que a lo largo de la historia de su pueblo muchos reyes y muchos
dirigentes habían frustrado el proyecto del Señor diciendo que lo hacían en
nombre de Dios. Pero ellos parece que quieren intentarlo otra vez: Jesús de rey
y ellos de ministros; seguro que ahora las cosas iban a ir definitivamente
bien. Pero eso de cambiar las cosas desde abajo, poco a poco, sirviéndose sólo
del amor... ¡y hasta dar la vida! «Este modo de hablar es insoportable.»
CARNE Y
ESPÍRITU
Consciente
Jesús de que lo criticaban sus discípulos, les dijo: -¿Esto os escandaliza? ¿Y
si vierais subir al hombre adonde estaba al principio? Es el Espíritu quien da
vida, la carne no es de ningún provecho; las exigencias que os he estado
exponiendo son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros quienes no creen.
Podría parecer
que ahora Jesús contradice lo expresado antes, cuando insistía en que la
salvación de Dios llega sólo a través del hombre de carne y hueso. Pero no hay
tal contradicción.
Jesús
presenta a sus discípulos dos maneras de entender al hombre: como carne sola o
como carne llena de Espíritu. Ya habíamos hablado del significado de la
palabra «carne», que se refiere al hombre en cuanto ser mortal, débil. A los
hombres nos han convencido de que la fuerza consiste en poseer el poder y la
debilidad en carecer de él; Jesús, sin embargo, piensa que la verdadera
debilidad de los hombres, la que irremediablemente los lleva a la muerte, no es
la falta de poder, sino la falta de amor; por eso «la carne -sin Espíritu- no
es de ningún provecho». Eso va a quedar demostrado cuando los poderosos
intenten arrebatarle la vida: no podrán, y los discípulos comprobarán cómo sube
vivo de la muerte que él acepta para mantener hasta el final su compromiso de
amor con la humanidad-, «adonde estaba al principio».
De todo lo
que les dice podrán convencerse por experiencia propia si, abriéndose a la
acción del Espíritu, se hacen fuertes para poner en práctica las exigencias de
Jesús: si viven de acuerdo con las enseñanzas que se deducen del reparto de los
panes y los peces, si se incorporan al proceso de liberación que da inicio con
Jesús, si se entregan a la lucha para convertir este mundo en un mundo de
hermanos, y si todo eso lo hacen por amor, sentirán dentro de sí la fuerza de
la vida que comunica el Espíritu y ya no serán sólo carne débil, sino carne
vivificada por la fuerza del Amor.
EN ESTO NO
HAY REBAJAS
Desde
entonces muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él.
Preguntó entonces Jesús a los Doce: -¿Es que también vosotros queréis
marcharos? Le contestó Simón Pedro: -Señor, ¿con quién nos vamos a ir? Tus
exigencias comunican vida definitiva, y nosotros creemos firmemente y sabemos
muy bien que tú eres el consagrado por Dios.
La
convicción de que todo se tiene que resolver desde arriba, de que sólo con el poder
se pueden cambiar las cosas, quizá la ambición de algún puesto o, simplemente,
la falta de confianza en la fuerza del amor, son causas que provocan que
muchos, desde este momento, dejen de seguir a Jesús, quien, aunque le duela ver
que muchos abandonan, no rebaja en nada sus exigencias; al contrario, pide a
los Doce que se definan: ¿de qué lado están ellos? ¿Se van o se quedan?
En la
respuesta de Pedro resuena la experiencia de la comunidad para la que Juan
escribe: las exigencias de Jesús, la práctica del amor fraterno ('n 15,9-11;
véase comentario anterior), han cambiado la existencia de cada uno de sus
miembros y sienten que la presencia del Espíritu ha dado carácter definitivo a
sus vidas.
La pregunta
sigue formulada y las exigencias de Jesús siguen siendo las mismas para todos
los que quieren ser sus seguidores. Esa es la fe que él pide, ésa es la fe que
nosotros decimos profesar. Pero no basta con estar apuntados al
grupo de Jesús (a las palabras de Pedro confesando su fe, respondió Jesús: « ¿No
os elegí yo a vosotros, los Doce? Y, sin embargo, uno de vosotros es un
enemigo»). Sólo la vida revela la vida; sólo una carne que se da por amor
muestra que está llena de Espíritu; sólo una fe adulta, por supuesto, pero
firme y sin condiciones, sin pedir rebajas, es una verdadera fe cristiana. Una
fe que no se reduce a una piedad individual que, a lo sumo, proporciona un
inmenso consuelo espiritual, sino una fe que se traduce en un compromiso de
amor, en la entrega de sí mismo para que el mundo, los hombres de este mundo y
de esta historia vivan y vivan felices.
