martes, 23 de octubre de 2018

Loja Granada Espiritismo Masonería José Huertas Lozano

Angelus Novus Paul Klee

Masonería  y Epiritismo José Huertas Lozano

Granada y Loja I

Yo he sido impío

Primera parte

Introducción.
        José Huertas Lozano, médico, natural de Loja, va a escribir a finales del siglo XIX una carta que se publicará en forma de libro y del que saldrán, al menos, dos ediciones al Arzobispo de Granada. En dicha carta expondrá cómo después de haber creado una red de centros espiritistas en Andalucía Oriental, especialmente en Loja y Granada y de haberse introducido en la Masonería granadina tras la prematura muerte de su hermano y tras unos ejercicios espirituales con los jesuitas, volverá a la Iglesia Católica. La vida de este hombre es interesante por sí misma, pero en el relato de ella nos da información de la situación sociocultural y política de la Granada del final del XIX y principios del XX, centrándose en el desarrollo de las sectas espiritistas y los grupos masónicos.
        Para comprender el relato desde nuestro s. XXI, hay que clarificar y contextualizar algunos hechos y conceptos:
El librepensamiento:
Se trata de una corriente de pensamiento muy amplia, la cual englobaba desde el espiritismo hasta el socialismo, pasando por la masonería.
Había nacido a raíz del pensamiento ilustrado y la Revolución Francesa.
Algunas características del librepensamiento:
1.-Crítica exacerbada contra la religión.
2.-Creencia exagerada y fe ciega en la ciencia y en el progreso.

 Esto, para el siglo XIX, está bien, sobre todo porque no nos tocó vivirlo, aunque aún hoy hay personas que piensan y sienten como hombres del siglo de la desamortización; ésta supuso el surgimiento de la gran masa de jornaleros explotados por la burguesía librepensadora; recordemos cómo ésta compró al Estado todas las tierras, tanto de la Iglesia como la de los Ayuntamientos, convirtiendo a muchos labradores en jornaleros sin tierra, en los países industrializados surgió la explotación de los obreros industriales; recordemos cómo el ilustrado Rousseau en su libro El Emilio y Kant, en su obra Lo sublime y lo bello, recomiendan que la mujer no estudie y se dedique a las tareas de su casa, instigando a la marginación de la mujer. La esperanza puesta en la ciencia y en el progreso, propia del siglo XIX y XX, queda defraudada en el desarrollo del último siglo cuando hemos visto cómo la ciencia no es algo neutro sino que se ha convertido en un instrumento ideológico, en cuanto que no se investiga lo necesario para el hombre sino lo conveniente para los grupos de poder; no sólo esto, también la ciencia y el progreso han salvado muchas vidas, pero no sabemos si más o menos de las que ha eliminado: con las bombas (bomba atómica) y con la colaboración decidida con Hitler y Stalin. Otra de las consecuencias de este amor a la ciencia y al progreso ha sido el declive y deterioro del medio ambiente, que ha provocado el surgimiento del pensamiento ecológico a finales del siglo XX. Es curioso que aquellos organismos y asociaciones que amaron el progreso y la ciencia exageradamente hoy quieran liderar la reparación de sus propios errores.
Recordemos el pensamiento de Walter Benjamin o el desarrollado por la Escuela de Frankfurt con Adorno y Horkheimer, o en España a Unamuno y a María Zambrano, en su crítica a la Ilustración, a la Ciencia en su pretensión de verdad única y al progreso.
        El momento histórico del siglo XXI no es el del XIX.

José Huertas Lozano; fotografía tomada de la segunda edición de su libro Yo he sido impío

