CAPÍTULO 1
LA DIMENSIÓN RADICAL DEL HOMBRE
1.-Qué
es ser hombre.
2.-Cómo
el hombre vive y se constituye su humanidad, <es decir> cómo se es
hombre.
¿Qué es ser hombre?
A.- El hombre es, innegablemente, una
realidad sustantiva.
Sustantividad:
en el caso del hombre, como en cualquier otra realidad, está constituida por el
sistema de notas constitutivas, necesarias y suficientes para ser plenariamente
aquello que es, a diferencia de las demás. Estas notas constitutivas,
suficientes y necesarias son anteriores a cada una de las facultades o
capacidades o de las actividades tomadas aisladamente y por sí mismas.
a) La
sustantividad humana está caracterizada por una nota que le es esencial: La
Inteligencia.
¿Qué es la inteligencia?:
Esto es justamente lo que constituye lo característico del hombre: la capacidad
de enfrentarse con las cosas como realidades es lo propio de la inteligencia, y
sentirlas como estímulos, lo propio de los sentidos. Sentir estímulos como
realidades estimulantes es, por tanto, ejercitar un acto de <<intelección
sentiente>>. Esto propio y radical de la inteligencia humana no consiste
en elaborar ideas, sino que su primera dimensión es enfrentarse con las cosas
como realidades en impresión. Se siente la realidad, no sólo sintiendo el color
verde, el sonido, el calor, sino la <<realidad cromática, calurosa, etc.,
o, lo que es lo mismo, sintiendo el verde real, el calor real, etc.
Lo
que llamamos realidad no significa sólo
objetividad, algo independiente del acto de conocer. Esto le pasa también
al animal. No hay ningún perro que confunda la amenaza con su propio miedo, el
palo con su dueño, un vaso de agua con su propia sed… Realidad no es simplemente objetividad, sino ese carácter que uno
aprehende en las cosas según las cuales éstas son <<de suyo>> aquello según lo cual nos estimulan y que
se nos da en estimulación.
Este
momento <<de suyo>>
falta en el animal… Se dice que el animal tiene hambre, lo cual es verdad.
Ahora ¿Se siente hambriento? Esto no es verdad pues le falta el <<se>> que es un carácter del
<<de suyo>>. El hombre en cambio tiene el <<se>>.
El hombre, pues, está abierto,
precisamente con su inteligencia, a las cosas como realidad, es decir, como a
algo que son <<de suyo>>. El
hombre, en virtud de su inteligencia, es una esencia abierta. Esto es lo
esencial.
b)
Esencia abierta. ¿a qué? Primero, y ante todo, a su propia realidad. El hombre tiene
“ante todo” unas propiedades que son suyas. En esto coincide con todos los
seres del universo: también el electrón tiene sus propiedades, tiene su carga
negativa, su espín, etc. Sí, todo esto es verdad. Pero ningún electrón actúa
dentro de un campo electromagnético ni sobre las demás partículas en virtud del
<<su>>. Actúa por la carga que tiene, pero no por razón del
<<su>>. En cambio, el hombre, como esencia abierta a su propia
realidad, aun sin darse cuenta, actúa primariamente, radical y fundamentalmente
por el <<su>>. Es su gana de comer, es su hambre, su deseo. Actúa
con vistas al <<su>>, cosa que no acontece a las demás realidades
del universo. Y, <<a una>>, abierto
a su propia realidad, lo está a la realidad de todo lo demás. Abierto al
<<su>>, el hombre no es solamente, pues, algo que tiene de suyo
unas determinadas propiedades, y entre ellas, la inteligencia. Es algo más profundo y radical: es que
efectivamente no sólo tiene sus
propiedades, sino que es una realidad que es suya.
Y, precisamente, el carácter formal de
una realidad que no sólo tiene las propiedades que tiene de
<<suyo>>, sino que formal, entitativa y operativamente consiste en
ser suya, es justamente lo que llamamos persona. El hombre, como esencia abierta, es formalmente una realidad personal.
La
persona, es en primer lugar y
fundamentalmente, este ser <<suyo>>. En segundo lugar, este ser suyo es suyo precisamente frente a todo,
frente a todas las cosas que le rodea, absolutamente todo. Este carácter total
que tiene la persona es irrefragablemente constitutivo a ella. Yo soy yo frente
al resto del universo. En tercer lugar,
la persona tiene este <<frente a todo lo demás>> justamente para
ella.