II
61-63 Consciente Jesús de que lo criticaban sus discípulos, les
dijo: « ¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais subir al Hijo del hombre donde
estaba antes? 63Es el Espíritu quien da vida, la carne no es de
ningún provecho; las exigencias que os he estado exponiendo son espíritu y son
vida.
Jesús se da perfecta cuenta de lo que sucede y
afronta la situación. Esos discípulos lo esperan todo de un triunfo terreno y
no aceptan la muerte de Jesús, que, para ellos, significaría la derrota.
Consideran demasiado duro tener que asimilarse a él.
Jesús quiere hacerles comprender que una
muerte como la suya no significa un final, que no es un fracaso ni signo de
debilidad, sino la máxima expresión del amor, única fuerza y agente de vida.
Por eso, la bajada a la muerte incluye la vuelta a la vida (subir
adonde estaba antes).
Jesús contrapone su idea mesiánica a la de los
discípulos que no aceptan sus exigencias. Los términos carne y espíritu reflejan
dos concepciones del hombre y, en consecuencia, de Jesús y de su misión.
La carne sola, sin fuerza ni amor, el hombre no acabado (3,6),
es débil, y sus empresas no llegan a término ni tienen permanencia. El Espíritu es
la fuerza del amor del Padre (4,24). Él es vida y la comunica.
Todos los que se asimilan vitalmente al Hijo
del hombre reciben el Espíritu. Son éstos los únicos capaces de crear un mundo
nuevo. La nueva sociedad o comunidad mesiánica no se hace sin colaboración del
hombre.
64-66 Pero hay entre vosotros quienes no creen». (Es que Jesús
sabía ya desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que
lo iba a entregar.) Y añadió: «Por eso os he venido diciendo
que nadie puede llegar hasta mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces,
muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él.
Jesús no se hace ilusiones acerca de su grupo;
no por el hecho de estar con él aceptan todos su línea. Hay resistencias y
seguimiento puramente exterior. Al llegar esta crisis, va a revelarse quiénes
son los verdaderos seguidores.
Jesús sabía incluso que uno de ellos lo iba a
entregar. Veía ya en Judas un hombre que, por profesar los valores del
"mundo", no asimilaba su mensaje. Sabía esto desde el
principio, es decir, contaba ya con la traición, porque contaba con la
libertad de los individuos. Su elección no la elimina ni pretende evitar los
riesgos. Es un ofrecimiento que no descarta a nadie y cuya aceptación depende
de cada uno.
El Padre concede el
encuentro con Jesús a los que han aprendido de él (6,45) y se han dejado
impulsar por él hacia Jesús (6,44). Y el encuentro con Jesús se identifica con
la recepción del Espíritu. Los discípulos disidentes habían
limitado su visión al horizonte de la "carne", es decir, al hombre
sin Espíritu; no pueden aceptar la propuesta de Jesús,
que consideran excesiva para las fuerzas humanas.
A pesar de la explicación, la mayor parte
abandona a Jesús definitivamente. La propuesta de renunciar a la ambición
personal y estar dispuesto, en cambio, a un servicio sin reservas, provoca en
ellos absoluto rechazo.
67-69 Preguntó entonces Jesús a los Doce: «¿Es que también vosotros
queréis marcharos?» Le contestó Simón Pedro: «Señor, ¿con quién nos vamos a ir?
Tus exigencias comunican vida definitiva, y nosotros creemos firmemente y
sabemos muy bien que tú eres el Consagrado por Dios».
En esta situación difícil, Jesús se dirige a los
Doce. Este número aparece aquí por primera vez referido a los discípulos. Jesús
les pregunta cuál es su opción; no acepta componendas. El tenor de la pregunta
muestra que está dispuesto a quedarse sin discípulos antes que renunciar a su
línea. Para él no existe salvación para la humanidad fuera de la entrega por
amor, tal cual se expresa en su persona como realización del amor del Padre.
Todo otro proyecto, por brillante que parezca, deja al hombre en la mediocridad
y, por lo mismo, termina en el fracaso.
La grave pregunta de Jesús suscita una
reacción en el grupo de los Doce. En representación de todos (plural: ¿con
quién nos vamos a ir?), responde Simón Pedro. Los Doce comprenden que
fuera de Jesús no hay esperanza. No hay otro que pueda tomar su puesto.