José Huertas Lozano y su libro: 
Yo he sido impío

        Nació en Loja el 2 de junio de 1866; allí vivió hasta octubre de1871, año en que se trasladó junto con el resto de su familia a vivir a Baza. Tuvo la formación religiosa propia de la época; en junio de 1877 comenzó los estudios de medicina; y su hermano Derecho.
        José va relatando cómo poco a poco se alejan de las enseñanzas de la Iglesia. En ese tiempo, mueren sus padres, siendo él y su hermano jóvenes. Así relata la muerte de su madre:
        Cuando el cadáver de mi madre fue sacado de casa, quedamos sepultados nosotros en la más horrible soledad. Aquel ataúd que guardaba los restos de la que nos dio el ser se llevó para siempre todo un mundo de esperanzas.
        ¡Ni un amigo, ni un afecto, ni un consuelo en aquellos largos días de luto y de quebranto! Cortado el tronco que da sombra a los retoños, los vientos y tempestades hallan campo abierto para combatirlos y despedazarlos. ¡Qué amarga la vida cuando así se vive! ¡Cuántos sufrimientos lleva consigo aparejados la orfandad!
        Mas, ¿para qué hablar aquí de los desprecios que tuvimos que sufrir, de las sinrazones, de los atropellos, de los trabajos que nos vimos precisados a emprender para llevar adelante los estudios y aun la misma vida
        Tras concluir los estudios, de medicina él, y su hermano, de derecho, describe de esta manera el modo como había que abrirse camino en la sociedad:
        Tras una infinita serie de angustias y padecimientos de todo género conseguimos al fin ver coronados nuestros esfuerzos. Pero entonces aparecieron nuevas dificultades: la sociedad es exigente, y era preciso vivir en sociedad a trueque, en otro caso, de ser arrollados por la furiosa corriente de las costumbres.
        Era preciso, para en realidad ser médico o abogado, vivir, vestir y gastar largamente; era preciso, en los círculos, en los paseos, en los teatros, en todas partes, sembrar para luego recoger y ¡cuántas privaciones de lo necesario pone esta necesidad de lo superfluo; cuántos cálculos y balances allí donde no había otro patrimonio que el propio trabajo!
        Con este estado de ánimo y percepción de la sociedad, así como su alejamiento de la Iglesia y de la religión en general fue a topar con un tal José Castilla, en Granada, el cual, después de comprobar su escasa religiosidad, le dio a conocer Las Dominicales del libre pensamiento; según José Castilla, este periódico se había colocado entre los más vendidos en todo el país, a él se accedía por subscripción; el ideario del periódico: “Sus ideas son puramente libres, y abren ancho camino a las esperanzas de los hombres del porvenir.” Se publica en Madrid los sábados y llegaba a Granada los lunes. Añadirá José Castilla González, después de haber seducido a José Huertas: “…me atrevo a advertirle que no debe dejarse llevar de entusiasmos. En Granada no es posible todavía, a trueque de exponerse a muchas decepciones, declararse abiertamente libre pensador.
        Ante estas dificultades para ir de libre pensador “…Es cierto que en la población hay muchos que acarician estas ideas, y algunos que con valentía las sustentan públicamente; mas le será costosos poder llevar a cabo sus deseos, sobre todo si no trata de incorporarse a algunas asociaciones que tienen por base… ¿La Masonería? -interrumpí. -Tal vez la Masonería, -prosiguió, pero lo veo casi imposible; es usted demasiado joven” en el transcurso de la conversación entre José Castilla y el médico José Huertas dice éste último: “No sé lo que soy; lo que si tengo es un ansia desmedida de hollar la ridícula efigie del Catolicismo, cuyo solo nombre me despiertan náuseas”; en sus reflexiones posteriores continúa afirmando el médico: “Había leído un artículo de Fernando Lozano, que afirmaba con el pseudónimo Demófilo, y lleva por título República y librepensamiento son gemelos; ya no tenía dudas. La Religión era un monstruo a quien se debía destruir a toda costa. La Iglesia, una gran fábrica de indignas supercherías. -Todo católico un hipócrita que exigía ser desenmascarado, y enterrado luego bajo el peso de vergonzosas acusaciones… Y la sociedad, y el mundo, el hombre, en fin, no siendo librepensador, todos, todos, pedían a voces ser destruidos, aniquilados… ¿Qué se yo? El infierno entero hacía presa de mi alma, se enseñoreaba de mis facultades… ¡El demonio comenzó entonces a regir mi destino!
        “…Desde entonces la Religión fue el principal objeto de mi odio y, a la vez, de mi desprecio”.
