martes, 30 de octubre de 2018

Zubiri Qué es el hombre


CAPÍTULO 1
LA DIMENSIÓN RADICAL DEL HOMBRE
1.-Qué es ser hombre.
2.-Cómo el hombre vive y se constituye su humanidad, <es decir> cómo se es hombre.
¿Qué es ser hombre?

A.- El hombre es, innegablemente, una realidad sustantiva.
        Sustantividad: en el caso del hombre, como en cualquier otra realidad, está constituida por el sistema de notas constitutivas, necesarias y suficientes para ser plenariamente aquello que es, a diferencia de las demás. Estas notas constitutivas, suficientes y necesarias son anteriores a cada una de las facultades o capacidades o de las actividades tomadas aisladamente y por sí mismas.
a)   La sustantividad humana está caracterizada por una nota que le es esencial: La Inteligencia.
¿Qué es la inteligencia?: Esto es justamente lo que constituye lo característico del hombre: la capacidad de enfrentarse con las cosas como realidades es lo propio de la inteligencia, y sentirlas como estímulos, lo propio de los sentidos. Sentir estímulos como realidades estimulantes es, por tanto, ejercitar un acto de <<intelección sentiente>>. Esto propio y radical de la inteligencia humana no consiste en elaborar ideas, sino que su primera dimensión es enfrentarse con las cosas como realidades en impresión. Se siente la realidad, no sólo sintiendo el color verde, el sonido, el calor, sino la <<realidad cromática, calurosa, etc., o, lo que es lo mismo, sintiendo el verde real, el calor real, etc.
         Lo que llamamos realidad no significa sólo objetividad, algo independiente del acto de conocer. Esto le pasa también al animal. No hay ningún perro que confunda la amenaza con su propio miedo, el palo con su dueño, un vaso de agua con su propia sed… Realidad no es simplemente objetividad, sino ese carácter que uno aprehende en las cosas según las cuales éstas son <<de suyo>> aquello según lo cual nos estimulan y que se nos da en estimulación.
Este momento <<de suyo>> falta en el animal… Se dice que el animal tiene hambre, lo cual es verdad. Ahora ¿Se siente hambriento? Esto no es verdad pues le falta el <<se>> que es un carácter del <<de suyo>>. El hombre en cambio tiene el <<se>>.
        El hombre, pues, está abierto, precisamente con su inteligencia, a las cosas como realidad, es decir, como a algo que son <<de suyo>>. El hombre, en virtud de su inteligencia, es una esencia abierta. Esto es lo esencial.
b) Esencia abierta. ¿a qué? Primero, y ante todo, a su propia realidad. El hombre tiene “ante todo” unas propiedades que son suyas. En esto coincide con todos los seres del universo: también el electrón tiene sus propiedades, tiene su carga negativa, su espín, etc. Sí, todo esto es verdad. Pero ningún electrón actúa dentro de un campo electromagnético ni sobre las demás partículas en virtud del <<su>>. Actúa por la carga que tiene, pero no por razón del <<su>>. En cambio, el hombre, como esencia abierta a su propia realidad, aun sin darse cuenta, actúa primariamente, radical y fundamentalmente por el <<su>>. Es su gana de comer, es su hambre, su deseo. Actúa con vistas al <<su>>, cosa que no acontece a las demás realidades del universo. Y, <<a una>>, abierto a su propia realidad, lo está a la realidad de todo lo demás. Abierto al <<su>>, el hombre no es solamente, pues, algo que tiene de suyo unas determinadas propiedades, y entre ellas, la inteligencia. Es algo más profundo y radical: es que efectivamente no sólo tiene sus propiedades, sino que es una realidad que es suya.
        Y, precisamente, el carácter formal de una realidad que no sólo tiene las propiedades que tiene de <<suyo>>, sino que formal, entitativa y operativamente consiste en ser suya, es justamente lo que llamamos persona. El hombre, como esencia abierta, es formalmente una realidad personal.
        La persona, es en primer lugar y fundamentalmente, este ser <<suyo>>. En segundo lugar, este ser suyo es suyo precisamente frente a todo, frente a todas las cosas que le rodea, absolutamente todo. Este carácter total que tiene la persona es irrefragablemente constitutivo a ella. Yo soy yo frente al resto del universo. En tercer lugar, la persona tiene este <<frente a todo lo demás>> justamente para ella.
        Estas tres dimensiones, tomada a una (el ser suyo, frente a todo y para ella), es lo que se puede expresar, por lo menos en sentido etimológico con la palabra <<ab-soluto>>… Algunas veces he escrito que es cuasi-absoluto, que es relativamente absoluto (evidentemente, no es el caso del absoluto de Dios); es un absoluto cobrado, pero dentro de este carácter de cobro del absoluto, es una realidad ab-soluta.
c)   …la persona humana por ser esencia abierta está implantada justamente entre las cosas. El hombre, por ser persona, está implantado, si se quiere, entre las cosas, pero aquello en que está implantado es en la realidad en cuanto tal, en el todo de la realidad. De ahí su carácter absoluto. Y, recíprocamente, ser persona, en definitiva, consiste en estar implantado para sí en la totalidad de lo real en tanto que real.
B) ¿Cómo está implantado el hombre en la realidad?
El hombre está implantando ejecutando esa operación que es vivir.
a)  ¿Qué es vivir?
El hombre hace su vida justamente con las demás cosas, la hace también con las demás personas y, además, con-sigo mismo, con su propia realidad, considerada como un sistema, como un conjunto de <<dotes>> para poder actuar.
…este <<con>> pertenece formalmente a la estructura de mi realidad. Es una de las dimensiones constitutivas de la apertura de la esencia abierta en cuanto tal.
Con todas estas cosas a las que el hombre está abierto y entre las que está implantado inquiescentemente, el hombre dirige sus actos y los realiza. ¿En qué sentido y en qué forma? Pura y simplemente para ser aquello que es precisamente en sí mismo, para la autoposesión. Vivir es poseerse. El carácter absoluto de la realidad de la persona se traduce en el carácter autoposidente de la vida, de la persona como ser vivo.