Las exigencias de Jesús no son una doctrina
que pueda separarse de su persona, pues en ellas expresa él su propia actitud.
Él es el proyecto de Dios realizado y, al proponer sus exigencias, se está
explicando a sí mismo. Ellas remiten a la plenitud que él posee, de la que los
suyos pueden participar asimilándose a él.
Simón Pedro sigue hablando como
portavoz del grupo. Reconoce a Jesús como el Consagrado por
Dios. Esta consagración se identifica con la plenitud del
Espíritu (1,32), con el que el Padre selló a Jesús (6,27). Reconoce, pues, a
Jesús como Mesías, Ungido por el Espíritu.
III
Josué
organiza la gran asamblea de Siquem, como la reunión constitutiva del pueblo de
las tribus. Es el punto de partida de un movimiento nuevo que arranca del
Éxodo. El pueblo debe aceptar su nueva identidad teológica, social, cultural.
Es fundamental identificar al Dios del Éxodo: el que ve la opresión del pueblo,
el que oye el griterío de dolor y conoce sus sufrimientos, el que está decidido
a bajar para librarlo del poder de los opresores (Ex 3,7-8). El Dios de sus
Padres, el Dios de la Historia.
Las tribus
proceden de diferentes orígenes culturales, religiosos, étnicos, pero ahora se
aglutinan, gracias a la fe en este Dios del éxodo, en un solo pueblo: Israel.
Es la teología, la fe en Yahvé y no la sangre quien los compacta para una
alianza tribal.
El corazón
de esta alianza tribal es la fe común en este Dios de los pobres. Pero supone
también, identificar a los dioses »extraños» a los dioses cananeos y egipcios,
imágenes corrompidas de Dios, que generan esclavitud y muerte: un sistema de
impuestos, una vida de esclavos, una religión opresora. Cambiar esos dioses por
el Dios del Éxodo, fundando una sociedad de leyes para la vida, de reparto de
la tierra, de culto nuevo basado en la pascua es el tema central de esta gran
asamblea de Josué en Siquem.
Las tribus
de Israel hacen un pacto de amor con este Dios de los pobres. Unos desposorios,
como nos insinúa la carta a los Efesios. «Una Iglesia dócil al Mesías» «para
hacerla radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada parecido».
Las palabras
de Jesús chocan con la mentalidad vigente. Hace veinte siglos parecía
inadmisible que una persona pudiera comunicar un mensaje tan exigente y tan
liberador. Hoy, seguimos en el mismo plan: tratamos de endulzar las palabras de
Jesús para que no hieran nuestros prejuicios. Con frecuencia queremos convertir
la palabra de Jesús en el ejercicio de un conjunto de ritos. Pero, la palabra
de Jesús nos desestabiliza, nos desquicia y nos lleva a cuestionar la vida
diaria. A veces, incluso, decimos como los discípulos. «Este modo de hablar es
inaceptable, ¿quién puede hacerle caso? No obstante, si queremos seguir a
Jesús, la única respuesta posible es un «sí» rotundo, un «amén» decidido y
generoso. Queremos seguirlo y queremos ser como él. No deseamos contentarnos
con los laureles que nos ofrece el mundo, sino que anhelamos caminar con el
Nazareno la difícil y tortuosa vía del pueblo de Dios en la historia.
Ahora, muy
pocos se atreven a criticar a Jesús de Nazaret, pero esto no significa que
estén de acuerdo con él. Muchas personas hace tiempo que se «echaron para
atrás» y cogieron su propio camino, solamente que se contentan con llevar en su
memoria el recuerdo de un bautismo sociológico y el aval de las ceremonias
religiosas. Pero, para aquellos que anhelamos escuchar la voz del Maestro, no
existe otra respuesta que la de Pedro ante el desafío de Jesús: «¿Señor, a
quién iremos?, sólo tú tienes palabras de vida eterna».
¡Qué útil
sería examinar nuestras eucaristías...! ¿Generan un «movimiento de Jesús» en
dirección hacia la Utopía solidaria de lo que Él llamaba Reino? ¿Van cambiando
nuestro modo de pensar y actuar? ¿Nos hacen capaces de identificar las otras
presencias del Dios entre los desheredados de la vida? El mismo Jesús, en cuya
boca Juan puso estas palabras: «Yo soy el Pan de Vida», según Mateo también
dijo: «tuve hambre y me diste de comer, cada vez que lo hicieron con mis
hermanos más pequeños, era conmigo mismo con quien lo estaban haciendo» (Mt
25,35).