        José Huertas Lozano, según relata, va a buscar el momento en el que pueda introducirse en el movimiento ideológico llamado “libre pensamiento”; él nos dice que la oportunidad se le presentó con “El motín habido a mediados de noviembre de 1884 entre los estudiantes de la Universidad de Madrid… En Granada, ya de antiguo venían abriéndose camino con facilidad, entre la juventud, las ideas republicanas; y, preparando el terreno, el eco de los escándalos de Madrid hizo mella profunda en el ánimo de una multitud de jóvenes… Yo no estudiaba por enseñanza oficial en aquella fecha; pero esto no impidió que me introdujese desde el primer instante por medio de la turba de aquellos futuros regeneradores de la patria (…), (en Granada) se cerraron las aulas, se habilitaron en la misma Universidad algunos locales para celebrar reuniones los estudiantes y saber qué conducta seguirían; se nombraron Juntas, Mesas, Comités…
        La Universidad de Madrid envió a distintas universidades delegados para animar a los universitarios en su actitud levantisca; a Granada vendrá el masón Federico Degetau; éste llegaría a ser el primer Comisionado Residente de Puerto Rico en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
        José Huertas Lozano se hizo amigo de Degetau; así nos dice:
        “…puse en juego toda mi actividad para sacar de aquellos sucesos el mayor partido posible. Al punto que llegó, me hice familiar amigo de Deguetau; si hablaba él, hablaba yo; si era necesario redactar un telegrama, trazar un proyecto, tomar una determinación, allí estaba yo para hacerlo todo, y llevar una de las primeras voces en todas las cosas.
        José Huertas, decidido a introducirse en el mundo de lo que ellos llamaban libre pensamiento, topa con un grabador llamado Gasso, que lo introducirá en el Espiritismo, ya que, según el grabador granadino, el librepensamiento es un tronco de donde salen muchas ramas siendo una de ellas el Espiritismo. Nos indica Huertas que pronto entró en relación con don Emetrio Luengo, militar, e iniciador de Gasso en las ideas espiritistas; juntos fundarán el primer centro espiritista público en Granada el 15 de diciembre de 1884; se le puso por nombre Luz de Verdad.
        Método Ordinario en las sesiones espiritistas seguido en las reuniones:
        1.-Primero se lee el acta anterior.
        2.-El Presidente recomienda silencio y unidad de pensamientos que se ha de fijar en quienes dicen las oraciones; estas oraciones se dirigen a Dios para que los proteja, y a los espíritus buenos, su asistencia y enseñanzas, concluyendo con el Padrenuestro.
        3.-Los mediums, colocados alrededor de una mesa, comienzan su actividad.
        4.-Las comunicaciones obtenidas se leen después, y se explican por quien el presidente juzga que lo hará mejor; se discuten y se anotan en un libro al efecto.
        5.-Se hace circular entre los asistentes un saquito donde depositan sus proposiciones escritas y sus limosnas para los pobres de la población.
        6.-Por último, se tratan temas administrativos y después de tres o cuatro horas, se dan gracias a los espíritus y se levanta la sesión.
        Adhesión del centro espiritista de Granada a Las Dominicales:
Granada, marzo, 1885// Sr. Director de Las Dominicales. Nuestros queridos hh. Y correligionarios: Vivimos en el último tercio del siglo XIX, durante el cual tan gran revolución se opera en el mundo civilizado. España parece que va saliendo de su ignorancia, y constesta con voz más fuerte cada día a las ideas de Libertad y Progreso. Bien claro se apercibe, al leer las contínuas adhesiones que recibís hasta de pequeñas poblaciones, en donde sin duda han comprendido ya las innumerables ventajas que proporcionan las ideas liberales en toda su extensión.
        Pero es vergonzoso que aún permanezca en escandaloso silencio que deshonra, esta bella ciudad que nos guarda entre sus muros. Ha sido necesario que en una capital como Granada, una generación que cuenta veinte años, alce el grito de libertad del pensamiento y la conciencia para que despierte en sus paisanos el entusiasmo que yacía sujeto en el estrecho círculo en que se veía obligado a jugar su libertad de acción.
        Hoy ya podemos hacer constar públicamente nuestras ideas, enviando nuestra adhesión más fiel y desinteresada, obreciéndoles al par los servicios de este centro espiritista <<Luz de Verdad>>.