b)  ¿En qué consiste el carácter formal de esta autoposesión, de este vivir?
Para responder a esta pregunta, analicemos un acto cualquiera, por ejemplo, el acto de que yo estoy hablando. Este acto bien elemental y sencillo tiene dos vertientes:

            1-El pronombre personal YO.
            2-Lo que yo estoy haciendo, es que hablando.

1.   El Yo, esto no empieza a ser en un niño más que en algún tiempo después de nacer. El YO no es lo mismo que mi propia realidad. Una cosa es mi realidad, otra cosa es el YO. El YO es una especie de reafirmación de mi propia realidad. Es, por consiguiente, un acto segundo. Si el acto primero consiste en mi <propia> realidad, el Yo consiste en el acto segundo, en aquel acto en virtud del cual, en cada cosa que hago, afirmo, reactulizo mi propia realidad (como sujeto ejecutor) de esos actos. Y esto es lo que llamamos Yo… lo característico de este acto segundo, que es el hacer el Yo, es que revierte en forma de identidad a la realidad sustantiva que ejecuta el acto del Yo. Por eso, decimos, YO mismo. En esa mismidad es en lo que consiste metafísicamente la identidad. La identidad no es nada oculto, es esa identidad interna y constitutiva entre el YO y la realidad que es el YO…no es la realidad sustantiva del hombre, pero sí es su ser sustantivo. La identidad de contenido entre el ser sustantivo y la realidad sustantiva es aquello en que consiste la intimidad. El Yo es mi ser sustantivo. Por esto, la intimidad, desde el punto de vista del contenido, es la identidad del Yo del ser sustantivo y de la realidad sustantiva.

2.   Yo HABLO… Decir que yo soy sujeto de la elocución es claro, desde el punto de vista gramatical. Pero aquí no estamos haciendo gramática, estamos yendo a la realidad misma del hombre. Entonces, lo que es claro es que, propiamente, el YO no es que “yo hable”, sino que, al ejercitar mi función estoy realmente siendo un Yo elocuente. Mi locución constituye uno de los rasgos que en este momento hic et nuc, voy aportando a la figura y a la configuración de mi Yo. Los actos que yo ejecuto no se refieren al Yo como un sujeto que los soporta sino como una realidad que se va configurando precisamente en ellos. Realmente, el hombre a lo largo de su vida no hace más que una sola cosa: modificar y completar cada vez más la figura de su ser sustantivo, la figura de su Yo.

De aquí la radical diferencia y radical equívoco que hay en el concepto de persona….

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