Para la
revisión de vida
La nuestra
es una fe encarnada, que nos hace descubrir a Dios no en un cielo que no
sabemos bien dónde está, sino en la tierra, en la historia, en la vida de las
personas; de la misma forma se ha encarnado en los ritos cultuales, aun con el
peligro de que identifiquemos la fe con esos ritos. Yo, ¿encuentro realmente a
Dios en la vida diaria, o mi fe me sólo me deja pensar «en otra vida»? ¿Vivo
según el Espíritu que da vida, o según la letra que cumple, pero no da vida?
Para la
reunión de grupo
- El
evangelio de este domingo, tomado a la letra, entendido como si fuese el relato
directo de un testigo que cuenta lo que vio, tiene bastantes detalles o
elementos que hoy sabemos que no son históricamente ciertos. Hagamos entre
todos el ejercicio de enumerarlos.
- Esos
elementos pertenecen a un lenguaje «teológico», metafórico por tanto, no
literal ni directamente histórico. Comentar esto como especialmente peculiar
del evangelio de Juan, a diferencia de lo que ocurre en los evangelios
«sinópticos» (Mt, Mc yy Lc).
- Si
se escucha este evangelio y se toma en sentido literal que Jesús tiene
conciencia plena de su Divinidad, que Jesús sabía desde el principio todo lo
que pasaba y quién lo iba a entregar, es decir, que no es realmente un hombre
normal… resulta una imagen de Jesús que no es la que la cristología actual
presenta. ¿Qué problemas de comprensión de Jesús se pueden presentar a quien
entienda literalmente este evangelio? ¿Cómo entenderá la gente sencilla sin
especial formación teológica este evangelio?
-
El texto de la segunda lectura es uno de los textos de Pablo que en la
actualidad son sumamente problemáticos desde el aspecto del feminismo y de una
relación social justa de género. Pedro asume ingenuamente toda la visión
patriarcalista de género propia de la cultura de su época (y de tantas épocas),
en la que la mujer es mirada como inferior, y por eso debe ser cuidada,
atendida y protegida por el varón, que es su cabeza, al que debe respetar…
Plantear primero y tratar de resolver después, las preguntas que plantea el
hecho de que la misma «Palabra de Dios» vehicule una visión patriarcalista del
género femenino.
Para la
oración de los fieles
- Por toda
la Iglesia, para que mantenga con fidelidad el mensaje recibido de Jesús y lo
transmita con valentía. Oremos.
- Por todos
los cristianos, para que sepamos descubrir a Dios encarnado en la historia, en
la vida, en las diferentes situaciones humanas. Oremos.
- Por
todos nosotros, para que nuestra reflexión sobre el evangelio vaya acompañada
del deseo de cambiar nuestra vida. Oremos.
- Por
todos los seguidores de Jesús, para que opten por seguirlo sinceramente con su
vida, siendo conscientes de los compromisos que eso implica. Oremos.
- Por
esta comunidad nuestra, para que encontremos en el evangelio una palabra de
vida y la pongamos en práctica en las situaciones de cada día. Oremos.
Oración
comunitaria
Oh
Dios, Padre y Madre de toda la Humanidad, que en Jesús de Nazaret nos has dado
una Palabra luminosa que nos trae vida para el mundo; haz que toda la Humanidad
pueda acoger la palabra que en Jesús has pronunciado para nosotros, y esté
atenta también a acoger y asimilar todas las muchas palabras que en otros
tiempos y en otros lugares y de muchas maneras has pronunciado para alentar la
vida en el Mundo. Nosotros en concreto te lo pedimos inspirados en el Espíritu
de Jesús de Nazaret, hijo tuyo, hermano nuestro.
Estos comentarios están
tomados de diversos libros, editados por Ediciones El Almendro de Córdoba, a
saber:
- Jesús Peláez: La otra lectura de los Evangelios, I y II. Ediciones El Almendro, Córdoba. - Rafael García Avilés: Llamados a ser libres. No la ley, sino el hombre. Ciclo A,B,C. Ediciones El Almendro, Córdoba. - Juan Mateos y Fernando Camacho: Marcos. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. - Juan. Texto y comentario. Ediciones El Almendro. Más información sobre estos libros en www.elalmendro.org - El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Ediciones Cristiandad, Madrid. Acompaña siempre otro comentario tomado de la Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica: Diario bíblico |
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