        A más, nuestra felicitación a doña Rosario de Acuña por sus Ateos, y nuestra enhorabuena a cuantos defienden la libertad del pensamiento, siendo verdaderos libre-pensadores. ¡Viva el Libre-pensamiento! ¡Eterna y sagrada para todos la memoria sus mártires! ¡Vivan Las Dominicales!
Adios hh; recibid el triple abrazo de los que lo son vuestros.
El presidente, Hiram. gr. 18. -El vice-presidente Kant. gr. 18; Paz gr 18; Rómulo gr. 3. Remo gr. 3; J.C.G. Massoni. Gr 2. Francisco Mérida, Diógenes gr 1. Copérnico; José Huertas, Allan Kardec gr 1; Simón Cantón, Dimas gr 2; Emilio Cabelludo gr. 2; Fenando Montes Silex. José Nebot Nogales gr 1; Juan Velarde; Ángela Rico; María Capilla Nogales; Dolores Montes; Josefa Sánchez; Julia del Rio; Dolores Cañizares; María Jesús Ruiz; Faustina Briones; Aurelia; Vicenta Puche y Roldán. El Secretario, Juan Huertas, gr 1.” La carta se publicó en las Dominicales el 12 de abril de 1885.
        José Huertas nos relata cómo en Loja se celebró la sesión que los espiritistas llaman Magana. El grupo espiritista de Loja se llamaba Centro Espiritista del Siglo. (Las Dominicales del libre pensamiento domingo 6 de abril de 1884). Este tipo de sesión comenzaba con la preparación la noche anterior y se alargaba durante todo el día; a dicho encuentro asistieron de Loja y de pueblos como Frailes, de Jaén, más de 120 personas.
        Para Huertas todas las ramas del librepensamiento tenían un único nexo: el ataque constante y sistemático a lo católico; él mismo se pregunta:
        En resumen: el libre pensamiento en España no es más que el eco de la voz del gran imbécil que se llamó Gambetta, que dice <<El clericalismo: he ahí el enemigo>>
        Preguntadles por qué son enemigos de la Iglesia, y no os sabrán responder y cuando más, repetirán alguna frase hecha muchos años ha, quizá siglos, por este o aquel sectario o hereje de reconocido ingenio y que, tras no ser por lo mismo original, la expresan defectuosamente.
Tratan de sofocar la Iglesia, de ahogar la voz del Sacerdocio, de destruir la religión sea como sea…ya en abril de 1886 se constituyó definitivamente la sociedad librepensadora anticlerical en Loja”.
En el relato de José Huertas, éste se presenta como un San Pablo del ateísmo, presenta todo el territorio de Granada, Jaén, Córdoba y Málaga como su campo de operaciones. Este apóstol que, como Pablo, primero será un perseguidor de la Iglesia y más tarde un defensor del cristianismo, afirma sobre los librepensadores:
En la gran agrupación librepensadora caben los secuaces más o menos ilustrados de todos los sistemas filosóficos; es la Babilonia de los desesperados y de los ambiciosos, el gran bazar de las conciencias anchas…
        ¿Cómo se hace un librepensador? Un carácter frívolo; algo de lectura y escritura arropado con el conocimiento de que ha existido la Inquisición, y de que en el siglo pasado tuvo lugar la Revolución Francesa; vestigios de republicanismo, y que bajo el dominio de la República se  han llevado a efecto mil bárbaros desmanes contra la Iglesia y Órdenes religiosas; un poco de cinismo recogido al leer en cualquier libro una cita de Voltaire; mucho odio al culto y al clero, y cuanto más, alguna carta de Chíes, Nakens o F. Lozano, obtenida después de muchas impertinencias…; nada más. ¿O extraña el boceto? Pues quizás haya dicho algo que también les falte; con todo, se tienen por sabios y llaman a boca llena ignorantes a cuantos no piensan como ellos…
        …!Oh, siglo XIX! ¡Has recogido los despojos insolentes de la sabiduría de tu antecesor, y los has vestido con ropas de Carnaval! ¡Qué vergüenza!”.

Masonería en Granada
        José Huertas ingresó en la Masonería el 24 de febrero de 1885.
        “Teníamos constituida una tertulia varios espiritistas en el Café Suizo en Granada, y entre ellos había varios masones. Indiqué alguna vez en general mi deseo de ser uno de tantos…. A mi vuelta del viaje que emprendí cuando los terremotos del 84, venía decidido a hacerme masón, y lo manifesté a mis amigos; me contestaron con alguna vaguedad, y así permaneció todo algún tiempo, por estar yo embebido casi enteramente en el estudio del Espiritismo.
        Cierto día que paseaba con alguno de ellos me entregó un papel impreso, advirtiéndome que lo leyese despacio y que por la noche le diese cuenta del juicio formado de tal lectura; así lo hice, y me pareció muy bien; se trataba de la promesa que todo el que se inicia subscribe con su nombre cuando está en la Cámara de reflexiones”.... Continuará


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