Estas tres dimensiones, tomada a una (el
ser suyo, frente a todo y para ella), es lo que se puede expresar, por lo menos
en sentido etimológico con la palabra <<ab-soluto>>… Algunas veces
he escrito que es cuasi-absoluto, que es relativamente absoluto (evidentemente,
no es el caso del absoluto de Dios); es un absoluto cobrado, pero dentro de
este carácter de cobro del absoluto, es una realidad ab-soluta.
c) …la
persona humana por ser esencia abierta está implantada justamente entre las cosas.
El hombre, por ser persona, está implantado, si se quiere, entre las cosas,
pero aquello en que está implantado es en la realidad en cuanto tal, en el todo
de la realidad. De ahí su carácter absoluto. Y, recíprocamente, ser persona, en
definitiva, consiste en estar implantado para sí en la totalidad de lo real en
tanto que real.
B) ¿Cómo está implantado el hombre en
la realidad?
El
hombre está implantando ejecutando esa operación que es vivir.
a) ¿Qué es vivir?
El hombre hace su vida
justamente con las demás cosas, la hace también con las demás personas y,
además, con-sigo mismo, con su propia realidad, considerada como un sistema,
como un conjunto de <<dotes>> para poder actuar.
…este <<con>>
pertenece formalmente a la estructura de mi realidad. Es una de las dimensiones
constitutivas de la apertura de la esencia abierta en cuanto tal.
Con todas estas cosas a
las que el hombre está abierto y entre las que está implantado inquiescentemente,
el hombre dirige sus actos y los realiza. ¿En qué sentido y en qué forma? Pura y
simplemente para ser aquello que es precisamente en sí mismo, para la
autoposesión. Vivir es poseerse. El
carácter absoluto de la realidad de la persona se traduce en el carácter autoposidente de la vida, de la persona
como ser vivo.
b) ¿En
qué consiste el carácter formal de esta autoposesión, de este vivir?
Para responder a esta
pregunta, analicemos un acto cualquiera, por ejemplo, el acto de que yo estoy
hablando. Este acto bien elemental y sencillo tiene dos vertientes:
1-El pronombre personal YO.
2-Lo que yo estoy haciendo, es que hablando.
1. El
Yo, esto no empieza a ser en un niño más que en algún tiempo después de nacer.
El YO no es lo mismo que mi propia realidad. Una cosa es mi realidad, otra cosa
es el YO. El YO es una especie de reafirmación de mi propia realidad. Es, por
consiguiente, un acto segundo. Si el acto primero consiste en mi <propia>
realidad, el Yo consiste en el acto segundo, en aquel acto en virtud del cual,
en cada cosa que hago, afirmo, reactulizo mi propia realidad (como sujeto
ejecutor) de esos actos. Y esto es lo que llamamos Yo… lo característico de
este acto segundo, que es el hacer el Yo, es que revierte en forma de identidad
a la realidad sustantiva que ejecuta el acto del Yo. Por eso, decimos, YO
mismo. En esa mismidad es en lo que consiste metafísicamente la identidad. La
identidad no es nada oculto, es esa identidad interna y constitutiva entre el
YO y la realidad que es el YO…no es la realidad sustantiva del hombre, pero sí
es su ser sustantivo. La identidad de contenido entre el ser sustantivo y la realidad
sustantiva es aquello en que consiste la intimidad. El Yo es mi ser sustantivo.
Por esto, la intimidad, desde el punto de vista del contenido, es la identidad
del Yo del ser sustantivo y de la realidad sustantiva.
2. Yo
HABLO… Decir que yo soy sujeto de la
elocución es claro, desde el punto de vista gramatical. Pero aquí no estamos
haciendo gramática, estamos yendo a la realidad misma del hombre. Entonces, lo
que es claro es que, propiamente, el YO no es que “yo hable”, sino que, al
ejercitar mi función estoy realmente siendo un Yo elocuente. Mi locución
constituye uno de los rasgos que en este momento hic et nuc, voy aportando a la figura y a la configuración de mi
Yo. Los actos que yo ejecuto no se refieren al Yo como un sujeto que los
soporta sino como una realidad que se va configurando precisamente en ellos.
Realmente, el hombre a lo largo de su vida no hace más que una sola cosa:
modificar y completar cada vez más la figura de su ser sustantivo, la figura de
su Yo.
De aquí la radical diferencia y radical
equívoco que hay en el concepto de persona….
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